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Partito radicale - 5 novembre 1967
Moción general aprobada por el IV Congreso del PR
Florencia, 3, 4 y 5 de noviembre de 1967)

SUMARIO: EL Congreso de Florencia es el primer congreso estatutario, anual y con fecha fija (primeras tres festividades consecutivas de noviembre). En su documento final define por primera vez el análisis radical sobre las características de la degeneración que estaba adoptando la vida política italiana, a pesar de las esperanzas suscitadas por el centro-izquierda y, en parte, gracias a esta forma de gobierno, a través de la cual la Democracia cristiana llevó a cabo la "conquista" del Estado y de las instituciones. El Partido radical mantiene su oposición neta a la fórmula gubernamental y manifiesta una dura crítica al Psi por haber aceptado ser enjaulado en el proyecto de la Dc. Así mismo, el Partido radical denuncia los graves errores y las graves responsabilidades de la izquierda de la oposición, que no acude a sus deberes y que ha demostrado querer seguir una política subordinada a la Dc.

Ferruccio Parri (1) envía un saludo al Congreso.

("Las luchas, las conquistas y las propuestas radicales a través de los documentos congresuales y el Estatuto - noviembre de 1985. A cargo de Maurizio Griffo - Opúscolo editado por la tesorería del Partido radical).

MOCION GENERAL

El IV Congreso nacional del Partido radical, reunido en Florencia el 3-4-5 de noviembre, con el eslógan "la izquierda contra el régimen", oído el informe del secretario nacional del Partido y los informes sobre los temas fundamentales de los derechos civiles, tras un amplio debate en el que han participado compañeros de otros movimientos laicos y democráticos,

afirma que la tarea funadmental del Partido consiste en construir una alternativa reformista, revolucionaria, basada en métodos, estructuras y objetivos laicos y liberales.

El anticlericalismo y el antimilitarismo son instrumentos sin par que caracterizan la fase actual de la lucha radical para la edificar una nueva sociedad y para abatir el régimen clerical, corporativo, interclasista y represivo en el que se basa una gran parte del Estado nacional italiano. De entre las fuerzas políticas organizadas existentes sólo el Partido radical demuestra actualmente su voluntad de garantizar en el seno del movimiento democrático y de clase de nuestro país la utilizaciòn de estos instrumentos indispensables de lucha, rechazados o ignorados en los últimos veinte años por la clase dirigente de la izquierda.

El antinacionalismo y el antiautoritarismo son los puntos de referencia necesarios para que esta lucha pueda ser la misma (y no estar simplemente vinculada a ella) que fuertes minorías radicales llevan a cabo en todo el mundo, tanto en las sociedades burguesas de democracia política como en aquellas a la cabeza en la lucha antimperialista y anticapitalista en pro del desarrollo económico y de la conquista de una auténtica y plena autonomía civil; como en el resto de las sociedades de capitalismo estatal, aún siendo éstas autoritarias;

subraya que la situación italiana es extremadamente grave. También en lo que se refiere a las libertades constitucionales, que parecen estar garantizadas por un régimen de restringida democracia política, éstas se hallan en peligro.

Mientras el proceso de desinterés progresivo y constante de las fuerzas imperialistas y capitalistas por la democracia política (históricamente impuesta por las grandes luchas del movimiento democrático, el socialista y el obrero) adquiere proporciones alarmantes y aspectos estruendosos, el "primero" de entre los poderes estatales es el represor y el condicionador de toda básica e íntima libertad humana, y es reivindicado, cuando no "abiertamente" gestionado con distintos pretextos, por fuerzas militares y militaristas y por una nueva formación de minorías aguerridas de ideólogos y técnicos, programáticamente confiado en los valores de la autoridad y del autoritarismo.

En Italia, el fuerte poder y la dictadura clerical y clasista ofercen ocasiones incomparables y estructuras homogéneas para hacer temer que no se halle lejos una posible rebelión abierta incluso para con el moderado cuadro institucional.

Pero aunque no fuese así, el Congreso del Partido radical subraya que el grave ataque cotidiano a los derechos civiles del individuo y de las organizaciones democráticas perpetuado por el aparato estatal se ha ido reforzando en estos años de centro-izquierda.

El IV Congreso nacional del Partido radical denuncia ente el país una situación en la que no se le puede dar valor a una crónica política que, en pocos días, ha indicado a magistrados que reciben sueldos de espías; a policías que torturan y a la provocación sistemática; entes que deberían ser "económicamente" públicos y productivos y que sin embargo "producen" corrupción, periódicos, partidos, clases dirigentes a su vez corruptoras, ministros "socialistas" o sindicalistas "de oposición, marxistas" que interpretan el papel y las exigencias de los "patrones del vapor" y del más codicioso e inhumano interclasismo clerical; generales ladrones y chantajistas, gobernadores civiles y jefes de policía y ministros del Interior que empuñan incluso contra el Tribunal constitucional, cotidianamente, las leyes fascistas de 1931.

En estas condiciones, el desinterés del país por la "política, es decir por la clase dirgente, no puede atribuirse a inmadurez de Italia o a escasa conciencia democrática del movimiento de clase, sino a la progresiva agravación de la lucha política en una tenacidad y en una "eficiencia" que no son más que la máscara puntual bajo la que se esconden el "inmovilismo", el "transformismo" y el conservadurismo;

considera que el centro-izquierda acelera y agrava este proceso. El centro-izquierda otorga a la oligarquía dominante una facultad de iniciativa y una eficacia tal que si se produjese una clara confrontación, democrática o no - según gusten mandar - en el país con las fuerzas democráticas de alternativa estallaría una crisis. En cualquier caso, la división del movimiento socialista - sea cual fuere el grado de envejecimiento y sus síntomas de esclerosis - sigue siendo un gran error. Pero no son sólo las opciones erróneas (y obvias) del Psu y del Pri las que provocan el anquilosamiento de la izquierda italiana, a menudo controlada por el régimen. Los mismos grandes partidos de la izquierda de oposición parlamentaria, junto a los que el Partido radical ha llevado a cabo a lo largo de estos años y seguirá llevando a cabo su lucha contra el centro-izquierda, están condicionados y a menudo son prisioneros de estructuras estatales básicas para el actual "desorden constituido".

La oposición parlamentaria pocas veces o demasiado marginalmente, es la expresión de una lucha vertical y rigurosa en Italia, una lucha de confrontación democrática y de alternativa; partícipes, y a menudo participantes subordinados, de las estructuras del régimen, clases dirigentes y organizaciones burocráticas de la izquierda y de la oposición a menudo parecen apéndices de este Estado, en vez de ser la vanguardia y la clase dirigente del movimiento democrático.

Ministros "socialistas" estatales o "ministros" comunistas en el gobierno sombra que intenta administrar con sistemas autoritarios el monopolio de la oposición están en el plano objetivo del poder de clase de nuestra sociedad rehenes ineptos y veleidosos que la izquierda proporciona al enemigo intercalsista clerical.

Consciente de esta realidad no toma nota de ello ni la denuncia enérgicamente. Lo que sí afirma enérgicamente, ante el peligro y la práctica de especulaciones antiunitarias y sectarias es que esta política no está determinada ni por el libre albedrío de los militantes ni responde a las aspiraciones de la mayoría de la clase dirigente del movimiento democrático y obrero. El Pci, del Psiup, del Psu y del Pri no pueden ser las únicas realidades de esta política. La mayoría de las clases dirigentes nacionales de dichas organizaciones no pueden limitarse a ser la única realidad, por mucha pesión que éstas ejerzan, del predominio de los grupos burocráticos del aparato estatal. Entre los mismos que aplican tan errónea política, desde el gobierno y desde la oposición parlamentaria, política que el Partido radical rechaza y combate, la opción consciente y definitiva no está necesariamente presente en todo momento, sino que imperan la impropiedad del análisis y la grave ausencia de los momentos de enfrentamiento real

de clase en nuestro país;

así pues, confirma la línea política que desde 1963 el Partido raical persigue contra la política del centro-izquierda y contra la política de diálogo y de repartición del poder con las fuerzas clericales e interclasistas llevada a cabo a lo largo de estos años por la izquierda parlamentaria, tanto desde el gobierno como desde la oposición.

El anticlericalismo y el antimilitarismo deben agrupar en nuevas formas de unidad, necesariamente realizadas desde la base, con métodos de democracia directa que sean comunistas, socialistas, democráticos, liberales y radicales de todas las generaciones y sea cual fuere su pasado. El Partido radical invita a todas las fuerzas liberales y laicas a llevar a cabo una lucha política que signifique, por sus métodos y sus estructuras, una renovación profunda y, por lo tanto que apunte hacia la unidad.

El Partido radical de los derechos civiles, de la reivindicación de la libertad en el trabajo y desde el trabajo, de la emancipación humana, debe ser - es - el partido de todos los laicos, de todos los liberales y de todos los socialistas: lo son todos aquellos que a través de la lucha anticlerical y antimilitarista están dispuestos a hacer que pierdan poder, en la unidad democrática, las persistentes diferencias de organización y de inscripción discriminadoras y divisorias en la práctica constante, en la praxis y no en la ideología;

así pues, indica los siguientes objetivos a sus militantes, a las organizaciones federadas y a los órganos ejecutivos federales. 1) transformación de las estructuras militares en estructuras civiles; 2) salida de la Otan; 3) desmilitarización de las fuerzas de la policía; 4) denuncia unilateral del Concordato; 5) confiscación de los bienes eclesiásticos y clericales; 6) institución del divorcio; 7) afirmación de una conciencia sexual laica y liberal.

El Partido radical propone a las fuerzas organizadas de la izquierda esos mismos objetivos, como así mismo el diálogo y la profundización que pueden reforzarlos, convirtiéndose en motivo de unidad. El Congreso niega rotundamente toda pretendida contraposición objetiva entre las luchas gradualizadoras (con tal de que lo sean), entre procedimientos débilmente reformadores por una parte y la constante acción directa y rigurosa en pro de objetivos más amplios y generales. El Congreso da las gracias de todo corazón a los compañeros de toda la izquierda que no han podido participar en este debate pero que han contribuido participando en su preparación, en la subscripción de autofinanciación, en las numerosas iniciativas anticlericales y antimilitaristas y al éxito de este Congreso. Da mandato al secretario nacional, a la dirección nacional y a las organizaciones federadas para que realice prioritariamente esas luchas que por sus formas y contenidos aceleran la construcción del partido federado y superan las viejas

, aún persistentes, estructuras de trabajo y de encuentro.

N.d.T. (1) Ferruccio Parri: comandante militar de todas las formaciones partisanas en Italia durante la resistencia al nazismo.

 
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