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De Salas Juan Tomás - 19 febbraio 1990
LIBERALIZAR LA DROGA?
Juan Tomás de Salas

(Cambio 16, 19 febrero 1990)

Las drogas están prohibidas por que son peligrosas o son peligrosas porque están prohibidas? Esa es la gran pregunta que hay que plantear al abordar el gravísimo problema de la droga en las sociedades occidentales. Emma Bonino, presidenta del Partido Radical Italiano, respondió a la gran pregunta anterior con contundencia en unas recientes Jornadas sobre la Droga organizadas por esta casa 16: las drogas son peligrosas sobre todo porque las han prohibido.

La idea de la legalización de las drogas más comunes aún prohibidas - heroína, cocaína, marihuana - va abriéndose paso lentamente en la conciencia occidental, y no sólo entre los círculos »progresistas sino también en los grandes pilares del conservadurismo liberal, como es el caso de Milton Friedman o aún el presitigioso semanario "The Economist". En las Jornadas sobre la Droga el editor del "The Economist", Nicholas Harman, defendió con elocuencia la necesidad de legalizar las drogas como medio más eficaz para combatir sus más perniciosos efectos.

La tesis de la legalización sostiene que mucho más peligrosa es el hampa que la libertad de comercio. Al legalizar las drogas, o despenalizarlss, el precio de cocaína y heroína se desplomaría hasta el nivel de la aspirina. Ello acabaría de un plumazo con todas las mafias, hampas, bandas y gangsters dedicados hoy a este fabuloso comercio que mueve billones de pesetas anuales. En el acto desaparecerían las bandas, por consunción, por hambre, por falta de negocio.

Inmediatamente tambiénm el día D de la legalización disminuirían de manera drástica los asaltos, tirones, robos puntazos y demás crímenes cometidos hoy por drogadictos en busca del dinero necesario para poder pincharse. Si la heroína vale como un paquete de aspirinas, los pequeños pero continuos delitos de la droga se reducirían casi a cero y de golpe. Para gran tranquilidad y júbilo de esa ciudadanía que, como recordó el decano Pedrol Rius, tanto sufre por la presencia drogata en las grandes urbes.

Ipso facto también se reducirían drásticamente las muertes por sobredosis. Especialmente si se tiene en cuenta que la llamada sobredosis es, la mayoría de las veces puro y duro envenenamiento, producido por droga adulterada hasta lo inverosímil después de un "corte" detrás de otro. Ocurre sólo que la Policía y la sociedad se defienden con el eufemismo "sobredosis", es decir, glotonería o codicia del muerto, culpa del muerto, en lugar de adulteración o envenenamiento, del que bien poco responsable será el triste drogadicto fallecido. Trampas verbales para seguir viviendo cómodamente por encima de los cadáveres de una juventud condenada a la cárcel, el crimen, el Sida o la muerte.

Estos argumentos en favor de la legalización se apoyan en el principio fundamental de que cada uno es libre de hacer consigo lo que quiera, aunque sea perjudicial, con tal de no dañar a los demás. Y en la constatación segunda de que se puede vivir consumiendo heroína o cocaína en buenas condiciones, al igual que se puede vivir consumiendo el veneno alcohol o el veneno tabaco. Todo depende de las peregrinas sustancias añadidas a la droga, y no de la droga en sí.

Sólo una seria duda planeó en las Jornadas: tras la legalización aumentaría estruendosamente el número de consumidores de droga? Esta es la otra gran pregunta, y bien difícil de responder. Atisbos de respuesta se aportaron con ejemplos de legalización en Holanda, Alaska, y algún estado australiano. No se produjo riada de drogadictos. Pero hay que reconocer que la inquietud tiene sentido en este punto.

El ex ministro de justicia colombiano Enrique Parejo, que sufrió atentados y persecución por obra de los mafiosos de la droga, desarrolló con elocuencia la tesis prohibicionista actual. Y Domingo Comas, experto hispano, defendió la ambigüedad española de autorizar la el consumo y penalizar el tráfico, lo que parece presuponer la llegada mágica de la cocaína al consumidor en forma de maná. Hipocresía legal, por cierto, que a mi entender es bastante más humana que la prohibición pura y dura de Georges Bush que está llenando las cárceles de simples fumadores de marihuana o pobres drogatas de la marginalidad urbana.

N. del E. No les pareció a ustedes en el célebre debate que el señor Rebollo, Cebollo o Cepollo del CDS por más señas, había vendido el primo, la genitura y hasta el apellido por un puñado de garbanzos? Hace ahora un año este señor trabajaba de noche para el ultraconservador Robert Hersant en su ataque contra esta casa 16. Dios los cría y ellos se juntan. Así le va ahora a don Repollo.

 
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