Diario de los diez días de lucha parlamentariaSUMARIO: Ha estallado, a partir de la divulgación de ciertos documentos en Estados Unidos, el escándalo de los sobornos pagados por la Lockheed para la compra por parte de la aeronáutica militar italiana de los aviones de transporte C-130 Hércules. La Junta investigadora, de la que los radicales han sido excluidos, se detiene ante la responsabilidad del Presidente de la República Giovanni Leone, omitiendo toda una serie de investigaciones y de profundizaciones. En pocos días los diputados radicales reconstruyen un sumario que duró meses: investigaciones interrumpidas, cartas mal traducidas del inglés, conexiones abandonadas. Nace una contra-investigación radical y una batalla parlamentaria que se concluye con la reapertura de las investigaciones ante la Junta Investigadora. El asunto Lockheed no es una cuestión de estafas y de sobornos, no es simplemente la historia de dos ministros corruptos. Es mucho más que todo eso.
(Noticias Radicales - nº 10 del 12 de marzo de 1977.
Veintidós mil folios de requisitoria, interrogatorios, cartas, documentos, indicios y pruebas. Cajas enteras llenas de material. Este es el "dossier" del proceso Lockheed. Los diputados radicales presentan la petición a la Presidencia de la Cámara en el
momento en el que se depositan los informes de acusación. Empiezan a transcurrir los plazos para poder cuestionar la absolución de Rumor(1). Son los días de las ajetreadas negociaciones entre el Pci (Partido Comunista Italiano) y el Pri (Partido Republicano Italiano) y el Psi (Partido Socialista Italiano), con las angustiosas discusiones y decisiones de los diputados socialistas. Nuestros diputados ya han entregado la petición de incriminación de Rumor con la recogida de las 477 firmas necesarias.
Tienen que transcurrir cinco días, pero la decisión socialista y republicana paralizará la iniciativa. A partir de ese momento, sin embargo, en el grupo parlamentario radical, empieza otra ajetreada carrera contra reloj. Los radicales han sido excluidos de la Junta Investigadora.
Primer acusado, la Junta Investigadora.
La materia es totalmente desconocida. Se trata de recorrer y reconstruir años de investigaciones y sumarios llevados a cabo primero por el juez Martella y posteriormente por la Junta Investigadora. Se trata de orientarse y de intentar comprender la lógica en la que se inspiró la Junta en este extraño y contradictorio proceso de acusación. Se trata de reflexionar sobre los problemas constitucionales, legislativos y de procedimientos para los que no existen precedentes excepto el alarmante y aberrante "caso Trabucchi". Es un trabajo que durante veinte días no conocerá tregua. Roberto Cicciomessere, Mauro Mellini y Marisa Galli con la ayuda de Antonio Taramelli, de algún que otro periodista, de algún compañero que traduce del inglés, trabajan sobre esos papeles. Hacen en equipo lo que ningún otro grupo político ha hecho. Circundados por la incomprensión de los demás partidos, por la polémica llena de pretextos y por los intentos por acabar con ellos por parte de la prensa comunista, de algunos socialistas, del
grupo del Manifesto(2), asumen el papel que debería ser el de todo el Parlamento, el de auténtico acusador público de este proceso político. Y descubren que existen otros acusados en este proceso a parte de Gui(3), Tanassi(4) y Rumor, quien ya se ha granjeado la absolución gracias a la decisión de los socialistas y de los republicanos. El primer acusado es la Junta Investigadora por la manera en la que ha desarrollado el sumario.
La investigación se detiene en el umbral del Quirinal(5)
Lo es por la ley claramente inconstitucional que el Parlamento aprobó en 1962 y para el reglamento parlamentario para los procedimientos de acusación que transformándola indebidamente en un "tribunal de ministros" le a atribuido poderes de abogacía, de archivo, incluso de absolución que según la Constitución ni tiene ni debe tener. Pero lo es más todavía por los equilibrios políticos que expresa, por la manera en la que todos los partidos, todos juntos, básicamente de acuerdo, a pesar de las contraposiciones en cada uno de los procesos y de la diversidad ocasional de las alineaciones, han aceptado administrar las instituciones parlamentarias y los delicados mecanismos de acusación. Los diputados radicales, los diputados suplentes, sus compañeros de trabajo van a mirar ahí en donde otros se han negado a investigar o han dejado de hacerlo. Y descubren otras líneas de investigación evidentes y graves, indicios convergentes, concesiones demasiado claras, otros delitos, otras acusaciones, testimonios importantísi
mos nunca escuchados, órdenes de captura y solicitud de extradición llevados a cabo con la lentitud burocrática o abandonados, cuentas corrientes que no se han investigado nunca, rechazo de colaboración por parte de las autoridades suizas ante lo cual no se ha reaccionado, todo un dossier de cartas con contenido delicado y gravísimo pero nunca traducido del inglés. Lo que parece evidente a nuestros diputados es que el auténtico protagonista no es Gui ni Tanassi, ni tan siquiera Rumor. El auténtico protagonista del proceso es el abogado Ovidio D'Ovidio Lefevre que ha podido seguir los desarrollos del debate parlamentario desde el lejano México librándose de toda amenaza de extradición. Ovidio D'Ovidio Lefevre no es el simple intermediario entre corruptores y corruptos, no es el asistente de los asuntos de los sobornos para la compra de los C 130, es mucho más que todo eso: es el mandatario de las multinacionales americanas en todos los asuntos de compraventa relacionados con la industria aeronáutica y espacia
l americana. Su nombre es acreditado en un documento como representante del Gobierno americano, para más inri. No pueden confundirse en las listas de los intermediarios, de los hombres de negocios, de los recaudadores que pueblan la maleza política de las corrientes, de los partidos y de los ministros del régimen. No se puede reducir al rango de un pequeño estafador y embrollón farolero como pretendía Tanassi. Con el mundo político mantiene relaciones públicas y de negocios. No tiene amigos. Excepto una amistad íntima, importante, constante a lo largo de los años. La amistad con el ex-presidente del Consejo, ahora Presidente de la República, Giovanni Leone. Ejercen la misma profesión. Pertenecen al mismo ambiente de la alta burguesía de Estado y profesional napolitana, son amigos de familia, comensales, compañeros de cruzadas y de ocio. Pero de los papeles del proceso resulta que esta amistad tiene otros aspectos, políticos y no sólo políticos.
Objetivo radical: volver a abrir las investigaciones
La investigación Lockheed examina minuciosamente todas las relaciones que los hermanos Lefevre han mantenido con Gui, con Tanassi y con Rumor. Pero las relaciones con Gui y con Tanassi son funcionales y dependen de la conclusión del asunto Hércules C 130. El encuentro con Rumor es esporádico y también una cuestión de negocios. Por el contrario, la relación con Leone, su naturaleza, las circunstancias que lo caracterizan, su continuidad en el tiempo es algo totalmente distinto. Las pruebas, los documentos, en distintos momentos, en circunstancias, hechos actos e incluso procedimientos distintos convergen cada vez en esta dirección. Y cada vez se tiene la sensación de que las investigaciones de los sumariantes se detienen ante este umbral, que circunscriben el asunto Lockheed a los demás asuntos, los precedentes lógicos e históricos de la investigación Lockheed, para no tener que ver las evidentes conexiones y su continuidad. De la misma manera, se tiene la sensación de que no se han esforzado mucho para que O
vidio D'Ovidio Lefevre estuviese presente en Italia, para explicar su función y su papel, sus conocidos y sus relaciones, estos asuntos de Estado de los que ha sido protagonista y que tal vez ha tenido como protagonista al actual Presidente de la República.
Nos hallamos en vísperas de la apertura del debate parlamentario. Nace la primera iniciativa política del grupo parlamentario radical. Remitiéndose al artículo 26 del reglamento, los diputados radicales anuncian en una rueda de prensa que solicitarán a los demás grupos y a cada uno de los parlamentarios que promuevan un sumario suplementario que permita llevar a cabo las investigaciones que no han sido efectuadas. Para que no existan dudas sobre la posibilidad de utilizar esta investigación para manipular y volver a enterrar la cuestión, oficio en el que la Junta investigadora es maestra, proponen que el "plazo congruente" fijado por el reglamento se establezca en 60 días. No se hacen demasiadas ilusiones sobre la aceptación de esta propuesta. Se trata de primer paso de la batalla política del Partido Radical para obtener la ampliación de la investigación.
El sabotaje de la prensa del régimen
Pannella se reserva, de hecho, la posibilidad de promover la petición consentida por el artículo 26 del reglamento, no en la fase preliminar sino a lo largo del debate y si se presenta la oportunidad política. La investigación Lockheed ha sido cortada, circunscrita en el seno de un asunto mucho más vasto y mucho más amplio en el tiempo que halla sus precedentes en el asunto de los aviones P3 y que halla sus últimas referencias en los años 74 y 75. Las cartas no traducidas que conducen al Quirinal se remontan de hecho a estos años, mientras que el episodio de los C 130 se detiene en 1971. La petición de incriminación de Gui y Tanassi es sólo la punta saliente de este iceberg mucho más grande. Pannella, las compañeras y los compañeros del colectivo parlamentario saben que será difícil convencer a los partidos para que cambien sus posturas, a los grupos parlamentarios, a los hombres que son corresponsables del planteamiento de esta investigación. De hecho, al día siguiente empieza la campaña de la prensa de par
tido y de régimen de la que reproducimos algunos fragmentos escogidos. En la que se les ve el plumero a Falaschi de la "Unità"(6), a Mateuzzzi del "Manifesto", a Guido Paglia del "Resto del Carlino", así como a los Trovati y los Scardocchi de "La Stampa" de Gadafi. Pero la masa del trabajo realizado en pocos días y noches y las posteriores investigaciones nos convencen de que esa es la dirección justa. El proceso a Gui y a Tanassi no debe convertirse en el proceso a dos chivos expiatorios, sino que debe ser el principio de un proceso más vasto, en el que si no la justicia, por lo menos la verdad consiga abrirse camino. Las reacciones de los demás partidos no son distintas a las de sus periódicos y a la de la prensa del régimen: el socialista Felisetti, el que votó en contra y luego a favor de Rumor, nos acusa de ser agentes secretos de la Democracia cristiana. Los nuestros en el Parlamento están circundados por la ironía y el desprecio de los comunistas. A lo largo de los días siguientes, la actitud cambió,
al menos por parte de los comunistas que serán más cautos y responsables. Sólo Falaschi en "L'Unità" seguirá su exterminio.
Empieza el debate parlamentario. Los diputados radicales se encargan de otro aspecto inescindible de esta batalla. Se trata del reglamento, de la interpretación de la Constitución. del quórum necesario para incriminar a los Ministros.
Un proceso contaminado de inconstitucionalidad
En la apertura de los trabajos del Parlamento, las Cámaras reunidas, Pannella propone una suspensión de diez días para que ambas Cámaras puedan aprobar una ley de interpretación auténtica del texto legislativo que establezca que el quórum para la incriminación de los ministros está constituido por la mayoría absoluta de los votantes presentes y no por la mayoría absoluta de los miembros del Parlamento. Este último quórum está previsto explícitamente por la Constitución sólo para acusar al Presidente de la República. "No nos preocupábamos mucho - explicó posteriormente Emma Bonino interviniendo en el debate - de rebajar el quórum, para incriminar a Gui y a Tanassi, aunque el actual quórum permitirá a la Democracia Cristiana esperar hasta el último momento para poder adquirir y rescatar el voto de algún cómplice suyo de antaño; nos preocupábamos de eliminar por lo menos las más vistosas excepciones de nulidad y de inconstitucionalidad que constelaban este procedimiento de acusación y que un mañana podrían ente
rrar el proceso ante el Tribunal Constitucional para impedirle que llegase a su conclusión". Así pues, es exactamente lo contrario de lo que los demás nos acusan: pedimos que se suspenda hoy para impedir el día de mañana el aplazamiento y el enterramiento de la cuestión.
La propuesta es rechazada según una interpretación del reglamento totalmente discutible, por lo menos forzada. Ingrao(7) se remite a una norma que impide suspender el debate. Sin embargo, nos hallamos en la fase preliminar. Sostiene que la fase del debate ante las Cámaras reunidas no tiene carácter jurisdiccional, al igual que pudiera tenerlo ante la Junta investigadora y el Tribunal Constitucional, (pero, tal y como observará Mellini en el debate, es absurda y desproporcionada la idea de un proceso jurisdiccional intermitente) para poder sostener la inadmisibilidad de cuestiones de constitucionalidad.
De esta manera, se consideró inadmisible la propuesta de escuchar a los imputados laicos y a sus defensores. El proceso ante el Parlamento carga con todas las taras de la ley de 1962. Las arrastrará hasta el momento conclusivo del voto, cuando, debiendo elegir entre votar o no sobre el aplazamiento ante el Tribunal Constitucional de los imputados laicos, se escoge un absurdo término medio: el de una única votación acumulativa.
Adele Faccio pide la dimisión de Leone
Esa misma tarde empieza el debate con los informes de Angelosante y de Pontello. Con este último informe, tal y como era obvio y previsible, la Democracia Cristiana cambia la estrategia mantenida en la Junta Investigadora. Hasta ese momento había intentado echar por la borda a Tanassi, a Gui y a algunos socialdemócratas. Pero los límites de la requisitoria de D'Angelosante han sido demolidos por la iniciativa radical.
En el Parlamento se habla solamente de Gui y de Tanassi. Fuera del aula se habla de Leone, de D'Ovidio Lefevre, del embajador Messeri, del viraje del embargo americano para la venta de los aviones Lockheed a Turquía, de la misión de Lefevre en Arabia Saudí con motivo de la visita de Estado del Presidente de la República, de Marruecos y de Paquistán. Se vuelve al asunto de los P 3, a las presiones ejercidas por el por aquel entonces Presidente del Consejo, Leone, para reanudar y cuestionar una compraventa ya deliberada y en la que la Lockheed había resultado perdedora. Se habla de aquel mensaje cifrado en el que el agente de la Lockheed en Italia solicita a sus dirigentes que no se asusten de la entidad de los sobornos solicitados por el mundo político italiano porque la entrada italiana es "tremendamente" importante. Para otras operaciones, evidentemente.
Los cuatro diputados radicales intervienen en el debate. Empieza Emma Bonino atacando a todas las fuerzas políticas por la manera con la que pretenden desarrollar el proceso, delimitando márgenes y creando ante el Tribunal Constitucional la materia de la investigación y del juicio. Sigue Adele Faccio, que recuerda la forma mucho más seria en la que otras crisis análogas determinadas por el mismo escándalo Lockheed han sido afrontadas y solucionadas, desde Japón hasta Holanda. "El Presidente Leone - dice Adele - hubiese debido advertir su deber patriótico y republicano de presentar su dimisión. Brandt en Alemania por lo menos lo hizo".
El mismo día, hablando en Turín, Gianfranco Spadaccia precisa que: "Si el presidente Leone no es responsable, en interés de todos conviene que se abra un sumario para eliminar todo tipo de dudas. Pero si los elementos de culpabilidad detectados por nuestros compañeros diputados fuesen confirmados por los hechos, no llevar a cabo la investigación supondría contar con un Presidente de la República expuesto a todo tipo de chantajes: por parte de potencias extranjeras, de servicios secretos, de sociedades multinacionales, de sus cómplices y de las mismas corrientes democristianas.
Pannella: tenía razón Ovidio Lefevre
La mañana del 7 de marzo interviene Marco Pannella. Desde el punto de vista oratorio no es una de sus mejores intervenciones. Tiene momentos de gran eficacia y otros de gran cansancio, de dificultad e incluso de confusión. Sobre la mesa cerca del micrófono están apilados 30 folios. En cada uno de ellos se encuentran recogidos, clasificados y ordenados los resultados del trabajo llevado a cabo por el colectivo parlamentario radical. Las utilizará sólo en parte para concentrarse en los puntos centrales, realmente importantes, de la reconstrucción del asunto Lockheed llevada a cabo por los radicales. Si bien la oratoria no es perfecta, la dinámica del discurso es concisa, con un desarrollo lógico difícil de negar.
Empieza su discurso diciendo que tenía razón Ovidio D'Ovidio Lefevre al querer que el juez fuese la Junta investigadora de las abogacías y de las tapaderas, en vez del juez natural que hubiese correspondido. Fue él quien determinó el cambio del proceso, tras el arresto de su hermano Antonio, que reveló haber pagado a Tanassi. Enumera los delitos por los que podía ser incriminado junto a su hermano en caso de que la investigación hubiese quedado en manos del juez ordinario: infidelidad en los asuntos de Estado (condena mínima de 5 años); corrupción por parte del extranjero (de tres a diez años); espionaje político y militar (15 años); espionaje de noticias cuya divulgación está prohibida (10 años); revelación del secreto de Estado (5 años); utilización de secreto de Estado; y tejemaneje de noticias concernientes a la seguridad del Estado. Y sobre todo la asociación para delinquir. Así pues, mucho más que corrupción, que fue lo que dijo la Junta investigadora. Y Ovidio D'Ovidio Lefevre estaría en la cárcel si
se hubiese llevado a cabo la investigación.
Pannella reconstruye a grandes rasgos el ambiente "napolitano" de los dos Lefevre, sus relaciones con Leone. Examina su papel de profesionales de las relaciones internacionales. Cita documentos que testimonian la absoluta confianza que la poderosa sociedad tiene depositada en ellos. Utiliza los demás documentos de forma mínima, las demás pistas posibles de encuesta para un sumario que sea completo y no parcial. Se limita a algunos episodios clave, significativos, emblemáticos, que demuestran como la Junta Investigadora se detuvo cuando se halló ante posibles desarrollos que podían desprenderse de estas investigaciones. Sólo algunos episodios: la Junta Investigadora no considera necesario escuchar a un testigo como el ex senador democristiano Messeri, después embajador, a pesar de que Antonio D'Ovidio Lefevre dijese que había sido precisamente Messeri el que le puso en contacto por primera vez con la Lockheed: a pesar de que Messeri confirmase, aunque con una versión de los hechos increíble, lo que dijo el im
putado; a pesar de que Messeri aparezca en calidad de embajador en el asunto Lockheed en Turquía como elemento clave del viraje del embargo americano (la Lockheed se sirvió para usarlo trámite Aeritalia, gracias a la entrada política italiana de Ovidio, y consiguió venderle los aviones a Turquía gracias a los bonos de Messeri). Menciona simplemente los demás fonogramas reservados, los demás mensajes, ese algo "tremendamente" más importante que la entidad de los sobornos a los que se refiere en uno de aquellos mensajes. Habla del extraño comportamiento de la Junta Investigadora cuando se trató de investigar sobre algunos "puntos terminales", destinatarios en sus cuentas corrientes de los sobornos o de parte de los sobornos, incluso cuando los nombres corresponden a personas físicas con dirección o teléfono. Recuerda y documenta la extraña inercia al solicitar la extradición de Ovidio de México; documenta que no hubo reacción alguna ante el rechazo de las autoridades suizas de colaborar con la Junta Investigad
ora con la absurda excusa de que no le reconocen a este organismo ningún carácter jurídico oficial. Por qué esta inercia?. A qué se debe esta falta de curiosidad?. No demuestran acaso que en los umbrales de las investigaciones más escabrosas se detienen, se quieren detener?.
Marco se ocupa también de la cuestión de los P3. Precisamente el argumento que durante un año y medio alejó toda sospecha de Leone.
Cómo puede ser - se decía - que un Presidente del Consejo sea sospechoso de ser el Antílope Cobbler(8) de la Lockheed cuando precisamente durante su presidencia del Consejo prefirió la competencia directa de los franceses en vez de la sociedad americana?.
Pannella desmonta definitivamente este argumento.
No es un argumento en defensa de Leone, en todo caso un elemento de acusación. En las actas existe un documento de Gui, por aquel entonces ministro de defensa, que especifica que el Presidente del Consejo solicita examinar de nuevo una medida ya deliberada por el Gobierno. A favor de quién?. De la Lockheed. Los radicales no conocían este documento. La opinión pública tampoco. La Junta investigadora sí. D'Angelosante también.
El asunto Lockheed es un asunto OTAN
Se trata de las esenciales y escuetas, pero específicas referencias del proceso en los folios, los desconocidos, de este proceso político. La cuestión se amplía, pasa a ser una cuestión política. Lo de la Lockheed no es una cuestión de compraventa de algún que otro avión, no es una cuestión de sobornos y sobres bajo mano, es una cuestión de seguridad nacional, es una cuestión OTAN, de relaciones e influencias internacionales. Pannella apunta hacia los meandros y los misterios de los servicios secretos italianos, los de los estragos del Estado, y recuerda y evoca el homicidio-suicidio del coronel Rocca, dirigente de la oficina REI del SIFAR(9), la oficina, establecida para las relaciones con las grandes corporaciones económicas del régimen, brazo ejecutivo de sus chanchullos, sus chantajes, sus intereses; un organismo que estaba relacionado institucionalmente con los suministros y los tráficos de armas. Y apunta de lejos a los asuntos de la América del post-Watergate. Por qué - se pregunta - el Parlamento am
ericano no ha dudado en provocar una crisis institucional en algunos países aliados, en poner en dificultades a algunos amigos corruptos, ante la exigencia de saber la verdad sobre el asunto Lockheed?. Por qué la primera víctima de la guerra del Vietnam fue precisamente el Parlamento americano, expropiado del ejecutivo incluso del derecho constitucional de declarar la guerra y expropiado de los demás poderes por los centros del poder militar, por los centros del poder económicos, por el complejo militar-industrial de las multinacionales y del Pentágono. Así pues, el escándalo Lockheed nace de la exigencia del Estado de apropiarse de nuevo de estos poderes, de reconducirlos al ámbito de la Constitución y de los mecanismos normales de control democrático por parte de las instituciones depositarias de la soberanía popular, aún a costa de hacer que entren en crisis algunos puntos neurálgicos de la seguridad nacional americana. Y en Italia?. En Italia, las fuerzas políticas se retraen ante la exigencia de escla
recer los hechos, de buscar la verdad. Y la verdad, ríos de verdades se dejan en manos de las agencias de prensa de los servicios secretos, en disputa entre ellos, que se sirven de los mismos para atacar al jefe del estado con tono chantajista. Pannella cita una de estas agencias, la O.P.
Un último ataque directo al comportamiento de la Junta Investigadora.
El SID no existe?
Es un asunto de armamentos. Es un asunto de la OTAN. Existen relaciones con una potencia extranjera. Existen relaciones directas, encuentros, coloquios con los ministros de defensa, con Jefes de gobierno. Es concebible que la junta Investigadora no se haya planteado ni tan siquiera el problema de solicitar los dossiers del SID, de los servicios de seguridad, sobre este asunto?.
Por último, Pannella se dirige directamente a las fuerzas políticas, a los comunistas, a los socialistas y personalmente a La Malfa. Hasta ese momento los comunistas han defendido en bloque la actuación de la Junta Investigadora, rechazando toda hipótesis de investigar más a fondo.
Los socialistas han deliberado incluso no asociarse a la petición radical de que se abra un sumario suplementario delimitado, con la excusa absurda de que hay que evitar aplazamientos y tapaderas. Idéntica es la actitud de los republicanos. Pannella dice que puede comprender las preocupaciones de los comunistas ante las dificultades de la situación política, ante la perspectiva de una crisis institucional en la cumbre del Estado. Pero precisamente ante estas dificultades y estos peligros, la única salvación, la única posibilidad de evitar la crisis, consiste precisamente en laicizar la verdad, en ponerla a disposición de la gente, en ser demócratas hasta las últimas consecuencias, en fiarse del juicio y del sentido común de la mayoría de la gente. "No nos tenemos que constituir nosotros también en sacerdotes de la verdad, junto a los "sacerdotes" de los servicios secretos y de los cuerpos separados".
Las reacciones de los partidos
Los diputados radicales no se hacen ilusiones sobre la factibilidad de encontrar las cincuenta firmas necesarias para activar el suplemento de las investigaciones. Igualmente, el discurso de Pannella deja mella en los comportamientos políticos y parlamentarios en este asunto. Los republicanos y los socialistas celebran una larga reunión. La línea que surge y que los radicales seguirán es la de concluir con la votación el debate sobre la incriminación de Gui y Tanassi, sino de reanudar y profundizar las investigaciones de todo tipo si existen elementos. Los republicanos proponen una comisión de investigación sobre los suministros militares. Los socialistas, de un lado para otro, en declaraciones, en "L'Avanti" exigen la verdad. Los comunistas insisten en sus posiciones: indagará el juez ordinario, puede seguir indagando la junta investigadora, puede indagar (y no es verdad) el Tribunal Constitucional.
Mandados a juicio Gui y Tanassi, reapertura del sumario
El grupo radical utiliza otro artículo del reglamento que da la posibilidad a todo diputado de presentar denuncias al Presidente de la Cámara. Presentan a Ingrao una larga y detallada denuncia, la que publicamos aquí íntegramente. El primer nombre que aparece es el de Giovanni Leone. La primera acusación es la de asociación para delinquir. Al día siguiente de la intervención de Pannella, Mellini puede dar noticia en el aula de la presentación de la denuncia, en la apertura de su discurso.
Ingrao, esa misma tarde, comunica haber transmitido la denuncia al Presidente de la Junta Investigadora. Existen las premisas formales para la reapertura del sumario que durante diez días ha sido el objetivo - el único objetivo real - la existencia y las características, encuentran muy pronto a sus aliados naturales en esa hacienda vaticana que desde los Monseñores Marcinkus(10) hasta los Virgillito y a los Sindona(11), y a otros importantísimos institutos bancarios y financieros italianos e internacionales, constituyen un tumor de la hacienda italiana, al igual que la ciudad de Roma, sometida al saqueo sistemático de los ladrones capitalistas y pseudo católicos y clericales, indisolublemente aliados. El Vaticano desmiente y ello lo confirma. Una confirmación nerviosa y peligrosa para quienes la han proporcionado, del por qué el órgano de prensa de dicho Estado no ha vacilado en los últimos tiempos en interferir insistentemente en el asunto Lockheed en defensa de los acusados. Una vez que el Vaticano ha desm
entido, es posible y es nuestra obligación confirmar nuestra indicación a la Junta Investigadora, y mientras tanto, por verificación y competencia, pasar este documento a la atención del juez ordinario, por fraude fiscal y violación de las leyes urbanas. Nada más natural que en una cuestión de ese tipo, caracterizada por la convergencia de muchos delitos, existan en esta fase convergencia de investigaciones.
N.d.T.(1) Mariano Rumor: (Vincenza). Secretario de la Democracia
Cristiana (1964-69), presidente del Consejo (68-69;
(2) Il Manifesto: Movimiento político surgido en torno a
la publicación mensual del mismo nombre, fundado en
1969 por exponentes del Partido Comunista Italiano,
posteriormente expulsados del partido.
69-70; 70; 73-74; 74).
(3) Luigi Gui: democristiano. En la época del caso Lockheed
era ministro de defensa.
(4) Mario Tanassi: (Ururi 1916) secretario del Partido
Socialdemocrático Italiano (PSDI) (1963) y co
-secretario del Partido Socialista Unificado (PSU)
(66-69); ministro de defensa (68-69; 70; 70-72; 73
-74), condenado por el tribunal constitucional por
corrupción por el escándalo Lockheed (79).
(5) Il Quirinale: Una de las siete colinas de Roma. "Il
palazzo del Quirinale" fue la residencia oficial de los
papas, del Rey de Italia y por actualmente lo es del
Presidente de la República italiana.
(6) "L'Unità" periódico del PCI. "Il Resto del Carlino"
periódico boloñés. "La Stampa" periódico de Turín
(7) Pietro Ingrao: (Lenola 1915), diputado comunista,
Presidente de la Cámara de los diputados italiana
(1976-79).
(8) Antílope Cobbler: en los documentos americanos cifrados
se denominaba Antílope Cobbler a la persona en
cuestión.
(9) SIFAR: Servicio de información de las Fuerzas Armadas.
Servicio de seguridad instituido en 1949 que depende
del jefe de Estado mayor de la defensa. En 1966 se
disolvió y fue sustituido por el SID (Servicio
Información defensa), disuelto, a su vez, en 1977 y
sustituido por el SISMI (Servicio para la información y
la Seguridad del Estado).
(10) Monseñor Marcinkus: Cardenal encargado de los asuntos
financieros del Vaticano.
(11) Michele Sindona (Patti, 1920 - Voghera 1986) financiero
italiano. Entre 1969 y 1974 construyó un imperio
financiero ante cuya caída huyó a EE UU. Implicado en
un nuevo crack, fue arrestado y condenado. Se mató tal
vez en la cárcel.