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Rendi Aloisio - 10 aprile 1963
EL VOTO RADICAL (7): Aloisio Rendi

SUMARIO: El 28 de abril de 1963 se celebraron en Italia las elecciones en las que el Partido radical, recién salido de la crisis, no participó. Sin embargo, difundió un fascículo, elaborado por Elio Vittorini, Marco Pannella y Luca Boneschi, en el que figuraban las opiniones de gran número de intelectuales sobre la crisis de las izquierdas y sobre el camino a seguir para emprender un largo proceso "realmente revolucionario" capaz de renovar las izquierdas del "triángulo Milán-París-Dusseldorf". Para Aloisio Rendi, de la laguna espiritual de nuestro tiempos, los partidos de izquierdas son también responsables, que piensen en el peligro de que dicha laguna podría colmarse sin ellos.

(IL VOTO RADICALE, 10 de abril de 1963)

Si hay algo de desolador (aunque no por ello sorprendente, por lo que me dicen, para quiénes supieron en su día leer las señales de los tiempos) en este periodo de progreso exterior, es la estaticidad y la escasa vitalidad de los partidos políticos de izquierdas. No creo que quepa atribuirlo a un dinamismo mío especial, sino a la situación alrededor de nosotros si, tras haber votado desde hace más de diez años de mala gana por el cuadripartido y la "ley estafa" (1) (junto a hombres honestos como Mario Ferrara (2) y el grupo de "Il Mondo" (3)) me encuentro ahora con tener que votar de mala gana también por el PCI, dispuesto hoy por hoy a avalar no quiero decir ya la ley estafa sino ese centroizquierda que del cuadripartido es la continuación del intento (de lo más logrado) de una supervivencia de la Democracia Cristiana. No sólo posturas nuevas sino necesarias, como una decisión para un europeísmo intransigente democrático pero incluso sólo posturas no nuevas ni sensacionalistas como la más genérica intransig

encia laica (indispensable hoy como nunca, puesto que la D.C. sale de su modernización con ánimos guerreros y no está dispuesta en absoluto a ceder sobre ningún principio católico) parecen cobrar una novedad y peligrosidad revolucionaria, contrastante con la blandenguería general.

A dicha estaticidad se acompaña, a mi juicio, una escandalosa antigüedad de las fuerzas de la izquierda. Mientras que la Dc sale remodernizada de la nueva experiencia de gobierno, englobando sistemas de poder más racionales y eficaces (parecidos en ello al gobierno gaullista, que utiliza sin sentirse fuera de lugar la modernísima máquina del Plan creada por el socialista Monnet) son actualmente, en Italia y también fuera, los hombres de izquierdas los que a menudo se encuentran en posiciones arcaicas y superadas, dejando por ejemplo (al menos hasta fecha bastante reciente) a los conservadores la exclusiva o casi de una gran concepción política como lo es la idea europea. Lo mismo se aplica a la concepción antifascista, insuficiente si tien por objeto tapar oscuros bvrotes neonazis, si es incapaz de comprender que el autoritarismo iliberal se presenta y se presentará siempre en nuevas formas que tenemos que ser capaces de reconocer y estar dispuestos a combatir. Actualmente, esta amenaza es el Gaullismo, y co

ntra él debería pauntar el ataque, unitrio, de las izqueirdas. Asimismo, en un momento en el que en la situación internacional, la que parece (y no sólo me lo parece a mí) ser una distensiónreal, tendría que ser aliento para la acción y una nueva palabra para las fuerzas del progreso, estas siguen desgastándose en las viejas posiciones de parte, filo-rusas y filo-OTAN, incapaces de una verdadera renovación. De la misma manera que tampoco se presta la debvida atención a los nuevos instrumentos de paz, como son las Naciones Unidas.

Acaso cabe maravillarse si ante esta carencia de concepciones y de combatividad se difunde en el área política y espiritual un sentido de estancamiento y resignación? De qué sirve que la urbanización progresiva garantice un refuerzo continuo de los partidos de izquiedas (está por ver si el centro izquierda no acabará atacando sucesivamente este proceso sociológico de la política italiana) si los partidos encargados de administrar el patrimonio de responsabilidad para una libertad de pensamiento, para una justicia social, para el progreso de la cultura, si se contentarán con administrar este patrimonio, y para más inri, administrarlo mal? Si están divididos y son indecisos, poco preparados para una verdadera lucha, para una iniciativa con confianza en este sentido?

Nadie obliga a ningún partido a que sea eo ipso, automáticamente, depositario de una concepción política (con la que se entiende necesariamente una ética, una costumbre, un ideal que va mucho más allá de la técnica electoral y parlamentaria). Leo en un reportaje de los últimos días la frase de una estudiante de Padua: "Nosotros somos una generación sin ningún punto de rederencia". De esta laguna espiritual, los partidos de izquierdas son responsables, y que no se les pase por alto que dicha laguna podría ser colmada sin contar con ellos.

Pero no es cierto que sea eso lo que yo deseo. Mi apuesta va hacia el partido que menos («realmente menos!) ha participado en el cedimiento de las izquierdas. Por el contrario, confío en que los partidos de izquierdas, todos, hallen una concepción ideal y una unidad de acción tales como para permitirles renovar realmente la atmósfera espiritual y la vida política italiana.

N.d.T.

(1) LEY ESTAFA . En 1953, tuvo lugar en Italia una operación política conocida como ley estafa. Consistía en el intento de corregir en sentido mayoritario y con un premio al grupo de las listas unidas que obtuviese la mayoría absoluta de los sufragios electorales. La trufa consistía en realidad en que la Democracia Cristiana, ante una situación de desventaja, propuso a última hora el cambio, antes de las elecciones.

(2) FERRARA MARIO abogado, exponente del mejor liberalismo y radicalismo italiano entre las dos guerras.

(3) IL MONDO . Publicación semanal de política y cultura, fundado en Roma en 1949 por Mario Pannunzio. Durante diecisiete años fue expresión y símbolo de la mejor tradición laica, liberal, radical y democrática italiana. Gran parte de sus periodistas participaron en la fundación del Partido radical. Interrumpió sus publicaciones en 1966, y las reanudó de la mano de Arrigo Benedetti en 1969. Posteriormente se transformó en una publicación semanal de carácter económico.

 
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