(Desde La Habana, 25-2-96)Por Tania QUINTERO
Periodista independiente de CUBA-PRESS
De siniestro puede calificarse el sábado 24 de febreo en Cuba. Se conmemoraba una fecha egregia y el día había amanecido cálido y hermoso, como si la naturalez desafiara la maldad de algunos hombres, empecinados en gobernar de por vida.
El ambiente represivo, hostil, paranoico, desatado días antes era un mal agüero. Para ocultar la faz despiadada y cruel, organizaron un simulacro de carnavales en la capital. Pero el hecho de que una parte de la población estuviera bebiendo y bailando no impide que se sepa la verdad: el gobierno cubano lucha a capa y espada por mantenerse en el poder y no le importa que sus ciudadanos se mueran de hambre o por falta de medicinas. Y con tal de no hacer la más mínima concesión política, desprecia valiosas ayudas externas, así sea la proveniente de las quince naciones que conforman la Unión Europea.
Como en un baile de disfraces, de una vez se quitaron la careta con la ola de detenciones, sanciones y acoso policial a todo el movimiento opositor, incluidos los periodistas independientes. El argumento era la primera gran reunión de Concilio Cubano.
Desaforados, apavorados, no tuvieron escrúpulos a la hora de las detenciones y se llevaron también a la ciudadan española Begoña Rodriguez, que en calidad de turista visitaba Cuba como enviada del Partido Radical y cuya información sobre la situación nacional es importante en círculos allegados al Parlamento Europeo.
Economista de profesión, Begoña Rodríguez había arribado a la Habana, procedente de Madrid, el lunes 19 de febrero y en la noche del viernes 23 fue detenida, tras ser registradas sus pertenencias, por autoridades de Inmigración y extranjería. Incomunicada, esperaba ser deportada en las próximas 48 a 72 horas. El pretexto, increíble, era que no estaba hospedada en un hotel, sino en una casa particular, la de la madre de Lissette Bustamante, periodista cubana exiliada en España desde 1992 y amiga personal de la señora Rodríguez. Su arbitraria detención y deportación no sólo pueden enrarecer las relaciones con España y la comunidad europea, ya de por sí complicadas, sino que demuestran el clima de terror y doble moral que se vive hoy en la isla, a pesar de los caranavales, del triunfalismo de la prensa oficial y de encontrarse las instalaciones turísticas llenas de unos turistas que de tan impávidos hacen el tonto, incapaces de ver la realidad desde las ventanillas calobares de los refrigerados ómnibus donde
viajan.
Pero los desafueros gubernamentales en este ominoso 24 de febrero fueron más allá de los encarcelamientos y juicios sumarios. No pararon hasta la acción militar, cuando unidades aéreas de las fuerzas armadas derribaron dos avionetas civiles , pertenecientes a la organización de exiliados cubanos en la Florida "Hermanos al rescate", con el trágico saldo de cuatro tripulantes desaparecidos en el mar.
Con una economía fallida, las ciudades en ruinas, un pueblo extenuado y hambiento y la represión a la orden del día, por qué no prima la razón? Por qué no se acaba de reconocer que el sueño terminó, que el mundo cambió y que se imponen nuevas formas de pensar y gobernar? Es hora ya de que la Cuba de adentro y de afuera, sin distingos, se siente a dialogar y a trazar el plan urgente que saque a la patria de este hueco, tan hondo y tan negro como este fatídico 24 de febrero.