Bruselas, 28 de enero 1997
Querido/a colega:
A falta de algunos meses para el Consejo europeo de Amsterdam, el escepticismo acerca de la posibilidad de lograr lagunas reformas significativas, especialmente en lo que se refiere a la política exterior y de seguridad común, sigue siendo general en nuestro Parlamento.
Porqué no intentar emplear estos meses paa hacer llegar a los jefes de Estado y de gobierno y a los miembros de la Comisión algunas propuestas de reformas concretas?
Con esta intención - espero que no tome Vd. a mal esta audacia por parte de quien es miembro reciente de nuestra Asamblea - quisiera someter a su atenta consideración dos propuestas que, aunque de alcance limitado, podrían dar lugar a desarrollos interesantes cara al reforzamiento de la Unión como tal en su presencia e imagen en el mundo.
1.- Creación de un Cuerpo europeo para operaciones de preservación y restablecimiento de la paz.
Sin querer restar en lo más mínimo méritos al EuroCorps fundado por el presidente Mitterrand y el canciller Kohl, se hace preciso constatar que esta estrucura no está adaptada a responder a determinadas e importantes amenazas a la seguridad. Principalmente por dos razones: porque, para empezar, ese cuerpo se ha ideado para responder a amenazas de tipo militar referidas a nuestro continente; y además porque, constituído fuera e independendientemente de las instituciones de la Unión por un corto número de países, difícilmente pude constituir un instrumemento operativo de la Unión.
Pero la Unión cada vez se enfrenta con mayor frecuencia a ciertos retos a los que no ha sabido responder o lo ha hecho con tardanza (y, en esos casos, vía la actuación de sólo una parte de sus Estados miembros y fuera de su marco institucional). En la memoria de todos está la tragedia de la ex-Yugoslavia y de Bosnia. Y la muy semejante, que prosigue, de Ruanda y el Zaire.
En resumen, sería cuestión de dotar a la Unión de un instrumento capaz de poner en práctica en plazos muy cortos operaciones de preservación de la paz (peace keeping) o de restablecimiento de la misma (peace making).
Al contrario del caso de la reforma de aspectos más clásicos de la política de seguridad que encuentra fuertes resistencias de parte de un cierto número de Estados miembros (no sólo entre los Estados neutrales, por lo demás), este aspecto de la política de seguridad podría alcanzar un amplio consenso entre los Estados miembros, en la medida en que para la Unión no significaría otra cosa que dotarse de los medios para realizar las misiones llamadas de Petersberg que, como es sabido, gozan de un amplio consenso entre los países miembros. Además, en este sentido, la Comisión de Asuntos Exteriores en su informe (PE 218.768) y la Comisión de Desarrollo en su informe (PE 219.759), piden "al Consejo y a la Comisión estudiar la posibilidad de crear un cuerpo europeo, compuesto por unidades civiles y militares, en cooperación con la UEO, enacargado de operaciones de mantenimineto y restablecimiento de la paz".
Para estar en condiciones de acometer con plenitud y eficacia estas misiones, la creación de tal cuerpo, debería, a mi juicio, acompañarse de las condiciones sigientes:
- Debería incluir unidades armadas y unidades civiles, entrenadas especialmente para reponder a este tipo de crisis tanto desde el punto de vista de la seguridad como desde el de la logística y distribución de la ayuda de emergencia.
- La gestión de este cuerpo debería ser conferida a aun comisario ad-hoc, eventualmente vice-presidente de la Comisión.
- La decisión de su empleo debería tomarse, a propuesta del Comisario responsable, por el Consejo en una primera fase, luego por el Consejo y el Parlamento.
2.- "Comunitarización" parcial y sobre base geográfica de la PESC
Frente a las reticencias, a los vetos parciales, a los bloqueos de toda índole que cercan toda propuesta de transferencia de los Estados miembros hacia las instituciones de la Unión de competencias reales en materia de política exterior y seguridad común, la propuesta consistiría en "comunitarizar" las relaciones exteriores del conjunto (*) de países miembros con un determinado número de países terceros.
Los criterios de selección de esta primera serie de países terceros (cuyo número debería ser significativo) podrían ser los siguientes:
- ausencia de contenciosos importantes entre países de la Unión acerca de estos países terceros
- ausencia de divergencias politicas fundamentales respecto a la política a desarrollar respecto a dichos países
- importancia de las relaciones existentes (o voluntad de establecerlas) entre dichos terceros países y la Unión (política de ayuda al desarrollo, pertenencia a los ACP, acuerdos de asociación...)
- Importancia de la cuestión del desarrollo para estos terceros países.
El mecanismo institucional rector de las relaciones entre estos países y la Unión debería ser del tipo de codecisión. Definición de las grandes líneas políticas y control de su puesta en práctica por parte del Consejo y el Parlamento Europeo, puesta en práctica concreta de dichas políticas y gestión de las relaciones con dichos países por la Comisión, a través de un Comisario único, que eventualmente sería asimismo vicepresidente de la Comisión.
Adjunto encontrará Vd. un listado con expresión del conjunto de países de la comunidad internacional con indicación, al lado de cada uno, de la presencia diplomática de los Esados miembros y las representaciones de la Comisión, así como datos demográficos y económicos.
Semejante propuesta tendría, a mi juicio, diversas ventajas, entre ellas, la de crear las condiciones de:
- llevar una política más racional, esto es, más incisiva, frente a países que, gozando de escasos recursos y medios de acción deben hacer frente a problemas políticos, económicos, sociales y ecológicos particularmente graves
- una visibilidad real de la Unión y de su acción tanto en los países terceros concernidos como cara a los ciudadanos de la Unión
- un rodaje de relaciones en materia de políticas exteriores entre las tres instituciones implicadas (Comisión, Consejo y Parlamento), y la formación de un primer núcleo de eurodiplomáticos
- reducir en gran medida los gastos presupuestados por cada Estado miembro a la política exterior
Ante Vd., en consecuencia, hay dos propuestas de cuya falta de brevedad tendrá, espero, la bondad de excusarme. Caso de entender que merezcan desarrollarse, le invito a firmar una u otra o ambas propuestas de resolución adjuntas. Agradeciendo cordialmente su atención, aprovecho la ocasión para desearle, a Vd. y a quienes le son más queridos, un feliz 1997.
Olivier Dupuis
(*) Si tal propuesta ganase - como me parece - la adhesión de una amplia mayoría de Estados miembros, enfrentándose al mismo tiempo con la oposición irreductible de una pequeña minoría, se podría, como ya se ha hecho en otros casos, prever mecanismos que permitan a los Estados que lo deseen proceder a estas reformas al tiempo que se preserve la posibilidad para los Estados que no se sientan en disposición de hacerlo, a adoptarlas más tarde.