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Pannella Marco - 1 giugno 1972
Hombre de "buena fe"
Marco Pannella

SUMARIO: El 17 de mayo de 1972, en una encrucijada terrorista se asesinó al comisario Luigi Calabresi, de la oficina política del juzgado de Milán. En dicho periodo, Calabresi era objeto de una campaña de prensa, llevada a cabo sobre todo por el periódico "Lotta Continua"(1). En particular se le acusaba de haber causado la muerte del anarquista Pino Pinnelli, "que se cayó por la ventana" a lo largo de un interrogatorio en el juzgado relacionado con las indagaciones sobre el siniestro de Piazza Fontana(2) en diciembre de 1969. Sobre este episodio, la magistratura había excluido la responsabilidad de Calabresi archivando el caso.

En 1988 - al cabo de dieciséis años de los hechos - un ex militante de Lucha Continua, Leonardo Marino, se auto acusaba del homicidio e indicaba a algunos ex dirigentes de la organización como cerebros del asesino indicaba a algunos ex dirigentes de la organización como cerebros del asesinato. El proceso todavía está en curso.

Marco Pannella expresa rabia contra los asesinos de Calabresi, esos "locos compañeros que no saben que son fascistas y que tal vez se creen que son revolucionarios"

(Noticias Radicales - Junio de 1972 del libro "Marco Pannella - Escritos y discursos - 1950-1980", editorial Gammalibri, enero de 1982)

Lo conocíamos bien. Habíamos pasado años sometidos a sus cuidados. Alardeaba de amigo. En la primera, o segunda, marcha antimilitarista Milán-Vicenza, durante algunos metros, poco antes de Gorgonzola, fue con Pino Pinelli y conmigo. Entró en su coche de la oficina política cuando un compañero pretendió que se colgase él también un letrero si quería seguir caminando con nosotros.

Esa mañana, muy temprano, en la Plaza Sire Raoul, se presentó: "Soy el doctor Calabresi, de la oficina política. Estamos a su disposición. Soy amigo de B.... de L...". Estos compañeros ya me habían hablado de él. Parecía, según me contaron, contento de que su tarea política lo hubiese conducido a "vivir entre nosotros" - radicales, anarquistas, libertarios. Libros, discos, discursos, política de los derechos civiles para los militares y la policía, no violencia, todo lo nuestro parecía envolverle. Tal vez fuese así efectivamente.

Esta relación, estas opiniones, me preocupaban: eran turbias y peligrosas. Las rechacé inmediatamente. Al cabo de un año la situación era más concreta, Teníamos en la sede a los Sottosanti y a las Zublene(3), viejos cascajos acogidos por solidaridad humana, que proponían a los más jóvenes un cambio de línea del partido, desde la no violencia a los petardos o a las trizas; se usaban debilidades individuales. Se hicieron pruebas: hicimos correr la voz, entre los "compañeros", que en una casa de montaña iban a llegar armas, un domingo por la mañana. Llegaron a la cita, puntuales, jefes de policía y comisarios políticos, con gran despliegue de fuerzas.

La noche del 12 de diciembre, día del atentado a la "Banca dell'Agricoltura", la primera sede pesquisada fue la del Partido Radical, en vía Lannone: la televisión no se perdió anunciarlo. Desde hacía algunos meses, en Roma, Merlino, "anarquista" del Movimiento estudiantil, designaba, desde la cárcel, a abogados radicales que no lo conocían ni él conocía, etc.

Por estos juegos sentimos pena y compasión al mismo tiempo. Yo personalmente, incluso antes de que matasen a Pino, pensé que Calabrese era, para lo que cuenta, un hombre de "buena fe". Una esquizofrenia no podía dejar de instaurarse, víctima también él, antes que verdugo, del sistema al que debía servir, de las instituciones y de los métodos que debía compartir, asumir, afirmar. En donde busca de la verdad a menudo significa crear la verdad que resulta cómodo que exista o hacer ver que existe: en donde la inquisición en las conciencias, en las existencias de los demás, vincula psicopáticamente, a veces, el torturador al torturado; en donde el demonio que se debe hallar o matar en el otro acaba por ser el propio, un espejo de nosotros mismos. Sartre de "Muertos sin sepultura" lo había intuido, y denunciado.

Creo que hace años, en repetidas ocasiones, con algunos colegas periodistas, entre los que figuraba por supuesto Enzo Tortora, dije que existía algo de dostoyevskiano en tono menor, en ese hombre, que me parecía "obseso", tras su desenvuelta máscara de policía moderno y antiguo. La trágica conclusión de su existencia, hoy, me lo ha recordado.

Pero no sabía, y a todos se lo había tenido escondido, extrañamente, de su escuela clerical, sus relaciones con el padre Virginio Rotondi, su ser antidivorcista. No supe nada más de él tras su muerte. Ni de su mujer, ni de sus hijos. No sabía, ni daba por descontado, no me interesaba a nivel individual nada que le concerniera personalmente: en realidad, había dejado de ser peligroso, porque estaba claro (incluso para él mismo, probablemente) quien era. Me parecía, y me parece, corresponsable de las peores, y a penas intuidas, cosas a las que hemos asistido en los últimos años: en donde la convivencia civil se degrada hora tras hora, en donde al diálogo, o a un mínimo de lealtad y de honestidad en el juego de las partes, el poder sustituye a los más infames procedimientos de linchamiento, de violencia, de exasperación de los conflictos y de las diversidades. Pero sin odio, sin rencor; lo decía con pena.

Sin embargo, el rencor y la rabia me insidian, contra sus asesinos porque todos necesitábamos a Calabresi vivo; porque necesitábamos y necesitamos verdad y civismo, porque sean los que sean (yo creo que son los mismos autores "negros" del continuo siniestro Estatal de estos años, pero no puedo excluir que sean locos compañeros que no saben que son fascistas y tal vez se creen que son revolucionarios) son ellos, objetivamente, los compañeros de los asesinos de Pini Pinelli, y no sus vengadores.

N.d.T.

(1) LOTTA CONTINUA: movimiento político italiano de extrema izquierda fundado en Turín en 1969; dio vida en 1971 al periódico del mismo nombre.

(2) FONTANA: Tragedia de "Piazza Fontana", 12-dic-69, estallaron varias bombas en Milán y en Roma. En la explosión en la "Banca Nazionale dell'Agricoltura" de Milán mueren 16 personas.

(3) Sottosanti y Zublene: infiltrados provocadores de la policía.

 
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