POR LA SALVACIßN Y LA LIBERTAD DE LOS 22 MILLONES DE NORCOREANOS EXTERMINADOS POR HAMBRE Y V CTIMAS DE LA DICTADURA M S FEROZ DEL MUNDO. POR LA PUESTA INMEDIATA BAJO TUTELA INTERNACIONAL DE COREA DEL NORTE.

Al Secretario General y a los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Corea del Norte equivale a decir tres millones de personas muertas, exterminadas por hambre en el curso de los últimos cuatro años. Equivale a decir hoy que veintidós millones de personas están reducidas a la carestía más terrible, a veces, en algunas zonas del país, reducidas al canibalismo, privadas de todo y absolutamente aisladas del resto del mundo, privadas de todo derecho, sometidas al capricho absoluto de un régimen nazional-comunista.

Corea del Norte significa violaciones, torturas, campos de concentración, destierro y pena de muerte para cualquiera que ose criticar al régimen. Corea del Norte significa provocaciones continuas a los países vecinos. Significa hostilidad generalizada frente al resto del mundo. Significa voluntad manifiesta de reforzar un poder militar-terrorista internacional, que dedica inmensos recursos a la acumulación de un arsenal de armas de destrucción en masa cada vez más potente.

Corea del Norte significa hoy veintidós millones de rehenes civiles en peligro de muerte que debemos salvar, y rápido. Corea del Norte significa hoy un régimen criminal y, literalmente, sicópata, que debe ser neutralizado, y rápido.

Corea del Norte significa un régimen cuya supervivencia no depende sino del apoyo tácito de un vecino mayor, la China comunista, y del silencio cómplice de la comunidad internacional.

Es preciso que cada cual, en cualquier parte del mundo, se movilice, en nombre del derecho-deber de injerencia humanitaria y política, para romper ese círculo de locura criminal del régimen de Pyongyiang y de indiferencia de la comunidad internacional.

Es preciso que las Naciones Unidas asuman las responsabilidades políticas y civiles que les están atribuídas y pongan bajo tutela internacional, bajo su auspicio y protección directa, a ese país y a los veintidós millones de hombre y mujeres que sobreviven en él como rehenes, como víctimas sacrificiales para el futuro del régimen de Pyongyiang. Para crear en Corea del Norte las condiciones de la implantación de la democracia, del Estado de Derecho, de la libertad y de la prosperidad.

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