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Pannella Marco - 1 agosto 1968
Observaciones sobre la "Paz roja"
Marco Pannella

SUMARIO: En agosto de 1968, el ejército soviético invadió Checoslovaquia. Los carros armados derrocaron el gobierno de Dubcek culpable de haber llevado a cabo una política de cautas reformas y de haber reivindicado un mínimo de autonomía de la madre patria comunista. Mientras en Praga la represión se recrudecía, los radicales organizaron una serie de acciones públicas de protesta (sentadas y huelgas de hambre). En el ámbito de una acción internacional organizada por el W.R.I., tres radicales, entre los que figuraba Marco Pannella, fueron arrestados en Sofía, Bulgaria, por haber distribuido octavillas antimilitaristas.

(Noticias Radicales - Agosto de 1968 del libro "Marco Pannella - Escritos y discursos - 1959 -1989", Editorial Gammalibri, enero de 1982)

La solución a la crisis checoslovaca, según lo que sabemos en estos momentos - en la tarde del 28 de agosto - tiene un nombre, conjeturado pero concreto: Protectorado.

Las jerarquías del Estado siguen en pie, pero su poder está limitado por la voluntad y el visto bueno de la potencia ocupadora. La sociedad civil, en lo que a usos y costumbres se refiere, conserva su autonomía a condición de que no toque el campo del compromiso político. La prensa es libre, a condición de que no hable mal de los Patrones. El debate está permitido, a condición de que no se convierta en algo efectivo, es decir que no implique a las estructuras en vez de las super-estructuras. El ejército está dirigido por el gobierno y por sus propios generales, a no ser que no siga vocaciones no represivas y no colaboracionistas con los ocupantes. Las fronteras están protegidas, por el mismo invasor, las mismas fronteras por las que ha entrado. El "socialismo" y el Partido comunista están permitidos a condición de que sean los mismos que el sistema de la "metrópolis" discierne para su uso y consumo.

El cálculo de los rusos parecía evidentemente comportar otras perspectivas, clásicas en la historia de las agresiones y de las guerras antipopulares. No será difícil, se cree, "quedándose en el sitio", suscitar y apoyar excepciones a una "normalidad" que se impone como condición para que sigan en vigor los "acuerdos" y la autonomía del Estado Checoslovaco.

No será difícil, dentro de algún tiempo, garantizar el surgimiento de aquellas candidaturas políticas alternativas a los actuales dirigentes que se había confiado (y este es el error de fondo de la operación) imponer con el trauma y la amenaza de la ocupación de algunos días.

El Kremlin se ha convertido en el "castillo" de Kafka. Los dirigentes comunistas que hasta hace dos años habían prohibido cualquier edición de las obras del gran escritor de Praga, lo habrán oído o pensado.

Algunos aspectos y algunas frases del acuerdo podrían evocarnos otros motivos literarios, pero no insistamos en ello. Que sea sujeto de "acuerdo", que la policía secreta política y el ejército soviético no se ocupen más cuidadosa e insitentemente de los checoslovacos, por otra parte, equivale a una representación de cabaret de cuarta categoría. Ilustra perfectamente la personalidad del que ha dictado dichas cláusulas. Es un "diktat". Sólo una forma, difundida entre la izquierda, de mala conciencia comporta el temor de confundirse con el vocerío del fascistorrismo de derechas, de centro y de centro-izquierda clerical, si se usan definiciones netas y adecuadas a los hechos. Hace pocos años, en la puerta de Branderburgo, expresamos a nuestros huéspedes de la alemania oriental - oficialmente - nuestras preocupaciones en calidad de compañeros, de antifascistas, ante los síntomas de autoritarismo y militarismo demasiado evidentes. Por qué vamos a temer observar, finalmente, que tropas alemanas calcarán en suelo e

xtranjero, tras un ventenio de ayuno, el paso de oca que descubrimos de nuevo - casi incrédulos - en los cambios de guardia de los sagrarios de la República de Ulbrich?. Y decir que las declaraciones del jefe comunista alemán son de una imbecilidad desoladora, proterva y trágica?. O - más aún - constatar que 150 años después, la política ausburga parecer haber resucitado: húngaros que oprimen a Checoslovaquia, ya que las circunsatncias por el momento han permitido enviar a checoslovacos y búlgaros contra los rumanos?. Esta realidad, que no creo sea falseada por la emoción, por la pasión o por la amargura de un momento, posee contra sí misma, precisamente, la obtusa ausencia de imaginación de quien no se confía más que a la violencia, a las armas y a la opresión.

Era factible otra solución, era de desear?. No, por lo menos en lo que se refiere a nuestros compañeros checoslovacos. Han hecho bien, muy requetebien, prefiriendo, al heroismo individual de la captura o de continuar el encarcelamiento en Moscú, una solución que en realidad afecta al pueblo, a la clase obrera, al renovado Partido comunista, a la Gobierno colegiado, al Parlamento, al cómo proseguir la lucha. Han hecho muy bien aceptando, para que el mundo socialista tomase nota de ello, un "acuerdo" que de por sí es un insustituible acto de acusación del carácter contrarrevolucionario y opresor de la clase dirigente soviética. Ahora la lucha se reanuda, con mayor claridad. El internacionalismo socialista exige que en Italia se tome nota de ello, aquí y ahora.

Elsa Morante(1) se preguntó, ante el drama que se desarrollaba en Praga, cuándo sabrán y querrán los jóvenes soviéticos liberarse de dirigentes tan infames. Es el nudo del problema, aunque la suya no sea frase - para tantos compañeros nuestros que confunden la ideología con la teoría - canónicamente en regla.

Porque los orígenes de la agresión a Checoslovaquia se halla en las estructuras autoritarias que germinan, se cristalizan y se desarrollan en la Urss. Una organización de la producción y de las relaciones de trabajo autoritaria muy parecida a la de las capitalistas. Una familia, un colegio, un partido, los "cuerpos del Estado" (ejército, administración y justicia más autoritarios y opresivos: son estas las estructuras que corren el riesgo de hacer que peirdan valor, históricamente, las inmensas conquistas de la "Revolución de octubre", de exigir que se ahogue definitivamente toda perspectiva socialista, laica y liberal. De producir los Bresnev...

Se ha intentado, en resumidas cuentas, exorcizar el fantasma de la continuidad de la revolución, aproximar al hombre a las esclavitudes denunciadas por el socialismo, afectando a Praga porque se teme que pueda cobrar forma en cualquier momento en la Urss y en los demás países del "Pacto de Varsovia". El golpe se había casi logrado. Contaba con un instrumento insustituible; el ejército. Que, con o sin estrella roja, está destinado en última instancia a combatir no enemigos "externos" hacia los cuales van desapareciendo las razones mismas de la oposición y de la lucha sino contra el pueblo y el socialismo.

N.d.T. (1) Elsa Morante: escitora italiana.

 
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