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Pannella Marco - 1 ottobre 1975
Droga y drogadictos
Marco Pannella

SUMARIO: La nueva propuesta de ley sobre la droga que se está discutiendo en estos momentos en la cámara de los diputados es contradictoria puesto que si bien por una parte permite el consumo y la posesión de una "cantidad módica" de droga para uso personal, por otra prohibe el comercio, la venta y la producción. Además, sigue considerando los derivados del cannabis índico como drogas. Marco Pannella afirma que esta ley fomenta la criminalidad porque le entrega totalmente el comercio de droga y obliga a los drogadictos a entrar en el círculo criminal y a aumentar su número. Concluye con una previsión dramática: si esta ley se aprueba, el número de muertos por heroína aumentará vertiginosamente, y se duplicará en poco tiempo.

(Il Mondo - Octubre 1975, del libro "Marco Pannella - Escritos y discursos - 1959-1980", editorial Gammalibri, enero de 1982)

Los diputados están estudiando la nueva propuesta de ley sobre la droga procedente del Senado. Su responsabilidad es especialmente grave. Ahora se encuentran con que tienen que legislar deprisa y corriendo ante el tremendo azote de la droga que se está extendiendo por todas partes. Azote que fue previsto ante la indiferencia total de los partidos, excepto el radical. Pero se encuentran con una propuesta hipócrita y contradictoria, que en teoría refleja los principios civiles por los que venimos luchado desde hace casi diez años y sin embargo, en la práctica los desmiente. Los diputados no podrán ignorar el hecho de que en nuestras prisiones ahora ya se cuentan por miles los inocentes y los enfermos que siguen destruyéndose, siguen siendo asesinados, moral y literalmente hablando. Pero, vamos a ver que es lo que son realmente esta "droga" y este "drogadicto" que tanto miedo dan?. El drogadicto parece, y es, la versión moderna del "poseído", el "endemoniado" de nuestros días. Es un esclavo que no posee otra a

lternativa que la de drogar a los demás, matarlos mientras se mata, si no quiere morir ipso facto entre sufrimientos atroces y/o en la cárcel. Esclavo de una sociedad y de una industria productiva, de consumo, con sus valores y sus patrones llamados "mafia" sólo cuándo conviene. El orígen de la industria de los opiáceos hay que buscarlo en los Estados oficiales, a veces hasta democráticos, y en la internacional de los Servicios secretos de casi todos los países, no sólo los franceses o americanos, y en la mafia multinacional.

Nosotros tenemos miedo de dicha droga, y tememos por dicho drogadicto, nos hemos de defender de ellos, nos tenemos que ocupar de la droga (aunque no sólo de ésta, pero para empezar por lo menos ocupémosnos de élla) a través del derecho positivo y del compromiso humano y civil. Así es como nosotros los radicales y socialistas hemos tolerado por el momento el escándalo del fallido control público de la producción, de esa temible droga que son muchísimos psicofármacos, cuyo consumo es dolorosamente exaltado y prescrito como medida social, productiva y de explotación.

Estas aclaraciones, estas opciones, son necesarias, indispensables. La estricnina, es una droga?. No: es un veneno mortal. Llamemos a las cosas por su nombre. Los derivados del cannabis índico, son droga?. No. El hachís y la marihuana no son droga. En todo caso pueden ser veneno, eso es todo. La nicotina, es decir el tabaco, y el alcohol sí son drogas, veneno drogador y drogado. El coste social del consumo de alcohol es actualmente en Italia alucinante, astronómico: el 70 por ciento de los asilos para enfermos crónicos que guardan cama desde hace siglos, irreversiblemente incurables, están ocupados por alcohólicos. Las enfermedades hepáticas y otras debidas a la ingestión habitual de nuestras tan apreciadas bebidas alcohólicas fuertes, de nuestros excelentes vinos de mesa, causan estragos, se llevan la palma. Y sin embargo, nos quedamos tan anchos.

Han visto ustedes alguna vez o han oído contar que alguien se ha muerto (o matado) a causa de la marihuana?.

Y sobre todo, la ciencia es unánime, repito, unánime, tras ochenta años de investigaciones oficiales de gran envergadura, al constatar que desde el punto de vista científico nada permite afirmar que los derivados del cannabis índico produzcan drogadicción, dependencia orgánica.

Las tablas de la Organización mundial de la Salud son tajantes.

Y, a todo ésto, qué han dicidido al respecto nuestros senadores - a los que hemos tenido que despertar del letargo?. Siguen considerando el hachís como droga "blanda" que aun siendo "blanda" no deja de ser "droga", han decidido permitir su consumo, pero sólo en el retrete de casa, como con los primeros pitillos de sus años mozos. Si por el contrario alguien la "recibe", la compra, la fuma, la transporta, la olfatea, la ofrece o la alaba en público o tolera que otros la fumen en el salón de casa, será castigado alternativamente o con "tratamientos" públicos forzados, o con enmiendas y cárcel hasta que curación, fracaso o muerte no se ciernan sobre el acusado.

Y cómo van a ser curados, por gracia, los fumadores de marihuana?, con el psicoanálisis por cuenta del Estado, haciendo desaparecer los "complejos de Edipo" y los motivos de infelicidad?. Con la revolución anticapitalista, ofrecida para eliminar las causas sociales e instrumentales de la mala vida de estos delincuentes o viciosos?. Ya que no existe un cuadro clínico de toxicomanía y de dependencia o adicción por los que conducir a estos transgresores de la ley, no existe más terapia que la ideológico-psiquiátrica de los electroshocks y de los comas insulínicos. » La marihuana es una droga y tú un drogadicto? se le preguntará; y si contesta que no, se creerán que se quiere pasar de listo, «descarga va!: » Vas a seguir fumando los cigarrillos del monopolio? Ah no?, «toma descarga!. » Eres extraparlamentario y Corvisieri no te ha convencido? » Crees en Dios y en el cardenal Poletti, abandonarás el PCI para las elecciones municipales en Roma? . Ahí va eso. Recordémoslo, Estado, Iglesia, Medicina, Familia

y Psiquiatría curaban al drogadicto ideológico Giovanni Sanfratello, al del "caso Braibanti". Seríamos siempre tolerantes y nos resignaríamos, temo, si sólo se tratase de ésto. Pero el peor de los problemas, amigos diputados, es otro: es trágico, es angustiosos, no pueden hacer ver que no lo ven. Intenten aplicar este régimen "anticonsumista" (tan querido al senador Generoso Petrella) a las bebidas alcohólicas fuertes. Qué obtendríamos? lo que ocurre con el prohibicionismo americano. Prohibir con la violencia un consumo que la conciencia social en cambio exige, tolera o exalta significa relegar a la ilegalidad a masas inmensas de ciudadanos, y abonar el terreno del imperio de la industria de la delincuencia de los beneficions más negros, incontrolados y salvajes: significa hacer que la criminalidad organizada se mueva como pez en el agua de la ilegalidad de todos. El imperio de la droga, del alcohol, del juego, de la victoria histórica de la mafia y de los gangsters. Ahora, tanto si se quiere como si no, en

gran parte del mundo, en nuestro país, no conseguiremos imponer nuestra niocotina a buena parte de las nuevas generaciones, al igual que ellos (lamentablamente, desde el punto de vista de nuestra salud) no consiguen imponernos el humo alternativo de su cannabis.

Con la semipermisividad senatorial, el consumo de hachís no disminuirá, seguirá su progresión acelerada. Así pues, aumentarán los mecanismos sociales fruto de la lógica el provecho, del beneficio, de proselitismo, de la ilegalidad, del equiparar al consumidor con el traficante: se potenciarán de esta manera, se aislarán y destruirán las estructuras portadoras de la auténtica droga, de los opiáceos, de la industria de la muerte, atroz y cada vez más rápida, difundida y triunfante.

Señores diputados, existen tres creadores, productores de "drogas" y de asesinos y de estragos con droga: la naturaleza, la química y las leyes. Las leyes como esa, criminal, que desde hace veinte años han constituido una ayuda potente para los criminales y ha hecho del Estado un verdugo, o como la que corremos el riesgo de aprobar, por ineptos, por irreflexividad, por hipocresía, por falta de rigor y de moralidad civil.

Al igual que para el aborto, la radiotelevisión "reformada" se ha comportado con la droga mezquinamente, a la fascista: mucho peor que la "bernabeiana"(1), aun ratificada, no sólo por nosotros, sino por el tribunal Superior, que aceptó en el mes de septiembre de 1969 que la LID (Liga italiana para el divorcio) y sus opositores discutiesen durante cuatro horas de debate, tenso, durísimo y acalorado en las horas de mayor audiencia, con el máximo índice de utilidad democrática. Esto fue un contributo, tardío pero fundamental para el conocimiento de los problemas, la reflexión colectiva, sobre vuestro trabajo. Pero para evitar los mismos "actores" de la petición de reforma para cambiar el vídeo y la radio, esta vez, los responsables parlamentarios, políticos y administrativos de la información pública han preferido impedir todo debate auténtico, dejaros sólos con vuestras tremendas responsabilidades, que no os invidiamos.

Para lograr que existiese alguna compensación de información democrática y civil, para la droga al igual que para el aborto, hemos tenido que afrontar deliberadamente la cárcel, para poder transmitir por lo menos alguna señal a través de la prensa, no pública, pero a pesar de todo, menos mezquina que la Rai-Tv di Finocchiaro(2) y de sus patrones.

De todo esto, señores diputados de las comisiones de Justicia y Sanidad de la Cámara, son ustedes responsables sólo en parte. Por ello, les pedimos salven con su pretigio y en aras de una esperanza de vida, que existe, y que está en manos de las instituciones republicanas no violentas y no criminales.

De lo contrario, me veo obligado a manifestar una previsión, basada al menos como aquella por la que, hace tres años, pedimos públicamente que se aplicase una nueva ley y anunciamos para el 1975 al menos trescientos muertos a causa de la heroína. En la segunda mitad de 1976, serán más de mil quinientos, y la misma cantidad se repetirá en la primavera de 1977, año en que se elegirá el nuevo Parlamento.

Se han derramado ríos de tinta sobre la cuestión de las contradicciones garrafales de la ley. Ustedes están al corriente de ello. Cabe aislar urgentemente, con el derecho positivo, las "drogas" de las "no-drogas". Por lo menos eso. Cabe aislar la industria de la heroína, para aniquilar, como sea, esta infame industria.

Por ello les lanzamos a ustedes un insistente llamamiento, llenos de esperanza. Por una vez, tras décadas de lucha política, lo hacemos no tanto con la segura y dura conciencia de militantes en pro de una sociedad distinta, cuanto con la angustia profunda y la humildad de personas, de mujeres, de hombres, de compañeros, de padres, hijos, hermanos y hermanas, de víctimas en potencia o de potenciales y desgarradores asesinatos. De lo contrario tendremos que admitir que la democracia política en nuestro país actúa, ella también, como una droga mortal.

N.d.T. (1) y (2) Bernabei y Finocchiaro: fueron directores

generales de la Rai.

 
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