Marco PannellaSUMARIO: Una dura crítica a la actuación del ministro del interior Francesco Cossiga con motivo del asesinato del juez Occorsio, a la agresión por parte de la policía de pacíficos manifestantes en la isla della Maddalena, al "caso Margherito", al reparto especial de policía "II Celere" y a la reforma del cuerpo de policía.
(Tiempo - Octubre 1976 del libro "Marco Pannella - Escritos y discursos - 1959-1980" editorial Gammalibri, enero de 1982)
No es un ministro del interior: es un super-ministro de policía. El Presidente del Consejo se olvidó de anunciar esta novedad en su exposición programática, se olvidó de avisarnos de que había delegado a Francesco Cossiga una intensa y regular actividad de ofensa y de ataque al Parlamento: a representar, defender y potenciar el supercuerpo golpista y de siniestros estatales, formado por altos funcionarios del ministerio del interior, de generales, de policías, de espías, magistrados, militares y civiles (del Véneto y de otras partes), de "amigos" de la OTAN que arraigan especialmente en el "turbio" archipiélago de su Cerdeña. Andreotti nos había dicho que para los problemas del Estado, de los derechos civiles, de asuntos nacionales, se disponía a presidir no un gobierno genéricamente democristiano sino un gobierno monocolor: a no ser que - y es una hipótesis que no queremos descartar - Andreotti mismo no se diese cuenta, cuando constituyó el gobierno, de qué tipo de programa anticonstitucional, antiparlament
ario y (por qué no) antiandreottiano preparaba su ministro del interior.
Cossiga es una persona fina, elegante, amable. Normalmente astuto y sagaz, con el gusto por el diálogo y suficientemente inteligente como para sospechar que un futuro democrático no está totalmente excluido en nuestro país. Así pues cabe preguntarse por qué se está dedicando con tanta terquedad a este deporte autoritario, policíaco y duramente filofascista.
Por qué Cossiga se negó rotundamente, incluso a costa de indelicadezas institucionales, un debate sobre el asesinato del juez Occorsio, tal y como se habían solicitado insistentemente todas las fuerzas políticas en el intento proclamado de querer movilizar a la opinión pública, armar mejor al país contra los asesinos al menos para desalentarles ante la ejecución de otras acciones de este tipo?. Por qué cuando al final se vio obligado a venir a hablar a la Comisión del Interior intervino provocando hasta tal punto que obligó a los parlamentarios que apoyan su gobierno a escandalizarse?. A quién quería tranquilizar?.
Por qué en el mes de agosto, cuando los policías mandados por "su" conocido jefe de policía Voria apalearon en la isla de la Maddalena a manifestantes pacíficos, el ministro, que se encontraba a unos cientos de metros del lugar de la agresión y que tenía a personas muy cercanas a él como testimonios de los hechos, no solo no respondió a las interrogaciones que se le dirigieron en el Parlamento sino que se difundió vergüenzas y difamaciones fácilmente desmentidas por la documentación fotográfica?. Por qué en el momento en el que estalló el "caso Margherito", y el mismísimo presidente del Consejo mostró abiertamente querer seguir el camino justo, Cossiga se convirtió en un fugitivo político, negándose a acoger las acreditadas instigaciones que lo apremiaban por toda Italia?. Por qué se ha negado a disponer una investigación formal sobre la situación del "II Celere" dejando sin tutela los derechos y la libertad de cientos de guardias y de policías, testimonios "obligatorios" en el proceso Margherito?. Por q
ué ha mentido con tanta desfachatez en el Parlamento?.
Por qué está toqueteando clandestinamente la estructura y las funciones de los Servicios de seguridad?.
Por qué está intentando de poner al mismísimo Andreotti ante el hecho de una "reforma" autoritaria de la policía?. Por qué desafía provocando de esa manera a todas las fuerzas democráticas, y en particular a nosotros y a los socialistas en este terreno?.