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Agora' Agora - 20 maggio 1991
El TWO-PARTY SYSTEM

de Jean-Marie Cotteret y Claude Emeri

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A continuación, publicamos un fragmento de "Les systèmes électoraux" publicado en la colección "Que sais-je" por "Les Presses Universitaires de France".

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(...) En el caso del bipartidismo, los efectos del sistema electoral son mucho más fáciles de detectar cuando comporta el two-party system, como sucede en el caso de Gran Bretaña, este sistema de partidos (...) puede definirse por la conjunción de los siguientes cuatro elementos: el monopolio electoral de dos partidos políticos, la fuerte estructuración de dichos partidos, su acuerdo sobre las reglas del juego político y su alternancia en el poder. Ya se ha podido constatar que el escrutinio mayoritario de una vuelta está relacionado con el duopolio electoral, con la fuerte estructuración y con el asentamiento nacional de los partidos conservador y laborista; su alternancia en el poder se debe igualmente al sistema electoral. De hecho, el factor esencial de la alternancia estriba en el "voto fluctuante", es decir en la masa de electores que sin tener que estar irremediablemente enganchada a cada partido y no hallando otra formación que le guste, se traslada por un momento a uno u otro campo. Con la ley del c

ubo, un débil traslado de votos puede suponer una importante modificación en la repartición de los escaños y por lo tanto un cambio de mayoría. Pero si analizamos someramente las elecciones británicas hasta el año 1974, constatamos que dan, cada vez, en porcentajes, los siguientes resultados: laboristas 42%, conservadores 42%, liberales 8%, voto fluctuante 8%.

Menos del 10% de los electores hace que salte la mayoría hacia la derecha o la izquierda. Se reclutan esencialmente entre los nuevos votantes - es decir entre los jóvenes - las mujeres, más sensibles a la coyuntura con respecto a los hombres y menos estables en sus opiniones y entre los que votarían por el candidato liberal si no temiesen desperdiciar de esa manera su voto. Globalmente, se puede colocar este voto fluctuante al centro, en la cremallera entre los dos grandes partidos.

Fragilidad y permanencia

Desde luego, este fenómeno de alternancia no es automático y juega de mayor grado a favor de los conservadores que del Partido laborista. El two-party system es en sí frágil y está en crisis desde 1970. Pero es precisamente su fragilidad lo que propicia su permanencia; los partidos británicos deben estar continuamente al quite reforzando sus estructuras, trabajando sus programas, escogiendo a los dirigentes teniendo en cuenta el electorado, controlando el mantenimiento de un sistema electoral que es la clave de todo el sistema político.

De hecho, es posible decir que el two-party system determina realmente la naturaleza del sistema político: no se trata de un régimen de separación de los poderes de acuerdo a los principios establecidos por Montesquieu, sino más concretamente del gobierno de un partido, bajo el control del otro partido y bajo el arbitrio del pueblo. El partido en el poder detenta tanto el poder legislativo como el ejecutivo, la Cámara de los Comunes aprueba los proyectos de ley del Gabinete, por lo tanto del estado-mayor del partido mayoritario y no aprueba más que ésos; en los Comunes, la oposición controla el gobierno, critica su política y propone al pueblo sus soluciones de recambio.

Es el pueblo el que tiene en sus manos las llaves del poder.

Se podría creer que en todo este asunto, el pueblo casi no interviene, y que es el dupolio electoral de los partidos el que lleva a otorgarles la integridad del poder sin que los electores tengan la impresión de estar participando en el juego. En realidad no es así en absoluto. La diferencia débil existente entre los dos partidos da al pueblo una importancia que no existe en ninguna otra parte. Su pasividad no es más que pura apariencia; es el pueblo el que, en realidad, tiene en sus manos las llaves del poder, y con gran firmeza.

De hecho, un estudio sobre las elecciones británicas, demuestra que desempeñan todas las funciones que los principios democráticos exigen de las mismas, puesto que permiten a todo ciudadano que vota escoger junto a su representante local, un programa de gobierno, una mayoría parlamentaria y un primer ministro. La elección de los diputados es al mismo tiempo un referéndum y un plebiscito. Comporta a confiar al partido vencedor el proceso de decisión política, permitiendo junto al pueblo, a través del partido de oposición, controlar cómo se utiliza.

 
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