OZONO
Anton Uriarte Cantella*
(El Pais, 2-12-94)
Fiel lector de EL PAIS, noto que cada vez dan ustedes menos noticias malas del ozono. Algo todavía queda: hace unos días nos informaban de la existencia de un agujerito en Chile.
Eso sí, aún no se han decidido a dar ninguna noticia buena. Por ejemplo, y volviendo al caso chileno, no desmintieron aquello tan impresionante de las ovejas que se habian quedado ciegas en la Patagonia, noticia que dio varias vueltas al mundo, jaleada por prensa y televisión. Un estudio científico demostró la falsedad del asunto, pero al público en general no se le informó de ello.
Más recientemente, durante el invierno pasado, el nivel de ozono, trás la sedimentación de los aerosoles del volcán Pinatubo, se recuperó espectcularmente de los niveles bajos que alcanzó el año anterior en nuestras latitudes, y las medidas satelitarias y desde tierra dieron ya mediciones normales o incluso superiores a la media de muchos años. También el asunto pasó desapercibido.
Otros estudios más especificos muestran, por ejemplo, que ni siquiera el plancton de los mares que circundan la Antártida ha sufrido por el agujero. O que las radiaciones ultravioletas del tipo B, las que intercepta el ozono, son en realidad menos culpables que las del tipo A, UVA, en el posible cáncer de piel.
Deberían ustedes ir más allá de lo que publican Nature y Science. En Nature se publicó el descubrimiento del agujero antártico y dieron durante muchos años caña en Science, el presidente de la American Association for the Advancement of Science, sociedad que la publica, es Rowland, el que descubrió la malignidad de los CFC. En fin, que en este asunto no son del todo imparciales...(y no por las beneméritas razones con las que se justificaba Maddox en EL PAIS el otro día).
Anímense ustedes, publiquen de vez en cuando alguna noticia buena, aunque los de Greenpeace trepen a los techos y se suban por las paredes.
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*Antón URIARTE es catedrático de metereología en la Universidad del Pais Vasco, y un viejo militante radical.