Señora Presidenta, el mantenimiento de la tensión en el Golfo tiene un responsable -Saddam Hussein- pero la administración norteamericana se empeña en dar una respuesta militar a la crisis desatada por el dictador iraquí. En el Golfo hay varios problemas -Saddam Hussein y su régimen, sin duda-, pero también la ausencia de democracia en todos los países de esa región, la falta de una solución política de ámbito regional y la confluencia de intereses económicos, más o menos claros, involucrados en lo que allí ocurre.

Hay que aislar políticamente a Saddam Hussein y a su régimen, cierto, y aislarle políticamente para que no pueda continuar sus provocaciones y maniobras militares, pero el pueblo iraquí no tiene culpa alguna de lo que su dictador hace contra la comunidad internacional.

Por eso, consideramos imprescindible levantar el embargo, en primer lugar, para que los niños en los hospitales o las gentes en las calles no sigan sin medicinas o sin alimentos básicos. En ese sentido va la enmienda que nosotros presentamos a una propuesta de resolución que no compartimos.