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Liberazione - 13 maggio 1974
El No ha vencido

SUMARIO: Antes de que se conozcan los resultados del referéndum sobre el divorcio promovido en Italia por las organizaciones clericales y confesionales católicas, el periódico radical "Liberazione" sale con el anuncio de la victoria divorcista (no a la abolición de la ley sobre el divorcio). Es un acto de confianza en la gente, es un desafío con respecto a los ambientes laicos y de izquierdas que hasta el último momento consideraban que el pueblo italiano no era lo suficientemente maduro como para quitarse de encima la hipoteca clerical. He aquí un fragmento original del artículo de apertura del periódico radical que anuncia la derrota de aquellos que querían abolir la ley sobre el divorcio apenas aprobada por el Parlamento:

"Victoria histórica del ala popular, laica y libertaria, barrida definitivamente la pretensión clerical sobre la opresión de conciencias, los privilegios temporales y el poder del mundo. Un éxito que confirma la validez de la línea alternativa del partido radical, de la LID, del movimiento en pro de los derechos civiles. Contra las estrategias de renuncia, las tentaciones de "compromiso", sabemos actualmente que es posible batir al régimen. Ahora es necesario oponerse a los intentos de seguir poniendo "en rebajas" el divorcio, el derecho a la familia y el concordato.

("Liberazione", periódico radical, 3 de mayo de 1974)

El NO ha vencido. Las razones de la tolerancia, de la libertad, del laicismo, de la auténtica fe religiosa, del civismo han vencido contra las fuerzas que apuntaban hacia la revancha clerical, en la prevaricación de las conciencias, en los oscuros y turbios instintos de represión y opresión, sobre presuntos prejuicios y tabús populares y que confiaban en poder reforzar y consolidar a través de ellos, su poder.

Es un victoria histórica. Barre definitivamente la imagen de un país católico al 99%, de una Iglesia mayoritaria e intocable en sus privilegios temporales y en su poder mundano, de una religión estatal impuesta por decreto. Desmiente la convicción inmediata y avalada por las clases dirigentes laicas de toda tendencia, de que la Democracia Cristiana sea la fuerza dominante del país, inamovible por el gobierno, y al que sea vano y veleidoso contraponer cualquier alternativa.

Por primera vez, un ala laica y libertaria, no en sus cumbres dirigentes, sino en la base del país compuesto por millones y millones de socialistas y de comunistas, de republicanos y de demócratas de auténticos liberales y de auténticos creyentes ha podido confrontarse en un problema de libertad con las fuerzas de coalición del integralismo católico, del bloque corporativo que se expresa a través del partido de régimen y el paleofascismo de Almirante, y ha salido vencedor. Por vez primera, esta confrontación ha demostrado un dato político y electoral, que el carácter resbaladizo de los equilibrios políticos, el resquebrajamiento del sistema de partidos y el juego de los porcentajes, habían podido enmascarar; es decir, que social e idealmente, antes que electoralmente, la Democracia Cristiana y el bloque clérigo-fascista son minoritarios en este país. Sabemos, lamentablemente, que la política italiana, tras la sacudida del referéndum tenderá a solidificar los viejos y deteriorados equilibrios pretéritos, y a

encerrarse en ellos. Desde este punto de vista, esta evidencia constituye toda una premisa, una indicación para el futuro, para aquellas fuerzas socialistas y libertarias que deseen recogerla y utilizarla. Asimismo, permite una concienciación de esta realidad de las relaciones de fuerza, que puede y debe convertirse en un patrimonio de las masas.

Se trata de un victoria nuestra, en gran parte, del Partido Radical y de la Liga Italiana para el Divorcio. No dudamos en absoluto en reivindicar el mérito. Es indiscutible. Discriminados, marginados, excluidos de la TV en la fase conclusiva del enfrentamiento del referéndum, entregamos en marzo a las fuerzas de los partidos laicos una opinión pública que, tal y como demostraban todos los análisis de los sondeos, estaba orientada en un 70% a favor del divorcio. Podía ser la premisa de una victoria de dimensiones mucho mayores de las que ha alcanzado actualmente. Y lo hubiese sido si la campaña del referéndum hubiese estado dirigida por los partidos laicos de forma distinta, y se hubiese realizado no como una batalla defensiva, no de forma dispersa, sin marginar a aquellas fuerzas populares que fueron determinantes en el momento de imponer al país el problema del divorcio, no con el tradicional y caduco planteamiento antifascista, sino afrontando con decisión a la Democracia Cristiana, concordando una lucha u

nitaria, dando espacio a todos los elementos del ala divorcista, sin temor a atacar en profundidad las pretensiones de revancha clerical, preocupándonos de manifestar y de representar igualmente a aquellos sectores del electorado católico e incluso fascista que en un principio estaban a favor de la ley.

Es una victoria nuestra, del Partido Radical y de la Liga italiana para el Divorcio, en primer lugar por la manera en la que desde 1965 hasta 1970 conseguimos imponer a un Parlamento y a los partidos laicos reticentes, con la presión de la opinión pública y de un movimiento popular autónomo, la ley Fortuna.

Y es una victoria nuestra por la manera en la que hemos defendido esta ley, no sólo contra quienes desde el primer momento quisieron imponer a los italianos la prueba del referéndum abolitivo, sino de los demás que para impedir el referéndum habían ofrecido a la DC "superarlo" con la ley Carretoni o con otras soluciones legislativas. Reivindicamos el mérito de haber luchado para que la prueba de los referéndums, una vez impuesta por los adversarios, no se eludiese, sino que se afrontase; y de haber creído en la madurez democrática de las masas y del pueblo italiano.

Nuestra tesis de que la política de los derechos civiles y de ala ampliación del círculo de las libertades es la única carta vencedora de la izquierda, la única gran contradicción explosiva e este régimen y de sus equilibrios corporativos, prejudicial y esencial para un desarrollo victorioso de cualquier política democrática de clase, de cualquier programa económico de izquierda, de cualquier política auténticamente reformista, ha sido confirmada hoy por los resultados del referéndum.

Lamentablemente, esta confirmación popular no permite confiar en un cambio de la estrategia de los partidos de izquierdas. La lógica de estrategias defensivas y perdedoras, la renuncia a la política de los derechos civiles, el rechazo de toda perspectiva de alternativa política a la DC, aunque sea a largo plazo, la tentación de caer en compromisos, históricos o no, con un régimen que precisamente durante la confrontación del referéndum ha conquistado otras posturas esenciales de poder, en la prensa y en la economía, volverán, por desgracia, a predominar. Las pruebas que tendremos que afrontar, que nadie se llame a engaños, serán duras. Pero nuestro bagaje cuenta con una confirmación y una indicación que nos sirven como perspectiva de futuro.

 
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