SUMARIO: Notizie Radicali no ha escrito nada sobre las agitaciones universitarias y los dirigentes nacionales del Partido no han ido a la Universidad en los días más acalorados de la lucha para evitar una superposición forzada de los problemas de decisiones que nacían de la condición estudiantil. El nuevo movimiento estudiantil sale de los esquemas obligados de la vida política italiana: la contestación ante un sistema jerárquico, autoritario, vertical y burocrático y la exigencia de una alternativa libertaria en la educación, como en la producción y en toda la sociedad. Los estudiantes hoy por hoy son clase ("proletariado universitario") y cobran conciencia de su propia condición social. Pretenden contar como protagonistas.
(NOTIZIE RADICALI N. 18, 29 de febrero de 1968)
No hemos querido escribir nada a cosa hecha sobre las agitaciones universitarias. A cosa hecha los dirigentes nacionales del Partido Radical se han abstenido de llegarse hasta la Universidad en los días más acalorados de la lucha, en la que se hallaban comprometidos todos los estudiantes radicales arrimando el hombro junto a sus compañeros.
Ni que decir tiene que lo que les preocupaba no era desde luego tener que frenar ni moderar el movimiento estudiantil; ni podía preocuparles el que se les adelantase nadie ( cómo o por qué?) sobre todo no tenían pequeñas burocracias juveniles por defender ante la nueva oleada de ocupaciones universitarias.
Mucho más sencillamente sabían que toda intervención desde el exterior hubiese sido inevitablemente una superposición forzada ante los problemas de decisiones y de debate que nacían directamente de la actual condición estudiantil.
Este nuevo movimiento estudiantil nacido en toda Italia en este mes de febrero (alguien ha hablado de analogías con los veranos calientes de los guetos negros de América, de un invierno caliente en las universidades italianas) no nos ha pillado por sorpresa. Quiénes habían visto a lo largo de estos años como se iban desarrollando las agitaciones estudiantiles en América y en Europa sabía que antes o después también en Italia los estudiantes iban a tomar conciencia de su condición en la nueva sociedad. De golpe han sido barridas las dirigencias universitarias que ya sólo desempeñaban una función parasitaria al margen del movimiento estudiantil y que no eran más que un vivero de pequeños burócratas de partido. De golpe, sólo las burocracias de las federaciones juveniles de los partidos se han visto desprovistas por un movimiento de masas, que no las reconoce como puntos de referencia políticos y organizativos.
Se ha hablado de una nueva oleada anarquista, de nihilismo, de crisis de las autoridades. Se la ha atribuido a grupos ideológicos de marx-leninistas, que sin lugar a dudas han estado presentes y activos en las agitaciones universitarias, el liderazgo del movimiento. Estas denuncias alarmadas de la prensa conservadora son lógicamente justificadas. El nuevo movimiento estudiantil nace de los esquemas obligados de la vida política italiana. Los objetivos que se propone no se detienen ante tal o cual propuesta más o menos avanzada de reforma. La unidad que se realiza no es ya una unidad de movimientos organizados que se remitían a la resistencia (1), tal como sucedió con motivo de la muerte de Paolo Rossi. Tras este movimiento estudiantil hay algo nuevo y distinto. Tras los debates, a menudo confusos y contradictorios, no es difícil detectar esta novedad. La contestación global no es nihilismo, no es maximalismo, no es extremismo agitador vacío. Es contestación contra un sistema jerárquico, autoritario, vertical
y burocrático que caracteriza a la educación como la producción y toda la sociedad. Es la necesidad de una alternativa libertaria en la organización política y social.
Es por lo tanto un movimiento que tiene alcance general, que no se detiene en los umbrales de la universidad, pero que sin embargo halla en la universidad el primer punto de referencia directo, el primer campo concreto de aplicación de estas reivindicaciones generales. Es una revolución cultural, tal y como gritan alarmados los editorialistas de los periódicos burgueses. Pero tiene gran significado que "dicha" revolución cultural no tenga a sus espaldas a ningún demiurgo como desencadenante, dirigiéndola, utilizándola y reabsorbiéndola. Las maneras a través de las cuales procede la nueva agitación universitaria nos interesan de cerca, tal y como nos han interesado siempre las nuevas formas de lucha en el mundo occidental por parte de todas las nuevas fuerzas radiales. Que estén o no a la cabeza de estas agitaciones guevaristas o marcusianos, marxistas leninistas o fidelistas no tiene importancia. Lo que cuenta es que los jóvenes que se remiten a estos puntos de referencia políticos e ideales se salgan de la
cerrazón y del carácter abstracto de las ejercitaciones teóricas y de las proclamaciones verbales para medirse con las exigencias de la lucha democrática en una sociedad - por usar una expresión corriente - altamente industrializada.
Es cierto que ante este movimiento de masa, ante su violencia, ante su espontaneidad y su autonomía, se caen a pedazos ideologías y análisis con décadas de vejez. Al confutar precisamente en "Notizie Radicali" hace algunos meses la afirmación de un líder sindical - el diputado Lama (2) - que afirmaba, al tratar del sindicato de la educación de la CGIL (3) que los estudiantes no podían tomar parte porque no constituyen una "clase". Se ha hecho eco de estas declaraciones un "profesor demócrata", ex accionista (4) y neosocialista - el profesor Garosci - para afirmar en las columnas de "L'Avanti" (5) que los estudiantes no son explotados, no son clase obrera, son al contrario privilegiados. Y Garosci proponía naturalmente como alternativa al nihilismo de las agitaciones estudiantiles la rápida aprobación de la reforma universitaria.
Son afirmaciones que cualquier sociólogo apenas reciclado y puesto al día no compartiría. Precisamente los expertos en materia hablan de un "proletariado universitario". En Italia este proletariado universitario está cobrando conciencia de su propia condición social, de sus derechos, de su explotación. Reivindica nuevas libertades, no se contenta con reformas que una vez más escaparán a su control, pretende contar como protagonista, como productor y como ciudadano en vez de como objeto y como súbdito de las actuales estructuras universitarias. Ante este fenómeno social - destinado a aumentar en el futuro en proporciones aún mayores - los análisis y las afirmaciones de dirigentes socialistas - tanto si se trata del sindicalista Lama o del miembro de la dirección socialista Garosci - parecen tener que ver con una universidad decimonona y clases medias a las que precisamente el neocapitalismo ha quitado toda autonomía, convirtiéndoles en subordinados.
Puede ser que las agitaciones actuales estén destinadas a apagarse, tal y como prevén y desean acreditados editorialistas. Pero que nadie se llame a engaños. El orden no volverá a reinar en esta universidad. Estas agitaciones también en Italia han marcado un viraje en el movimiento estudiantil y más en general, en el compromiso político juvenil. Un viraje del que no se da marcha atrás.
N.d.T.
(1) RESISTENCIA . Nombre que indica la lucha popular, política y militar llevada a cabo durante la II guerra mundial en las regiones de Europa ocupadas por las tropas de la Alemania nazi durante la II guerra mundial.
(2) LAMA LUCIANO . (Gambettola, Forlì 1921) sindicalista. Secretario de la Cgil (sindicato comunista), durante mucho tiempo, posteriormente diputado y vicepresidente de la Cámara. Exponente de la corriente de derechas (conocida con el nombre de "miglioristi").
(3) CGIL . Siglas de la Confederación General Italiana del Trabajo. Fundada en 1906 por socialistas reformistas, actualmente expresa sobre todo fuerzas comunistas y socialistas, de cuyos partidos (especialmente el primero) fue la "cinta de transmisión" en el mundo del trabajo, en donde sigue siendo fuertemente mayoritaria. Entre sus exponentes más prestigiosos figuran Giuseppe Di Vittorio, Luciano Lama, Silvio Trentin, Ottaviano Del Turco, etc.
(4) PARTITO D'AZIONE . (1853-70) Partido político italiano nacido en 1942 ante la convergencia de movimientos liberalsocialistas uy "Giustizia e Libertà". Durante la Resistencia desempeñó un papel importante, pero se disolvió tras la derrota electoral de 1946. Representó la última ocasión histórica para dar vida al "partido moderno" de tipo pragmático, reformista pero no ideologizado, intransigentemente laico, etc. Su nombre se deriva del partido de los secuaces de G. Mazzini (1853 - 1870), con programa republicano e insurreccional.
(5)
L'AVANTI . Periódico del Partido socialista italiano (PSI), fundado en Roma en 1896. Lo cerró el fascismo en 1926, y reanudó su actividad en 1944. Organo oficial del Partido Socialista Italiano (PSI).