A continuación, presento el texto de un artículo publicado por "Pravda" el 17 de noviembre de 1990, sobre los piquetes organizados por la "sección moscovita del Partido Radical Transnacional" ante la oficina de reclutamiento de Moscú para solicitar la inmediata introducción del servicio civil alternativo al servicio militar.Un sabotaje militar en acción
Mi hijo mayor Pavel que la semana pasada cumplió 21 años, y que, gracias a Dios, ha vuelto sano y salvo del ejército, tampoco quería hacer la mili. Hasta llegó a escaparse de la oficina de reclutamiento. El pasado año, durante el periodo de las fiestas de noviembre, fui a verle en las estepas de Kazakistán, y aterrado por lo que veían mis ojos, me puse en la cola para que me concediesen una cita con un alto general que, sin vacilar, ordenó que trasladasen a mi Pavel más cerca de casa.
Mi hijo .... se negó rotundamente a cumplir la orden. Por teléfono me dijo que no hiciese tonterías. Que si la Patria lo había mandado ahí, ahí se quedaba.
Fui feliz. Por mi hijo. Por la Patria.
HABLANDO SINCERAMENTE
Ayer, encontrándome en las inmediaciones del distrito militar, decidí firmemente publicar mis debilidades y la fuerza de mi hijo - sólo de esta manera es posible garantizar la máxima sinceridad sobre lo de los piquetes de ayer, ante la oficina de reclutamiento de la capital, organizado por "la sección moscovita del Partido Radical Transnacional".
El "comunicado de prensa" sobre el acontecimiento, evidentemente, fue difundido no sólo por los periódicos nacionales. En una mañana nevada, vi en las inmediaciones, a algunos colegas de la prensa extranjera y a algunos jóvenes robustos e inflexibles de los cuerpos especiales del Ministerio del Interior. Por último " a los culpables de la fiesta": dos histéricas exaltadas, tres mujercillas, que han declarado abiertamente que vinieron a chillar por dinero, y unos quince jóvenes envueltos en abrigos, ese era todo el "piquete", del que se hablaba en el "comunicado de prensa" descrito como "comité de las madres de los militares", "partido radical transnacional", "conferencia de anarco-sindicalistas", "club estudiantil moscovita" y "otras organizaciones sociales".
Puesto que los piquetes no estaban autorizados, la policía detuvo a algunos "manifestantes", invitando a los restantes a que se fuesen.
El espectáculo no salió bien. Pero, dejando de lado la ironía, los piquetes, tal y como rezaba la invitación transmitida vía fax a los periodistas, se reunieron para solicitar la introducción inmediata de un servicio civil alternativo y el cese de las violaciones de masa de los derechos del hombre en el ejército.
Estas peticiones se oyen cada vez más a menudo. Pero acaso se pueden resolver los problemas del ejército con acciones como las de ayer?. O echándose por los suelos ante las ruedas de los autobuses con los reclutas o cogiéndose de la mano e impidiendo la salida de la oficina de reclutamiento?.
Son necesarios varios cambios en el ejército. De ello se ha hablado a lo largo del encuentro que se celebró no hace mucho entre el Presidente de la URSS y los diputados nacionales expertos en problemas militares. El presidente Mijaíl Gorbachov y los diputados coincidieron en la necesidad de hallar una rápida solución a estos urgentes problemas. Sí, las soluciones son necesarias, y no las destrucciones tal y como propugnan algunos extremistas.
Es un deber constitucional. Existen leyes especiales para ello. Por último es necesario el sentido común que dice que si existe la anarquía, la desestabilización se refleja en el ejército, y entonces la sociedad está condenada. Y las consecuencias para todo el mundo son realmente imprevisibles. Y bromear con estas cosas es extremadamente peligroso.