Entrevista a Emma BoninoGuadalupe Enríquez
SUMARIO: Emma Bonino, comisaria de pesca de la Comunidad, mujer fundamental de la política exterior española, es sumamente criticada por los pescadores. Bonino les lanza un mensaje: "me estoy ocupando de ellos". Distingue entre la crisis canadiense y la marroquí: Canadá violó el derecho internacional al tratarse de aguas internacionales; Marruecos negocia sobre sus aguas. La Comunidad no abandona a los pescadores españoles, pero ello no quita que se va a tener que producir una dura reconversión del sector pesquero pues hay demasiados pescadores para tan poca pesca.
La breve columna que remata e artículo es un repaso rápido de Bonino: ex secretaria general del Partido radical, comprometida con los derechos humanos, antiprohibicionista, cuando el conflicto del fletán, se tiró más de un mes sin dormir.
(TIEMPO de hoy, 15 de mayo de 1995)
Algunos consideran que esta italiana que negoció el acuerdo de pesca con Canadá y ahora con Marruecos es la máxima representante de la política exterior española. Ella, conocedora de las críticas que despierta entre los pescadores españoles, quiere dejarles claro que "me estoy ocupando de ellos".
- Los pescadores españoles sienten que la Unión Europea fracasó en las negociaciones con Canadá. Qué opina usted sobre esto?
- Yo no comparto la idea de que la Unión Europea haya fracasado, por diferentes razones: lo que yo quería ante todo era establecer la posibilidad de que los pescadores gallegos sigan pescando en aguas internacionales. Ellos no se han dado cuenta de que, cuando se inició este problema, Canadá pretendía cambiar la ley internacional del mar, con lo cual podría aumentar las doscientas millas existentes y subirlas a trescientas millas o más.
- Fueron especialmente duras dichas negociaciones?
- Durante las discusiones del tratado logré que la propuesta canadiense de aumentar sus aguas territoriales fuera rechazada y devuelta la fianza que desgraciadamente pagó el armador español sin esperar a que la negociación demostrase que Canadá estaba violando el Derecho Internacional. Los canadienses entonces no sabían cómo salir del atolladero y atacaron por el lado de la conservación del fletán. Después de estas duras discusiones me duele que los pescadores gallegos sigan manifestando ante la opinión pública que el acuerdo implica la reducción del 80 por 100 de la capacidad de pesca. Eso es falso porque cuando el año pasado aceptaron por unanimidad reducir de 44.000 toneladas a 27.000, es decir, el 53 por 100, no hubo discusiones. Entonces, por qué las hay ahora?
- Qué les pediría a los pescadores españoles?
- El mensaje que les envío es que me estoy ocupando de ellos. Hace poco tiempo, en una manifestación en Galicia pude leer una pancarta que decía Galicia fuera de la Unión Europea. Si fuera así, cómo van a comercializar el pescado? Dónde van a pescar? Que sepan que con la Unión Europea están en todos los mares de Europa; sin ella, quién les va a ayudar? Cuando Bruselas toma medidas lo hacemos velando por sus intereses, no lo hacemos por maldad. Y tienen que comprender que el sector pesquero necesita una transformación, como ocurrió con la agricultura y la siderurgia. Si llegamos al año 2000 y el sector pesquero no se ha modernizado, lo estamos matando desde hoy porque no habrá pescado suficiente. Todo el mundo ha de darse cuenta de que hay demasiados pescadores para tan poca pesca.
- Cuáles son, a su juicio, las alternativas para mejorar el sector pesquero?
- Yo tengo trazadas algunas a grandes rasgos, pero serán los Estados miembros los que decidan qué es lo más adecuado para cada región. Por ejemplo, el desguace y modernización de viejos barcos, la creación de sociedades mixtas, acuicultura, medidas de protección de las zona marítimas, asistencia técnica a los Estados miembros y algunas normas sanitarias. Tratamos de equilibrar las cosas de la mejor forma posible porque las comunidades pesqueras son muy diferentes entre ellas.
- Sinceramente opina que existe poca solidaridad en la Unión Europea?
- En las negociaciones con Canadá se demostró que no hay una auténtica unión. Sin embargo, entre todos los comisarios y el presidente Santer trabajamos codo con codo. El comisario inglés Brittan ayudó mucho, pero su gobierno tenía la última palabra. Ejemplo de ello es que ahora él se encuentra en Canadá de visita y en unas declaraciones dijo que lamentaba los pasados incidentes contra barcos españoles. Ante este comentario, el primer ministro canadiense reaccionó anulando la entrevista que tenía prevista y ahora las relaciones entre Canadá y la Unión Europea están tensas.
- Entonces, usted qué opinión tiene?
- Para mí, todo este escándalo puede ser una manipulación electoralista o una cuestión emocional, pero ante todo hay que decir a la opinión pública la verdad de las cosas. No estoy de acuerdo en la forma en que Canadá reaccionó contra los barcos españoles, pero, si somos leales a la verdad, tenemos que reconocer que la Unión Europea está ayudando. Y si el armador gallego no se hubiera apresurado a pagar la fianza, el ministro canadiense de Pesca, Tobin, no hubiera llegado a donde llegó defendiendo la conservación de la especie y acusando a los pescadores españoles de piratas. Lo que pasa es que la flota española es la más grande de Europa y, naturalmente, tiene más adversarios que otras flotas más pequeñas. Por eso una semana antes de las negociaciones el gobierno inglés rompió la solidaridad de la Unión Europea. Yo me encontré en una situación difícil para negociar con Canadá y, a pesar de eso, conseguí que Canadá devolviera la fianza y la carga a los pescadores gallegos.
- Será también un problema negociar con Marruecos?
- Espero que no lo sea, se trata de una negociación de otro tipo. Marruecos negocia su mar, sus aguas... Canadá no, lo que hizo fue violar el Derecho Internacional. Yo creo que hay un margen de relaciones correctas entre el norte y el sur. Y que pueden ser positivas para ambas partes. Ellos tienen el agua y el pescado y nosotros tenemos el mercado, la tecnología y el dinero. Debemos quitarnos la obsesión de discutir solamente de la pesca, hay que llegar a un acuerdo equitativo para las dos partes y tenemos que ofrecerles a cambio del pescado otras cosas sabiendo que a nosotros lo que nos interesa es poder pescar. La cuestión es que cada negocio tiene que tener instrumentos para poder intercambiar.
- Pero Marruecos está poniendo muchos obstáculos.
- Cada uno juega su propio juego. Es evidente que Marruecos está intentando subir los precios y, además, es verdad que llegar a un acuerdo es bastante complejo. En mi última visita a Rabat me confirmaron su deseo de alcanzar otro acuerdo de pesca y yo estoy trabajando para lograrlo. Marruecos debe tener en cuenta sus necesidades en otros sectores pesqueros. Lo que no aceptaron en Marruecos es la reducción en un 65 por 100 de su pesca ni tampoco el desembarque obligatorio de las flotas. Al fin, los países en vías de desarrollo se han dado cuenta de que el mar es una riqueza.
UNA MUJER DE IZQUIERDAS
Ana de Benavides
No sabe nada de pesca y no tiene reparo en reconocerlo. En enero le encargaron la cartera de Pesca de la Unión Europea y meses después se enfrentaba a un conflicto, el del fletán, que la tuvo sin dormir más de un mes. Ahora se enfrenta a una nueva guerra -las negociaciones pesqueras entre la UE y Marruecos - que puede dejar a setecientos barcos españoles sin pescar. Considerada de izquierdas, la Bonino, ex secretaria general del Partido Radical italiano, es una mujer comprometida con los derechos humanos. Su activísmo a favor de la despenalización de la droga la ha llevado incluso a la cárcel.