Señora Presidenta, no cabe duda de que Hamás desafía a la vez a la OLP y al pueblo de Israel. Una vez más, el terrorismo deja rubricado en sangre que quiere matar el proceso de paz. Hace tan sólo trece meses que se llegó a los Acuerdos de Oslo y hoy, de nuevo, los terroristas en Tel Aviv, como ayer en otras localidades, renuevan con su lenguaje de muerte el odio a Israel. Pero hoy más que nunca es necesario seguir con el proceso de paz como ocurrió ayer en el histórico acto de Arava. Bien sé que esto resulta fácil de decir pero difícil de vivir, máxime en esta zona que sólo ha conocido el lenguaje de la guerra. Pero no queda otra salida, y tanto Rabin como Arafat y sus respectivos pueblos habrán de resistir con heroicidad el constante sabotaje a la paz.
Nuestra responsabilidad como europeos, humana y política en este proceso, es enorme. Ni un solo ecu a los Estados que apoyan al terrorismo. Ni un solo programa conjunto, porque tenemos que colaborar con hechos en mantener encendida la frágil vela de la paz y ello nos obliga a ayudas urgentes, concretas y directas, para la reconstrucción económica y social de Cisjordania y Gaza, si queremos dar continuidad al proceso de paz.