El intergrupo federalista del Parlamento italiano, reunido en el día de hoy, expresa su más rotundo desacuerdo con respecto a las conclusiones del Consejo Europeo extraordinario celebrado en Dublín y de las posteriores reuniones del Consejo de Ministros.
Encargadas de desarrollar el trabajo preliminar para la conferencia intergubernamental sobre la Unión política de la Comunidad, las diplomacias de los Doce - confirmando las previsiones pesimistas del intergrupo parlamentario que, al igual que toda la Cámara (Véase moción del 15 de noviembre de 1989 y resoluciones del 21 de marzo de 1990), propuso la constitución de un comité especial presidido por Jacques Delors - presentaron propuestas preocupantes que de no modificarse, se pueden sintetizar de la siguiente manera:
a) el Parlamento europeo, sede de la representación del pueblo europeo y sostén del estado federal y democrático europeo en construcción, se halla privado una vez más de su prerrogativa esencial: la legislativa y de carácter político;
b) la Comisión ejecutiva, motor del proceso de unificación, se ve relegada a un papel progresivamente técnico, mientras su presidente, que hasta hace poco se declaraba abiertamente a favor del modelo federalista y del proyecto Spinelli, ha acabado por aceptar que se le prive y se le destituya de toda autoridad política;
c) la Comunidad sufre una ulterior invasión del modelo confederal. De esta manera, bajo la engañosa garantía del modelo del conjunto paritario y unanimista del Consejo de ministros, y por efecto de una reacción elemental con respecto al proceso de unificación alemana, se consolida y cobran vigor las diferencias evidentes en el status político de los distintos países, sobre todo en lo que se refiere a la política de defensa y al control del armamento nuclear que siguen siendo tarea exclusiva de los gobiernos francés e inglés. Dichas diferencias privan a los pueblos europeos del impulso renovador reflejado en la perspectiva de la federación europea, condenándolos indefinidamente a un estado de desigualdad y de chantaje recíproco, privándoles de la capacidad en potencia de controlar colectivamente su propio destino y su seguridad. Hecho que reviste mayor gravedad si consideramos el sincero apoyo del gobierno alemán y la perspectiva federalista y parlamentaria, precisamente en el momento en el que las superpoten
cias americana y soviética intentan reducir los armamentos y controlarlos recíprocamente;
d) la opinión pública europea se sitúa, sin ningún debate político y parlamentario previo, ante un cambio radical de ruta con respecto a las perspectivas y a las garantías proporcionadas por los gobiernos hasta ese momento.
En este marco, la diplomacia italiana, abandonando con toda ligereza una línea política seguida durante toda la postguerra, ha incurrido en toda una serie de errores políticos intolerables, en detrimento sobre todo de la credibilidad política y de los intereses fundamentales del país;
a) ha ignorado las indicaciones del electorado que se expresaron con el referéndum del 18 de junio de 1989, en el que una mayoría aplastante apostó por otorgar al Parlamento Europeo poderes constituyentes;
b) ha privado, contradiciéndose considerablemente, las reiteradas posturas del Parlamento italiano con respecto a la estrategia constituyente, sobre la que el gobierno se había declarado a favor;
c) ha llevado a cabo el error imperdonable de renunciar como principio al método y a la perspectiva federalista, que, por su coherencia interna y la indiscutible fuerza en potencia de asegurar igualmente la dignidad política a todos los miembros de la federación, parece la única capaz de superar definitivamente las disparidades heredadas de la guerra y servir a los legítimos intereses de la mayoría de los Estados de la Comunidad;
d) ha aceptado una definición hecha deprisa y corriendo de los objetivos de la conferencia intergubernamental sobre la Unión política europea que priva durante el próximo semestre en el que Italia presidirá la Comunidad, de mayores contenidos y de ese papel que debía desempeñar para satisfacer las expectativas de gran parte de la opinión pública de nuestro país;
e) ha perseguido al mismo tiempo una política de coaliciones separadas y de "imagen" con países de la Europa del este, que podría aislar más todavía al país en el seno de la comunidad, relegándolo a un papel sub-regional e individualista.
Concluyendo, no tanto las posibles aceptaciones de compromisos políticos sino la abjuración del principio guía que inspiró a los estadistas italianos más iluminados de toda la postguerra, corre el riesgo de comprometer todo un patrimonio de coherencia, empujando inevitablemente al país hacia una política de prestigio y de réplicas nacionales que siempre ha acarreado a Italia las peores humillaciones. El método federalista, tal y como nos enseñó Altiero Spinelli, es el único capaz de garantizar a nuestro país un papel político positivo, de garantizar una credibilidad determinada así como una función en el seno de Europa y rescatarlo, junto a los demás países, de los persistentes efectos punitivos fruto de la aventura nacionalista.
Sólo el aparente sacrificio que ha comportado acentuar el contenido ideal e institucional de la perspectiva de la federación europea y de la eliminación del sinfín de egoísmos de los viejos estados nacionales puede servir para la dignidad de todos los pueblos europeos y los intereses esenciales de la democracia italiana.
El intergrupo federalista europeo toma nota con satisfacción que el Parlamento europeo, en la resolución adoptada el pasado 17 de mayo, subraya su petición de crear una Unión europea de tipo federal y expresa su propia oposición a cualquier refuerzo unilateral del papel del Consejo que pudiese marginar al Parlamento europeo y a la Comisión.
El Intergrupo parlamentario federalista, al insistir en su desacuerdo por las decisiones adoptadas por las diplomacias de los Doce, se reserva adoptar las iniciativas necesarias para sensibilizar a las fuerzas parlamentarias, a los partidos políticos y a la opinión pública con respecto a la actual fase de la política comunitaria.
(*) El intergrupo federalista agrupa a distintos parlamentarios procedentes de todos los grupos políticos presentes en el Parlamento italiano, aquellos parlamentarios que desean de todo corazón que se construya sin más demora una Europa federal y democrática.