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Occhetto Achille - 30 marzo 1963
Una nueva generación radical
Achile Occhetto

SUMARIO: En los años 1962-63, mientras se producen los primeros intentos de crear un centro izquierda, el Partido radical entra en crisis, dividido ante la actitud a adoptar: confluir en el Psi, llegar a un acuerdo con el Pri, acercarse al Pci, unidad de acción con todas las fuerzas de la izquierda democrática, excluido el Pci. En otoño de 1962, la mayoría del Pr que se remite a "Il Mondo" y a "L Espresso" (Mario Pannunzio y Arrigo Benedetti) se sale del partido intentando destruirlo; Leopoldo Piccardi y Ernesto Rossi siguen un camino distinto, fundando con Ferruccio Parri, una nueva revista semanal, "L'Astrolabio" que se convertirá en portavoz de los "independientes de izquierda"; Eugenio Scalfari se ubicará en la zona del Psi, partido del que saldrá elegido diputado en 1968. La corriente de izquierdas del Pr (Marco Pannella y Gianfranco Spadaccia) fuertemente crítica con respecto al centro izquierda, no acepta la disolución del partido y de esta manera pasa a ocuparse del mismo totalmente sola. El secretar

io de la Federación de las juventudes comunistas, Achille Occhetto, intervino sobre esta crisis del Pr con un artículo publicado por "Nuova generazione". "... la crisis de los radicales no puede dejar de aparecer como un primer intento de romper ese nudo gordiano del que las fuerzas menores, laicas y democráticas, actualmente se sienten prisioneras; es decir... la cuestión estriba en si su función política tiene que limitarse a una mera tarea de estímulo en el seno de la operación democristiana o bien si lo que conviene es alejarse de ésta". Los radicales "por aquello de echar mano de una broma que no hay que tomársela a pies juntillas, entre Prampolini y Gramsci, escogen la vía de Gobetti".

[al final del texto, véase n.d.t del sumario]

(Nuova generazione - marzo de 1963)

En la actual y delicada coyuntura y con la situación de precario equilibrio en el que se encuentran las fuerzas políticas italianas, la más pequeña modificación en el seno de una de estas cobra una importancia que en otros momentos no hubiese tenido e introduce, de alguna manera, elementos de juicio nuevos que cabe considerar con prontitud. De hecho, la mismísima crisis surgida en el seno del Partido radical con la salida de dicho partido del grupo moderado y liberal de "Il Mondo" (1) y del grupo de derivación accionista (2) y parasocialista de Scalfari (3), consideramos que está vinculada a la nueva fase política que se ha determinado en Italia a lo largo de los últimos meses y en particular, con la formación del gobierno de centro-izquierda. En cierto sentido, y de forma indirecta, se divisa, ante lo ocurrido en el Partido radical, una correspondencia con el malestar en el que se ha acabado encontrando la izquierda democristiana tras Nápoles y que ha afectado a otras corrientes laicas de izquierdas asimism

o que durante mucho tiempo contado con que la política de centro izquierda pusiese en marcha un proceso de ruptura en el partido católico, y distinguido entre los elementos democráticos y los moderados. Este malestar generalizado se produce porque en el seno de las mismísimas fuerzas de centro-izquierda una nueva diferenciación que tiende a distinguir a los distintos elementos que de forma todavía por aclarar y mítica, pretende dar un viraje real en la vida del país, fuerzas que mucho distan de las que han venido regateando, como los socialdemócratas, la mismísima primogenitura democrática (de haberla habido) con la democracia cristiana.

En resumidas cuentas, la crisis e los radicales italianos no puede dejar de presentarse como un primer intento de romper el nudo gordiano del que las fuerzas menores, laicas y democráticas, se sienten hoy prisioneras; es decir que la cuestión estriba en si su función política tiene que limitarse a una mera tarea de estímulo en el seno de la operación democristiana o bien si lo que conviene es alejarse de ésta y romper con el vocabulario y los temas de una "izquierda democrática" que halla en la lucha contra los totalitarismos contrapuestos de derechas e izquierdas su lugar ideal. Ante este problema, que en resumidas cuentas es el problema del desarrollo de la clemencia de la nueva fase política, ambas corrientes fundamentales del partido radical, la "neo-liberal" y la "accionista" han tirado la toalla y han demostrado ser incapaces de resolver de forma autónoma la tarea principal ante la que se hallaban; es decir, la tarea de reconciliar los intentos democráticos y liberales de su tradición ideal con las cue

stiones planteadas por el desarrollo del capitalismo estatal y la progresiva función de dirección que los grupos más dinámicos del capital monopolista imponen a aquella política de centro-izquierda que habían acogido y propugnado en clave democrática.

No es casualidad que en esta situación de crisis ideal de los viejos elementos del partido radical, sean precisamente los jóvenes (de derechas y de izquierdas) procedentes de la experiencia democrática del movimiento estudiantil y de la UGI (4) los que hayan hallado en sí mismos la fuerza de seguir la batalla radica, e intuir de forma todavía confusa a nivel ideológico la función autónoma que en estos momentos puede desempeñar un partido radical que sepa superar los planteamientos tradicionales del reformismo y del liberalismo clásico. Esta es una señal de los nuevos tiempos.

El nuevo campo de lucha impuesto por toda la situación política y económica del país y por la nueva línea democristiana cierra el arco de la experiencia histórica de algunas corrientes ideales tradicionales, y de aquellas fuerzas antifascistas que han demostrado ser incapaces de superar una concepción meramente "defensiva" del antifascismo, limitando la validez unitaria a la simple lucha contra el peligro de la derecha clásica y rechazando cualquier tipo de argumentación positiva sobre la perspectiva. Este planteamiento propio de la "izquierda democrática", como nuestro periódico ha querido subrayar en repetidas ocasiones, acaba fatalmente por abrir camino a nuevas formas, más refinadas y modernas, de autoritarismo.

De lo que los jóvenes actuales pretenden protegerse es precisamente de esta forma de impotencia política, gracias a las nuevas características de la experiencia unitaria madurada a lo largo de los últimos años en el movimiento estudiantil; de hecho, la mayor parte de los jóvenes radicales que constituyen actualmente el armazón del Partido radical y de la nueva dirección nacional, hace tiempo que se habían planteado en su acción en el seno de la UGI junto a elementos socialistas y comunistas, por encima de las viejas y superadas contraposiciones entre la "izquierda democrática" y el totalitarismo comunista.

Pero no sólo eso; ellos han comprendido, guiados tal vez más por instinto político que por una concreta ubicación ideológica, que si el centro izquierda tenía que conducir a algo, ese algo tenía que estar representado por la superación definitiva de la fórmula equívoca e históricamente falsa y discriminatoria de la "izquierda democrática"; mientras que en realidad, esta fórmula, en el proyecto fanfaniano (5), se coloreaba, además de los nuevos reflejos modernos, con viejas tintas centristas.

No es casualidad que asimismo en la improvisada moción final del reciente consejo nacional radical se hable de izquierda italiana (y ya no de "izquierda democrática") y en el ámbito de esta se ubique la función política de los radicales italianos.

Pero no se trata sólo de esto; consideramos más relevante el espíritu general, que anima este documento, y que se puede resumir en el intento, de entonación gobettiana, de salvar el problema de la libertad en el marco de una renovación social del país y por lo tanto de un contacto más estrecho con la clase obrera.

Tal y como de hecho sostiene la moción recordada, el Partido radical considera que "la izquierda italiana se califica al plantear los problemas económicos y sociales del país sobre todo como problemas de libertad" y los radicales pretenden proponerlo reconociendo "en la izquierda italiana y europea a sus propios interlocutores y en este espacio quieren actuar como un elemento renovador, conscientes de la crisis ideal y política que afecta al liberalismo, al socialismo y a la democracia en Europa". En definitiva, por aquello de echar mano de una broma que no hay que tomársela a pies juntillas, entre Prampolini y Gramsci (6), escogen la vía de Gobetti (7). Este camino, a parte de que lo consideremos más acertado para los radicales, consideramos que puede rescatarles definitivamente de la larga subordinación compartida con otros partidos menores, a la política centrista de la DC.

Pero los radicales, y sobre todo los jóvenes radicales, al emprender esta nueva vía no pueden esconderse a sí mismos que es necesaria una buena dosis de valor político e intelectual, una voluntad concreta de salirse de los límites de la tradicional política transformista y de maniobras, para hallar junto al movimiento obrero su propia función política. En este sentido el remitirse a Gobetti, aunque cobre una valor todavía mítico e impreciso, halla actualmente su justificación histórica en la indiferencia, propia del pensador turinés, con respecto a la confusa agitación demagógica, de la temerosa marcha a tras del reformismo y de los elementos iliberales del "socialismo estatal". Por otra parte, no es casualidad que l encuentro entre el liberalismo con la clase obrera naciese, al contrario que en Nápoles, precisamente en turín en donde se iba formando el primer núcleo de la industria y se planteaban nuevos problemas como el autoritarismo moderno. De hecho, ello estaba determinado por la conciencia creciente d

el carácter de pequeño Estado absoluto y autoritario que iba cobrando el organismo industrial moderno. Esta concienciación se propone actualmente de nuevo a los grupos más atentos de jóvenes radicales y se les propone a un nivel más avanzado, en la medida en la que en el lucha por las autonomías contra la burocracia del estado centralizador y en la libertad entendida como lucha de clase autónoma de las doctrinas neocapitalistas se tiene el punto de encuentro con el movimiento obrero.

Por ello, y por el original papel que los comunistas italianos acostumbran a atribuir a las vanguardias intelectuales en el marco de la revolución italiana, la presencia de un nuevo núcleo radical guerrero y combatiente puede desempeñar, a nuestro parecer, una función importante; contra estas fuerzas tendremos a veces que enfrentarnos en la batalla de las ideas, pero convergeremos en la perspectiva de una original acción democrática y revolucionaria. La formación de un nuevo bloque histórico, de hecho, puede tener lugar única y exclusivamente rasgando profundamente las tradicionales fuerzas políticas burguesas, y lo que no hay que hacer es interpretarla como una mera superposición frentista (8) (como se suele decir) que se enfrenta a los distintos planteamientos culturales; sin embargo, hay un punto en el que no se puede ceder en el acuerdo y se trata de la conciencia, que a todos debe animar, de que el desarrollo de la democracia no puede estar escindido por una acción que, al partir de todos los sectores d

e la sociedad, tenga por objeto romper y limitar el poder de los grandes grupos monopolistas, superar la enajenación del trabajo, la subordinación de la cultura y de todas las actividades creadoras del hombre a los imperativos del provecho.

La libertad, y en ello estamos de acuerdo con la moción radical, se halla seriamente amenazada en toda la Europa capitalista; para defenderla cabe superar las expectativas, llegar a una concepción positiva y factible de las alianzas y de las convergencias, no esperar a que empeoren las cosas pues sería demasiado tarde.

Por ello, invitamos a los radicales italianos a seguir el camino emprendido aceptando con valor todas las implicaciones que comporta; pero entonces es necesario no echarse atrás, al recordar, con Gobetti, que la "reconciliación es un resultado siempre nuevo de la lucha; afirmarla a priori significa eliminar los esfuerzos a medida que van surgiendo".

N.d.T.

(*) notas sobre el sumario del texto:

* L'ESPRESSO . Publicación semanal, político/cultural romana, fundada en Roma en 1955 por Arrigo Benedetti con carácter radical: llevó a cabo, en los primeros años, célebres campañas de moralización.

* PANNUNZIO MARIO . (Lucca 1910 - Roma 1968). Periodista italiano liberal. Director del periódico "Risorgimento liberale" entre 1943 y 1947, fundó posteriormente (en 1949) la revista semanal "Il Mondo" que dirigió durante diecisiete años creando un excelente modelo de periodismo moderno europeo. Inscrito al Partido liberal italiano, fue uno de los fundadores del Partido radical. Pero a pesar de ello contribuyó a liquidarlo cuando se formó el centro-izquierda.

* ROSSI ERNESTO . (Caserta 1987 - Roma 1967). Político y periodista italiano. Líder de "Giustizia e Libertà" (Justicia y Libertad), arrestado y condenado en 1930 por el fascismo, estuvo en la cárcel hasta que acabó la guerra. Escribió con Altiero Spinelli el "manifesto di Ventotene" y guió el Movimiento Federalista Europeo y la batalla por una Europa unida. Uno de los fundadores del Partido radical. Ensayista y periodista promovió desde las columnas de "Il Mondo" intensas campañas contra las injerencias clericales en la vida política, contra los potentados económicos, el proteccionismo industrial y agrario, las concentraciones de poder privadas y públicas, etc. Sus artículos fueron recopilados en libros ("I padroni del vapore", etc.). Tras la disolución del Partido radical en 1962, y la consiguiente ruptura con el director de "Il Mondo", M. Pannunzio, fundó "L'Astrolabio" desde cuyas columnas prosiguió con sus polémicas. A lo largo de los últimos años se acercó y se inscribió al "nuevo" Partido radical con e

l que lanzó en 1967 el "Año Anticlerical".

* PARRI FERRUCCIO . (Pinerolo 1890 - Roma 1981). Político italiano. Antifascista, líder del Partido de Acción, desempeñó un papel de gran relevancia en la Resistencia, en calidad de jefe (conocido con el nombre de batalla de "Maurizio") de las fuerzas partisanas. Presidente del Consejo en el primer gobierno tras la liberación, fuer derrocado en 1945 para abrir las puertas a la Democracia Cristiana de De Gasperi. Senador vitalicio tras 1963, presidente del grupo parlamentario de la Izquierda independiente a partir de 1968. Director de la revista semanal política "L'Astrolabio".

* OCCHETTO ACHILLE . (Turín 1936). Político italiano. En un principio exponente de la izquierda de Ingrao, posteriormente pasó al centro berlingueriano. Posteriormente pasó a ser secretario del Partido Comunista Italiano (PCI) en 1988 como sucesor de Alessandro Natta. Tras haber lanzado la idea de una gran "Asamblea Constituyente" de la izquierda abierta a todas las fuerzas reformistas, luego se limitó simplemente a cambiarle el nombre al partido que pasó a denominarse Partido Democrático de la Izquierda (PDS). Presentó su dimisión como secretario general del PDS tras el fracaso electoral en las elecciones europeas de 1994. Fue sucedido, en 1994, por Massimo D'Alema.

N.d.T. del texto

(1) IL MONDO . Publicación semanal de política y cultura, fundado en Roma en 1949 por Mario Pannunzio. Durante diecisiete años fue expresión y símbolo de la mejor tradición laica, liberal, radical y democrática italiana. Gran parte de sus periodistas participaron en la fundación del Partido radical. Interrumpió sus publicaciones en 1966, y las reanudó de la mano de Arrigo Benedetti en 1969. Posteriormente se transformó en una publicación semanal de carácter económico.

(2) PARTITO D'AZIONE . (1853-70) Partido político italiano nacido en 1942 ante la convergencia de movimientos liberalsocialistas uy "Giustizia e Libertà". Durante la Resistencia desempeñó un papel importante, pero se disolvió tras la derrota electoral de 1946. Representó la última ocasión histórica para dar vida al "partido moderno" de tipo pragmático, reformista pero no ideologizado, intransigentemente laico, etc. Su nombre se deriva del partido de los secuaces de G. Mazzini (1853 - 1870), con programa republicano e insurreccional.

(3) SCALFARI EUGENIO (Civitavecchia 1924) periodista, director del "Espresso" (1966-68), fundador y director del periódico "La Repubblica", desde 1976.

(4) UGI es la unión de los estudiantes universitarios italianos

(5) FANFANI AMINITORE . (Arezzo 1908). Político italiano, profesor de historia económica, personalidad eminente de la democracia cristiana, de la que fue secretario desde 1954 hasta 1959 y posteriormente desde 1973 gasta 1975 otorgándole un fuerte carácter corporativo con la utilización de la industria pública como punto del desarrollo económico. Jefe de gobierno (1958-59; 1960-62; 1962-63; 1982-83), en repetidas ocasiones ministro de asuntos exteriores (1964-65; 1965-68), presidente del Senado (1968-73; 76-82).

(6) GRAMSCI ANTONIO . (Ales, Cagliari 1891 - Roma 1937). Pensador y político italiano. En un primer momento socialista, director de la revista "Ordine Nuovo" y promotor del experimento de los "Consejos de fábrica", en 1921 fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano y su secretario general (1924). Siendo diputado, en 1926, se le condenó a 20 años de cárcel, donde murió once años después. Sus "Quaderni del carcere" representan una importante contribución a la elaboración teórica del marxismo, que él llamó "filosofía de la praxis". Fundó también "L'Unità", órgano de prensa del Partido comunista.

(7) GOBETTI PIERO . (Turín 1901 - París 1926). En su tierna juventud publicó una celebre revista "La Revolución liberal", que impulsó una revisión del liberalismo, para abrirlo a la comprensión del mundo obrero. En 1926, perseguido por el fascismo, emigró a Francia en donde murió. Fundó la revista "Il Baretti" y publicó la primera obra poética de Montale.

(8) FRENTISMO . (it. frontismo). Política que tiende a realizar amplias alianzas antifascistas entre fuerzas de izquierdas, partiendo del Partido comunista. Esta tendencia se difundió en Europa sobre todo en la época de la guerra de España con el llamado Frente Popular (del que proviene la palabra).

 
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