Señor Presidente, quiero, en primer lugar, felicitarnos de que hayamos acordado una propuesta de resolución -con algunas diferencias entre los Grupos, pero no fundamentales- sobre el caso, gravísimo, de la situación en Bosnia y Herzegovina. Creo también que es lamentable que sigamos votando resoluciones sobre Bosnia y Herzegovina, cuando reconocemos que la situación continúa agravándose en esa república de la antigua Yugoslavia, sin que hasta ahora los esfuerzos internacionales y la metodología que se ha seguido para lograr la paz en Bosnia hayan logrado ningún resultado tangible.
Nos estamos acercando a un tercer invierno marcado por la guerra. Los datos que llegan de Bosnia y Herzegovina son una vez más enormemente preocupantes para la población civil: la ciudad de Sarajevo sigue sitiada, junto a Zepa, Gorazde, Bihac, y otros enclaves asediados por las fuerzas radicales serbias de Radovan Karadzic; los suministros básicos se vuelven a cortar como arma de guerra en la ciudad de Sarajevo -el gas, la electricidad y el agua los cortan un día y otro los dan en función de los intereses políticos o de presión que tienen las fuerzas sitiadoras-; la limpieza étnica se acentúa en las zonas controladas por las milicias serbias en Bosnia y Herzegovina.
Y, en esa situación, el Gobierno legítimo de Bosnia y Herzegovina se encuentra, una vez más, confrontado a un cierto abandono del interés de la opinión pública y a una especie de reconocimiento de los hechos consumados por parte de la comunidad internacional.
Quisiera decir que hemos visto con preocupación el levantamiento parcial de las sanciones a Belgrado, y que la resolución trata de señalar la importancia de que esa distancia declarada de Belgrado con respecto a los serbios de Bosnia resulte eficaz. Por otro lado, creo que es importante que este Parlamento haga el esfuerzo de estar presente, como se propone en la resolución, el día 15 de octubre en la apertura de las sesiones del Parlamento Bosnio.
Por último, quisiera decir que me parece también oportuno que visitemos Mostar -ciudad que tiene una gran tradición y en la cual la Unión Europea está involucrada- y Tuzla, y que defendamos, con los medios que podamos, lo que queda de convivencia multiétnica en esa república antes de que sea demasiado tarde.
(Aplausos)