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Pannella Marco - 1 novembre 1973
La felicidad no tolera impaciencias
Marco Pannella

SUMARIO: EL XIII congreso radical, que se celebró en Verona en noviembre de 1973, basó su discusión en el conjunto de propuestas referendarias por promover. El proyecto referendario - es decir, el propósito de promover varios referéndums juntos, para coagular en torno a los mismos mayorías alternativas - había sido establecido por el congreso de Turín del año anterior. A lo largo de 1973, sin embargo, no se logró que despegase la iniciativa y en el debate congresal de Verona surgieron perplejidades y reservas sobre la posibilidad de que llegase a buen puerto la onerosa recogida de firmas (y de hecho la cosa no se consiguió hasta 1977). La intervención de Pannella refleja este clima de incertidumbre, enriquecido por reflexiones políticas generales y exhortaciones a seguir al pie del cañón dirigidas a dirigentes y militantes del partido.

En particular, Marco Pannella, que ese año no se había inscrito al Partido radical, para poder ampliar el movimiento radical a través de la Liga XIII Mayo(1), teoriza sobre la necesidad de "potenciar el movimiento del que todos formamos parte, movimiento del que el PR es la figura más importante y el momento central, pero de la misma manera debemos poder vivir en formas distintas".

(Intervención en el XV Congreso Radical de Verona - Noviembre de 1973 del libro "Marco Pannella - escritos y discursos - 1959-1980", editorial Gammalibri, enero de 1982).

Queridos compañeros:

en primer lugar quisiera tranquilizar a algunos de vosotros (o muchos, da igual): me encuentro la mar de bien, estoy vivo, no tengo los nervios a flor de piel, sigo desarreglando razonable y moralmente los sentidos que son los míos. Desde hace bastante tiempo vengo pensando en que la frase de Rimbaud, mucho más que otras de Marx, se podría escribir (digo Marx porque es el que considero que está más cerca de nosotros, o que nosotros estamos mucho más cerca de lo que él ha representado y sigue representando para nuestros días) - pero, como iba diciendo, mucho más, si pienso en la importancia que este partido ha cobrado para mí, hasta tal punto de que se ha convertido en un elemento de civilización en el que vivo con todos mis límites y mis riesgos (una civilización corre el riesgo de bastarse a sí misma, de ser de alguna manera terrorista, de no ser cultura. Es un riesgo no es una realidad). El partido para mí ha sido ésto, y esta cuestión de Rimbaud, para quien ha predicado para sí desde el 1944, 45, 46, 47,

(Sergino Stanzani y los otros no se cuando empezaron...).

Esta cuestión de la no escisión entre vida pública y vida privada, esta cuestión por la que amor y libertad, moralidad y espontaneidad, deben tender a coincidir o a ser como lo son, la misma cosa - vivo lo uno y vivo lo otro, o muerto lo uno muerto también lo otro- como iba diciendo, esta frase aparentemente no política (y me entenderá al menos Giuliana Cabrini que decía aquí: poesía y política, política y poesía) "le reisonnable dèrèglement de tous les sens" - tal vez ahora más comprensible gracias a Ceccato, a la cibernética, al hecho de que sabemos ser mecanismos, que sabemos que la libertad empieza en la medida en la que conocemos los condicionamientos de los que somos víctimas, somos conscientes de la relatividad de las verdades en las que creemos día a día, sabemos que la única cosa que podemos hacer es comportarnos como si estas verdades históricas, parciales, fuesen la única verdad con la que contamos.

Creo que el rigor, creo que el carácter lineal es en resumidas cuentas la premisa, la duración - creo que Bergson decía, un filósofo (luego os explicaré por qué me permito hoy citas culturales, vosotros sabéis que me gustan muy poco este tipo de citas): "La duración es la forma de las cosas" - y esta lenta continuidad que nos atraviesa a muchos de nosotros y que no termina aquí... realmente presente, pasado y futuro en ciertos momentos parecen como lo son puntos de referencia dialógicos necesarios para verdades muy relativas.

Como iba diciendo, en este Congreso, ante vosotros, llego tal vez algo tenso, y las tensiones son algo positivo; tiendo hacia los límites de lo que soy, tiendo hacia los límites del partido; no estoy cansado, no he perdido la confianza, con las ideas claras, con mucho amor, y creo, con mucha libertad.

El rigor: he tenido que faltarle, si faltarle al rigor es hacerlo deliberadamente, en junio-julio de este año; vosotros sabéis que en el congreso de Turín, inmediatamente después, algunos compañeros lo saben, dije que creía necesario, sabía que era necesario para mí y para cada uno de nosotros - que yo adoptase otras formas de presencia y de diálogo y de contribución, otras formas de integridad, que creciese, que ganase el ritmo de la lectura, del escribir otras cosas que no sean octavillas, de ganar el ritmo del silencio interior que es necesario, no para desengancharme, no para disminuir, ni para alejarme, sino porque sin necesidad de gran fantasía, a través de esta vía, para mí evidente, podía seguir siendo un buen compañero.

En julio, tal vez por poca fe, tal vez siendo la sustancia de las cosas esperadas ligeramente distinta y al no coincidir del todo con el partido, recogiendo un sentimiento de todos nosotros - estábamos muriendo, los referéndums no se iban a celebrar, habíamos cerrado, Roma era un desierto, no solo la Roma de todos sino también la nuestra, desolación - me volví a comprometer más allá de mi inteligencia, más allá de lo que pensaba hacer; solicité la convocatoria de aquel Congreso extraordinario que celebramos, y con la ayuda de una noche - al igual que hoy estoy aquí con la ayuda de una noche - propuse esa cuestión para ejemplo de lo cotidiano.

A partir de ese momento es evidente que los ritmos, que los compromisos, que los amores, que la felicidad, que los deberes, que los cálculos, que los objetivos cambiaban y, en cierta medida, se me dictaban, me atravesaban, y humildemente acepté hacerlo. Pero si bien es concebible, si es necesario que el rigor sea humilde y por lo tanto capaz de configurarse, de configurar a sí mismo con las excepciones, éstas deben seguir siendo lo que son.

Por ello estoy aquí, en el momento en el que comparto mucho, casi todo, lo que ha dicho Lorenzo Strik Lievers hace un momento sobre el partido, sobre su importancia, sobre su potencialidad, sobre su estar en marcha algo muy importante; mucho de lo que ayer por la noche dijo Gianfranco (porque creíamos, por ejemplo: Giulio Ercolessi, cuantas veces te he oído decir: "El partido ya no existe, existe el desierto"; Angiolo, yo... «bah!; Enzo, cuantas veces te he oído decir: "Vaya periódico de mierda, con él no nos liberamos, no hay liberación posible, nos volvemos esclavos, no somos felices"... La felicidad no tolera impaciencias: es una creación lenta y continua y no un objeto que se consume en los momentos en los que se sienten necesidades. Hemos llegado aquí, más numerosos que en Turín, más distintos y por lo tanto más ricos que en Turín; un Congreso ejemplar para un partido libertario en el que se ha tenido la claridad, la fuerza de trabajar para que los límites fatales de las delegaciones, históricamente fat

ales, se redujesen al mínimo, generalmente parece que estamos como una chota, y en realidad, precisamente, huyendo de aquellos diálogos inmodestos y, la verdad, inútiles y llenos de evasivas, hechos de polítika con "k", que puede ser hermosa, no lo pongo en duda, pero para quien sigue manteniendo un poco de sentido estético con respecto a estas cosas, cuando en realidad ya sabemos realmente cuál es el problema.

El debate ha sido bueno, la batalla para los referéndums ha iniciado. Roberto se equivoca cuando dice que había que iniciarla hace 30, 35 o 40 días. Las cosas empiezan no con su principio jurídico; aunque quisiésemos decidir por mayoría de tres cuartos, que no habrá, existirían 4 o 5 locos-sabios: "Y a mí qué me importa, lo voy a hacer lo mismo", 10 para ir al tribunal de primera instancia se encuentran siempre, esa es la cuestión.

El momento es importante, el partido tiene mucho que hacer, cada uno de nosotros ha realizado el proyecto por el que se ha asociado, en los momentos de mayor importancia, se necesita mayor rigor, es necesario que cada cual crezca y que decrezcan los líderes los testigos y los apóstoles, sin lo cual no se es libertario.

Es con la serenidad de saber que el Partido radical es importante para mí, por lo motivos que son los suyos, así como las amistades, los amores, el ser compañeros, se defienden defendiendo las razones por las que la amistades, los amores, las compañías nacen, y no enganchándose a ellas y a sus formas, que a la fuerza se convierten muy pronto en mortales y acaban. Teniendo en cuenta estas razones, yo os hablo, aquí, habiendo decidido hace algunas horas y sabiendo que soy uno que apoya económicamente al Partido pero sin estar afiliado.

Vuestro estatuto me permite hablar, y usar el tiempo del Congreso del partido: lo hago. Creo en este Estatuto, creo en este partido, con mi contribución, ganaré libertad, siempre he dicho a los liberales (cuando se encuentran, porque hay que buscarlos con lupa) que el auténtico liberal es el que en los momentos de dictadura, que en los momentos de enfrentamientos violentos, cree - en ese momento - en la libertad, en la responsabilidad; en Inglaterra, creer en ello no significa ser liberales, sino creer que la libertad es lo mejor para vivir y crecer, para resolver los problemas más dramáticos. Hay que darle la vuelta al asunto: un partido libertario que tenga un padre, un líder, un compañero "más importante", alguien hacia el que el amor está contaminado por la admiración o la ausencia de estima está contaminada por el resentimiento, es algo que no debe permitirse. Si se pudiese permitir, puesto que yo creo que cada uno de nosotros puede infinitésimalmente crearlo, yo me comprometo a impedir y a crear para m

í, y para cada uno de vosotros, una relación distinta.

Diciembre del 55: Partido radical?, Quién se ocupa?. Y en el 62?. Existen mucha contradicciones aparentes - y creo, al decir estas cosas, que no soy narcisista, creo que comunico y discuto de política entre vosotros, que estoy dando mi contribución a este Congreso. Han existido muchos partidos radicales: uno al año. Hoy es cierto que la colaboración, el diálogo que yo quiero y que puedo tener no es el de militante: distinta es mi libertad, distinta debe ser mi responsabilidad - con respecto a vosotros, porque no somos recíprocamente responsables, sino con respecto a las cosas por las que decimos que estamos unidos y somos compañeros.

Iré al grano para evitar dramatizaciones inútiles, diré que al final de esta intervención, al hacer algunas propuestas, algunas sugerencias - puesto que es evidente: como persona que apoya económicamente el Partido pero no inscrito no podré votar esta noche mis mociones ni la elección de los órganos dirigentes - diré que existen un secretario nacional del Partido Radical, un director del periódico Liberación con respecto al cual el compañero no radical - no del Partido radical - que soy yo, se compromete a ser el colaborador que es necesario que sea. Si otros fuesen los secretarios nacionales o directores, tal vez la cuestión conforme igualmente, tal vez no, pero no me desengancho, no me alejo de las razones por las que existe el Partido radical. Las vivo de forma distinta, convencido.

Por ejemplo: durante dos meses me ha sido posible ser riguroso con vosotros y conmigo, y en la conquista de la soledad, de la lectura lenta de estos mecanismos, he logrado como mucho producir una carta de 14 o 15 páginas: consideraba que se trataba de una de las muchas cartas, y lo es. Escribo lo único escrito a parte de las octavillas, los comunicados, y ayer, Andrea Valcarenghi me dice: "Has leído el artículo de Pasolini en "Tempo Illustrato" sobre mi libro, sobre tu introducción?. No. Pues mira, Pasolini escribe que: "(...) La introducción de Marco Pannella de diez páginas es el texto de un manifiesto político del radicalismo italiano, todo un acontecimiento en la cultura italiana de los últimos años..." etc...

Conocemos a Pasolini, sabemos cuales son sus límites, sentimos simpatía, antipatía. Pero lo que he intentado hacer a lo largo de algunas semanas, compañeros, amigos es lo siguiente: no alejarme de vosotros, no disminuir, dar, no lo sabía, tal vez finalmente, como dice un buen radical que une escribiendo esto, un manifiesto al radicalismo, e intenta ser algo quitándoselo a su estéril y árido narcisismo y a su naturaleza de clase intelectual de izquierdas italiano. Y he aquí cuando se oye a alguno de ellos decir que es todo un acontecimiento de la cultura, es decir un acontecimiento de algo que ni me interesa ni me atañe, vosotros que os habéis dicho a vosotros mismos que Pannella era necesario para el Partido radical, significaba sencillamente negar el sentido de mi presencia. Ya lo veréis como no soy necesario, y que no soy necesario ni tan siquiera en aquellas cosas que llamáis humanas, como si impregnasen más que las políticas.

Mi humanismo que era la de la Asociación Goliarda Italiana, esta larga compañía, estas cosas que hemos intentado vivir, hallar, estas cosas por las que sabíamos que el laicismo es revolución, porque saber que Vonet es una compañera o un compañero nuestro, saber que es distinto, como lo soy yo, como lo es otro, las hemos vivido y afirmado, hemos dicho que la podredumbre de los sepulcros blanqueados por las ideologías, por las definiciones de lo que son demonios y lo que no, por las injurias, por el insulto, por el fascismo, "es fascista". Esta izquierda que debería ser laica y que luego recupera lo inmundo en la política. El "fascista", que ya lo he escrito en la introducción de Valcarenghi, es otra manera de decir radical, objetor, pederasta, drogadicto, etc. .. - «"fascista"!.

Cometiendo errores enormes, no sabiendo, reduciendo la injuria, treinta años de vida de nuestro país. Y los que creen que la unidad es la unidad de las generaciones registradas en el censo, pues no saben nada de felicidad, ni de amor, porque en realidad la única unidad que existe, la única continuidad, es la que une, a través de la generaciones, el padre que no es padre para el hijo que no es hijo para el padre, y esta continuidad, este saber que en realidad existe algo en el diálogo que es histórico, que se constituye, que se sigue sacando adelante, que tiene sus reglas concretas y que sus temblores comunes a nuestros mecanismos comunes no son, no pueden ser, por sí solos, grandes motivos de unidad (lo cual no quiere decir que yo infravalore la unidad de generación del movimiento estudiantil, del ser jóvenes, lo veréis en las propuestas, en las sugerencias que os daré al final de esta intervención).

En cuanto a vuestros nuevos líderes o directores, es verdad que a los veinte años existen condiciones objetivas que facilitan y hacen que sea más plausible y más posibles algunos gestos y acciones y comportamientos homogéneos a las voluntades de liberaciones radicales, y es justo aprovecharlos, darles énfasis, usarlos, su queréis otorgarles responsabilidades, para que se conviertan en opciones y no en beneficio de una condición no ganada.

Pero tiene razón Strik Lievers, tiene razón Spadaccia, tenéis razón todos vosotros: el partido existe. Ello facilita, hace que mi decisión sea más sencilla y lineal, la búsqueda de esta nueva compañía, de esta nueva manera, con vosotros y los demás, de salir adelante, incluso estos hechos humanos. Gianfranco, durante 18 años, 15, nos ha dividido aparentemente tu resistencia precisamente sobre estas cosas de vida pública y de vida privada; te darás cuenta, te estás dando cuenta, en este partido, que en realidad las cosas que deseábamos, las cosas que decíamos, las cosas por las que en realidad has estados siempre aquí, pero que has vivido con contradicciones; ganarás otras contradicciones, ganarás otros dolores y otras felicidades en todas las latitudes. Gianfranco D'Altri, Vincenzo Punzi, Felice Pannella, Lucio, Rolando, tal vez Roberto, serán otros portadores de humanidad entre comillas que inquietarán, que turbarán y a los que inquieten, que sin amistad, sin afecto, pero con la claridad del compañero, sien

to que debo desear que el partido no les resulte demasiado pesante ni a ellos ni a sus vidas.

Tenemos la cuestión de los referéndums. Yo diría que tenemos que tener mucho cuidado. Quería decir igualmente que tenemos que tener cuidado y seguir siendo rigurosos en los contenidos del referéndum, y recordemos que es necesario crear escándalo. Pero cuanto más sepamos que es necesario crear escándalo, debemos saber que por el contrario existe un escándalo con respecto al cual es lógico decir "que os parta un rayo"; es decir nosotros tenemos el deber de la prudencia interior, no tenemos el deber (ni tan siquiera el derecho) al cálculo de la prudencia, teniendo en cuenta las reflexiones y las reacciones de los demás. Quién sabe qué dirán?....

De esta manera, desde este punto de vista tenemos el deber de estar profundamente convencidos de que no trasladamos a los referéndums nuestras obsesiones privadas, sino nuestras claridades; que nosotros proponemos cosas que sabemos que no son acerbas incluso para la conciencia de los demás, porque no somos una secta, pero, tal y como decíamos, una minoría que es el iceberg de la gente, una minoría organizada, los que han comprendido que la libertad y la responsabilidad potencia, nos potencia a través del momento de la organización, y la organización no requiere sacrificios de libertades ni responsabilidades, de lo contrario que se vaya al diablo, no nos interesa ni nos atañe. (...)

Angiolo Bandinelli, en su informe, que ha sido consistente, ha dicho algunas cosas que constituyen un motivo de confianza con respecto a vosotros y al partido. Es cierto, este es el partido del 51%, no porque no pensamos que se gobierne al son de 51% (somos es único partido que necesita 3/4 para aprobar sus mociones no es cierto?). Así pues, está claro que no es esta nuestra actitud; la cuestión es otra; en el momento en el que en realidad se renuncia a considerar la lucha política con el esfuerzo moral del "Sí" y del "No", el día en el que se renuncia, tal y como la clase política italiana ha renunciado, a vincularse a la moralidad de la elección comprensible para cada cual, entonces los peligros son muy graves, y son peligros que son también una realidad, la realidad del régimen que proclama vencedor.

Quisiera añadir algo que ya he hecho, pero cabe insistir: sólo quien no tiene la conciencia de demócrata puede seguir repitiendo, como el cutre Casalegno de hoy en día (este moralista emblemático del laicismo italiano que supone para los valores laicos lo que el catolicismo italiano supone para la religión), estos moralistas vulgares, estos moralistas y siervos del régimen a los que hay que temer cuando en el país se enfrentan dos alineaciones distintas. Pero la esencia de la democracia es la confianza en el enfrentamiento, y solo quien posee en su fuero interno un pasado tridentino o estalinista, puede tener miedo a decir: lucho para que la Democracia Cristiana se convierta en una minoría, para que los demás sean minoría, porque en ellos sigue vivo el recuerdo y el remordimiento de tradiciones en el que el otro, si era distinto, tenía que ser torturado y asesinado, tanto si era tridentino como si era estalinista.

Comprendo el lado gris de Enrico Berlinguer, alguien que guarda en el baúl de los recuerdos el haber callado ante masacres pre-nazis del las poblaciones del Volga y del Don, el haber creído en la "Realpolitik", el haber creído contra la vida en la creación política, en el Estado en la ideología, hasta el punto de erigirse como ejemplo la historia de la tortura del otro, del asesinato del otro. Comprendo que en ese caso tenga miedo de tocar al otro incluso de acariciarlo.

Pero lo que tenemos que reivindicar nosotros es que estamos en la extrema izquierda y lo somos. Somos capaces de dar vigor a la izquierda italiana porque sabemos que el adversario vale lo mismo que nosotros. No sólo sabemos cual es la auténtica diferencia entre error y errante, sino la auténtica diferencia histórica entre el error y la verdad. Porque velamos por esperanzas antiguas, que están vivas y son nuevas y frescas aún en Italia. Algunos mitos de la revolución francesa, algunas esperanzas de la burguesía en el momento generoso de su adolescencia (y turbio, las cosas han acabado como han acabado), la derecha histórica, todas estas cosas desencarnadas de la manera concreta que fueron usadas históricamente para el poder, son nuestras esperanzas, son las esperanzas de igualdad, de fraternidad, de justicia, las esperanzas de un Estado de derecho.

Porque con una ligera diferencia con respecto a ti, Giuliana, sé que puedo decir: las leyes no me interesan, no me atañen: porque estoy convencido de que existo, lo repito, leyes que prohiben prohibir, que son necesarias. En ello no tengo nada en común con los antiguos compañeros ácratas (los anarquistas ellos también funerales y derrotas como los socialistas y los comunistas). Sé que solo construyendo, y no destruyendo, edificamos perímetros de libertad y de amor mayores que un cuerpo poético, como un cuerpo humano, pegándose de morros, o cayendo, equivocándose en sus caricias o equivocándose en sus intentos, puede confiar en renunciar a la creación, a ser perfecto.

Entonces podéis decir, hablando de política, que nosotros subrayamos como el llamado liberal Malagodi, los llamados socialistas demartinianos, los dirigentes de la vida política italiana que desde hace 27 años, desde sus posturas se permiten el lujo de atacar a Togliatti, de atacar la línea comunista, la están repitiendo; desde Almirante a De Martino, todos; no se trata de lograr que la Democracia cristiana se convierta en minoría, sino tomadnos a nosotros cooptad por nosotros. Esta visión mística, esta visión corporativa del Estado - lo decía Gianfranco - es lo que hay que encuadrar. Esta es una sociedad en la que incluso el enfrentamiento sindical no debe traducirse en enfrentamiento político sino en el seno de la casta dirigente de políticos burócratas, de burócratas políticos. Y la idea nuestra, por el contrario, es la idea democrática si queréis tradicional, la del bipartidismo como tendencia, la de las decisiones, queremos que la Democracia cristiana pase a la otra parte, porque la Democracia cristiana

es el fascismo, el fascismo era la Democracia cristiana, sólo que tenemos que decirlo sin insultar (por qué íbamos a insultar al 99,9% de aquellos que vivieron antes que nosotros y a los que estaos vinculados). Ser laicos es eso.

Por ello, en términos de civilización, en términos democráticos de clase, el valor de este partido es el de prefigurar en los dolores y en la felicidad que se conquistan, en la victorias lo que crea realmente la sociedad a la que todos tenemos el derecho de llegar, no un día demasiado lejano, sino de llegar día a día, un poco más. No existirá nunca una sociedad sin luchas, sin contradicciones, sin dolores. La única cosa que podemos pedirnos a nosotros mismos, es no mortificarnos con dolores inútiles y frágiles, extraños, aquellos a los que nuestra condición de hombres y mujeres en este momento de la historia puede pedirnos precisamente que no muramos de hambre, que no veamos morir de hambre, que no linchemos, no?, y estas otras cosas. (...)

Hoy, tal vez no he dicho las cosas que quería decir, algunas de las que quería decir esta mañana no os las he dicho, porque estaba cansado, porque llevaba (y me he liberado) del peso de la voluntad, de las contradicciones a través de las que hemos tenido que pasar en julio, de las que hemos hablado, la de este Congreso, de mi nuevo compromiso, que me ha costado, me ha costado concretamente, una vida distinta de la querida y de la prevista, por lo tanto fracaso allí en donde había esperanza, dureza en donde había dulzura. El problema es que este partido (lo digo como persona que lo apoya económicamente y no como inscrito), tiene que existir, y existe, y tengo confianza, porque desde Sandro hasta otros muchos, desde quién - quisiera subrayarlo - cree que no existen posibilidades en Italia de cambiar la actual tendencia y la fuerza de régimen durante al menos veinte años, por encima de la fuerza específica del significado, de las opciones y del método del Partido radical. Eso, si tiene sentido lo que yo he ente

ndido, es lo que hay que hacer: potenciar el movimiento del que todos formamos parte, el movimiento radical del que el PR es la figura más importante y el momento central, pero que debemos poder vivir en formas distintas, aunque nuestro Estatuto ya lo prevea e intente comprenderlas cuando no solo Ivonè, no solo los compañeros encarcelados, no sólo Igor, no sólo Franco Roccella, no sólo aquellos con nombres, apellidos y situaciones, sino a aquellos rostros desconocidos, cuando hayan tomado conciencia de que el PR no comporta sublimaciones sino afirmaciones concretas; no comporta evasiones, no comporta puñocentrismos, o desviaciones falocráticas. (...)

Pues bien, esta es la situación, creo poder decir realmente que, liberado de la contradicción de la que y por la que hemos sufrido (he sufrido), seré un buen compañero. Recordemos una sola cosa: hace diez días me comprometí en ser un buen compañero, y creo que lo seré para todos.

N.d.T.:

(1) Liga XIII de Mayo: El 13 de mayo de 1970 tuvo lugar la victoria del referéndum sobre el divorcio. La liga XIII de Mayo fue creada por Marco Pannella para promover el referéndum sobre el aborto.

 
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