Entrevista a Marco Pannella
por Anton Uncu
(Rumania Libre, 13 de noviembre de 1990)
Rumania Libre. Por qué motivo se halla usted de visita en Rumania?. Se debe sencillamente a la entrevista entre la delegación del Parlamento europeo y las autoridades y los parlamentarios rumanos, o hay algo más?.
Marco Pannella: Esta es una ocasión espléndida. Y es extraordinariamente importante porque sin lugar a dudas supondrá un paso decisivo para la evolución de los acuerdos entre la Comunidad Europea y Rumania, tal y como han declarado oficialmente el Presidente de la Comisión Delors y el Presidente del Consejo de Ministros, De Michelis. Pero no tengo nada que decir al respecto, no soy más que un simple miembro de la Delegación, presidida y compuesta por prestigiosos colegas y quisiera reservar preguntas e impresiones a nuestros colegas parlamentarios rumanos y a las autoridades, desde el Presidente Iliescu, hasta el Primer Ministro Roman, así como a los representantes de los principales nuevos partidos con los que nos entrevistaremos a lo largo de esta semana, semana con una agenda de lo más apretada.
Pero intentaré aprovechar el poco tiempo libre que me quede para visitar a nuestros amigos rumanos inscritos al Partido radical transnacional y trasnpartídico para que el proyecto pueda salir adelante, el proyecto internacionalista, federalista europeo, ecologista, de Reforma democrática de intransigente y definitiva defensa de los derechos humanos, civiles y políticos, como base del Estado de Derecho y del nuevo orden internacional. Todo ello es tremendamente urgente. Sin un nuevo, grande, fuerte y organizadísimo sujeto político que sea capaz de operar simultánea y convergentemente en varios parlamentos nacionales, el mundo la democracia y la humanidad se precipitan hacia una irreparable tragedia. Y por el momento somos demasiado pocos, tanto en el extranjero como aquí.
R: Pero usted afirma que existe realmente un proceso político auténtico de transición hacia la democracia en Rumania?.
MP: Subjetivamente, en las intenciones de muchos, de casi todos, tal vez, es probable que así sea. Pero el camino del infierno está jaspeado de buenas intenciones. Cabe ponerse de acuerdo sobre qué es lo que entendemos por "democracia". En el mundo, en Europa, existe una "democracia real" que corre el riesgo de ser para la democracia lo que en su día fue el "socialismo real para los grandes ideales humanistas del socialismo de principios de siglos, o de finales del pasado. El gran riesgo en Rumania, al igual que en todos los Estados nacionales que siguen siéndolo tras la caída de la dictadura comunista, es que se pase de la dictadura a la partidocracia y no a la democracia.
La única forma de democracia que hasta el momento presente no ha producido monstruos ni tragedias es la desconocida en gran parte de la Europa continental, se trata de la democracia anglosajona, tendencialmente bipartídica en lo que al funcionamiento de las instituciones se refiere, que tiene por objeto escoger y garantizar el buen gobierno de la sociedad y no representar a organizaciones cerradas e ideológicas, que se contraponen y se reparten entre ellas el poder y el subpoder sin ser capaces de asegurar un gobierno fuerte, democrático ni una alternativa clara y concreta. La "democracia" continental europea, la de casi todos nuestros Estados ha sido siempre la partidocracia cuando no dictadura. Y estas partidocracias, proporcionalistas, ideológicas, parciales, incapaces de comprender el interés general, han ayudado a producir la tragedia de las dictaduras fascistas, nazis y comunistas. Han sido sus víctimas pero también su causa. Además, en nuestro mundo contemporáneo con sus problemas ecológicos, económic
os, sociales culturales y científicos, el Estado nacional no es una dimensión vital, no puede ser democrático porque no puede estar basado totalmente en las libertades y los derechos de las personas, de las nacionalidades, de las culturas, por los mismos motivos por los que no es concebible una economía de mercado de pocos millones de personas, en pequeños territorios...
Estas preocupaciones son válidas para todos los países del centro y del Este de Europa, pero también para los de los demás continentes, y para los del hemisferio sur. Para Rumania cabe añadir la casi total ausencia de tradiciones democráticas y la ferocidad y barbaridad medieval del régimen de Ceaucescu, un Estado modelado y destruido durante décadas y décadas por la violencia y la incultura, por el nacionalismo y la antidemocracia.
La tragedia rumana sólo se puede resolver en el marco de los Estados Unidos de Europa, Estados Unidos de Europa que no pueden representar un fin, un objetivo para el día de mañana, o para pasado mañana, sino igualmente el medio, el instrumento indispensable para que los pueblos de Rumania, y todos sus ciudadanos, puedan vivir en democracia, y en paz con el derecho y la libertad.
Esto vale para todos los pueblos y los individuos, para los italianos, franceses, alemanes, británicos, etc... También en estos países se corre el riesgo de limitarse a una zona y a un poder "económico". En resumidas cuentas, se trata de luchar inmediatamente con gran fuerza para que se constituyan los Estados Unidos de Europa, basados en la democracia más intransigente, y para obligar a Bruselas y a Bucarest a hacer de Rumania un miembro con todos los privilegios. Es una batalla muy difícil. Pero el Partido Radical tiene la intención de llevarla a cabo, si la gente le da la fuerza.
RL. Usted es el presidente del Consejo Federal del Partido Radical. Se trata de un cargo casi honorífico según el Estatuto del Partido. Sin embargo, todos siguen considerándole a usted el líder indiscutido del mismo, desde hace treinta años, ahora que el Partido Radical es de hecho un Partido internacional e internacionalista. Una duración a la Ceaucescu podría crear consecuencias negativas. Querría usted ilustrar a nuestros lectores la situación y las características del Partido Radical.
MP: Usted ya ha contestado a la primera parte de la pregunta. Yo soy un gandhiano, un no violento, un laico de la gran revolución de la tolerancia, una demócrata antiautoritario y antipartidocrático, una persona, desde luego, partidaria del gobierno de las ideas, con sentimientos, problemas, exigencias y esperanzas, pero ni soy ni he sido un hombre de poder en absoluto. A lo largo de cuarenta y cinco años de compromiso civil, desde mi adolescencia hasta ahora, no he estado en ninguna posición de poder, ni tan siquiera («aunque ello gracias a mis adversarios) de gobierno. En mi partido, a lo largo de treinta años no he sido Secretario, que es el cargo de mayor responsabilidad, más que un par de veces. Es la historia de Gandhi, entre otras cosas. Yo también he conocido, al igual que todos los radicales tradicionales del PR, denuncias, procesos, arrestos, detenciones, ayunos, huelgas de hambre, etc. Nos han acusado de ser responsables de las peores provocaciones y escándalos, pero ahora coinciden todos en recon
ocer a nuestra historia una nobleza y una fuerza sin comparación. En Italia, las principales conquistas y reformas de libertad y de derecho son obra nuestra. Y si algunos millones de personas que agonizaban de hambre y miseria en el mundo se hallan hoy vivos es gracias a nuestro amor por el derecho a la vida y la vida del derecho. Cuando todos nuestros Gobiernos occidentales, todos los partidos occidentales europeos apuntaban al poder, durante décadas y décadas, establecían relaciones comerciales, y se preocupaban de estabilizar las dictaduras comunistas, al igual que los hombres de negocios, nosotros luchábamos, nos arrestaban en estos países, para defender los derechos perseguidos de la oposición.
RL: Y ahora, resumiendo cuáles son las características del PR?
MP: Pondré un ejemplo: en el Consejo federal que tengo el honor de presidir se hallan diputados y senadores, exponentes políticos de más de quince nacionalidades distintas, desde parlamentarios del Soviet de Russia o Leningrado, hasta parlamentarios europeos, italianos, pertenecientes a partidos liberales, socialistas, socialdemócratas, verdes y ecologistas, y también comunistas, antiprohibicionistas, federalistas-democráticos, etc. Nuestro partido se siente un servicio público para la gente y para la comunidad. No les pedimos que formen parte de él. Al igual que cuando uno utiliza un medio de transporte público, se paga el carnet, uno se inscribe, y nadie puede negárselo o quitárselo. El inscrito no tiene ninguna obligación, política y humanamente es muy libre de comportarse como quiera.
La fuerza del partido, así pues, se basa exclusivamente en la libertad y en la responsabilidad de cada cual y de todos. Sólo los electos que desempeñan cargos de responsabilidad, obviamente, deben respetar las decisiones democráticamente adoptadas en nuestros Congresos, anuales, soberanos, con participación directa y plena de cada inscrito.
El Partido, como tal, no puede presentarse o participar en el gobierno de las instituciones: así pues, en este sentido, no le hace la competencia a los Partido nacionales, ni a las internacionales tradicionales. En este sentido nos consideramos transpartido. Naturalmente, todo inscrito puede, yo diría debe, garantizar su aportación a la vida de las instituciones y de los partidos de su propio Estado, pero no lo hace representando al Partido Radical...
Y para acabar, daré una lista, casi un rosario de contenidos, de objetivos, de opciones que, por yuxtaposición, sirven para comprender nuestra singularidad histórica y política: federalismo-democrático, federalismo europeo, no violencia gandhiana, medio ambiente y ecología, laicismo, democracia clásica y anglosajona, política de los derechos humanos, políticos, civiles como base de la ley y del derecho, por doquier, estado de derecho, liberal-democracia, liberal-socialismo, por el derecho a la vida y la vida del derecho, defensa de los derechos de las minorías étnicas, religiosas, sexuales, de los derechos de los enfermos, de los encarcelados... He trazado brevemente nuestros principios y nuestros ideales.