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Spadaccia Gianfranco - 1 gennaio 1975
DE NUESTRAS LUCHAS, LA ALTERNATIVA

Gianfranco Spadaccia

SUMARIO: El autor habla de las luchas radicales en Italia en defensa del divorcio y del aborto como derechos civiles, y de la reacción del partido comunista italiano y de la democracia cristiana ante estas cuestiones.

(del libro "La alternativa radical", editorial fundamentos, Madrid 1981 - a su vez recogido de Quaderni Radicali, nº 43, 1975)).

Con sus luchas en pro de los derechos civiles, con sus huelgas de hambre, sus sentadas, con sus marchas y sus manifestaciones de desobediencia civil y no-violenta ante leyes superadas e injustas, criminales y criminógenas, sus decenas de militantes en libertad provisional, y esperando un juicio, el Partido Radical es consciente de haber dado una aportación importante a todo lo positivo que se ha verificado en el país en los últimos años y que se ha expresado primero en el referéndum del 13 de mayo y más recientemente en el voto del 15 de junio de 1975.

Con la LID hemos conseguido imponer el divorcio a un parlamento rebelde y a un dispositivo de partidos laicos que tenían miedo de vencer a la democracia cristiana y hemos conseguido defender el referéndum contra quienes a toda costa querían impedirlo. Con la LOC hemos conseguido obtener leyes sobre la objeción de conciencia por parte de un Estado que desde hace una década no respetaba las convenciones sobre los derechos humanos que había firmado. No podemos (y de cualquier modo, para dos de ellas no podríamos, porque no nos gustan) atribuirnos la paternidad de las leyes sobre el voto a los dieciocho años, sobre el nuevo derecho de la familia, sobre la droga, pero ha sido el Partido Radical, con una huelga de hambre de más de setenta días el año pasado, y con la acción de desobediencia civil realizada este año, quien ha dado una aportación determinante para que el Parlamento, tras años de retraso, se decidiera a lanzar estas medidas. Y ahora con los procesos, con el CISA, con las detenciones, con las 800.000

firmas de referéndum hemos puesto a la orden del día la cuestión del aborto y estamos firmemente decididos a seguir con esta lucha hasta que el problema no quede solucionado con una nueva ley o con el referéndum.

En un país de reformadores que no hacen reformas, de revolucionarios que no hacen la revolución, de gobiernos que no gobiernan y de oposición que no hace oposición, resulta paradójico Marco Pannella cuando afirma que el Partido Radical, sin disponer de legisladores, ha hecho y ha dado a las instituciones y a las demás fuerzas políticas una acción concreta de legislatura y de gobierno.

Y sin embargo el hecho de estos éxitos concretos no constituye el dato más importante que el Partido Radical ha aportado a la izquierda italiana y al país. Tal vez nuestro mayor mérito haya sido el de brindar a miles y miles de comunistas y de socialistas, de simples ciudadanos que compartían estas batallas la posibilidad de unirse a nosotros para librarlas sin las discriminaciones impuestas por las barreras partidistas y los prejuicios ideológicos. El Partido Radicale ha proporcionado a todos, con su praxis política libertaria, importantes ocasiones de libertad y de crecimiento colectivo político; ha conseguido, con estas luchas, que algunas fuerzas políticas se obstinan en considerar secundarias, marginales, dar una salida política a las exigencias de renovación del país: la victoria del referéndum ha sido la única gran victoria de la izquierda desde el día del referéndum sobre la república y ha representado la gran revancha laica al 18 de abril de 1948.

Nuestro otro mérito es haber demostrado que la política está al alcance de todos, incluso de los no introducidos en el mundillo; que, para hacer política, no es necesario el dinero de la financiación pública de los partidos, y aún menos de los fondos negros, si hay trabajadores y ciudadanos dispuestos a pagar, quitándose algo de sus gastos no sólo superfluos sino también esenciales, las luchas en las que tienen fe y la independencia y la autonomía de las organizaciones que las dirigen; que se puede hacer política incluso sin burócratas y funcionarios de partido pero sí con la actividad voluntaria de los militantes viejos y jóvenes, mujeres y hombres, cada uno según sus disponibilidades de tiempo y su grado de interés y de pasión. La autonomía de todo condicionamiento de poder ha representado nuestra mayor fuerza y ha equilibrado los inconvenientes de la pobreza.

Después del 15 de junio la geografía política el poder local ha cambiado de aspecto. La Democracia cristiana ha sido reducida a representar a poco más de la tercera parte del cuerpo electoral; comunistas y socialistas por sí solos representan una candidatura alternativa de gobierno. A pesar de la gravedad de la crisis económica, social e institucional del país no se discute sobre los programas de reforma necesarios para esa movilización de las energías y de los recursos que hoy sería posible, con un amplio consenso popular, para poner coto a los daños producidos por el régimen. Tras diez años de experiencias fracasadas de centro izquierda se sigue hablando de compromisos históricos o no, con la DC y esta vez los que lo dicen son los comunistas.

Si ésto ocurre hay una razón: el Partido Comunista hacia el que se dirige la mayoría del consenso, está condicionado por su historia, por su ideología, por las relaciones internacionales. Sin él, sin su fuerza política y de clase, no se construye la alternativa. Para que la alternativa sea verdaderamente laica, libertaria, democrática, se precisa una gran fuerza socialista que represente al menos al 20 por ciento del electorado.

El Partido Radical opina, a partir de sus luchas, de sus prácticas políticas, de su organización libertaria, poder dar su aportación autónoma a estos objetivos. Mas los plazos que se nos presentan no son plazos largos. Podemos esperar imponer un nuevo giro democrático y una nueva aceleración a la política del país sólo si ensanchamos el área de nuestras luchas, si multiplicamos las asociaciones, los círculos, los colectivos que se federan o se agregan alrededor de las estructuras libertarias del Partido Radical. Ya tenemos cerca de cien asociaciones que actúan en todo el país, casi el doble de la que había el año pasado. El año que viene deberíamos tener cuatro o cinco veces más para poder contribuir al reforzamiento y a la renovación del área socialista y libertaria. Si no, tendremos otras soluciones: tal vez el compromiso histórico, tal vez la coalición de gobierno entre DC y PCI, tal vez un gobierno comunista con la participación en sordina de otras fuerzas políticas. Tendremos tal vez cosas positivas, pe

ro no tendremos la alternativa democrática y socialista.

Será posible?. Una vez más como para la LID y para el divorcio, al igual que el año pasado para el aborto, todo depende de la respuesta de los compañeros que decidan, en base a proyectos concretos de lucha, de iniciativa, de organización, unirse a nuestros partidos y reforzar sus estructuras.

 
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