Señor Presidente, señoras y señores diputados, este Parlamento tiene hoy la posiblidad de contribuir a evitar acontecimientos como los que se han producido en el verano pasado, en el que nuestros pescadores han tenido que salir a faenar custodiados por las fuerzas navales de cuatro Estados miembros, lo cual constituye un ejemplo de desunión europea poco edificante.
No ha habido un enfrentamiento entre Estados. Tampoco quiero creer que lo ha habido entre pescadores. Ha habido un enfrentamiento entre dos técnicas de pesca, incompatibles entre sí. Por un lado, las técnicas tradicionales, respetuosas con el medio y que son selectivas, y por otro lado, las modernas técnicas, minoritarias, que dañan el medio y que producen, como se ha señalado aquí suficientemente y el propio informe de la Sra. Fraga lo menciona, daños cuantiosos para los recursos marinos.
Esta situación produce una competencia desleal muy grave entre unos pescadores y otros, que resulta intolerable desde todos los puntos de vista: económico, social, político y jurídico. Se están contraviniendo, como también se ha señalado, normas internacionales y nuestro propio Derecho comunitario, cuyos principios fundamentales en materia de pesca son el de la pesca responsable, el del control del esfuerzo pesquero y el de la conservación de recursos.
Querría hacer otra reflexión al hilo de este debate. Este problema afecta a toda la flota pesquera española del Cantábrico. Pero hay efectos regionales también muy importantes y el Tratado de Maastricht, en su artículo 130, nos obliga a evaluar no sólo los efectos medioambientales de toda política comunitaria, sino también los efectos negativos para la cohesión económica y social.
Al no prohibir las redes de enmalle de deriva, estamos perjudicando a una región española del objetivo nº 1, como es el caso de Galicia, que depende -yo diría dramáticamente- en estos caladeros de este recurso. La capacidad de aguante y de resignación de los pescadores españoles tiene un límite. Han resultado injustamente perjudicados en el Tratado de Adhesión y, en este momento, como en tantos otros, tienen la razón de su lado. Tenemos la obligación política y moral de dársela. Por lo tanto, debemos votar a favor del informe de la Comisión de Pesca y debemos prohibir las redes de enmalle de deriva.