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Pannella Marco - 6 novembre 1990
O federación europea inmediata o regreso al caos
de Marco Pannella

SUMARIO: En este artículo, publicado por uno de los periódicos checoslovacos más acreditados y de mayor tirada, Marco Pannella se dirige a los demócratas checoslovacos, húngaros y polacos para que se identifiquen con la línea del Parlamento Europeo y no con la de los estados nacionales del Occidente europeo, solicitando inmediatamente la adhesión a la CE y reforzando el proyecto de la creación de los Estados Unidos de Europa para evitar que la "Casa Común" de Gorbachov o la "Confederación" de Miterrand se conviertan en el instrumento que puede impedir el nacimiento del Estado más moderno, democrático y fuerte del mundo, que tiene por objeto construir una Comunidad mundial de derecho, de democracia política, de no violencia y de paz, de justicia y de libertad.

("Mlada Fronta Dnes" del 6 de noviembre de 1990)

Digámoslo claramente: el Parlamento Europeo - única institución democrática comunitaria representativa de 340 millones de ciudadanos europeos - no está a favor de la "Casa Común" de Gorbachov, ni de la "Confederación" que Miterrand nos propone, sino a favor de los Estados Unidos de Europa ("Unión Europea"), a favor de un Estado federal soberano, de una Constitución federal, de un Estado de derecho, en cuyo seno, las autonomías, las interdependencias, las libertades y las culturas se refuercen y se organicen democráticamente tal y como lo es o como lo debería ser en Estados Unidos, o en la nueva URSS querida por los "radicales" de Yeltsin, por los federalistas antijacobinos y antinacionalistas.

"Casa Común", "Confederación" podrán constituir la ampliación y la proyección histórica y política de la Federación europea, de la unidad política e institucional de los países y de los ciudadanos que forman o formarán parte de la actual CE. De lo contrario, esta "Casa Común" y esta "Confederación", no habrán sido más que el instrumento para impedir el nacimiento del más moderna y democrático y del más fuerte (desde el punto de vista comercial, productivo, científico, numérico, cultural y político) Estado del mundo, con objeto de realizar una Comunidad mundial de derecho, de democracia política, de no violencia y de paz, de justicia y de libertad. De lo contrario, no habrá sido más que la ocasión para eludir los dramáticos problemas de supervivencia del planeta y de los hombres, tras la tragedia de los nazifascismos y de los "socialismos reales", de los Estados nacionales y de sus clases dirigentes.

Ya en 1984, el Parlamento Europeo adoptó oficialmente, y propuso a las demás instituciones comunitarias y a los países adheridos, un nuevo Tratado, una especie de Constitución de la Unión europea. En gran parte de los doce Estados, en las elecciones de 1984 y posteriormente en las de 1989 para el Parlamento Europeo, el electorado plebiscitó este proyecto y este modelo.

El coste de la no-Europa política y democrática se está convirtiendo en algo insostenible y trágico. Su ausencia como alternativa inmediata, formalmente constituida y activa, corre el riesgo de relegar a Europa central y del Este recién liberadas del yugo comunista al caos y al desastre económico, productivo, social, obligándola a una especie de "restauración" nacional-democrática de un pasado que fue con-causa del adviento de las dictaduras fascistas y comunistas, tal y como Checoslovaquia no puede olvidar.

Los alemanes de las dos Repúblicas lo han comprendido, han admitido con una política pragmática a 17 millones de ciudadanos de la ex DDR, sin condiciones, en la Comunidad Europea.

Ahora os pido a vosotros y al grande y querido por todos nosotros Presidente Vaclav Havel, a los demócratas checoslovacos (y húngaros y polacos) que se identifiquen con la línea del Parlamento Europeo, y no con la de los Estados nacionales del Occidente europeo. La "Confederación" verá a todo Estado-miembro que no sea Alemania, en primer lugar y posteriormente Francia y Gran Bretaña, política e institucionalmente periférico y marginal, económica, productiva, cultural y socialmente subalterno.

La unidad "económica", "cultural", de hecho, si no está organizada por un Estado de derecho, institucionalmente democrático y plurinacional, basado en los derechos humanos, civiles y políticos de la persona, iguales para todos, en todos los países y en toda latitud, no serán más que una mera apariencia..... Nos hallaremos todos en manos de complejos militar-industriales, agro-industriales y alimentarios, a-democráticos, e incapaces de asegurar en el mundo todo orden digno de llamarse así, que durante décadas han apuntado hacia la estabilización de las dictaduras comunistas y del imperio soviético y hacia la desestabilización del mundo, en primer lugar de las zonas no europeas y no "occidentales"; armando frenéticamente a los dictadores de gran parte del planeta, in primis a los Sadam Hussein, a los Menghistu, a los Assad, en convergencia con la vieja política de Moscú u de Praga.

La "democracia en un solo país" o en un solo "sistema de países" no es realizable, a la larga, al igual que no lo ha sido («por suerte!) "el socialismo en un solo país". El problema de la "democracia real", que corre el riesgo de ser para la democracia lo mismo que en su día fue "el socialismo real" para los ideales del humanismo socialista y libertario, que en gran parte de Europa da vida a la tragedia de la partidocracia no debe ser infravalorado, si no queremos rápidamente, antes del 2000, encontrarnos manifestando de nuevo el drama de las políticas de los Daladier y de los Chamberlain, de los Benes y de los Masaryk.

Si Checoslovaquia, Hungría, Polonia - juntos o por separado - solicitasen inmediatamente su adhesión a la CE, pronunciándose, desde ahora, a favor de la Unión Europea y reforzando en su seno a los que la apoyan, al Parlamento Europeo, gobiernos como el italiano, el belga, el holandés y fortísimos grupos dirigentes alemanes, franceses y españoles, la causa sería vencida, los derechos humanos, civiles, políticos de la democracia y el derecho constituirían la base insuperable del Estado y del orden social.

En repetidas ocasiones, con mis colegas del Partido radical y federalistas europeos de varios partidos, en estas perspectivas, hemos recibido el apoyo formal de la mayoría absoluta de los parlamentarios europeos. En Italia ubicados por lo general en la oposición, hemos contribuido a formar amplísimas "mayorías europeas" en el Parlamento, durante por lo menos cinco legislaturas, y en las tres del Parlamento elegido directamente por el pueblo europeo.

Actualmente la confrontación no es entre europeístas y antieuropeístas declarados. La confrontación es entre "europeístas" genéricos, que enfatizan sentimientos discutibles y abstracciones reversibles, que parecen presentarnos a "Europa" como "destino", una especie de Cuerpo Místico o de Comunión de los Santos, una "cultura", preocupados por conservar el mayor número posible de prerrogativas, privilegios, poder y subpoderes tradicionales, desigualdades e injusticias, democracias "protegidas" e "históricamente" realistas por una parte; y, por otra, quienes desean construir de forma laica y concreta federalismo, federalismo europeo, democracia intransigente, sociedad y Estado de derecho a partir de la inmediata evolución de la CE en Unión Europea.

Para obtenerlo es menester luchar, con fuerza, decisión y urgencia. No existe salvación ecológica, jurídica, económica, social ni cultural en la ilusión minimalista, en la triste, estéril utopía "realista", en la persistencia del divorcio entre ciencia, conciencia, sentimientos humanos y la "política", el poder.

Algunas manifestaciones que se anuncian, incluso en Praga, como portadoras de lo nuevo, parecen construirse como continuidades de viejas impotencias.

Los cientos de ciudadanos checoslovacos que están dando vida al Partido Radical, transnacional y transpartídico, que en estos momentos tiene más inscritos en Moscú que en Milán, en Praga que en Palermo, son testimonio valioso de una posibilidad, contra una "probabilidad" lamentablemente peligrosa y negativa. Puedo asegurarles que se encuentran, aunque por desgracia sean pocos, en el camino que desean que se recorra sin rémora tanto el Parlamento Europeo como los pueblos que han podido expresarse democráticamente.

 
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