Marco PannellaSUMARIO: Severa crítica del "internacionalismo" de izquierdas. Por una parte el neutralismo comunista que parece hacer la vista gorda ante el papel militarista de la URSS e insiste en seguir discriminando entre siniestros "revolucionarios" y "reaccionarios" y por otra la postura transformista de su identidad internacionalista sobre todo ante sus propios cuarteles, ante las armas de su país y del ejercicio cotidiano de su responsabilidad política. Se hace necesaria la conversión "aquí y ahora" de las estructuras militares en estructuras de servicio y de producción civil.
(AGENCIA RADICAL Nº 118, 25 de febrero de 1966)
Entre chácharas sobre las vías nacionales al socialismo (viejas muletas nacional-populistas del internacionalismo estalinista, que querría hacernos ver que son la nueva conquista de la madurez del mundo comunista); y chácharas neutralistas, que constituyen el recurso tradicional de fuerzas de izquierdas, cuando son incapaces de producir otra cosa que no sea el continuo amoldarse a posturas que no son soyas; y más cháchara todavía la de un atlantismo que confía a los comandos militares, integrados o no, la política exterior de un país - y comandos militares y generales de policía y de servicios secretos; a las de un europeísmo que se declara ultrancista y que hoy por hoy es antifederalista bajo pretexto de de encubrir la integración a las fuerzas del neo-capitalismo internacional, hemos llegado a tener a un Fanfani(1) como ministro de asuntos exteriores. Este es el exponente internacional que la política italiana se merece y obtendría fácilmente, si su voto de investidura fuese autónomo del gobierno del que f
orma parte, una mayoría mucho más conspicua que la que los partidos de centro-izquierda pueden constituir.
Lo mismo vale para algunos de entre los peores y los menos capacitados de los ministros que volverán a gobernarnos: para el ministro Bosco, responsable de una gestión del IRI(2), y de nuestro sector público de economía, inepta, catastrófica, por lo que se puede afirmar tranquilamente que la institución del Ministerio de Participaciones Estatales ha brindado un elemento más de fuerza, al sistema italiano, a las fuerzas monopolistas y corporativas: para Bosco, el ministro, que representa los peores intereses transformistas y clericales, de corrupción y de complicidad, de un Ministerio que tiene como real y principal urgencia apremiante la de garantizar a la jerarquía clerical y privada la parálisis de la previsión pública y de la seguridad social del país.
Pero nos gustaría limitarnos, por el momento, a algunas observaciones sobre la izquierda y "su" política internacional.
Los cientos de miles de "comunistas" descuartizados en Indonesia por un ejército en su mayoría formado y crecido con armas del mundo "socialista"; el asesinato de Ben Barka, tras los miles de otras víctimas del general Oufkir, que demuestra que el prestigio de los Mig ha servido así como el de otras armas soviéticas proporcionadas a Marruecos; el aislamiento, las hostilidades que ha concedido el mismísimo "campo" internacional a las fuerzas de Baath de Oriente Próximo (hasta corromperlas y troncar los grandes motivos que eran los suyos) en favor de la burguesía militarista y nasseriana, incluso en los años en los que los comunistas y los "liberales" eran sistemáticamente perseguidos y asesinados; los reflejos condicionados que siempre han inducido a discriminar entre siniestros "revolucionarias" y "reaccionarios", tiranías nacionalistas y tiranías neocolonialistas, y a confundir revueltas sanguinarias con revoluciones no pacíficas en los países del tercer mundo; la defensa acrítica de Ben Bella y de los Kkru
ma y el abandono sistemático para las especulaciones neocolonialistas y de la C.I.A. americana de los fermentos virtualmente democráticos de las oposiciones intelectuales y tribales, a menudo convergentes, en muchos países africanos; el incómodo silencio o las críticas groseras opuestas a modelos de desarrollo como el de Costa de Marfil, en el que no se comprende por qué las fuerzas socialistas tienen que ser más moralistas y rigurosas que lo que habría que serlo con respecto a los tiranos del folklore grotesco y de la incapacidad que salta a la vista; y la explotación que toca los límites tolerables, hecha de "inercia" y de cálculo, de las revueltas anticolonialistas justas y de las guerras de liberación, como en Vietnam, por parte de los "chinos", naturales o adoptivos; ésto - y mucho más - es testimonio de una crisis estratégica e ideal de la que no se toma nota con empecinamiento ejemplar.
Ello no es más que uno de los rostros del neutralismo. El otro rostro es el de Pietro Nenni(3) y la izquierda democrática no atlántica. Repliegue transformista evidente, tanto en los hechos como en los enunciados mismos; vacío ideológico y de lucha que es con respecto al chinismo proporcionalmente lo mismo que la decrépita senilidad con respecto al infantilismo. Ante ellos y ante las tragedias de estos días, la sangre, las destrucciones, las horribles amenazas que gravan cada vez más sobre el mundo, sale a flore de nuevo las invectiva de Jaurès contra Mitterrand: se le ahorra al pueblo la vergüenza de estos "ilotes degrisés" de la clase obrera. Injusta como toda invectiva exacta en la sustancia.
Mientras la izquierda siga buscando sus patentes internacionalistas no ante sus propios cuarteles, no ante las armas de su país, no con el ejercicio diario de su responsabilidad política, y en todo momento y en todo sector de la vida civil y del estado, estas trágicas fusiones seguirán existiendo.
Las hemorragias reincidentes históricas que parecen asignar por regla a los tránsfugos socialistas las más reaccionarias y criminales aventuras no dejarán de otorgar parciales pero significativas aclaraciones sobre la responsabilidad de cada cual.
El internacionalismo es en primer lugar una postura de lucha interna, de política "nacional", o de lo contrario no es más que una cómoda y artificial evasión cosmopolita.
El internacionalismo no puede dejar de ser lucha contra el estado nacional, precisamente por las "formas" necesarias que adopta. Y ellas - ha llegado el momento de tomarlo en consideración - son comunes a los países "occidentales" y "orientales". Ejército, "policía", justicia no autónoma (por leyes o por práctica o por formación) industria armamentista, son esas las "formas" históricamente adoptadas conjuntamente por estados "socialistas" y estados "burgueses". Y no es casualidad, incluso en Italia, que los partidos pasen a ser progresivamente organizaciones estatales y partidos del régimen. La objeción de conciencia, por poner un ejemplo, con sus limitaciones políticas, a menudo conscientes y voluntarias, no se puede llevar a cabo en estos momentos solamente ante un ala determinada. Pero este concepto, esta evidencia no cobrará fuerza mientras la inercia de terceros, el que se ha dado en llamar realismo político, se siga evocando para eludir responsabilidades personales.
La lucha por la paz es la lucha antimilitarista, es la lucha por la conversión "aquí y ahora" de las estructuras militares en estructuras de servicio y de producción civil.
«Qué raro que las "vías" socialistas dejen de convertirse en "nacionales" sólo en este campo, sólo ante esta lucha!. Nos hallamos ante una grave confusión de la izquierda con respecto a los problemas esenciales: omitir el denunciarlos, limitarse a sobrevivir gracias a la denuncia de las culpas de los adversarios, significaría permitir una auténtica impostura.
N.d.T.:
(1) FANFANI AMINITORE . (Arezzo 1908). Político italiano, profesor de historia económica, personalidad eminente de la democracia cristiana, de la que fue secretario desde 1954 hasta 1959 y posteriormente desde 1973 gasta 1975 otorgándole un fuerte carácter corporativo con la utilización de la industria pública como punto del desarrollo económico. Jefe de gobierno (1958-59; 1960-62; 1962-63; 1982-83), en repetidas ocasiones ministro de asuntos exteriores (1964-65; 1965-68), presidente del Senado (1968-73; 76-82).
(2) IRI . Instituto para la Reconversión Industrial, constituido en 1933 para reorganizar la industria italiana en dificultades. En la postguerra se convirtió, con sus compañías financieras, sus bancos y sus entidades operativas en el eje del sistema industrial público italiano.
(3) NENNI PIETRO . (Faenza 1891 - Roma 1980). Político italiano. En sus comienzos fue republicano, posteriormente a partir de 1921 socialista. Director del periódico del partido, "L'Avanti", exiliado en Francia, en 1930 fue artífice de la reunificación de los sectores socialistas y, en 1934, del pacto de unidad de acción con el Partido comunista Italiano (PCI). Secretario del PSI en 1943 y desde 1949 hasta 1964, vicepresidente del Consejo (1945) y Ministro de asuntos exteriores (1946-47). Creador del acuerdo orgánico con el PCI, sufrió la derrota electoral de 1948. Premio Lenin de la paz, asumió progresivamente una postura autonomista y en los años 60 luchó por un gobierno de centro izquierda con la Democracia Cristiana (DC); con el centro izquierda fue vicepresidente del Consejo (1963-68) y ministro de asuntos exteriores (1968-69). Senador vitalicio en 1970.