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Bonino Emma - 26 febbraio 1976
ABORTO: ... La estafa en la cámara
Intención de voto de Emma Bonino

SUMARIO: Intención de voto de Emma Bonino con la que anuncia el voto de los diputados radicales contra la ley sobre el aborto.

(NOTIZIE RADICALI, nº 8, 26 de febrero de 1976)

Señor presidente, distinguidos colegas, me siento obligada a votar en contra de esta propuesta de ley y les garantizo que lo hago con amargura, pues sé que esta votación es el momento culminante de diez años de luchas radicales y feministas que han pasado a ser luchas de todas las mujeres italianas. Ha sido una ocasión dramática, pero también un momento en el que se ha tomado conciencia de las cosas, así como de liberación. Tengo gran confianza en la conciencia de las mujeres, y sobre todo respeto a quién profesa posturas distintas. Pero creo que, en especial a este respecto, ciertos valores se salvan confiando en la conciencia de las mujeres y no en una intervención burocrática del Estado.

Voto contra esta ley porque no representa las exigencias ni los temas que el movimiento feminista ha expresado en los últimos años. Porque temo, y sé, que, debido a las contradicciones que la caracterizan, por su planteamiento hipócrita y burocrático, por la desconfianza fundamental que comprende con respecto a la mujer y en su sentido de responsabilidad, esta ley podrá resolver sólo a pequeña escala el azote del aborto clandestino.

Voto en contra porque, por experiencia directa, conozco el drama en el que viven muchísimas mujeres italianas; el drama personal nuestro y, desde luego, mío, porque vivir ciertas experiencias es muy distinto a leerlas; reflexionar al respecto tras una experiencia personal es muy distinto que andar agitando sagrados principios.

Y sin embargo, con este problema personal y político, me he merecido, con singular superficialidad y maldad, con brutalidad y con odio, el odio y la brutalidad de quién no es capaz de mirarse ni dentro ni de mirar a su alrededor, los insultos democristianos.

Pero no se trata simplemente de mi drama personal, lo ha dicho todo el mundo; se trata del drama de miles de mujeres que han venido y siguen viniendo, incluso en estos días, a los consultorios del CISA (1), y que eran y son solo una pequeña parte del ejército de mujeres que cada año es devastado física o psicológicamente por el aborto clandestino. Por primera vez, tras décadas, o tras siglos, las mujeres italianas han empezado a dejar de vivir en la soledad, en la desesperación, en la humillación de su sexualidad, una elección tan íntima, tan grave, tan dramática, a la que la sociedad obliga: la sociedad, digo, las costumbres, ciertos valores, que tardan en desaparecer y a los que a duras penas logran sustituir otros valores, más nuevos y humanos; todo ello les obliga a vivir con un tabú cargado de miedos, de turbaciones psicológicas o de terrores, de complejo de culpabilidad, que les alejan de hecho, del amor y de la maternidad.

Ayer escuché, diputado Piccoli, su intervención con suma tristeza. Creo que si una hija mía menor de edad abortase sin atreverse a decírmelo, me plantearía una sola duda: tal vez por mi parte todo un tipo de educación y de relación con esta mi hija ha sido totalmente errónea, que no he sabido darle la confianza no ya entre una madre y una hija, sino entre dos seres humanos. Y mire lo que le digo: si una hija no se atreve a tener confianza con su madre, le garantizo que no será la ley la que imponga dicha confianza. Pero descubrirlo sería para mi un elemento que pondría en crisis lo que he sabido darle como amor, como presencia, como participación uy no como un juez. Usted, "honorable" Piccoli, nos preguntó ayer cómo íbamos a mirar a nuestros hijos menores de edad al volver a casa: les miraremos - se lo garantizo - con suma comprensión, pero sobre todo poniendo en crisis un papel de madre que no significa ni posesiones ni juicios sino profunda autocrítica, no ya en términos personales, sino pensando en lo que

la sociedad sabe ofrecer a los jóvenes, en la crisis que vive la familia, que no es la crisis de una sola familia, sino más en general, más complicada y que se resuelve con la confrontación, el diálogo, el debate, pero no con los diálogos, los debates y las confesiones obligatorias por ley.

Voto en contra porque temo que a partir de mañana, de forma distinta, continuará el calvario de siempre de nosotras las mujeres. En efecto, esta ley nos pone en manos de la frialdad y la dificultad de un itinerario burocrático que no es solo hipócrita sino sobre todo en un itinerario en el que tendremos que luchar contra la desconfianza y la hostilidad de las estructuras sanitarias, con su insuficiencia (y la pagaremos una vez más con nuestra propia piel); nos enfrentaremos con las resistencias, con los prejuicios de una clase médica que, salvo la excepción que confirma toda regla, sigue anclada, en este campo, al menos por lo que sé, a una concepción antifeminista y sexológica; nos tendremos que enfrentar con la actitud y el poder de una Iglesia que ha ya movilizado todas sus fuerzas contra esta ley, para limitar y restarle valor a las ya limitadas y circunscritas posibilidades de aplicación.

Este es el sentido, señor Presidente, compañeros comunistas y socialistas, del llamamiento que ha sido dirigido por la conferencia episcopal a las más altas autoridades del Estado, y con respecto al que vosotros, colegas democristianos, os habéis comportado, una vez más, ni más ni menos que como el brazo ejecutivo. Desde luego los obispos saben y la parte clerical en causa sabe que tiene todas las de perder ante los ciudadanos, con este tipo de ley, todas las de perder ante la opinión pública, en la conciencia cívica de la sociedad, en la conciencia de las mujeres. Y no creo que se llamen a engaños, ni que se llamasen, sobre la posibilidad de que no se aprobase esta ley. Con este voto, en efecto, con las demás compañeras nos preparamos a una nueva fase de lucha contra los que serán nuestros nuevos enemigos.

Hay provincias italianas, Trento y Bolzano, en donde la casi totalidad de los jefes de reparto de obstetricia ginecológica ya han anunciado su objeción de conciencia. Con la ley se disponen ustedes a aprobar un principio increíble: la objeción de conciencia del consejo de administración de una entidad, que es una dilatación anormal del principio, que yo comparto, de la objeción de conciencia, y que me plantea serios problemas con respecto a la autoridad del Estado, sobre lo que sucederá con la reforma sanitaria, si ya establecemos un principio por el que una ley aprobada por este Parlamento - si se aprueba - no será aplicada en cualquier caso por una parte de aquellos que trabajan en la asistencia sanitaria, obviamente financiada por todos los contribuyentes.

No vacilamos ni un instante en decir que tras lo que ha sucedido en Seveso y ante esta actitud de la Iglesia, hubiésemos preferido recurrir al "referéndum" popular, porque estamos convencidos de que en este "referéndum" el país, las mujeres hubiesen vencido, con una mayoría mucho mayor a la que se produjo sobre el divorcio, ciertas partes que se han hecho intérpretes de una voluntad y de una expresión clerical.

Pero creo, sobre todo, que incluso sin "referéndum" esta ley hubiese podido ser distinta de haber existido en este Parlamento y en este país un partido socialista de los derechos civiles, de los movimientos de liberación, de la alternativa socialista y libertaria que - hablemos claramente - o es también una alternativa de valores, una alternativa en la manera de concebir y de vivir la vida, o se construirá sobre la arena y no preparará más que otras y peores formas de opresión.

El partido socialista ha dejado pasar esta ocasión también con respecto al aborto: se ha privado de esta ocasión y nos obliga a desempeñar un papel que, en esta instancia, corre por cuenta solo de cuatro diputados, puro papel de testimonio, mientras que hubiésemos podido presentar una alineación capaz de confrontarse de forma dialéctica con el partido comunista. Pues esta es una ley comunista, una ley concorde con la estrategia del partido comunista para bien y para mal: creo en el mal, pues de dicho realismo son hijas todas las contradicciones, las hipocresías, las limitaciones de esta ley; pero también en el bien, pues gracias a este realismo del partido comunista, que hace solo dos años decía oficialmente que del aborto no se iba ni a hablar, hemos llegado - han llegado - a formular esta ley de la que el partido comunista lleva la paternidad.

Quisiera subrayar que ha faltado, o ha existido de forma subalterna, el interlocutor socialista y libertario. Y mientras no contemos con este interlocutor, mientras no exista, la izquierda andará coja, la izquierda vacilará en su incapacidad: incapacidad ante todo de diálogo y de confrontación real precisamente en su seno, sin la que será siempre problemático el diálogo y la confrontación con sus adversarios políticos y de clase.

Quería subrayarlo desde el perfil político. En términos personales, en términos humanos, quisiera decir que no alcanzo a ser esquizofrénica y verme sólo como diputada: me tengo que ver también como persona. Asisto y voto contra esta ley con la siguiente sensación: que, como de costumbre, todas las expectativas de masas, que suben, desde la base, desde los ciudadanos, se acabaan templando en una estructura institucional extremadamente ambigua.

Pondré un par de ejemplos, pues creo que se trata de la sosegada contribución que puedo brindar. Sobre la objeción de conciencia ha sido elaborada una legislación que nos conduce ahora a la necesidad de revisarla. Sobre la droga nos hallamos con el mismo problema: nos vemos obligados a revisar lo que votamos hace a penas un año. Creo que nos hallamos ante una técnica legislativa ambigua, de compromiso, que es expresión de una cierta línea estratégica y política que nosotros no podemos aceptar.

Por todos estos motivos declaro que votaré en contra de esta propuesta de ley.

N.d.T.

(1) CISA . (Centro italiano sterilizzazioni ed aborti). Centro italiano de esterilización y aborto, fundado por Adele Faccio y Emma Bonino en 1974, promotor de abortos en un primer momento clandestinos y luego abiertamente ilegales. Como sujeto federado al Partido Radical desempeñó una labor esencial en la batalla para la legalización del aborto. Sufrió en la piel de sus dirigentes procesos de gran resonancia.

(2) PICCOLI FLAMINIO . (Kirchbichl, Austria, 1915). Político italiano. Secretario de la Democracia cristiana (DC) 1969, 1980-82). Presidente de la Comisión de Asuntos exteriores de la Cámara.

(3) HONORABLE . "Onorevole". título reservado en Italia a diputados y senadores.

 
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