Queridos amigos,
Muchos y muy intensos son los acontecimientos que han tenido lugar a lo largo de estos dos meses de verano. Tras una larga lucha tanto en el Parlamento como fuera de él, la Radio Radical ha sido salvada. Por fin el Parlamento italiano ha querido reconocer el insustituible papel de "medio público de información" de la radio, y ha aprobado una ley especial que garantiza la supervivencia de la misma.
El presidente de nuestro Consejo federal se ha encargado de despertar al Parlamento Europeo. Sí, ha conseguido recoger, en plenas vacaciones de verano, más de cien firmas de diputados europeos para convocar una sesión extraordinaria del PR sobre las cuestiones del Golfo y de la unidad alemana anticipada al 3 de octubre, en medio del silencio absoluto de todas las instituciones europeas. Al término del debate del Parlamento italiano sobre la cuestión del Golfo, los diputados radicales lograron que se incluyese en la moción de política exterior de la mayoría, algunas enmiendas de gran envergadura (sobre el comercio de armas, el aprovisionamiento de petróleo, la conferencia intergubernamental para la Unión europea, etc...).
Ha sido inaugurada en Roma la nueva sede federal del Partido radical, con muchas posibilidades y nuevas oportunidades con respecto a las conexiones de trabajo con las distintas realidades radicales esparcidas por el mundo.
Todo ello reviste especial importancia, aunque a simple vista no sea un hecho tangible, para el desarrollo y el crecimiento de nuestro partido. Pero no es suficiente. Hemos de seguir adelante, con nuestro compromiso en las calles, en las plazas, en casa de la gente, en aquellos países en los que nos hallamos presentes, aunque sean pocos. Desde Praga hasta Lisboa, desde Roma hasta Moscú, tenemos que intensificar la recogida de firmas sobre las peticiones que os adjuntamos al final de este número de "Carta Radical". Son peticiones transnacionales, es decir, instrumentos para conseguir objetivos comunes, independientemente del hecho de que, en algunas ocasiones, un objetivo determinado haya sido conseguido ya en algunos países. En este número de Carta Radical, incluimos las peticiones para la Unión europea y para la abolición de la pena de muerte en todo el mundo. Y, en el próximo número, incluiremos las siguientes peticiones: la abolición de los visados desde el Atlántico hasta los Urales, la salvación de la a
tmósfera, y el derecho-deber a la objeción de conciencia.
Todo esto es una invitación para aquellas personas que, desde la Unión Soviética hasta Francia, pasando por Polonia y por España nos han seguido a lo largo de estos meses, pero que aún no se han decidido a inscribirse al Partido. Confiamos en que lo hagan sin más demora, que nos ayuden a lograr que este embrión transnacional, transpacífico y no violento se convierta en ese instrumento, a nuestro juicio indispensable, para afrontar los grandes desafíos de nuestra era. Desde la construcción de los Estados Unidos de Europa hasta la consolidación, o sencillamente el respeto, del Derecho, de los Derechos, desde la salvación de nuestro planeta hasta la vida de todos aquellos que viven en él.
Un saludo para todos,
Sergio Stanzani, Primer secretario del Pr
Paolo Vigevano, tesorero del Pr