SUMARIO: El Partido radical ha decidido celebrar una serie de referéndums populares: para la abolición del Concordato, de las normas fascistas del código penal (inclusive el aborto), de los tribunales militares y sobre la libertad de prensa y de difusión radiofónica y televisiva. Al contestar al cuestionario de "La prova radicale", Norberto Bobbio afirma que la campaña misma para la recogida de firmas constituye de por sí una forma de agregación de la demanda política distinta de la forma rígida de los partidos que puede permitir combinaciones políticas no convencionales. Pero, lo más importante es saber demostrar que la defensa de los derechos civiles está en la izquierda.
(LA PROVA RADICALE, n. 10-11-12 agosto-octubre 1973)
Contestaré a vuestro cuestionario limitándome a pocas cosas y sin seguir el orden preestablecido, pues vuestras preguntas son tales que en cierto sentido contienen ya las respuestas. En primer lugar, diré que es perfectamente inútil en nuestro sistema constitucional haber instituido el referéndum para luego dejarlo oxidar tal cual, sin metáforas, y no utilizarlo por falta de valor o por apatía o lo que es peor por escepticismo democrático de los italianos. Sobre todo porque hasta el momento presente, en caso de que se celebre un referéndum, no será para llevar a cabo una política de reformas, según el objeto natural de esta institución (la función abolitiva que nuestra constitución otorga al referéndum debería ser ejercida para dar un paso hacia adelante y no uno hacia atrás), sino para una política de contrarreforma. En segundo lugar, el referéndum posee, a parte de la función directa, que es la de concurrir a la formación de las decisiones relevantes en la vida de un país, la indirecta pero no menos import
ante de constituir una ocasión extraordinaria de movilización popular, en el sentido más exacto y constructivo de la palabra, por lo tanto toma de conciencia y por último asunción personal de responsabilidades por parte de los ciudadanos con respecto a problemas que afectan a los mismísimos principios de la sociedad democrática. En tercer lugar, y aquí estoy plenamente de acuerdo con vosotros en uno de los puntos que consideráis fundamentales, la campaña para un referéndum, y en un primer momento, la mismísima campaña para la recogida de firmas, constituye una manera de agregación de la demanda política distinta de la que se forma a través de los canales tradicionales de los partidos, y por lo tanto permite combinaciones de tendencias distintas de las que se expresan, con bastante rigidez, tal y como demuestra la experiencia de los últimos años, en los partidos del sistema político. Esta forma distinta de agregación (que es asimismo una forma de desagregar lo que parece establemente agregado) podría reservar
sorpresas. Por la conformación de nuestro sistema político, debido a la existencia de un gran partido de centro o mejor dicho de derechas que se extiende al centro y roza la izquierda, la izquierda política no ha logrado nunca obtener la mayoría absoluta. Sólo una recomposición no estrictamente partídica de los votos puede abrir el camino a un cambio aunque sea sólo a partir de una cuestión concreta. El referéndum es, en cualquier caso, una nueva manera de contar, sobre todo por su mismísimo carácter anticentrista (a no ser que se cuenten como votos de centro las papeletas blancas o las abstenciones), es decir bipolar («el bipolarismo perfecto!). Por último, hay una razón que tiene que ver con el contenido de los referéndums que vosotros proponéis (aunque francamente me parecen demasiados y no todos, debido a los temas que tratan "populares"), y que es para mí la razón fundamental: hay que saber demostrar que la defensa de los derechos civiles está en la izquierda (como ha sido siempre en la historia, aunqu
e la izquierda actual hoy por hoy, como es natural, no es la misma que la izquierda de ayer), que la bandera en la que se inscriben las grandes libertades (de ayer, de hoy y de mañana) está en nuestras manos. Escribo mientras llegan las noticias cada vez más dramáticas del golpe de estado en Chile. Una empresa realmente ejemplo de los "defensores de la libertad".