Cuando las razones las razones de las armas parecen haber vencido a las de la no violencia, es conveniente mantener muy unidas la denuncia y la propuesta, la intransigente defensa de los principios y la continua búsqueda de espacios de diálogo y de acuerdo. Si se llevase a cabo simplemente una denuncia sin que esta estuviese acompañada de la capacidad de orientar los acontecimientos hacia el derecho, aunque sólo sea un milímetro, se perdería toda moralidad política y se convertiría en cómplice de la violencia.En lo que a la cuestión iraquí se refiere, no hubiese sido posible para un no violento limitarse a denunciar los errores llevados a cabo desde siempre por las democracias occidentales y por Italia en particular. Ni que decir tiene, hubiese sido lo más fácil. Hubiese bastado enumerar las batallas política llevadas a cabo a lo largo de estos años contra la exportación de armas a Iraq; la denuncia contra la implicación de empresas italianas y europeas en la realización de la bomba atómica iraní; la campaña contra el uso de armas químicas; la acción judicial (ante el juez titular y durante dos legislaturas ante el juez instructor) que personalmente he llevado a cabo con respecto a la venta de una flota naval entera con los correspondientes sobornos al dictador iraquí...
En resumidas cuentas, hubiese sido suficiente desempolvar los archivos y limitarnos a recordar que ya habíamos previsto el desenlace actual no porque seamos profetas sino porque sabemos que, para un país totalitario, la guerra es una exigencia fisiológica. La democracia no es un lujo que pueden permitirse sólo los países desarrollados sino la premisa indispensable, aunque no suficiente, para garantizar la seguridad y la paz. También en la democracia política pueden manifestarse patologías militaristas y expansionistas, pero por lo menos existen los anticuerpos necesarios para intentar frenarlas (he ahí porqué me parecen inaceptables los intentos por equiparar la cuestión iraquí con la del Vietnam, Grenada, Panamá, Palestina...)
Hubiésemos podido recordar como desde 1980, con la campaña contra el exterminio causado por el hambre, hemos venido afirmado que el auténtico frente de conflictualidad es el que opone y divide al Norte del Sur y que la simple existencia de una mayoría de personas privadas de la esperanza de vida supone un auténtico polvorín de rabia y de resentimiento que corre el riesgo de estallar en cualquier momento.
Pero no nos hemos limitado a las razones de nuestro NO a la política de los Gobiernos de occidente. Hemos intentado indicar, en parte con éxito, el difícil recorrido que puede impedir obtener de la contraposición entre violencia "injusta" y "justa" la afirmación de la guerra como único instrumento para la "legítima defensa" del derecho internacional.
En cambio, no van más allá de estas denuncias, con estos y otros argumentos sobre la responsabilidad occidental que compartimos, los "pacifistas del NO", desde Raniero La Valle, Pietro Ingrao, Ambrogio Viviani(1) (la fotocopia estenografiada de sus intervenciones se puede obtener en Agorà).
Pero, cuáles son las propuestas positivas para detener a Hussein?.
Algunos han presentado explícitamente una propuesta de neutralidad de Italia y por lo tanto de objetiva complicidad con la acción iraquí. Otros se han basado en un veleidoso deseo de que los tanques de Sadam Hussein se detengan simplemente con las condenas de la Onu.
Hay que aceptar que a lo largo de estos años hemos sido derrotados, que nuestras denuncias no han tenido ningún éxito, que nuestras propuestas de políticas en "pro de la vida del derecho y del derecho a la vida" no han sido escuchadas y por consiguiente hemos de reconocer honestamente que, actualmente, la intervención militar americana ha sido lo único que ha logrado impedir que la auténtica acción de bandolerismo internacional de Iraq pudiese tener éxito. Lamentablemente, sólo gracias a la "credibilidad" de la respuesta militar americana no se ha vuelto a proponer, al menos hasta el momento actual, un nuevo Munich, sino que por primera vez en las Naciones Unidas se ha constituido un frente mayoritario capaz de contraponer al arbitrio de Saddam el derecho del que las Naciones Unidas son fuente ( por qué no nos vamos a alegrar si en esta ocasión y no en otras ésto ha sido posible?)...
Pero, precisamente por eso, en calidad de no violentos, no podemos limitarnos a asistir, a veces incluso con complacencia, a los errores de los demás. Debemos - tal y como indiqué al principio - hacer todo lo posible para que en una situación tan grave, se conquiste un milímetro de derecho, se salve aunque sólo sea una vida de la muerte, se gane un segundo de diálogo. Así pues, hemos de afirmar con fuerza el deber de intervenir, con medios que sean eficaces tanto como los de la no violencia armada, para lograr que predomine el derecho. Este es el único modo para respetar, no sólo formalmente, el preámbulo no violento al estatuto del Partido Radical.
En el Parlamento italiano no nos hemos limitado a evocar las razones de nuestro profundo desacuerdo con la política exterior de nuestro Gobierno y con sus decisiones de siempre. Hemos hecho presión en el Gobierno para que se comprometa a llevar a cabo algunos pasos, por pequeños que sean, para recuperar el tiempo perdido. Nuestra fuerza de persuasión no nos proviene de los números si no de la credibilidad del ser los únicos titulares de una posición no violenta y antimilitarista que nunca ha tenido nada que ver con el "pacifismo" antiamericano y neutralista que siempre ha acompañado a los fracasos de la izquierda.
El milímetro que hemos conquistado se halla en la aprobación por parte de la Cámara, con 33 votos a favor, 65 en contra, y 9 abstenciones de los puntos 3) y 4) de la letra a) y los puntos de las letras b) y c) del dispositivo de nuestra resolución (texto nº 1336 del ARCHIVO DEL PARTIDO RADICAL). El sentido de nuestras propuestas, con el que se ha identificado la Cámara y el Gobierno, es el de reforzar el papel de una Europa política para impedir que los Estados Unidos sean los únicos a los que se les confíe, para bien y para mal, toda responsabilidad y decisión para llevar a cabo las resoluciones de las Naciones Unidas; el de recuperar el tiempo perdido poniendo en marcha un control europeo en la producción y en la venta de armamentos; el de dar voz y voto, a través de la convocatoria extraordinaria, a una institución democrática, el Parlamento Europeo, para retrasar y espero, impedir que sean las armas las que hablen y para prolongar las posibilidades de diálogo.
Por ello, pero también para dejar constancia ante el Gobierno de esta inusual atención a las razones de la oposición, la mayoría de los diputados elegidos en las listas radicales ha votado a favor de la moción de la mayoría.
N.d.T. (1) Raniero La Valle: diputado de la izquierda
independiente.
Pietro Ingrao: diputado comunista.
Ambrogio Viviani: diputado radical, general, ex jefe de
los servicios secretos.