"El Primer Secretario, Segio Stanzani y el Tesorero, Paolo Vigevano, se reunieron con la Presidenta del PR, Emma Bonino, y con el Presidente del Consejo Federal, Marco Pannella. Tras estudiar detalladamente la situación política e institucional italiana, como así mismo la del Partido, concluyeron que no se puede seguir aplazando la aplicación de las disposiciones congresuales y del Consejo Federal, sobre la gestión extraordinaria del Partido".
Así se comunicó, el 14 de diciembre la decisión de aplicar, antes de finales de año, lo que recogía el documento final del Congreso de Budapest de abril de 1989: "Por consiguiente, el Congreso delega todos sus poderes estatutarios al primer secretario, al tesorero, conjuntamente a la presidenta del Partido y al presidente del consejo federal, para que lleven a cabo todas las decisiones correspondientes a la vida y al patrimonio del Partido radical, si la violencia predomina en contra de nuestra resistencia. Y a este respecto, con esta norma transitoria y final, cambia el estatuto del Partido".
Es la respuesta obligada al muro de censura que han construido, especialmente en Italia, los medios de comunicación de masas con respecto al Partido radical. Mientras que en el Este se derrumban las barreras con las que los regímenes totalitarios han intentado impedir en vano la llegada de la democracia, en occidente se impone, a través del control monopolista de los medios de comunicación, el silencio ante todo intento de denunciar la involución autoritaria realizada por los partidos políticos que ha impulsado en muchos países la barbarización de la sociedad provocada por la llamada guerra contra la droga.
El anuncio del Partido radical no es un anuncio de muerte sino de esperanza: "La gestión extraordinaria del Partido radical tendrá como objetivo y razón de ser el relanzamiento, también en Italia, del Partido radical, transnacional y transpartídico, ante los grandes acontecimientos que estan teniendo lugar a lo largo de los últimos meses en Italia y en el mundo que proponen cada vez más al Partido como elemento central y necesario para desarrollar cualquier lucha democrática de Reforma"..
De esta manera, concluye el ciclo político que ha durado más de veinte años, a lo largo del cual el Partido radical ha llevado siempre la delantera en la afirmación de los derechos civiles, en un primer momento en Italia, y posteriormente fuera de las fronteras italianas, con la lucha no violenta contra el exterminio causado por el hambre y a favor del derecho a la vida, en zonas geográficas y políticas cada vez más amplias. Pero este Partido radical no es el instrumento adecuado para hacer frente a los nuevos desafíos de los años 90. El nuevo Partido radical transnacional y transpartídico debe ser reinventado, debe poder disponer de nuevos y mayores recursos y sobre todo debe ser reconocido por aquellos, que ante la caída de regímenes comunistas, consideran, con razón, intolerable que la democracia real corre el peligro de convertirse en un contenedor de nuevas y más sofisticadas formas de totalitarismo.