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Partito Radicale - 10 dicembre 1955
Declaración del programa del Partido radical de los liberales y de los demócratas italianos

SUMARIO: El texto recoge el documento del programa del Partido radical cuando se constituyó en diciembre de 1955. Establece los intentos de esta nueva formación política que nace de la escisión de las corrientes de izquierda del Partido Liberal. A ella afluyen personas procedentes asimismo de Unidad Popular (formada en 1953 para combatir contra la ley mayoritaria conocida como "ley estafa") como por ejemplo Leopoldo Piccardi. Está formado igualmente por ex accionistas que no habían militado en otros partidos tras la desaparición del Partido de Acción, como Leo Valiani y Guido Calogero, por colaboradores prestigiosos del periódico "Mondo" como Ernesto Rossi, por numerosos intelectuales, publicistas y periodistas del área laica, por jóvenes universitarios que habían formado o formaban parte de la milicia política en la universidad a través de la Unión Goliarda Italiana (Ugi) y los órganos representativos y nacionales (Unuri).

El compromiso prioritario de los radicales consiste en "aplicar la constitución e instaurar efectivamente el Estado laico y liberal, y el Estado de derecho para el que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, sin discriminaciones políticas ni religiosas, y que garantiza la liberación activa del arbitrio gubernamental y policial". La lucha contra los monopolios económicos, la justicia social, la moralización de las empresas públicas, la integración en el mercado común europeo y la reforma de la educación general básica son los terrenos de acción que el Partido radical se propone en su carta constitutiva y en su programa.

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El estado en el que se halla la vida política italiana, diez años después de las grandes promesas de liberación, siembra el descontento y el desasosiego en la conciencia liberal y demócrata del país. La vida del pensamiento y del trabajo se halla profundamente turbada al constatar que al desmoronamiento de la dictadura ha seguido una democracia tímida y cohibida por la herencia de una costumbre corrompida, débil al defender la autoridad del Estado ante las ingerencias del clero y del ímpetu de los extremismos e incapaz de manifestar en sus instituciones el espíritu de la nueva Constitución republicana.

Ha llegado el momento de hacerqsurgir de las almas una voluntad férrea reparadora y que recoja la fuerza moral dispersa que ha sostenido al país durante los años de la Resistencia contra el fascismo y de la lucha de liberación. Ha llegado el momento de dedicar todo intento a la creación de una formación política, capaz de demostrar finalmente que el compromiso de hombres abiertos y conscientes, útiles en su voluntad de afrontar algunos problemas fundamentales siguiendo el espíritu renovador de la civilización moderna y los prodigiosos progresos de la ciencia, puede dar un nuevo vigor a una nueva esperanza para el desarrollo de la sociedad italiana.

Muchos han sido los programas formulados a lo largo de los últimos años apor parte de distintos partidos, agrupaciones y asociaciones. La realidad de las cosas ha permitido ponderar las promesas y las realidades, las propuestas y las resistencias. Sin embargo, los promotores del nuevo partido creen que la coherencia es el mejor testimonio del compromiso político y, así pues, no creen estar prometiendo demasiado o prometer en vano si declaran estar dispuestos a combatir para aplicar la constitución e instaurar efectivamente el Estado laico y liberal y el Estado de derecho para el que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, sin discriminaciones políticas ni religiosas, y que garantiza la libertad activa del arbitrio gubernamental y policial. Tampoco creen estar hablando por hablar cuando declaran su voluntad de luchar a fondo contra el privilegio impidiendo la formación del monopolio o estudiando su eliminación allá en donde ésta sigua dominando sin rival, de someter a control público aquellas empresas o

aquellas concentraciones de capital que posean las características del monopolio, natural o artificial, industrial, comercial, o terrateniente, y destruir el poder político que se deriva de todo ello.

Los promotores del nuevo partido consideran que éstas son las condiciones sine qua non para que se pueda desarrollar una economía realmente auténtica, en la que las actividades de los particulares no se vean obstaculizadas por la prepotencia de los grupos organizados, y los "puntos de partida" de los ciudadanos sean iguales para todos, y los desniveles entre los distintos grupos sociales y las distintas regiones de Italia disminuyan progresivamente. Y están convencidos de que la tarea del Estado democrático consiste no sólo en eliminar los derroches y someter todas los gastos públicos al control real del parlamento, sino reformar radicalmente la ordenación tributaria, haciendo que los impuestos sean claros y auténticos, acentuando su carácter progresivo, aliviando los gastos de los grupos menos favorecidos y, por último, remodelando y ampliando el sector de los impuestos directos. Tampoco temen que se les tache de colectivistas por declarar que el Estado, una vez recosntruidas sus estructuras administrativas

y burocráticas, inmunizado de las corrupciones y los favoritismos, posee el derecho de intervenir, orgánica y permanentemente en la vida económica y social, no sólo para velar por los intereses de las "categorías indefensas" sino también para promover aquellos estratos populares que siguen estando al márgen de las fronteras de vida democrática y por ende expuestos al yugo y a la disciplina de los aparatos no liberales.

Los promotores del nuevo partido están convencidos, asimismo, de que ésta es la única vía para garantizar la vitalidad y la expansión de la economía nacional y el aumento del nivel de vida individual. Y sólo de esta manera se podrá aplicar mucho más fácilmente la integración de Italia en el gran espacio económico del mercado común de la Europa occidental.

Estas líneas programáticas no pueden ignorar las necesidades de llevar a cabo una reforma en el campo de la educación, condición igualmente indispensable para todo desarrollo de la conciencia civil, de una reforma que renueve profundamente el mundo de la educación italiana, elimine los excesos de un malentendido "humanismo" y fomente la enseñanza técnica y científica, que acabe con la invasión del clericalismo y restituya dignidad y primacía a la educación estatal. Un programa de acción inmediata y no a largo plazo, un plan e trabajo que pretende considerar sólo algunos problemas básicos, aquellos que pueden afrontarse inmediatamente y solucionarse en un plazo razonable de cuatro o cinco años.

Los promotores del "Partido radical de los liberales y de los demócratas italianos", convencido de que todo el abanico político del país se halla en crisis, y convencido de que están germinando nuevos sentimientos, nuevos estímulos y nuevos fermentos en el seno de nuestra sociedad, señalan estos temas como punto de encuentro y de convergencia de todas las fuerzas políticas afines y de aquellas que por el momento se hallan dispersas, de acuerdo con la necesidad llevar a cabo una iniciativa apasionada e idónea que por fín haga resurgir en nuestro país las condiciones de las democracias occidentales modernas.

EL COMITE PROMOTOR

 
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