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Oreja Aguirre - 28 settembre 1994
Oreja Aguirre, miembro de la Comisión

Señor Presidente, señora Presidenta del Consejo, Señorías, quiero comenzar manifestando cuánto celebro que el Parlamento haya incluido este tema en el orden del día. Es un tema importante, que merece un debate en estos momentos. Y quiero agradecer también a la Presidenta del Consejo su amplia exposición en relación con este tema.

El problema del tráfico ilegal de material nuclear no es un problema nuevo, si bien los sucesos de este verano han provocado, lógicamente, una especial sensibilización respecto a la magnitud del mismo. Yo quisiera exponer ahora brevemente a Sus Señorías cómo ve la Comisión este problema, qué está haciendo y qué piensa hacer para afrontarlo. Y quisiera aprovechar también la ocasión para responder a las diferentes preguntas orales planteadas en los últimos días.

Como bien saben Sus Señorías, la Comisión ha enviado recientemente al Parlamento y al Consejo una comunicación que describe las medidas adoptadas en los ámbitos de su competencia, y las que podrían plantearse en los ámbitos considerados en los títulos V y VI del Tratado de la Unión Europea.

Es bien sabido que la disolución de la Unión Soviética desembocó, en el sector nuclear, en una cierta disgregación de las estructuras centralizadas de control y de gestión del material nuclear, incluido el más peligroso, como recordaba hace un momento la Presidenta del Consejo.

Por otra parte, algunas repúblicas de la ex Unión Soviética experimentan, de forma paralela, un crecimiento espectacular de la delincuencia organizada, creándose al mismo tiempo redes de exportación clandestina de material nuclear. Pero, como he dicho, el problema no es nuevo y, desde finales de 1991, la Comisión ha adoptado ya algunas medidas para afrontarlo. Desde la aparición de los primeros casos, en Italia y en Alemania, la Comisión ha sido informada y ha intervenido en el marco del Tratado EURATOM a través de sus servicios especializados, en este caso, el control de seguridad de EURATOM. Los servicios de la Comisión han seguido el problema de cerca, desde el principio, enviando inspectores al lugar de los hechos -cuando ha sido necesario-, en coordinación con las autoridades nacionales competentes.

Al Centro Común de Investigación de Karlsruhe se le ha pedido que facilite unos informes periciales para la realización de análisis en profundidad. Y conviene saber que este centro cuenta con expertos y con las capacidades ideales para encargarse de estos análisis. Por otra parte, sus laboratorios analizan, de una manera normal y rutinaria, varios cientos de muestras al año por cuenta del control de seguridad.

Paralelamente, se han puesto en marcha muchas acciones preventivas, destinadas a mejorar el control del material nuclear en los países de origen del tráfico, a través de TACIS, o mediante acciones específicas impulsadas por el propio Centro Común de Investigación o por la dirección de control de seguridad de EURATOM.

Quiero recordar, por otra parte, que, gracias a los recursos presupuestarios facilitados por el Parlamento desde 1993, el control de seguridad ha podido llevar a buen término acciones muy concretas de formación de expertos rusos en materias de seguridad, permitiéndoles definir proyectos concretos y objetivos prioritarios. Esta primera fase se termina en la actualidad. Y todos los informes coinciden en la necesidad de una prórroga de este tipo de acciones si se desea avanzar en la erradicación del problema a medio plazo.

Es cierto que la Comisión no ha previsto los recursos presupuestarios, para proseguir dichas acciones, al elaborar el anteproyecto de presupuesto para 1995. Pero es evidente que habrá que encontrar esos recursos y que, en ello, el Parlamento puede jugar un papel decisivo.

Además de las acciones a las que me he referido hasta ahora -y que son las acciones en el marco del Tratado EURATOM-, la Comisión, preocupada por utilizar de forma óptima todos los recursos de que dispone la Unión en la actualidad, ha formulado también varias sugerencias en el ámbito de la política judicial y de asuntos de interior. Los ministros de Interior y Justicia disponen ciertamente de instrumentos importantes para lograr una mayor eficacia en la lucha contra este tráfico. Estos recursos dependen, por lo general, de la cooperación judicial y policial, campo en el que, como saben muy bien, la Comisión no cuenta con el derecho de iniciativa.

Sin embargo, hemos considerado indispensable llamar la atención de los Estados miembros sobre la necesidad de desarrollar diversas formas de cooperación específica, algunas de las cuales figuraban ya, por otra parte, en sus programas de trabajo para este año. Al hacerlo, asumimos una preocupación real de la Presidencia que, desde el comienzo del semestre, se hizo cargo del grupo de trabajo en el Consejo encargado de este programa.

Para resumir, permítanme hacer un repaso de los distintos elementos que, en mi opinión, merecen una especial atención. Primero: en los países de donde proviene el tráfico, hay que, en primer lugar, mejorar la protección física y el seguimiento y el control del material nuclear. Segundo: en un plano más político, es preciso animar a nuestros socios a dotarse de estructuras regionales de control independiente con un estatus reconocido y con medios de intervención reales. En ese sentido, algunas partes del Tratado EURATOM me parecen un modelo excelente y se debería examinar la viabilidad de una incorporación de las mismas en la Comunidad de Estados Independientes. Tercero: hay que desarrollar unas cooperaciones concretas, especialmente en materia aduanera, en los campos de asistencia administrativa, en el intercambio de información, así como en la asistencia técnica y la formación que conviene proporcionar a las administraciones aduaneras de los países afectados para mejorar la calidad de los controles de expor

tación.

Me parece evidente que sólo podemos salir airosos de este combate si cooperamos estrechamente con los países de donde proviene el material. Debemos, por tanto, entablar un diálogo positivo con los mismos, y especialmente con la Federación de Rusia.

Por otra parte, en el territorio de la Unión se pueden y deben considerar en este momento intervenciones en diversos campos. Aunque este tema escape del derecho de iniciativa de la Comisión, es deseable que los Estados miembros cooperen en el ámbito judicial y de interior para lograr una lucha eficaz contra ese tráfico.

Para responder de manera más precisa a una pregunta que se ha hecho sobre EUROPOL, creo que este organismo tiene ciertamente un papel importante -y lo ha recordado la Presidenta también hace un momento- que desempeñar. Pero debo recordarles, Señorías, que no se ha previsto ningún tipo de financiación comunitaria para EUROPOL.

Asimismo, es necesario intensificar los controles aduaneros en las fronteras exteriores de la Unión mediante la generalización del análisis de riesgo, la organización de acciones de formación específicas y la instalación de equipos de detección. Y, en ese sentido, es de importancia capital la cooperación entre las administraciones aduaneras.

En el plano logístico, la infraestructura de las dos redes electrónicas de comunicación creadas por la Comisión permiten el intercambio confidencial de avisos de fraude en tiempo real entre los servicios de control y de investigación responsables.

Y, para finalizar, quisiera decir que sólo una respuesta global y coordinada permitirá luchar eficazmente contra el tráfico ilegal de material nuclear. La Comisión se muestra muy activa en este campo, y es consciente de que puede contar con la ayuda del Parlamento en esta tarea tan difícil pero de vital importancia.

 
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