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Agora' Agora - 8 gennaio 1991
CONFERENCIA DE LOS PARLAMENTOS DE EUROPA, UN PEQUEÑO PASO HACIA ADELANTE
de Europeus

El pasado mes de noviembre, del 26 al 30 se desarrolló en Roma la Conferencia de los Parlamentos de la Comunidad europea, la sesión de los miembros de los 21 parlamentos de los doce países de la CEE y del Parlamento europeo. Ha sido el Presidente francés, François Mitterrand, el que ha reimpulsado la idea de un encuentro con los miembros electos de toda la Comunidad después de que los radicales, tanto en el Parlamento italiano como en el Europeo, presentasen una moción que solicitaba a todos los miembros de dichos parlamentos - en su totalidad más de seis mil - que se reuniesen con motivo del bicentenario de la revolución francesa, en Estados generales europeos para reivindicar el final del absolutismo del Consejo de Ministros de la CEE y el término de ese déficit democrático que caracteriza actualmente la vida de la Comunidad.

La reunión de Roma ha sido el punto de compromiso alcanzado entre los partidarios de una gran manifestación de unidad entre los electos europeos y como apoyo del mismísimo Parlamento, que es el pariente pobre de esta sesión, el Parlamento sin poderes, o casi, y la sugerencias de algunos gobiernos que veían paradójicamente en este encuentro la ocasión ideal para poner en contra las instancias de los parlamentos nacionales y las del Parlamento europeo para que fracasen los intentos de lograr una integración europea de tipo federalista y hacer por el contrario que triunfe una mera cooperación intergubernamental y mantener, en resumidas cuentas, el status quo actual.

Pero veamos más detalladamente esta estrategia, inspirada en gran parte por Miterrand, de este digno heredero del General De Gaulle, y de su "Europe des Patries".

Lejos de seguir la idea original de convocar en París a los 6969 miembros de los parlamentos de la Comunidad tal y como había propuesto Marco Pannella y como ratificaban documentos parlamentarios, se había resuelto llevar a cabo la idea de reunir en Roma, la víspera de la Cumbre europea que deberá propulsar las dos conferencias intergubernamentales de reforma de los tratados CEE - una para la Unión económica y monetaria, y la otra para la Unión política. El PE aprobó un informe que propugnaba un encuentro paritético entre los representantes del PE y de los Parlamentos nacionales.

Sin embargo, en las negociaciones preliminares entre los presidentes de las Asambleas parlamentarias europeas para el orden de los trabajos de las Sesiones, por iniciativa de los parlamentos nacionales, el informe aprobado acababa transformándose en dos delegados nacionales por un eurodiputado. Al final se celebró una Conferencia compuesta por 85 miembros del PE y 170 electos nacionales. Y eso no es todo. De los trabajos de preparación surgía la filigrana ideada por el jefe de la diplomacia francesa, Roland Dumas, de transformar este primer encuentro en una Asamblea de carácter permanente, una especie de segunda Cámara.

El objeto de todo esto era evidente: en el modelo ideal de las Comunidades actuales, y para más inri, en el federalista, la segunda cámara ya existe: es el Consejo de Ministros, auténtica cámara de los Estados que debería compartir el poder legislativo con el Parlamento Europeo, según el modelo por ejemplo de Alemania federal. En cambio, ahora el Consejo, además de desarrollar en ciertos campos un poder ejecutivo, más el poder de ofuscación de la Comisión presidida por Jacques Delors, puede legislar en materia comunitaria sin tener demasiado en cuenta el parecer del PR. Crear otro órgano parlamentario, para poder resolver de esta manera el déficit de la Comunidad, era una ocasión demasiado bonita como para poder reforzar básicamente el poder exclusivo de los gobiernos, para no intentar usar esta Sesión para frenar decisivamente la voluntad de construir todos juntos una Europa federal y a reequilibrar inmediatamente la repartición de poderes en el seno de las instituciones.

En la ofensiva realizada en los medios de información no se anduvieron con chiquitas. El Presidente del Parlamento europeo, excluido del banquete de los jefes de gobierno de los doce en la primera cumbre organizada por la presidencia italiana en octubre, se presentaba como el portavoz de un grupo de políticos fracasados o de segunda división, que pretendían contar con más poderes mientras que eran incapaces desempeñar su trabajo diligentemente, es decir, los auténticos responsables en definitiva del retraso acumulado por el proceso para la realización del mercado único europeo.

En cambio, el ministro de asuntos exteriores italiano De Michelis, a pesar de pertenecer a la larga retahíla de gobernantes - sobre todo socialistas - de la Comunidad que están convencidos de que los parlamentos, especialmente el europeo, son un freno y un obstáculo para la construcción europea, a pesar de ello, precisamente la víspera de la Sesión, hizo declaraciones cargantes que acabaron siendo un boomerang tanto para él como para sus amigos y acabó beneficiando, paradójicamente, al PE.

Qué es eso tan grave que declaró De Michelis?. Ni más ni menos que que el Parlamento Europeo es el principal obstáculo para la construcción europea, enfermo de irrealidades y de literatura. Pannella presentó su dimisión e inició una recogida de firmas de diputados para condenar públicamente estas afirmaciones invitando al ministro a retirarlas.

El secretario del Partido comunista italiano, Achille Occhetto, y junto a él muchos diputados comunistas, y del PE, se han sumado a esta iniciativa que junto con la inmediata y airada intervención del PE, Enrique Barón ha provocado que la prensa derramase ríos de tinta durante los dos primeros días de los trabajos de la Conferencia. Este incidente ha sacado a relucir qué es lo que se celaba en realidad tras las maniobras diplomáticas de la reunión de Roma, descubriendo incluso a los eurodiputados más reacios. Mientras muchos diputados nacionales, atentos a las prerrogativas de los miembros de asambleas electivas, expresaron su solidaridad con sus colegas del PR conviniendo que cabe actuar juntos para que cada nivel decisional vuelva a tener el poder que le corresponde abandonando la idea de crear una copia del parlamento supranacional ya existente, pero incidiendo juntos para controlar mejor los gobiernos nacionales por una parte y el Consejo de ministros de la CE por otro.

Esta es la batalla política que ha tenido lugar en Roma, en los pasillos de la Cámara mientras en el Aula las intervenciones se suceden por primera vez en Montecitorio (la Cámara de los Diputados italiana) con las estrictas reglas del Parlamento de Estrasburgo.

El documento final, votado con la significativa abstención de Mitterrand, Fabius y de los demás socialistas franceses procedentes de la Assamblée Nationale, bien acompañados con los pocos gaullistas y los conservadores ingleses de Westminster, refleja las posturas ya expresadas por el PR para una unión europea a partir de una base federal y para la elaboración de una Constitución europea en la que el PE desempeñe un papel activo. Más del 80% de los participantes votaron este texto que excluye la transformación de la Conferencia en un órgano parlamentario y que ratifica el papel único del PE para la proceso de integración comunitaria. Todo un éxito para el PE, al que ha contribuido considerablemente el intergrupo federalista y Marco Pannella en particular, y en el que igualmente han participado activamente los demás radicales presentes en la Sesión, Adelaide Aglietta co-presidenta del grupo de los verdes en el PE y Peppino Calderisi, presidente del Grupo Federalista en la Cámara de los diputados italiana. Se

trata fundamentalmente de frenar a estos nostálgicos de la Europa de los gobiernos a los que en estos momentos en los que la Thatcher desaparece del escenario político se les verá el plumero y tendrán que explicar por qué el socialismo europeo no quiere que la Comunidad se convierta realmente en una entidad democrática, federalista, fuerte y abierta para los países europeos que en estos momentos se asoman a la democracia.

 
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