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Rossi Ernesto - 30 gennaio 1962
El precio de un compromiso: el centro izquierda
Ernesto Rossi

SUMARIO: Ernesto Rossi critica al Pr por su escasa capacidad de afrontar los problemas de política exterior que condicionan muchísimo la política nacional, o de analizar el "mercado Común Europeo" partiendo de a consideración de que una unificación económica no tiene sentido sin una unificación política. Una vez afrontda la política nacional, menciona dos posturas: la alternativa de izquierda, en clara oposición a la política DC, y la apertura hacia la izquierda, es decir un compromiso con la DC. Para muchos, en el PR esta última hipótesis se presenta como el mal menor porque puede servir para ganar tiempo, para conservar en vida aquellas débiles instituciones liberales y democráticas que siguen permitiéndonos tener esperanza en el futuro. Sin embargo, cabe ser conscientes de que la colaboración gubernamental con la DC tiene un precio muy alto: renunciar por ejemplo a las batallas anticlericales. Escaso significado tienen los programas de reformas con los que los socialistas condicionan la colaboración con l

a DC: no faltarán buenas razones apra postergarlos, tal y como sucedió tras la Liberación.

(SINISTRA RADICALE N. 3-4, enero de 1962)

("Le henos rogado a Ernesto Rossi que revisase para "Sinistra Radicale" el texto de su intervención en el Congreso del P.R. "Sinistra Radicale" le agradece a Ernesto Rossi su colaboración").

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... Desearía que nuestro partido discutiese con mucho más valor y con menos manías los problemas de política exterior. No tenemos por qué estar todos de acuerdo con todo. Con respecto a Cuba, tal y como insistí en su día, con otros amigos radicales, para hacer, inmediatamente después del desembarco en la isla, una manifestación ante el Eliseo para explicar públicamente por qué motivo nosotros estábamos muy en contra de la intervención del gobierno americano. Han predominado tendencias que tenían por objeto ganar tiempo. Posterguemos - se opuso - sin furia, veamos antes cómo han transcurrido realmente las cosas... así es como nosotros nos hemos movido sólo cuando los demás ya habían tomado la iniciativa, pero haciéndole perder ese carácter que hubiese podido tener sólo en caso de que hubiésemos sido nosotros los que hubiésemos empezado, porque nosotros seguimos teniendo confianza en Occidente. Nosotros criticamos todo lo que consideramos criticable en el mundo occidental; pero nuestra crítica es en sentido po

sitivo; no para sustituir las libertades democráticas con un régimen totalitario comunista. Por ello nuestra crítica tenía un significado muy distinto al procedente de otros horizontes.

Los primeros de la clase

Asimismo, creo apreciar una cierta reticencia, por parte de la secretaría, a poner en discusión algunas de las cuestiones de política exterior italiana que podrían separarnos. La prudencia aplicada, a mi juicio, es sumamente excesiva a la hora de adoptar una postura sobre la política italiana en Oriente. Para un partido político, y sobre todo para un partido como el nuestro, esta es, a mi juicio, una deficiencia grave. No hay nada de malo si no estamos de acuerdo en todo. Quién sabe respetar las reglas del juego democrático sabe que puede ser minoría durante un cierto periodo en un partido trabajando para convertirse en mayoría. Entrar en un parido político no quiere decir poner a remojo los sesos. Hay entre nosotros amigos muy queridos que son de tendencia que yo considero progresista en política interior, pero que, por lo que se refiere a las cuestiones internacionales, tienen una mentalidad chapada a la antigua; aún no han superado el principio de "right or wrong my country". En el Altar de la Patria está

n dispuestos a sacrificar sus principios, tal y como hizo Benedetto Croce (1), cuando dio la medallita de senador, para la recogida de oro, durante la guerra de Abisinia.

Son muchos los problemas de política exterior que actualmente no queman sino abrasan; nuestra participación en la Alianza Atlántica; la aceptación de la España de Franco en la OTAN; el contraste entre América e Inglaterra sobre los problemas de carácter mundial; la militarización de Alemania; la política de De Gaulle en Argelia, etc. etc. Cabe discutir estos problemas; cabe aclarar cuáles son nuestras posturas respectivas para hallar una solución que satisfaga la mayoría. Por mi parte, voy a intentar convencer a los amigos del partido radical de que la política de ser los primeros de la clase en la Alianza Atlántica, hoy por hoy, es para Italia una política errónea. Tras el fracaso, irrevocable, del programa federalista europeo, en la situación actual mundial, la política exterior más inteligente hoy por hoy parece ser la sostenida por el partido socialista.

De todas formas, independientemente de las que podrán ser las soluciones de los problemas concretos en política exterior, quisiera que el partido radical no siguiese teniendo una política interior distinta, separada de la política exterior; como si la política interior no estuviese condicionada de alguna manera por la política exterior. No hay más que pensar que toda nuestra política militar (los cientos de miles de millones que gastamos para el ministerio de la defensa, los miles de generales que tenemos en servicio, la obligación militar etc.) está determinada por nuestra posición en la Alianza Atlántica; no hay más que pensar en los intrépidos paracaidistas que hemos visto hacer maniobras por vez primera por las calles de Livorno (y que pueden convertirse en los enterradores de la democracia italiana) son, ellos también, un subproducto de esa alianza: no hay más que pensar que los militares alemanes que vienen a Cerdeña, (lo que para mi es algo absurdo, a sólo quince años de la Liberación) para garantizar

la defensa del territorio nacional contra un eventual futuro ataque por parte de las fuerzas armadas soviéticas, son consecuencia de nuestra política exterior... Se pueden excluir estos problemas de nuestras discusiones? Podemos seguir comportándonos como si viviésemos en la luna?...

[...] Desde que dejé el Movimiento Federalista Europeo, por considerar que su programa ya no podía entrar en la esfera de las posibilidades concretas de realización - no he vuelto a participar en ninguna discusión seria sobre los problemas fundamentales de la política exterior de cuya solución en gran parte depende el desarrollo de nuestras libertades y de nuestro progreso económico.

Estados nacionales y carteles económicos europeos

Sería oportuno - creo - intentar comprender qué el tan cacareado "Mercado Común Europeo". Muchos amigos nuestros tienen ideas que considero completamente erróneas con respecto a la unificación económica europea. Yo estoy más convencido si cabe de cuando estaba en la dirección del Movimiento Federalista de que una unificación económica, sin una unificación política (es decir sin proceder a la creación, al centro, de órganos políticos realmente supranacionales, federales) no es ni tan siquiera concebible. Lo que se hace por el Mercado Común Europeo se hace para embaucar a la gente y para darles a los carteles internacionales una mayor posibilidad de intervención en la economía de los distintos países, con el reconocimiento jurídico de los acuerdos monopolistas "buenos", es decir poniendo al servicio de los carteles a las guardias, a los magistrados y a los carceleros de los distintos Estados. [...].

[...] el informe de la secretaría menciona dos posturas de política interior. La primera, en la que yo también participo, es la postura de quién considera que sería más conveniente apuntar hacia la "alternativa democrática" (es decir, hacer una oposición decidida, intransigente contra la Democracia Cristiana, para sustituirla en su totalidad a largo plazo) y no sobre la "apertura hacia la izquierda" es decir de un nuevo ajuste con la Democracia Cristiana.

Lógicamente, el informe de la secretaría ha distinguido entre la postura de la "alternativa" en dos categorías, según se desee o no ampliar la plataforma democrática, para preparar la sucesión a la Democracia Cristiana, hasta incluir al partido comunista.

[...] Yo no considero hoy por hoy oportuna ninguna unidad de acción política con el partido comunista. El comunismo no es hoy por hoy el mayor peligro en Italia; los comunistas son, para mí, adversarios, no enemigos; enemigos son sólo los fascistas y los clericalfascistas.

Caminar separados atacar juntos

[...] No excluyo que puedan haber acciones concretas, en defensa de la democracia, en las que convenga moverse de forma conjunta incluso con los comunistas, a pesar de que se sepa perfectamente que los comunistas tienen como objetivo último un régimen totalitario; pero querría que en nuestras relaciones con los comunistas tuviésemos presente lo más posible la advertencia de Salvemini (3): Caminar separados atacar juntos [...].

[...] Yo no me hago ilusiones sobre la capacidad de resistencia del pueblo italiano a una reacción armada. Sólo en una situación de caos, provocada por una derrota desastrosa, que desgaje completamente al Estado, las fuerzas revolucionarias pueden triunfar contra una clase gobernante que tenga a disposición la policía y las fuerzas armadas. Por consiguiente, en la actual situación política italiana, el compromiso con la D.C., la continuación del espectáculo de los equívocos, puede ser considerado un mal menor: puede servir para ganar tiempo para mantener en vida esas tan débiles instituciones liberales y democráticas que nos siguen permitiendo tener esperanza en el futuro. Por ello yo comprendo, y en cierto sentido justifico, la política de la secretaría para la "apertura hacia la izquierda". Esta política - a mi parecer - si tuviese éxito, nos comportaría un montón de problemas; tendría para nosotros consecuencias negativas de mayor alcance que las positivas; pero si no logra el fin que se propone, de una c

olaboración gubernamental de la DC con el PSI (y, por lo que a mi se refiere, estoy convencido de que no se logrará pues conozco la capacidad política de las jerarquías eclesiásticas) si la "apertura hacia la izquierda" no tiene éxito, mantiene un cierto fermento en el seno de la democracia cristiana que actúa contra el integrismo clerical: hace - tal y como acertadamente ha observado el diputado Riccardo Lombardi - que estallen las contradicciones internas que existen en la democracia cristiana, alejando el momento en el que la democracia cristiana sea conducida, desde su lógica interna, a tomar, en defensa de los privilegios de la Iglesia, una postura totalmente fascista y reaccionaria, eliminando o reduciendo y obligando al silencio, a la llamada "izquierda" que siguiese teniendo veleidades liberales y democráticas. Por lo tanto, se puede aprobar la actual política de la secretaría, aunque, de corazón, desearíamos que dicha política no alcance nunca su objetivo [...]

Laicos y tibios

[...] Aunque, «ojo!: este resultado para nosotros positivo de la "apertura hacia la izquierda" tiene un precio, un coste, muy elevado. No basta - tal y como ha dicho Piccardi - estar seguros de que nosotros vamos a seguir en cualquier caso hablando nuestro lenguaje. para nosotros es más fácil utilizar un lenguaje anticlerical al no tener representantes en el Parlamento; pero ya hoy el partido socialista no habla anticlerical como lo hablaría si no tuviese la perspectiva de ir al gobierno con la democracia cristiana, o, por lo menos, con la izquierda democristiana. Siempre hay algo de tibio en los ataques del primer socialista contra los privilegios, los abusos y los atropellos de la Iglesia católica; tibieza que creo no existiría si el partido socialista trabajase con nosotros no para trazar la línea de las fuerzas existentes sino para creer nuevas fuerzas capaces de trasladar la cuerda en un futuro a favor de nuestros ideales laicos. Tendríamos que intentar enseñar a los socialistas la virtud de la pacienci

a; esa virtud que tuvieron los primeros socialistas (4), que supieron mantenerse en la oposición durante décadas en Italia sin mandar ni tan siquiera un representante al Parlamento. No se puede tender amistosamente la mano a la democracia cristiana para colaborar con el gobierno y al mismo tiempo pisarles los callos a los monseñores del Vaticano sobre las cuestiones de las escuelas, de la censura, del concordato, de la mano muerta eclesiástica. No se puede estar sentado en dos sillas durante mucho tiempo. El ciudadano de a pie, el elector, no comprende, no puede comprender esta política ambigua por mucho que se le expliquen siempre tienden a alinearse con los democristianos sólo si éstos aceptan un programa concreto de realizaciones democráticas. Todo el mundo conoce el escaso significado práctico de los programas acordados entre las direcciones de los partidos que quieren formar juntos combinaciones ministeriales. El presidente del Gobierno puede prometer, incluso por escrito, todo lo que le pide la oposic

ión y luego no importarle un rábano de las promesas hechas. Hemos visto como han acabado todos los hermosos programas de los gobiernos que se han formado tras la Liberación (incluso programas más comprometedores para la constitución de las regiones, para la abolición de las leyes fascistas, para los contratos agrarios, para las leyes contra los acuerdos monopolistas, la escuela, etc.) Para postergar el momento de la lucha contra los intereses constituidos, cuando son poderosos, el gobierno siempre halla los instrumentos burocráticos, la situación internacional no permite, etc. etc. [...].

[...] Las cosas no cambiarían mucho para mejor comparando con el pasado, sin con la Democracia Cristiana subiesen al poder los representantes del partido socialista, en vez de los socialdemócratas o junto a los socialdemócratas.

N.d.T.

(1) CROCE BENEDETTO . (Pescasseroli 1866 - Nápoles 1952). Filósofo, historiador y escritor italiano. Tras un breve acercamiento en sus años mozos a Marx, junto a Giovanni Gentile tuvo el mérito del renacimiento idealista y hegeliano a finales del siglo pasado. Antifascista, sustancialmente libreral-conservador, en la post-guerra se sumó al Partido liberal y entró en uno de los primeros gobiernos de la Italia postfascista. Durante el fascismo, ejerció gran influencia en sectores importantes de la juventud. Como filósofo, a parte de su reforma de la dialéctica hegeliana, cabe recordarlo por sus estudios de estética y de lógica. Cabe señalar sus estudios históricos ("Historia de Europa en el siglo XIX", "Historia de Italia de 1871 a 1915, etc.) en los que reivindica el desarrollo liberal de la Europa de antes de la guerra, en polémica con la "crisis" de los totalitarismos postbélicos.

(2) Tras las elecciones de 1948, en el clima de la guerra fría, la Democracia Cristiana se convirtió en el partido de mayoría relativa, rozando a veces la mayoría absoluta. Elemento central de todos los gobiernos, detuvo ininterrumpidamente el poder desde hace medio siglo condicionando fuertemente en sentido moderado el desarrollo de la sociedad italiana.

(3) SALVEMINI GAETANO . (Molfetta 1873 - Sorrento 1957) historiador y político italiano. Socialista desde 1983, meridionalista, fundó la revista semanal "L'Unità", en la que tuvieron lugar importantes debates. En 1925, fundó en Florencia con los hermanos Rosselli, el periódico clandestino antifascista "Non Mollare" y posteriormente se refugió en el extranjero y llevó a cabo una gran campaña contra el fascismo.

(4) Partido fundado en Génova en 1982 como Partito dei Lavoratori Italiani (partido de los trabajadores italianos). Pasó a llamarse PSI en 1893. Su órgano oficial es "L'Avanti". Coexistieron distintas tendencias en el PSI de la edad giolittiana: desde la corriente reformista liderada por F. Turati, hasta la sindicalista revolucionaria de A. Labriola hasta el ala maximalista de B. Mussolini. Tras la I guerra mundial el PSI sufrió la escisión de comunistas (Livorno - 1921) y reformistas del ala maximalista (Roma - 1922). Disuelto por las leyes de excepción del fascismo en el 26 el partido se exilió bajo la guía de R. Morandi y S. Pertini y participó en la Resistencia con las formaciones "Matteotti". Reconstituido formalmente en el 42 con el nombre de PSIUP (Partido Socialista de Unidad Proletaria) tras la liberación estuvo en el gobierno del VI- 45 hasta el V - 47, Tras la escisión del 47 en Palazzo Barberini (escisión del ala socialdemócrata de Saragat) recuperó el nombre de PSI y estuvo en la oposición. Hast

a el 56 desempeñó una política de unidad de acción con los comunistas. Su participación en el primer gobierno de centro-izquierda (XII-63) causó la escisión de una mayoría de izquierdas PSIUP) y condujo a la reunificación PSI-PSDI, hasta el 69. En la postguerra bajo el liderazgo de: Nenni, Giacomo Mancini, F. De Martino, y en 1976 capitaneado por el actualmente investigado y encausado Bettino Craxi (Milán, 1934), uno de los más destacados y controvertidos protagonistas de Tangentopoli, que en su día llegó a ser presidente del gobierno italiano. El Partido Socialista Italiano, desde que se empezó a tirar el hilo de la madeja de las comisiones ilegales ha ido desapareciendo del escenario político italiano.

 
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