SUMARIO: Marco Pannella auyuna desde el 16 de abril para denunciar que la información radiotelevisiva estatal ignora totalmente la acción del Partido radical y la del movimiento en pro de los derechos civiles. Reivindica una reparación "simbólica" del daño sufrido, es decir una intervención radiotelevisiva de media hora reservada al Partido radical y al movimiento en pro de los derechos civiles. En este artículo, Marco Pannella escribe que sin información, sin posibilidad de conocer no existe posibilidad de elegir, ni de juzgar ni de votar. De esta manera, el sufragio universal se convierte en una estafa. Para combatir contra todo esto, para restablecer el derecho a la información, para poder vivir en una democracia y no rendirse ante su muerte, no queda más remedio que arriesgar la vida. Se anuncia el ayuno total y por lo tanto de huelga de sed en caso de que no se aceptase la "reparación". Se lanza una propuesta al PR, al Partido de Unidad Proletario y a Vanguardia Obrera para que en dos circunscripciones
importantes "los unos se presenten bajo la égida de los otros y viceversa", para reducir el riesgo de no alcanzar el quorum necesario para participar en la repartición de los restos.
(Noticias Radicales - Abril de 1976 del libro "Marco Pannella - "Escritos y discursos" - 1959-1980", editorial Gammalibri, enero de 1982)
Conocer las fuerzas y las propuestas políticas es la base del poder popular. Sin la posibilidad de conocer, no existe posibilidad de elegir, ni de juzgar ni de votar. De esta manera, el sufragio universal se convierte en una estafa. Sin la posibilidad de alternancia de nuevas formas políticas, sin igualdad, por lo menos formal, no existe ninguna legitimación democrática del juego político.
Unánimes, los siete partidos "oficiales", como corrientes de un único partido de régimen monopartidista imperfecto, secuestran la legalidad constitucional y los derechos del ciudadano y de las minorías para provecho personal.
Durante veinte años, se han atribuido el dominio exclusivo y la repartición concordada de la información pública. El tribunal constitucional ha decretado la absoluta ilegalidad de esta cuestión institucional. Han hecho y siguen haciendo del Parlamento una fuente de violencia y de discriminación. Se han atribuido una financiación pública que se reparten proporcionalmente, y al mismo tiempo hacen que las instituciones degeneren en violencia contra aquellos que pudieren amenazarlas con inserirse y trastocar sus pactos y equilibrios internos.
Progresivamente imponen, a todas las fuerzas nuevas que pretenden proponer su programa ante el sufragio universal, discriminaciones aberrantes como las votadas en la "leyecita" electoral.
El fascismo negaba la ciudadanía y los derechos políticos reales a quien no pertenecía al PNF (Partido nacional fascista), («carai, se votaba y todo!), ahora se les niega a quien no sea de los siete partidos que se han vuelto en fuerzas oficiales del régimen.
Se está imponiendo un régimen que se basa en el privilegio y la negación de la igualdad de los ciudadanos ante la ley.
Ante este panorama de violencia destructora de la ley misma y de los derechos fundamentales de civismo democrático, un no violento no puede doblegarse sin desmentir y traicionar los valores que considera esenciales para todos.
Es necesario lograr consolidarlo aunque no fuese más que un principio; el principio de algo distinto y opuesto, no una posición ideológica abstracta.
Considero que los estragos en las instituciones y en las personas, que en nuestro país se entrecruzaban constantemente y cada vez más dramáticamente, obedecen a una relación de causa-efecto. Cuando las leyes fundamentales son pisoteadas precisamente por los mismos que las imponen, a una sociedad sólo le resta el recurso mortal a la violencia en todo campo y en todo enfrentamiento.
En estas condiciones no se puede hacer respetar ninguna ley, porque ninguna confianza puede nutrir la conciencia del ciudadano y de la persona.
Hace veinte años que el régimen viola las reglas del juego democràtico. En los últimos años, los golpes del régimen - cada vez más escandalosos - parecen haberse recrudecido.
El régimen viola no sólo los derechos de las minorías políticas, sino en primer lugar el derecho de todos los ciudadanos de conocer para elegir y deliberar, negando de esta manera el fundamento mismo del sufragio universal, del poder del pueblo, de la democracia y del contrato social.
Ya en el año 1972, los radicales, en particular, se vieron obligados a boicotear las elecciones en aras del respeto a la Constitución y de la honestidad del juego político, quemando en público sus papeletas. Al cabo de dos años, el Tribunal constitucional les dió estrepitosamente razón. A pesar de ello, han sido procesados y todavía son posibles las condenas por aquel episodio.
Así pues, a partir del 16 de abril, me uno al ayuno colectivo de los radicales para obtener el reconocimiento de sus derechos tan infamemente secuestrados.
Pero no quiero ni puedo limitarme a esta acción. Considero urgente y necesario (lo repito conscientemente: necesario) que el poder admita, como mínimo, que se ha equivocado gravemente, que rinda homenaje, al menos formal, en público a los principios mismos que constantemente defiende incluso cuando los niega y los hiere a muerte en la práctica. A esos principios en los que, además, se basa su legalidad formal.
Solicito, en particular, independientemente del reconocimiento lógico de los derechos presentes y de los relativos a las probables elecciones, que se le dé al movimiento en pro de los derechos civiles y al Partido radical la posibilidad de intervenir en televisión al menos media hora, de la que se encargarán ellos mismos, en las horas de mayor audiencia.
Se trata de afirmar en concreto el principio de una reparación parcialísima, casi simbólica, del daño sufrido por los ciudadanos y los radicales desde hace años asediados por una censura ilegal y una exclusión anticonstitucional de la Rai Tv. Es la información de un principio jurídico, moral y político.
Desde hace dos años, el Partido radical ha propuesto al Partido socialista italiano una alianza política. Desde hace seis meses la ha venido precisando oficialmente en toda sede pertinente. Cotidianamente hemos insistido con tenacidad en la necesidad de elaborar un programa de legislatura proponible al resto de la izquierda como base de una alternativa de gobierno y de lucha de oposición, y la inclusión en este programa de los objetivos contenidos actualmente en la "Carta de la libertad".
En el congreso del Partido socialista, el secretario nacional del Pr, Gianfranco Spadaccia, subrayó oficialmente que no son simples acuerdos electorales lo que el Pr anda buscando - tal y como había propuesto el socialista De Martino - y asimismo declaró que, en todo caso, se trata de consecuencias naturales de un acuerdo político mucho más amplio.
A lo largo de dos años, y hasta hace pocos días, no se ha producido ningún gesto, ni tan siquiera a título introductivo, oficioso, a título personal a propósito de la cumbre del PSI con respecto al PR, a pesar de las posiciones comunes que se estaban consolidando sobre el tema del aborto. Menos que nunca, tras el congreso socialista que, en su moción final, había recibido el principio de un acuerdo entre ambos partidos.
A nadie se le ocurre pensar que se haya tratado de una casualidad o de una distracción. los socialistas, evidentemente, no han querido ni tan siquiera afrontar el debate sobre los problemas que las propuestas radicales necesariamente suscitaban.
Un sólo ejemplo sirve para demostrar la confrontación que se ha eludido: el PR está a favor de la abolición y en contra de la revisión (es decir la ratificación) del Concordato entre la iglesia y el Estado. El PSI calla y otorga, confirmando de esta manera su línea oficial de alineación con la postura neo-concordataria del PCI (Partido comunista italiano) y de la DC (Democracia cristiana).
Más aún: los radicales habían declarado que consideraban necesaria una decisión inmediata sobre el progreso de la recogida de un millón de firmas para iniciativas legislativas de aplicación constitucional y de reformas democráticas. El PSI ha rechazado incluso tomar en consideración la petición.
En estas condiciones, y por lo que hasta el momento presente se puede constatar, considerando augurables y aún posibles pero no desde luego probables la existencia de plataformas comunes de lucha política general con el PSI (que en cualquier caso debe proponer el PSI, si las poseee), a los radicales no les quedaba otra solución que la anunciada con claridad y lealtad desde hace dos años: presentarse a las elecciones con listas autónomas.
Eso es lo que creo yo también de buena fe. Por ello, si la situación no cambia, confirmo que no voy a llevar a cabo bajo ningún concepto la campaña electoral en rivalidad con en PR y añado que me preparo a apoyarlo.
Ya se están delineando las primeras señales de la consabida campaña terrorista contra el riesgo de la dispersión de votos que comportarían las listas de Democracia proletaria y del Partido radical. Aunque alcanzasen gran cantidad de votos a nivel nacional, existiría - se afirma - el peligro de que no alcanzasen ese cociente neto que es condición sine qua non para obtener representación parlamentaria.
Hay que ser muy claros y honestos al respecto.
Estos riesgos, son todavía mayores para el PSDI (Partido socialdemocrático italiano) y el PLI (Partido liberal italiano), actualmente en fase avanzada de liquidación a pesar del evidente intento en curso en la presna nacional de atribuir al Senador Saragat y a Valerio Zanone dotes carismáticas y salvadoras.
Estos partidos sobreviven gracias al dinero de los contribuyentes, y la cuota parte de los secuestros de legalidad constitucional llevados a cabo con el chanchullo radiotelevisivo de la información pública. No son más que apéndices de régimen, sin fuerzas ni luchas en el país. En cambio, nadie puede decir lo mismo del Partido radical y del movimiento en pro de los derechos civiles que representa, ni con respecto a las fuerzas que confluyen en la Democracia Proletaria.
El Partido radical, a pesar del ostracismo del régimen, con la Liga para el divorcio, el MLD (Movimiento para la liberación de la mujer) y la LOC (Liga de Objetores de Conciencia), ha llevado a cabo luchas mayoritarias, impuestas al resto de la izquierda, con propósito cuanto menos reticente, si se efectúan los sectores del PSI que están representados por las iniciativas de Loris Fortuna y algunos otros.
Nosotros presumimos que posee una gran popularidad, desde luego mayor que la de los llamados partidos laicos del régimen. Pero como nunca hemos cantado victoria antes de vencer, nos atenemos a la máxima prudencia y responsabilidad.
No cabe la menor duda, así pues, de que muchos electores pueden ser influenciados contra el PR y DP por cuanto acaeció en 1972. El PSUP y el Manifiesto, que juntos contaban con casi treinta parlamentarios, no alcanzaron nungún cociente pleno y dispersaron de esta manera un millón de votos a la izquierda. Habiendo previsto esta eventualidad, los radicales prefirieron boicotear las elecciones, denunciar la hipoteca del uso inconstitucional de la Rai-Tv con el chanchullo del régimen y denunciar las irregularidades electorales. Ante la decisión del Manifiesto de presentarse, les propusieron un apoyo gratuito externo a condición de que en sus listas incluyese a los objetores de conciencia y a los proletarios en uniforme encerrados en las prisiones militares. Los compañeros del Manifiesto, convencidos de que con la candidatura de Valpreda se hubiese conjurado el riesgo, rechazaron sin pensarlo dos veces, con el resultado de que todavía se corre el riesgo de pagarlo de alguna manera, a nivel de dudas y de incertidu
mbres entre los electores.
Es oportuno y necesario evitar el riesgo de que los radicales y la DP paguen las especulaciones sobre la existencia de este riesgo con menores apoyos de los que de lo contrario contarían, aunque estamos casi seguros de que este riesgo no existe.
Es verdad, es cierto, en la circunscripción de Milán el pasado año, la Democracia proletaria obtuvo 90.000 votos. Pero también es verdad que precisamente los resultados obtenidos por el PSI demostraron como la invitación tardía de los radicales a hacer converger sus votos con los socialistas no fue seguida consistentemente: era la época del voto socialista a la "Ley Real". La indicación subordinada a favor de Vanguardia Obrera probablemente se siguió mejor.
En cualquier caso, la presencia de los radicales puede incidir tanto en Milán como en otros lugares en el electorado de la izquierda comunista. Cuánto? es imposible preverlo, y es aventurado hacerlo, con excesiva seguridad, ni en un sentido ni en otro.
Por ello, lanzo al PR, al PDUP y a Vanguardia obrera la propuesta de presentarse en dos circunscripciones importantes, a elegir entre Roma, Turín, Milán o Génova, en las que los unos se presenten bajo la égida de los otros y viceversa. En ese caso, creemos que no existiría el riesgo objetivo de que la campaña fracasase, que la mencionada eventualidad podría fomentar, y que de lo contrario es inexistente. En las dos circunscripciones, el cociente total estaría casi matemáticamente asegurado.
Confío en que esta propuesta parezca lo que es: una contribución responsable al éxito de las únicas listas alternativas que efectivamente se presentan ante el electorado con posibilidades de éxito. Espero que aquellos a los que va dirigida no la consideren una prueba de debilidad, como no lo era la que propusimos en 1972.
Así mismo considero que esta prueba de responsabilidad y de conciencia por parte e la izquierda comunista y de la izquierda socialista libertaria del PR pueda constituir un importante y ulterior elemento de fuerza de atracción popular. Las peticiones que he enumerado anterioremente, es decir el acceso radiotelevisivo y la media hora reparadora, se las hago al poder, proteiforme, irresponsable, inalcanzable desde cualquier acción ordinaria de juicio. Las hago en nombre de la dignidad de todos y en aras de los principios y de los ideales no violentos, libertarios, laicos, socialistas que son los míos, que son los nuestros.
De lo contrario, el 26 de abril pasaré de la consabida forma de ayuno (los tres cafés con leche al día) que me ha estado incluso prohibida por el médico, a un ayuno mucho más grace, a base de agua exclusivamente. Y si el 30 de abril estos objetivos no han sido alcanzados, no beberé ni tan siquera agua: un ayuno total, a ultranza, mientras no se haga justicia.
He aprendido de este régimen, de las terribles complicidades que encuentra en nuestras mismas filas y que otros lo aprendieron bajo el fascismo que para vivir a veces es necesario arriesgar la vida, o nos rendimos ante la muerte, y no sólo la propia.