Peru EgurbideSUMARIO: Silvio Berlusconi, el presidente del grupo Fininvest y gran magnate de la televisión italiana, tras haber sorprendido con sus declaraciones de que tal vez se dedique a la política y de que va a votar por el candidato neofascista para la alcaldía de Roma, Gianfranco Fini, negó ayer cualquier afinidad suya con el fascismo en el transcurso de una tumultuosa rueda de prensa que se celebró en la Asociación de la Prensa Extranjera de Roma. En la calle, le esperaba Marco Pannella, con una fila de jóvenes con carteles que increpaban a Berlusconi a reflexionar sobre el hecho de que cuando se luchaba por los derechos civiles, Fini estaba en contra y Rutelli a favor, con la mayoría de los romanos.
(Peru Egurbide, "EL PAIS", martes 30 de noviembre de 1993)
Silvio Berlusconi, el presidente del grupo Fininvest y gran magnate de la televisión italiana, que el pasado martes sorprendió a buena parte de la opinión pública italiana con un doble anuncio, el de su posible dedicación a la política y el de su voto por el candidato neofascista para la alcaldía de Roma, Gianfranco Fini, negó ayer cualquier afinidad suya con el fascismo en el transcurso de una tumultuosa conferencia de prensa en la que perdió los estribos e increpó a la sala con gritos de : "Esto es mala fe, y deberían avergonzarse". "Es estalinista atacar al adversario con mentiras" bramó el empresario.
A través del único micrófono en funcionamiento, la proclama de Berlusconi convirtió la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera de Roma en un improvisado plató de uno de los reality shows habituales en sus canales de televisión. En la sala se oyeron abucheos.
El enfado de Berlusconi que, en otro orden de cosas, afirmó que no tiene ninguna intención de dejar la cadena española Telecinco, se produjo ante la insistencia de los corresponsales en pedir precisiones sobre la versión que estaba ofreciendo de cómo surgieron sus controvertidas declaraciones en favor del candidato neofascista.
El presidente de Fininvest se había prestado a aclarar las cosas, porque, según dijo, la prensa extranjera, como la italiana, había informado de su intervención "con sentidos falsos e imprecisiones". Pero el ambiente era poco proclive a la claridad; parecía más propio de un caótico mitin o de una gran puesta en escena, con la presencia de figuras como el director de cine Franco Zeffirelli y de los principales rostros de la televisión berlusconiana e incluso de otros canales.
Un príncipe de la rancia familia Ruspoli, con abrigo azul de cuello de terciopelo, interrumpió el acto para gritar: "Soy católico y los católicos estamos con Berlusconi", mientras la nube de fotógrafos se movía de un lado a otro, provocando que el acto se iniciara entre empujones e imprecaciones.
Las razones de Pannella
En la calle, el radical Marco Pannella esperaba desde hacía horas la llegada del polémico empresario, con una fila de jóvenes encartelados que portaban la leyenda de "Reflexiona, Silvio, éstas son nuestras razones". Y los carteles recordaban asuntos como "Referéndum sobre el aborto, Fini, contra; Rutelli, con la mayoría de los romanos". "Pena de muerte", "Fini a favor, Rutelli, contra". Francesco Rutelli, el arquitecto verde crecido en las filas de Pannella, s el candidato de esa peligrosa izquierda frente a la que el presidente de Fininvest dijo preferir al neofascista Fini. Rutelli cuenta con el apoyo de comunistas y antiguos comunistas, pero también con el del ex democristiano Marco Segni.
"Lo de Berlusconi ha sido un autogol, que amenaza con ser también un gol para la democracia. El fascismo, en cuanto tal, pertenece al pasado, pero existe el peligro de un equivalente histórico", dijo Pannella en la calle.
En ese ambiente, el presidente de Fininvest se presentó a la prensa "como un empresario que quiere seguir siéndolo", y que sólo ha querido aclarar a los políticos y a los simples ciudadanos italianos que, en la situación actual, la derecha debe unirse". "La democracia no puede ser una izquierda desagregada" comentó tras afirmar que un Gobierno de izquierdas en Italia "sería extraño por tradición", a la economía de mercado" y que "podría llevarnos por la vía del cataclismo y el proteccionismo".
En cuanto a su anuncio de que tal vez se dedique a la política, lo explicó como "una provocación frente a una clase política que tiene necesidad de que la sacudan". Añadió que no había previsto que pudiera suscitar esa expectación, y reiteró: "Espero no tenerlo que hacer, porque nada me gustaría menos", pero añadió que, si los actuales políticos se mostraran incapaces, "no podría dejar al país la experiencia que he acumulado en tantos años de trabajo".
Apoyo a Fini
De su declaración de apoyo a Fini no habló Berlusconi espontáneamente, sino en respuesta a una pregunta. Dijo que había sido "una ingenuidad", "fue un error decirlo", señaló en otro momento, porque, como no conoce "los sofismas de la política", está acostumbrado a decir lo que piensa.
Al término de otra rueda de prensa sobre temas comerciales, "cuando había descargado ya toda la adrenalina", una periodista le planteó la alternativa entre Rutelli y Fini y él "con unas ideas archiconocidas sobre la izquierda" expresó su preferencia "exclusivamente sobre esa alternativa concreta", por una persona, Fini", que conozco bien y me parece excelente y de buen sentido".
Cuando Agnelli, [el presidente de Fiat], expresó su apoyo por el candidato de la izquierda del ayuntamiento de Turín, "nadie se escandalizó" , recordó Berlusconi.
El magnate italiano de los medios de comunicación también expresó sus dudas de que "el 33% de los romanos que votaron por Fini el pasado domingo, "fueran nostálgicos del fascismo". El empresario retó finalmente, "a tanto estúpido y tanta gente de mala fe" a demostrar que en su actividad profesional o privada haya dado alguna vez una muestra de afinidad con la ideología del fascismo.