Señora Presidenta, señor Presidente del Consejo, señoras y señores parlamentarios. Quiero comenzar expresando el sentimiento de la Comisión por la catástrofe del "Estonia" y reiterar los pésames enviados a las familias y a los gobiernos afligidos por esta nueva tragedia marítima. El "Herald of Free Enterprise", el "Scandinavian Star" y hoy el "Estonia" son otras tantas catástrofes ocurridas en nuestras aguas y que deberían haberse evitado.
Por lo que se refiere al accidente mortal en Ramsgate, no puede asociarse este drama con la seguridad del ferry "Prins Philip", dado que se debió a un fallo de la rampa de carga, y más aún teniendo en cuenta que dicho buque responde a un nivel de seguridad mayor que el fijado por las normas internacionales. En cualquier caso, este accidente subraya la necesidad de reforzar el control de las instalaciones portuarias por parte de los Estados miembros.
Pero volviendo al tema que aquí nos ocupa, el caso del "Estonia", debo decir que la Comisión no ha permanecido inactiva ni ha esperado a esta nueva tragedia para actuar. Ya en febrero del pasado año la Comisión presentó al Parlamento y al Consejo una comunicación sobre seguridad marítima junto con un programa de acción que incluye la seguridad de los buques de pasajeros. Varias medidas concretas de este programa -como la relativa a las sociedades de clasificación, la formación de los marinos y el control por el Estado del puerto- tendrán una incidencia favorable sobre la seguridad de los transbordadores. Las dos primeras ya han sido objeto de una posición común del Consejo y la propuesta de directiva sobre el control por el Estado del puerto figurará en la agenda del día del próximo Consejo de Transportes.
El control por el Estado del puerto, con arreglo al memorándum de París de 1982 y su refuerzo en la Comunidad, sigue siendo nuestro medio de acción más eficaz contra los que se niegan sistemáticamente a conformarse a las normas internacionales de seguridad. La mejora de los servicios de inspección de los Estados miembros es por ello una tarea muy importante y en este sentido el programa CAROLUS establece una ayuda financiera para fomentar los intercambios de inspectores entre los Estados miembros, los cuales -espero- utilizarán al máximo esta posibilidad.
En breve, se adoptarán nuevas propuestas en la Comisión, y en concreto, sobre la aplicación uniforme de las normas para los equipamientos marinos y de las reglas para los buques de pasajeros no acogidos al convenio SOLAS. Además, desde las catástrofes del "Herald of Free Enterprise" y del "Scandinavian Star", se han adoptado una serie de medidas internacionales entre las que destacan las relativas a la estabilidad y la protección contra incendios, que se aplican desde el 1 de octubre de 1994 tanto a los buques de pasajeros de nueva construcción como a los que ya se encuentran en servicio. No obstante, esto no excluye la posibilidad de nuevas iniciativas, tanto a nivel europeo como mundial.
A finales de 1994 la situación no es la misma que a comienzos de la década. Debe recordarse que desde el 1 de enero de este año el Espacio Económico Europeo es una realidad, lo que facilita el enfoque europeo de la seguridad marítima.
En primer lugar, se impone una evaluación de la seguridad de los transbordadores. Por otra parte, es conveniente concentrar nuestros esfuerzos en la responsabilidad de los Estados de abanderamiento y en la de los armadores. Estos aspectos están ampliamente desarrollados en la comunicación de la Comisión sobre la seguridad marítima y, por tanto, podrían servir de base a la adopción de medidas complementarias.
Aunque en el caso del "Estonia" debemos esperar los resultados de la investigación oficial, la Comisión opina que es necesario examinar a fondo los informes de los accidentes e incidentes en que se han visto implicados durante estos últimos años los buques de carga horizontal y, de acuerdo con los resultados de dicho examen, evaluar la eficacia de las normas de seguridad de estos transbordadores. En caso necesario, debería seguirse una acción común de los Estados europeos en el seno de la OMI para mejorar dichas normas.
La Comisión comparte con el Sr. Cornelissen la misma opinión sobre la necesidad de examinar conjuntamente con los Estados miembros las dificultades que podrían surgir en cuanto a la aplicación en Europa del sistema de socorro en mar por satélite y se muestra en disposición de iniciar el debate sobre esta cuestión.
Dado que la Unión Europea sigue sin poder ser parte contratante en los convenios internacionales en materia de seguridad, lo que, en nuestra opinión, facilitaría su aplicación uniforme y generalizada, nuestras medidas deberían concentrarse en la aplicación obligatoria a todos los buques que naveguen entre nuestros puertos de determinadas disposiciones como las relativas a los buques de pasajeros sin distinción por el pabellón que enarbolen y, a tal efecto, se impone incrementar la responsabilidad, como he dicho, de los Estados de abanderamiento y de los armadores.
Sin ánimo de agotar hoy el tema de estas medidas, la Comisión tiene previsto proponer la introducción de una licencia de explotación de servicios marítimos regulares en Europa. Esta licencia vendría condicionada al respeto escrupuloso de las disposiciones de seguridad, incluidas las relativas a las inspecciones estatutarias por los Estados de abanderamiento bajo los que naveguen los transbordadores en Europa. Y en este sentido, la Comisión preconiza anticipar al 1 de enero de 1996, por medio de un reglamento, la aplicación del código de seguridad por parte de los armadores responsables de servicios de transbordadores en Europa, lo que debería ir a la par de la introducción de una certificación cualitativa.
Por otra parte, la situación particular de los servicios regulares justifica un régimen particular para las condiciones de trabajo a bordo.
Aunque el Cuarto programa marco de investigación y la actual dotación presupuestaria relativa a la seguridad ya ofrece la posibilidad de desarrollar nuevas iniciativas, la Comisión está, evidentemente, dispuesta a adaptarlas a las nuevas necesidades.
Por último, quiero señalar que, teniendo en cuenta la decisión de la Presidencia alemana de inscribir la seguridad de los transbordadores como punto oficial en el orden del día del Consejo del 21 de noviembre, las ideas de la Comisión, así como las del Parlamento, serán objeto de debate por los ministros, como acaba de anunciarnos el ministro Wissmann. De este modo, será posible reajustar y completar las prioridades de nuestro programa y también identificar las medidas nuevas que se impongan para mejorar la seguridad de los transbordadores.
(Aplausos)