Marco PannellaSUMARIO: En 1971 nació - por iniciativa de un grupo de Turín - el FUORI, movimiento en pro de los derechos de los homosexuales. El nombre del movimiento más que una sigla (Frente unitario homosexual italiano) quería ser un invito a no vivir la condición homosexual como una culpa, sino como una opción totalmente legítima. (1). Al año siguente el movimiento solicitó hospitalidad en las sedes del Partido radical y la obtuvo. En este artículo, Marco Pannella introduce el problema de la sexualidad, "hetero" u "homo", en el debate político de la sociedad civil.
(Noticias radicales - julio de 1972 de "Marco Pannella - Escritos y discursos - 1959-1980" - editorial Gammalibri, enero de 1982).
En la sede de Via di Torre Argentina 18, en Roma, hemos dado hospitalidad al Movimiento democrático de homosexuales, recientemente constituido, denominado "FUORI"; ya lo hemos comunicado. Estos compañeros utilizan la sede el martes por la noche para sus reuniones, y tienen en ella su dirección postal. Celebraron una rueda de prensa a lo largo de la cual presentaron su revista mensual. Tal y como era de preveer, este hecho provocó numerosas reacciones. La democracia cristiana "de bien" se ha desencadenado con su instrumento preferido: la censura y la desinformación; y el fascista o de extrema derecha de acuerdo con su cultura y su propia concepción del civismo, es decir, con la injuria y el racismo.
Una nota interesante es que quienes desaprueban estas iniciativas no se han preocupado de ilustrar y de rebatir programas, razonamientos y proposiciones del FUORI, sino de aprovechar la ocasión para atacar al Partido radical y sus batallas en pro de los derechos civiles. "Il Borghese"(2), en particular, ha recalcado que el mismo lugar acoge y domicilia ligas y movimientos que luchan por el divorcio, la objeción de conciencia, los derechos civiles y - ahora - por la homosexualidad. Precisamente, en esos mismos días, "Lo Specchio"(3) recordaba que también el Movimiento estudiantil, en los momentos más difíciles de su existencia, sólo pudo contar con la sede y los servicios técnicos del Partido radical.
Ya que hemos recibido también protestas de algunos amigos del Partido radical o de nuestras luchas sobre el mismo problema, creemos que esta es la ocasión ideal para desarrollar algunas observaciones de carácter general sobre nuestra posición y sobre nuestras responsabilidades efectivas.
Nos parece insenato decir que estamos "a favor" del divorcio, del aborto, de la píldora etc. Nosotros estamos en contra del actual sistema que consolida y generaliza históricamente un derecho de clase, un privilegio ante el aborto, el divorcio, la contracepción, el disponer libre y responsablemente del propio cuerpo; mientras se pretende poner en manos de cárceles y tribunales a aquellos que por motivos de censo, o más estrictamente políticos de poder, no forman parte de la minoría privilegiada.
Con el Tribunal de la Rota, y su divorcio fulmíneo, o con los divorcios en el extranjero, la indisolubilidad del matrimonio ha sido y será (si la "Ley Fortuna-Baslini" se abrogase o recrudeciese(4)) vergüenza irrisoria "para" y "de las" castas más ricas y poderosas; así como la prohibición de un aborto clínico voluntario o de venta y utilización de anticonceptivos; o el consumo de drogas mortales y "duras". Mientras que para la mayoría de los ciudadanos de a pie, especialmente los pequeños grupos medios proletarizados y del proletariado, la postura antipermisiva, autoritaria y opresiva, se traduce históricamente en el no derecho a la maternidad y a la paternidad libres y responsables, y al estrago de espíritus y de cuerpos que se produce tal y como testimonian los millones de "fuera-de-la-ley" del matrimonio, los millones de mujeres que se ven obligadas a abortar clandestinamente, los millones de niños "confiados" a Pagliucas(5), a los Celestinos, a los frailes cómplices de Aliotta, a las ONMI(6) y a las mon
jas Flaviane Venturi y un largo etcétera.
No hace muchos años corrimos el riesgo, con Gigi De Marchi(7) y los comandos radicales de siempre, de que nos linchasen porque en Semana Santa fuimos a la Plaza de San Pedro, en donde se hallaban cientos de fieles, con carteles en los que se podía leer: "No a los abortos, sí a la píldora". Inútil. Algunos meses después, el Papa Juan Pablo firmaba su orden de entrega a la vida inuhumana de nuevas generaciones de inocentes.
Con el tiempo recibimos nuestras denuncias por haber intentado pedir que se llevase a cabo una instrucción o educación sexual que actualmente se efectúa, con toda la parodia que se derivó, las fortunas editoriales de las Ediciones Paulinas, de la "Familia Crisitana" y de consorcios sagrados y beneficios por el estilo.
Desde hace décadas, hemos sido linchados, atacados y tachados de corruptores depravados.
Hace un lustro, íbamos preguntando a la opinión pública qué creían que fuese más obsceno si los carteles que llevábamos con fotografías hermosísimas de desnudos femeninos recortadas de revistas confiscadas o las hórrendas escenas de guerra y de tortura libremente transmitidas y publicadas en todo el mundo, en toda la prensa. Nos ganamos las consabidas denuncias (pero los jueces nos dieron la razón). Conseguimos celebrar un convenio sobre la libertad sexual, ante varios cientos de personas, sobre todo jóvenes. Los profesores dieron su opinión y sus palabras fueron escuchadas y dieron vida, junto a nosotros, a un debate rico y acalorado - mientras que en la universidad sólo hubiesen conseguido que les escuchasen sus ayudantes -. De nuevo, la prensa clerical nos linchó.
Se produjo el caso Braibanti: episodio aún oscuro para muchos por su mecánica, pero claro en la sustancia. Un jóven y un hombre masacrados en la cárcel y en el manicomio porque habían optado vivir pobres, en polémica con valores e instiuciones no de mayoría, y sospechosos de homosexualidad.
Esta fue también una batalla nuestra en pro de la libertad, de la tolerancia, la justicia y la verdad.
Así pues, que nadie nos pida prudencia, cálculos, tácticas o simplemente cautelas, ante el precio inevitable, en una sociedad como ésta, que debe pagar aquel que quiera con un mínimo de honestidad poder soportar su propia imagen en el espejo de la existencia, pública y privada.
Nosotros estamos agradecidos, por ahora, al FUORI, porque nos permite comprender y desempeñar mejor nuestra función. Esperamos que los que forman parte de este movimiento, antes o después, nos puedan decir lo mismo. Mientras sigamos existiendo, si seguimos existiendo.
Pero tanto si el FUORI funciona como si no, tanto si muestra a muchos lo que en realidad es - un movimiento de revuelta incluso moral (es decir de renovación moral también para quien participa), más allá de la cuestión y de la sede y de los servicios que les proporcionamos - en cualquier caso, nuestro objetivo es luchar en pro de una sexualidad vivida como laicos y liberales.
Porque de lo que se trata, en realidad, no es de "homo" o de "hetero" sexualidad sino de sexualidad y basta.
Contra el clasismo de quien se llama a engaños creyendo haber resuelto, por motivos económicos, culturales o sociales que no son mérito suyo, problemas esenciales de la vida y la felicidad de la persona: contra el sexismo de consumo, contra el racismo, que es el recurso extremo y salvaje de quien se siente en peligro e inferior, es bueno ser cada vez más claros y estar siempre presentes.
La homosexualidad de la Corte, de los reyes o de los círculos aristocráticos y burgueses; los favoritos de la industria pseudo-cultural, del cine, del "arte", del tiempo libre de las "élites"; los Oscar Wilde de provincia y sin riesgo, no son más que una cara resplandeciente y necesaria de un cierto tipo de sociedad y de clase que rechazamos. Al igual que cualquier otra cara suya.
Y para acabar, que no se nos venga a contar que el problema no existe en la Italia tolerante que existe sólo en el mundo "civil" anglosajón. Sólo en términos jurídicos, es verdad. Porque un país dominado durante siglos por una comunidad mono-sexual, como la Iglesia romana, como el poder pontificio y clerical, de "tolerancia" sólo ha tenido las "casas"(8). Ello significa sólo que el puritanismo protestante, en sus exigencias morales, ha pecado por exceso violento y delirante, pero era la cara de tensiones y obsesiones morales auténticas y profundas. Que, nosotros incluidos, hemos de ser claros y debemos tener el valor de apoyar, con todos los riesgos de errores y culpas que acarree.
Y de agresiones, que es lo de menos.
Actualmente, en todo el mundo se están desarrollando, y en Italia están naciendo, movimientos de liberación de la persona que tocan viejos tabús, tan tremendos como condenados históricamente por la ciencia y la moral. Se constituyen en minorías políticas (es decir con reivindicaciones que afectan necesariamente al "orden" de la "ciudad" en su totalidad) minorías sociales que se consideran, justa o injustamente, discriminadas, oprimidas, masacradas, por sus ideas, por su raza y por sus características naturales específicas.
Al cabo de tres cuartos de siglo de la revolución freudiana, al cabo de más de un cuarto de siglo del análisis y de las teorías de Reich, cuando toda la ciencia tiende a señalar que es la represión sexual lo que origina la infelicidad y las tremendas plagas sociales y humanas, los movimientos de masas de liberación de la mujer, de la moderna protesta juvenil, los grupos de homosexuales luchan para proponer un debate público y civil, una opción consciente de política y de actitudes públicas y "privadas", estrechamente relacionados con las indiscutibles adquisiciones culturales, para que se traduzcan en civismo, concreto y organizado.
Nace de esta manera un nuevo debate político, y mejor dicho una alternativa de política, vinculada y no ciega ante los problemas concretos y los dramas del tiempo, de la sociedad y de las personas. No es este el lugar adecuado para desarrollar estas premisas y estas consideraciones. Nosotros no sabemos, evidentemente, si los miembros del FUORI (Frente Unitario de Homosexuales Revolucionarios Italianos) serán capaces de proporcionarse a sí mismos, y en primer lugar a todos nosotros, la contribución de la verdad, del diálogo, de la comprensión y del crecimiento que se espera de ellos. Pero, en calidad de radicales, no teníamos ni el derecho ni la voluntad ni las motivaciones necesarias para discriminar a este movimiento de todos los grupos, partidos, movimientos y ligas con respecto a los que hemos estado, programática y conscientemente, a su servicio en todo lo que nos ha sido posible: prestándoles la sede, nuestros medios, nuestros nombres del patrimonio y del prestigio, años de intransigente y rigurosa exis
tencia democrática, laica y liberal. Y menos que nunca si creemos que, una vez más, este régimen hipócrita y sucio nos propone una discriminación o nos acusa con la justificación de nuestra acción "reprochable", sólo porque nosotros proponemos que se prohiba prohibir lo que vive, se afirma, y se defiende como "privilegio" de clase, de unos cuantos. Sólo porque nosotros seguimos creyendo que no existe responsabilidad ni crecimiento del hombre si no se sale "fuera" con la propia verdad, abierta al diálogo, a la luz del sol, con confianza y respeto para con los "distintos" que son siempre los "demás".
N.d.T. (1) Fuori: en italiano quiere decir "fuera"
(2) Il Borghese: periódico de derechas
(3) Lo Specchio: periódico de derechas
(4) Ley Fortuna-Baslini
(5) Pagliuche: nombre de una monja
(6) ONMI: Obra nacional de maternidad e infancia
(7) Gigi De Marchi: fundador de "AIED", Asociaciòn italiana
para la educaciòn demogràfica.
(8) Las casas de tolerancia: los prostíbulos