SUMARIO: Tras el arresto en Milán de los militantes radicales Lorenzo y Andrea Strik-Lievers, por haber distribuido, durante las celebraciones del 4 de noviembre, una octavilla antimilitarista, y la incriminación por parte de los jueces milaneses hasta de los responsables de la imprenta en donde imprimieron la octavilla, Marco Pannella anuncia que va a proponer de nuevo el contenido de la octavilla a lo largo de una manifestación pacifista unitaria que se desarrollará en Roma.

(AGENCIA RADICAL Nº. 119, 18 de marzo de 1966)

Lorenzo y Andrea Strik Lievers, de 23 y 19 años de edad respectivamente, se encontraron durante su camino de jóvenes militantes del Partido Radical leyes y hombres del Estado fascista.

Creían en la posibilidad, tal vez en la necesidad, de este encuentro que se realizó y reforzó, a lo largo de estos años la opción radical.

No conozco las tertulias ni a los "jóvenes leones" de la industria que otrora fueron radicales de su ciudades; ni la estimulante redacción de "L'Espresso", en donde a lo largo de estos días un director no les ha reconocido ni tan siquiera el derecho a su propia identidad política; se preferían los círculos "culturales" del establishment ciudadano; serios, estudiosos, intransigentes, pertenecen a una generación radical que sabe que tiene que construir ex novo, tanto para sí mismo como para los demás, métodos e instrumentos de lucha civil. Tiene, junto a otros compañeros, un periódico llamado "Libera Critica", y tienen su trabajo y su responsabilidad de militante. No creo que en estos días, a pesar de ser tan duros, necesiten apoyo y ánimos.

El problema nos atañe a nosotros, a nosotros demócratas. Llevan en la cárcel doce días: no es lugar para ellos, probablemente lo es para quienes han querido atacarles.

En calidad de demócrata, no consigo pensar de otra manera.

El 4 de noviembre de 1965, habían distribuido una octavilla de la Sección milanesa del Partido Radical, de marcado carácter no-violento y pacifista; sereno, casi didascálico, hablaba de paz y de ejércitos, de servicio civil obligatorio para todos los ciudadanos; poco más de una mención a la presencia política, un testimonio brindado cívicamente el día de una "fiesta nacional".

Pero, aunque hubiesen distribuido el manifiesto, con inspiración distinta, de los cuatro jóvenes marxista-leninistas, la base no cambia; ni cambia si consideramos la postura de los otros dos arrestados: dos impresores culpables de haber creído lejano, incluso por su trabajo, el tiempo fascista.

No cabe más que hacerles comprender a los magistrados milaneses, y a las fuerzas en las que se inspiran, que su acción es sobre todo inútil, dañina incluso para los fines que persiguen. No somos muchos; pero si se les negase el derecho de ciudadanos y de demócratas a los hermanos StriK-Lievers, no sé cuántos radicales deberían ser arrestados, procesados y condenados inmediatamente.

Para empezar, lo que voy a hacer es difundir de nuevo el manifiesto por el que se incrimina a nuestros jóvenes compañeros milaneses: hoy, en Agencia Radical; y a lo largo de los próximos días, en forma de octavilla, por las calles de Roma. Además, voy a leerlo públicamente al término de la marcha de la paz en programa en Roma para hoy por la tarde, y en donde un representante radical deberá tomar la palabra.