Señor Presidente, Señorías, permítanme que inicie mi intervención mostrando mi perplejidad por la irresponsabilidad de aquellos que nos obligan a traer temas, como el programa S CRATES, a esta Asamblea bajo el signo del conflicto.
Estamos debatiendo asuntos aparentemente irrelevantes. Pero que nadie se equivoque. Resolver, en la dirección acertada, apartados como la educación y la formación de la juventud es situarnos en la disyuntiva de si entregamos o no a nuestros hijos herramientas suficientes y adecuadas para construir su futuro, para construir y consolidar la Unión Europea.
Reflexionen ustedes, Señorías. No les parece absolutamente esperpéntico, privado de todo sentido común y alejado de las necesidades de los humanos polemizar y consumir el valioso tiempo político sorteando las dificultades de la comitología para la aprobación de los programas educativos en lugar de discernir cómo mejorar y perfeccionar dichos sistemas?
De todos es conocido que el programa S CRATES pretende ser el summum de las propuestas educativas, tanto cualitativa como cuantitativamente, comprendiendo desde la enseñanza escolar a la superior (ERASMUS, COMENIUS), y completada por las actividades transversales relacionadas con el aprendizaje lingüístico, titulado LINGUA.
Como ustedes saben, los ejes más sobresalientes de sus objetivos van desde la colaboración entre los centros escolares en todas las etapas, el reciclaje ininterrumpido del profesorado, la escolarización de los hijos de los trabajadores migrantes, la movilidad transnacional de los universitarios, hasta la promoción de la dimensión europea en las universidades.
En este marco, existe una serie de propuestas que debían ser irrenunciables por responder a determinadas demandas ampliamente planteadas, no sólo institucional sino socialmente, como es el caso de la incorporación de un suplemento o de medidas de discriminación positiva para aquellos colectivos de estudiantes procedentes de las capas más desfavorecidas y de los centros de enseñanza superior situados territorialmente en las regiones más deprimidas o, en algunos casos, menos atendidas por los gobiernos regionales, con la intención de que el programa S CRATES no se convierta en un programa de elite al servicio de los sectores y las zonas más privilegiadas de la sociedad.
Asimismo, es necesario arbitrar un porcentaje de mínimos, por ejemplo el 10%, que garantice una participación horizontal en términos de movilidad comunitaria. De la misma manera, hay que abordar de forma estable y diversificada puntos de información temáticos, combinados competencialmente en los ámbitos regionales. Hay que incorporar, igualmente, la oficialidad lingüística de algunas comunidades para las reciprocidades correspondientes.
En cuanto a la financiación, me parece absolutamente inaceptable que se pretenda escatimar y racanear con un proyecto de esta envergadura, que pone en juego no sólo la eficacia de un programa, sino que hace peligrar criterios básicamente democráticos, como es el acceso universal, en el marco comunitario, al uso de la información y, obviamente de forma regulada, al aprovechamiento de dicho uso, por lo que es preciso desestimar, por insuficiente, la cantidad de 700 millones de ecus propuesta por el Consejo y avanzar hacia un importe final en el que se tenga en cuenta la voz del Parlamento.
Por último, señor Presidente, Señorías, es necesario aunar esfuerzos en una misma dirección y ese objetivo merece hoy un calificativo que puede parecer drástico, el de extrema necesidad. Y no se trata sólo de un criterio procedimental, sino fundamentalmente competencial. Se trata de reestructurar la referencia a las funciones que diseña la comitología en cuanto a los poderes de consulta, gestión, desarrollo y ejecución del programa, sustituyéndolos, de forma alternativa, por una presencia relevante de las instituciones emanadas del sufragio universal.
Y termino, señor Presidente, Señorías, recordándoles a ustedes, para que otros lo recuerden, que no hay pueblos libres sin cultura, y eso requiere emular a Fuenteovejuna para que toda la Asamblea, como una sola voz, convierta lo que hoy es una necesidad en una conquista para el futuro de una Europa más formada y más civilizada.