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Pegado Liz Jorge - 17 ottobre 1989
Transnacionalismo y política
Jorge Pegado Liz

SUMARIO: El autor, un abogado portugués de renombre, ex miembro del Parlamento europeo, invitado al Consejo federal de septiembre, contesta a tres preguntas fundamentales sobre el futuro del Pr: por qué un partido radical? por qué un partido transnacional?, debe ser este partido un transpartido?

(Notizie Radicali nº.224 del 17 de octubre de 1989)

Antes que nada, quiero aclarar que en este artículo no se pondrá en discusión que:

1) la política es el arte de gobernar a los pueblos y la ciencia política es la que se encarga de los fundamentos del ejercicio del poder de gobernar y de la distinción entre gobernantes y gobernados;

2) en un régimen democrático, los partidos políticos - en cuanto congregaciones organizadas de intereses de los gobernantes - constituyen, en el orden jurídico dado, un elemento esencial para el ejercicio del poder y para la conquista del mismo:

2) y por último, la vida política no se agota en los partidos políticos; al ser - por el contrario - una grave contradicción de la democracia europea la actual partidocracia, que Pretende reducirlo todo a mera actividad partidocrática.

Estas premisas son indispensables para poder responder a tres preguntas, fundamentales para el futuro del Pr:

a) en primer lugar por qué un Partido radical?

b) segundo, por qué un partido transnacional?

c) y por último, este partido tiene que ser transpartídico?

Al no ser los partidos políticos más que herramientas, instrumentos, para la realización de fines políticos bien definidos, lo que hay que saber es si es necesario - o conveniente - para el éxito de las iniciativas radicales organizarse como partido.

No me cabe la menor duda, especialmente tras el Consejo Federal de Roma, que en el mundo hay un lugar para las iniciativas de tipo radical.

Hay lugar para la no violencia contra la intransigencia; para el diálogo contra el autoritarismo; para el predominio del derecho y de la justicia sobre la fuerza; para los derechos del hombre contra el hambre, el apartheid, el racismo, la xenofobia y la muerte; para la unión de los pueblos contra nacionalismos divisionistas. Pero entonces, por qué un partido político? La prosecución de dichas iniciativas, no podría realizarse de forma distinta, con otros medios e instrumentos? Por supuesto, si el objetivo no fuese del de llevar al éxito, por separado, algunas de estas iniciativas. Pero si lo que se pretende es un cambio político de la sociedad supranacional, según un modelo radical, entonces la formula de partido es esencial, en la democracia, para transformar ideas políticas en proyectos de acción.

Pero, qué tipo de acción? Por supuesto no un partido nacional ni una internacional de partidos, sino una organización transnacional en la que todos los que comparten las mismas esperanzas y los mismos deseos puedan encontrarse y unirse en una misma acción común, independientemente de sus orígenes nacionales y de sus pertenencias ideológicas. Y ello por la sencilla razón de que los problemas fundamentales de carácter político, que se le plantean actualmente a la humanidad, no se pueden seguir conteniendo en los estrechos límites de las fronteras nacionales.

Tal y como recordaba Sergio Stanzani en el Congreso de Budapest "tanto si se trata de un agujero en la capa de ozono, o del efecto invernadero, de la deforestación del planeta o bien de la desertización de zonas cada vez más amplias de territorio, de la contaminación de los océanos y del aire; tanto si se trata de derechos humanos negados a una parte de la humanidad o bien del derecho a la vida negado a decenas de miles de personas que mueren cada año por falta de comida o por enfermedades; tanto si se trata de la formación tumultuosa de las megalopolis en Asia, en Africa o en América Latina, o bien de la emigración galopante en Europa o en América del Norte de millones de personas expulsadas de sus países de origen debido a la falta de comida o de trabajo; tanto si se trata de guerras de alcance geográficamente limitado, alimentadas por la exportación de armas ultrasofisticadas de los países industrializados o bien, en los países más ricos y más desarrollados, de la propagación de la droga y de la criminali

dad, es evidente que el derecho, la política y las instituciones actuales son impotentes para dominar estos fenómenos, tanto es así que el mundo entero parece asistir, paralizado, a su desarrollo, que puede determinar resultados catastróficos para toda la humanidad."

Pero entonces es evidente que la organización transnacional de un partido, presupone un orden jurídico supranacional, y es ahí en donde, a mi juicio, el problema del partido transnacional se mezcla indisolublemente con el problema de los Estados Unidos de Europa y de un Parlamento europeo electo con una ley electoral única y uniforme.

A mi parecer, así pues, la creación de un partido radical transnacional exige - como uno de los objetivos prioritarios para su "legalización" - la instauración de un orden jurídico transnacional, que tendrá que empezar en Europa con la unión política europea. Lo cual no significa para nada que este partido, o sus iniciativas, tengan que reducirse a Europa. Pero su reconocimiento político implica la creación de un nuevo orden político de carácter supranacional, cuyos primeros pasos serán los Estados Unidos de Europa.

Este partido tiene que organizarse en todas partes como "transpartido" en el sentido de que sus elementos tienen a la fuerza que pertenecer a otros partidos nacionales?

Yo diría que no, a pesar de que la idea personalmente me gusta mucho, desde un punto de vista teórico. Sin embargo, en la práctica, cabe considerar las circunstancias locales, regionales o incluso nacionales, el asentamiento del partido, y de esta manera, dejar a los unos y a los otros una total autonomía de organización.

De esta manera, en algunos países o regiones, la opción adecuada será así pues la fórmula "partido nacional"; no se deberá impedir su constitución y ni tan siquiera su participación en las elecciones, si ello fuese la única posibilidad de ser reconocido como agente político.

Pero lo más importante, a mi parecer, es que se escoja - según el buen método radical - una bandera, un compromiso común, que pueda motivar a todo el mundo en cualquier lugar del mundo. Es el motivo por el que aplaudo vivamente la resolución final del Consejo Federal de Roma del 5 de septiembre, en la medida en la que ha sido escogido como objetivo prioritario, el compromiso político en la lucha por el derecho, la libertad, la tolerancia, los Estados Unidos de Europa, especialmente en la URSS, en Hungría, en Polonia y en Yugoslavia.

Se trata de todo un programa radical capaz, a mi parecer, de movilizar a gente en todas partes y de permitir la organización y la estructuración de un nuevo partido realmente transnacional, tanto en sus objetivos como en sus medios de acción.

Pues, tal y como he dicho en Roma, un partido como el Partido Radical, con iniciativas radicales que respondan a necesidades básicas en todas partes del mundo, un partido semejante, podrá, por supuesto, evolucionar, transformarse, pero no lo disolveremos nunca.

 
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