- Señor Presidente, querría insistir en lo que ya ha planteado el Sr. Cornelissen con respecto al problema del tráfico aéreo, especialmente en los países del sur y, muy concretamente, en las islas Baleares. Además de los problemas relacionados con el tráfico aéreo, en las islas Baleares existe el problema específico de su insularidad, lo cual no sólo afecta a los ciudadanos de las islas, sino a los siete millones de turistas que cada año se trasladan a Baleares, entre los que un porcentaje muy elevado lo hace por vía aérea. La industria turística representa, además, en las islas Baleares el 80% de su producto interior bruto y, por lo tanto, el hecho de que el tráfico aéreo con Baleares se viera perturbado de manera especial por la huelga del pasado mes de julio en el centro de tráfico aéreo de Marsella causó graves perjuicios.

No nos oponemos a que se produzcan estas huelgas. En nuestro país, el derecho de huelga no estuvo durante mucho tiempo reconocido ni aceptado, pero creemos que, por tratarse de un servicio público, deben garantizarse unos servicios mínimos que no obstaculicen el que se pueda llevar a cabo un transporte con las debidas condiciones.

Querría agradecer también la presencia del Sr. Comisario y sus buenos propósitos para mejorar la situación, pero deseo al mismo tiempo resaltar la urgencia de que se hagan realidad. Difícilmente habrá una credibilidad europea si el funcionamiento interno de la Comunidad, como es el caso del tráfico aéreo, no resulta creíble por sus insuficiencias.

Decía Bell que los Estados son demasiado grandes para solucionar ciertos problemas y que hay que aplicar la subsidiariedad. Para otros casos, los Estados no son los adecuados para resolver este tipo de problemas, como es el caso del tráfico aéreo.

La Comunidad debe adoptar en este sentido una actitud constructiva y rápida.