Señora Presidenta, un año más, violentos incendios han asolado los bosques mediterráneos, provocando pérdidas irreparables en vidas humanas y graves daños materiales y ecológicos. Sólo en España han muerto 22 personas y se han calcinado más de 285.000 hectáreas. El efecto devastador de estos incendios provocará un proceso de desertización de repercusiones muy graves para la cohesión económica y el equilibrio ecológico de la Unión Europea, lo que confiere una dimensión comunitaria indudable a la catástrofe. De ahí la necesidad de una ayuda financiera extraordinaria, pero no sólo para paliar los daños materiales, sino, sobre todo, para llevar a cabo una política comunitaria de prevención de los incendios forestales, y para aplicar programas de reforestación que contribuyan al mantenimiento del ecosistema. En este sentido, la creación, por parte de la Comisión, del Centro Europeo de Estudio de nuevas técnicas de prevención y de lucha contra los incendios en las zonas mediterráneas, que este Parlamento había ya
pedido, me parece absolutamente indispensable y urgente si queremos evitar una progresiva desertización de la zona mediterránea y las catástrofes que, año tras año, van produciendo los incendios forestales que la asolan.