de Massimo Teodori, Piero Ignazi y Angelo PanebiancoSUMARIO: La interpretación histórica del Partido Radical basada en la reconstrucción de las distintas fases de la cuestión radical desde 1955 hasta 1977.
INDICE GENERAL
"Introducción de los autores"
Primera parte
HISTORIA DEL PARTIDO RADICAL
I De los viejos a los nuevos radicales
1. El primer Partido radical (1955-1962)
2. El centro izquierda y el optimismo tecnocrático del bienestar
3. Las nuevas oposiciones en Europa
4. La herencia del movimiento goliardo
5. La izquierda radical
"Notas"
II La soledad de una minoría
1. La fatigosa reanudación del nuevo grupo
2. La "Agenzia Radicale" y sus batallas: Eni, asistencia socio-sanitaria y educación.
4. Los radicales ante las propuestas de unificación de la izquierda
5. El aislamiento de una cultura política distinta. Hacia el congreso de refundación (1964-1967)
"Notas"
III La campaña para el divorcio
1. El nacimiento y el desarrollo del movimiento divorcista con la Lid
2 El movimiento popular y la acción de presión en el Parlamento
3 Del divorcio al referéndum
4 Los radicales en el movimiento divorcista. Significado político general
"Notas"
IV Un partido en busca de sí mismo. Desde el congreso de refundación (1967) al de reimpulso (1972)
1 A través del sesenta y ocho
2 Las nuevas iniciativas: justicia, sexualidad, Concordato, liberación de la mujer
3 Con antimilitarismo y objeción de conciencia una caracterizada presencia militar
4 Los radicales y el sistema político desde las elecciones del 68 hasta las del 72
5 Las dificultades del partido hacia el Congreso de reimpulso (Turín 1972)
"Notas"
V La oposición al régimen con los derechos civiles
1 Tras el reimpulso se multiplican las iniciativas con un partido bastante frágil
2 Los ocho referéndumes y el referéndum sobre el divorcio
3 El caluroso verano de 1974: la batalla por la información lleva a Pannella a la pequeña pantalla
4 Los radicales ante la "cuestión socialista"
"Notas"
VI En pro de una revolución democrática
1 Acción directa y acción popular para el aborto
2 El partido federal cobra forma a partir de los derechos civiles. La carta de las libertades
3. Los radicales en el Parlamento con las elecciones del 20 de junio de 1976
"Notas"
VII En Italia y en el Parlamento
1 Una minoría en el Parlamento
2 El proyecto referendario como proyecto alternativo
3 El conflicto entre comunistas y radicales
4 Los motivos de veinte años de historia radical
"Notas"
Segunda parte
ELECTORADO, MILITANTES Y MOVIMIENTO: UNA INTERPRETACION SOCIOLOGICA
I Los militantes radicales: composición social y actitudes políticas
1 Introducción
2 La composición social
3 Los radicales y el Partido
4 Actitudes políticas en general
5 El perfil socio-político
6 Conclusiones
"Notas"
II El voto de los radicales en las elecciones del 20 de junio de 1976
1 Las características generales del voto
2 Un consenso electoral urbano
3 Un voto de opinión
4 La mayoría prefiere a Pannella
5 Análisis de un caso: Toscana
6 Consideraciones conclusivas
"Notas"
III De la sociedad corporativa a los movimientos colectivos: naturaleza y papel del Partido Radical
1 Partido político, grupo de presión y movimiento: el carácter atípico del Pr
2 Normas, estructuras y carisma: las contradicciones
3 Agregaciones de los intereses, control social y movimientos espontáneos
4 Sistema político y sociedad corporativa
5 De la contratación al conflicto
"Notas"
APENDICES
I Estatuto del Partido Radical
II Los órganos centrales del Pr
III Cronología de los principales acontecimientos de los movimientos federados y de las ligas
IV Fuentes y orientación bibliográfica
("LOS NUEVOS RADICALES", Historia y sociología de un movimiento político - Massimo Teodori, Piero Ignazi y Angelo Panebianco - Arnoldo Mondadori Editore, octubre de 1977)
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II LA SOLEDAD DE UNA MAYORIA
2. "La fatigosa reanudación del nuevo grupo"
En otoño de 1962, con el abandono, la retirada y las dimisiones de gran parte de sus inscritos, el Partido radical se quedó en pura sigla, de cuya herencia se encargó totalmente la izquierda radical. El grupo romano, que en los tres años anteriores había delineado las líneas esenciales de la nueva postura, había publicado "Izquierda Radical" y se había constituido en corriente, asumió la dirección de lo poco que quedaba del partido, heredando plenamente la representación política así como las exiguas estructuras materiales.
El nuevo grupo dirigente radical se encontró con un gran número de cuestiones pendientes por resolver. Cuestiones de carácter político, organizativo, y de relación con sus interlocutores y con la opinión pública.
No sólo se trataba de consolidar una nueva imagen sino de cambiar la elitista que, lógicamente, evocaba la etiqueta radical. El nuevo grupo, aun conservando vínculos ideales y políticos con el viejo grupo, poseía una idea determinada, y no sólo eso sino que por encima de todo poseía una praxis con respecto a la política, muy distante y sin lugar a dudas contrastante con el grupo dirigente inicial. El Partido Radical de 1955-1958 nació de la mano de prestigiosos intelectuales con dos revistas semanales a sus espaldas como "Il Mondo" y "L'Espresso" que, aun siendo minoritarias, garantizaban una plataforma de partida con una audiencia asegurada. Los nuevos radicales no eran intelectuales prestigiosos, ni contaban con estructuras particulares, ni estaban protegidos por determinados ambientes, sólo contaban con la experiencia política universitaria. Los viejos radicales no tanto debido a su pertenencia social sino por su manera de abordar la política, se relacionaban con la burguesía progresista e iluminada; para
los nuevos radicales, fuere cual fuere su status social, lo que realmente contaba en política era la militancia, más que el debate.
Durante años, desde 1962 hasta finales de la década de los sesenta, tanto la prensa como el resto de la clase política le colgó a los radicales la imagen del viejo partido, la de un grupo de burgueses iluminados, hasta que finalmente se forjó y consolidó una nueva imagen más fiel a la identidad del nuevo partido radical y al tipo de acción que desarrollaba.
Los primeros comunicados internos del nuevo partido databan de febrero-marzo 1963 y llevaban la firma de Marco Pannella o de Massimo Teodori en calidad de miembros de la secretaría central. Se hablaba de "trabajo de restructuración de la situación de los inscritos al partido y de la más amplia lista de direcciones de simpatizantes y amigos", (1) de la necesidad de recurrir a una "intensa campaña de autofinanciación", y se resaltaban las realidades locales, que todavía seguían adheridas al partido. Nombrarlas puede dar una idea del modo en el que se pasó de las estructuras y afiliaciones del viejo partido al nuevo, y la iniciativa del grupo romano que era casi el único elemento de continuidad. Al llamamiento respondió un grupo milanés encabezado por Mario y Luca Boneschi y Umberto Emiliani, mientras sólo unos veinte grupos habían invitado a sus representantes a una reunión en Milán a finales de 1962; no figuraban dimitidos los consejeros municipales de Génova (Balestreri), Piamonte (Salza y Donadei) Pistoia (
Fedi), Como (Ponci), L'Aquila, Pescara, Varese, Civitavecchia y otros centros menores. Mientras tanto, a finales de 1962, se constituyó una nueva secretaría provisional nacional con Marco Pannella (Roma), Luca Boneschi (Milán) y Vincenzo Luppi (Bolonia). Esta primera circular concluía con un llamamiento que resumía la situación: "confío en que tendremos la fuerza para volver a empezar". (3) Así pues, se trataba explícitamente de borrón y cuenta nueva.
Una reunión nacional bajo forma de "consejo nacional ampliado, que se celebró los días 9 y 10 de marzo de 1963 en Bolonia, subrayó la neta oposición a la manera en la que se estaba produciendo el encuentro de los socialistas con los católicos e indicaba la necesidad de plantear de forma distinta la cuestión católica: "Los católicos demócratas deben hallar, si realmente desean contribuir a la creación de un estado democrático, su ubicación en la izquierda italiana. De hecho, en Italia existe una clara delimitación entre las fuerzas conservadoras y las progresistas". (4) Para las elecciones generales que estaban a punto de celebrarse, se proponía una línea que ya no se incluía en el abanico de los partidos de la "izquierda democrática" sino de toda la izquierda (desde el Pci hasta el Pri, desde el Psi hasta el Psdi) definiendo al mismo tiempo el objetivo de la "unidad de la izquierda italiana" y de la "construcción de la nueva izquierda europea". El hecho de que por aquel entonces se aconsejase el voto comunis
ta suponía para los radicales la auténtica novedad política. El documento finalizaba indicando "la perspectiva de una nueva izquierda, exenta de todo frentismo así como de toda discriminación de los elementos de la izquierda, con respecto a la que el Pr consideraba poder aportar una contribución autónoma y original para la renovación de la sociedad italiana y europea". (5)
Los radicales no participaron en las elecciones generales del 28 de abril de 1963, cuyo tema central para los distintos elementos de la izquierda consistía en la aceptación o el rechazo del centro-izquierda. La no participación de los radicales se debía a la precaria situación del partido. Se aconsejó que se votase por "uno de los cuatro partidos de la izquierda"; un consejo que en la práctica se tradujo entre los pequeños grupos de militantes en un voto al Pci como única forma de oposición, o al Psi, para reforzar aquellas corrientes de izquierda que finalizarían al final del mismo año - constituido el Psiup - en el momento en el que los socialistas formaron parte del gobierno. Con motivo de la secretaría provisional, el partido adoptó una iniciativa que consistía en preguntarles a un cierto número de personalidades por quién iban a votar. Iniciativa a la que respondieron, entre otros, Elio Vittorini al que se le había asignado y había aceptado ser presidente del Partido Radical, Pier Paolo Pasolini, Leonar
do Sciascia, Umberto Eco, y que fue publicada y difundida bajo el título "El voto radical". (6) La iniciativa adquiría un doble significado: por una parte el hecho de que bajo la etiqueta radical se recogiesen declaraciones que iban en su mayoría hacia el Pci y el Psi y algunas, pocas, al Pri; por otra, por el tema original propuesto a través de las preguntas. Se insistía en la contraposición entre el bienestar ampliado y la participación en la dirección de la sociedad de las clases populares y de grupos sociales medios: se adoptaba una visión europeísta y se recalcaba la necesidad de comprometerse antimilitarísticamente, que caracterizaba a las nuevas izquierdas; y se planteaba en el orden del día la cuestión de Iglesia y Estado y en particular de la oposición a la llamada educación libre.
La continuidad del nuevo partido con el viejo se iba disipando progresivamente tanto desde el punto de vista político como práctico. En las elecciones de abril de 1963, algunos dirigentes del viejo Pr se habían no sólo acercado sino introducido orgánicamente junto al Psi, o el Pri, que había intentado realizar una operación de recuperación de "radicales independientes" en sus listas, y el ex secretario Leone Cattani presentó su candidatura, sin éxito, a senador en Roma bajo el símbolo del Psdi. Los nuevos radicales se disponían, sin embargo, a empezar o a volver a empezar un nuevo curso, a construir o a reconstruir una fuerza política autónoma, por pequeña que fuese. Las grandes dificultades con las que se encontraron inmediatamente consistían precisamente en la ambición subjetiva del grupo animador (y se trataba de veinte y treinta años) de impedir que la postura radical acabase subordinándose a otras e intentar expresarse originalmente. Fue así que, muy pronto, algunos meses después de haber reanudado la a
ctividad, en verano de 1963, se planteaba dramáticamente a los nuevos radicales el dilema de estar activamente presentes en el escenario político o de disolver formalmente el partido. En la carta de convocatoria se especificaba: "No existe otra alternativa seria, responsable, posible al margen de una de éstas. »"Sobrevivir" es imposible (7) con un planteamiento que reflejaba la voluntad del grupo de no aceptar una vida marginal en el sistema político ni el papel de compañeros de camino de otras fuerzas políticas más importantes. La respuesta a la primera crisis del nuevo partido que durante algunos meses retrasó la búsqueda de una solución para lograr estar presentes de forma eficaz en el país, a parte de las limitadas voluntades del pequeño núcleo militante, se encontró en los meses posteriores, coincidiendo con la apertura de una agencia de prensa. La acción radical en Italia pasó durante algunos años por la "Agencia Radical".
2. La "Agencia Radical" y sus batallas: Eni(1bis), asistencia socio-sanitaria y educación"
El hecho de que el grupo central romano del Pr hubiese decidido dedicar la mayor parte de sus energías, algunos meses después de haber decidido asumir toda la responsabilidad del nuevo curso, en concebir y redactar una nutrida agencia de prensa cotidiana, tiene su razón de ser y es botón de muestra del planteamiento político de los nuevos radicales.
Un pequeño grupo político cuenta con la posibilidad de escoger muchos caminos para realizar y consolidar sus propias posturas. Si su batalla es predominantemente teórica, se servirá del ensayo y de la definición de una plataforma de principios. Ello fue, sin lugar a dudas, lo que realizaron en Italia y en Europa en la primera mitad de los años sesenta los grupos herejes del marxismo que hallaron en el enfrentamiento teórico y en el redescubrimiento, revaluación o reinterpretación de los textos de referencia, el camino para realizarse.
Si un grupo establece en algunos lugares sociales las contradicciones propias de un momento histórico determinado, intentará profundizar mecanismos así como desarrollar una milicia política concreta. De esta naturaleza fue, por ejemplo, la actitud que entre 1961 y 1964 adoptó el grupo que dio vida - encabezado por Raniero Panzieri - a "Quaderni Rossi" ("Cuadrenos Rojos"), con un curioso paralelismo con el nuevo curso radical. A modo de valoración, cabe recordar el hecho de que ambas experiencias, tan deformes por intereses, por cultura política y por la forma de intervenir, se desenmarañasen paralelamente como signos distintos de la misma exigencia de descubrir - al margen de los canales institucionales de la izquierda - de qué manera se rechazaba el proceso general de integración social y política que se iba fraguando en valores de socialismo y de libertad.
Si, por último, un grupo tiene confianza en el instrumento partídico, una vez proclamada una cierta fe ideológica, se orienta hacia un trabajo de tipo organizativo, de reclutamiento y de asentamiento en microestructuras. Eso fue lo que hicieron, tras el estallido de la disidencia chino-soviética, los marxistas-leninistas italianos análogamente a sus camaradas europeos.
Publicar una agencia de prensa suponía escoger un instrumento funcional para los objetivos de la acción que los radicales pretendían llevar a cabo y los métodos mismos relacionados con dichos objetivos. Se trataba, en primer lugar, de la primacía de la política cotidiana, y de defender casos concretos en vez de dedicarse a la batalla de las ideas.
La agencia de prensa, más que el periódico o la revista periódica, requería detectar constantemente los problemas, los modos y las posturas a adoptar a través de las cuales reflejar un planteamiento político general en vez de limitarse a la explicación sistemática misma. Y con ese ágil y apremiante instrumento de comunicación se podía llegar hasta los interlocutores elegidos como contrapartida de aquella fase de acción radical. No se trataba genéricamente de la opinión pública ni de un restringido círculo de militantes o simpatizantes, sino de la clase dirigente política (de izquierdas) con la que se debía mantener un contacto, y con periodistas que, a su vez, podían retransmitir el mensaje radical a través de medios de comunicación de masa. La cuestión primordial que se planteaba en ese momento el Pr era salir del aislamiento y dar a conocer los argumentos y la naturaleza de su propia acción, sin cerrazones ni afirmaciones sectarias.
Por otra parte, la agencia de prensa respondía a las actitudes subjetivas de personas que no habían desarrollado nunca de forma particular una actividad político-teórica o político cultural sino que habían estado siempre inmersas en el corazón de organismos políticos, universitarios y asociacionistas. El haber mantenido en pie el partido en aquel periodo constituía un desafío: no quedaban más que algunas personas, los demás habían abandonado, pero seguía llamándose así. Por ello asumía un carácter singular y provocador, que cabe situar en el clima histórico del pre 68, así como proclamarse "partido" con semejantes e inusitadas posturas podía ser ridículo y al mismo tiempo dar motivo de fuerza y embrujo. Pero ese "partido" no pudo contar con ningún desarrollo a lo largo de los tres primeros años del nuevo curso, y de esta manera sus posturas y batallas pasaron todas ellas a través de la agencia de prensa que hacía las veces de canal de publicidad y de punto de referencia de eventuales agregaciones de interese
s políticos en torno a las campañas llevadas a cabo.
Entre las primeras campañas políticas de las que fue instrumento "Ar", figuraba la dirigida a Eni, a su política económica y a su papel en la situación italiana de aquellos años. Desde diciembre de 1963, la Agencia proporcionó durante algunos años, hasta 1966, una serie de informaciones y de datos desconocidos para la opinión pública, y para gran parte de la clase política no dirigente, a partir de las cuales se iba delineando un análisis del carácter negativo de la actividad de Eni tanto en términos de opciones económicas como por el enlace con el poder político de uno de los mayores centros de poder del momento.
Las acusaciones radicales, documentadas con la continua publicación de nuevos elementos de la Agencia, (8) estaban relacionados con una serie de cuestiones de la gran entidad. En primer lugar, se subrayaba la naturaleza del "capitalismo de estado, con fuertes connotaciones corporativistas, que ... es un eslabón esencial para la construcción tecnocrática neocapitalista con tendencias autoritarias", defensa de la izquierda que por el contrario resultaba objetivamente orgánica a un nuevo tipo de régimen de derechas. Asimismo, se documentaba "la integración de Eni en el régimen doroteo(democristiano)" con las conexiones con el por aquel entonces presidente de la República italiana, Antonio Segni, (que estuvo implicado en el golpe de estado del verano de 1964), los servicios secretos del Sifar(2bis) bajo el liderazgo de los generales Allavena y De Lorenzo, y el vicepresidente de la entidad, Eugenio Cefis.
La Agencia atacaba al mismo tiempo el carácter de grupo de poder de la entidad que "controla a través de sus hombres, órganos de prensa (de todo tipo), organismos de programación pública, organizaciones y partidos de izquierdas así como de derechas, que posee el poder de aprobar a su antojo leyes y reglamentos, que hace y deshace ministros, que tiene la pretensión de determinar... la elección del jefe del Estado, que está estrechamente relacionado con el alto clero, la policía y l ejército", documentando en particular la acción de corrupción con respecto a la prensa de todas las tendencias con la distribución de 20 mil millones de liras italianas en algunos años.
La agencia acusaba, así pues, a la nueva política del grupo Eni de "liquidar todo el plan de integración en la Europa central en el ámbito de una política de subordinación objetiva y de acuerdo con el cártel internacional del petróleo", invirtiendo la estrategia internacional de competencia con las "Siete Hermanas" petrolíferas, y, desde el punto de vista interno, de haber "hallado una situación de equilibrio y a menudo de acuerdo con las fuerzas económicas privadas confindustriales(3bis)". Por último, la dirección de la entidad se encargaba, en este marco, de neutralizar "toda forma de control político, parlamentario o gubernamental, sindical o administrativo" especialmente con respecto a los sindicatos, de acuerdo con una parte de su clase dirigente domesticada por vía política.
Esta campaña cuyo significado político fue comunicado desde un primer momento a algunos dirigentes de los grandes partidos de la izquierda para tratar de utilizar fuerzas más consistentes que las que poseían los radicales, acabó siendo precisamente el hecho determinante de las razones de hostilidad al nuevo grupo por parte de los dirigentes comunistas y del Psiup (9) y acabó provocando el aislamiento político.
Los radicales tocaban, con esa iniciativa, un nudo que la izquierda no podía y no quería atacar: tanto por una cuestión práctica, pues suponía la implicación de los mismísimos partidos de la izquierda en el apoyo del centro de poder, como, desde un punto de vista teórico, el rechazo de poner en discusión el significado concreto de la economía pública más allá de los esquemas ideológicos.
A pesar de la apertura de un sondeo por parte de la Audiencia provincial de Roma (10) y a partir del apoyo que desde el seno de la Entidad dieron algunas fuerzas sindicales, la campaña no tuvo éxito debido al silencio y a la defensa a ultranza que las fuerzas políticas y la prensa garantizaron a la Entidad.
Con el instrumento del sondeo sobre una estructura específica, siguiendo el método de Ernesto Rossi y Gaetano Salvemini, los radicales habían logrado centrar la atención, en la primera mitad de los años sesenta, en una de las instituciones cruciales en Italia del nuevo grupo de poder económico y político y de nexos recíprocos. No se le ahorraba a nadie por respeto doctrinario uno de los "monstruos sagrados" de toda la izquierda (la Eni enemiga del capitalismo privado y por lo tanto que cabía defender a toda costa); y el análisis detallado y sin perjuicios de los términos político-estructurales de la cuestión, permitía detectar el papel degenerante de la "raza patrona". Muchos de la izquierda se dieron cuenta diez años más tarde. En las participaciones estatales se detectaron uno de los principales factores de la crisis del mecanismo económico y de su correcta relación con la vida democrática del país y uno de los motivos de la disgregación institucional italiana de los años sesenta. El método empírico de la
falta de prejuicios ideológicos de los radicales se habían adelantado a los tiempos.
La otra campaña de prensa "Ar" la llevó a cabo, a partir de junio de 1965, sobre temas de seguridad social y de asistencia, haciendo hincapié en la estrecha relación que existía en la ciudad de Roma entre poder político y gestión de los organismos asistenciales. La "Agencia Radical" publicaba sintetizando un documento: "El mundo clerical sabe que goza en su temporalidad de una absoluta impunidad (...) Con procedimientos corruptores y a menudo delincuenciales ha podido realizar, a lo largo de veinte años, un auténtico "saqueo" en sectores básicos de la vida italiana, desde el ministerio de educación hasta el aparato policial, desde el militar hasta el de la seguridad social, que actualmente constituye el "auténtico pilar del régimen" (...) Hemos llegado hasta tal punto que el querer defender al Estado del clericalismo no tiene sentido puesto que, en sectores básicos, el clericalismo es el Estado" (11). Los radicales hallaron en el amplio mundo de la asistencia un elemento clave de la construcción del poder po
lítico, especialmente en Roma.
Se subrayó como los más potentes personajes democristianos - desde los alcaldes Urbano Cioccetti antes y Amerigo Petrucci después, desde Clelio Darida que se había convertido en diputado hasta el dirigente local Ettore Ponti - habían pasado y pasaban todos obligatoriamente a través de funciones de gestión de la asistencia pública, que les otorgaban la posibilidad de "conquistar los más altos cargos de poder en la ciudad".
También con respecto a esta campaña, que duró desde junio de 1965 hasta 1967, por medio de la publicación de una masa de material analítico, "Ar" sacó a relucir los nexos estructurales entre los distintos aspectos y personajes de la cuestión asistencial, tanto si se trataba del abuso de entes laicos como Efas, como de organismos como los Hospitales Reunidos de Roma, como de los innumerables entes eclesiásticos proliferantes en torno al "saqueo de la asistencia" como de su conexión con los grandes institutos de previsión como el Inps(4bis).
En particular, la Agencia achacaba a la Onmi (Organización nacional maternidad e infancia) romana ese mecanismo que convertía una entidad pública en una "máquina electoral y en instrumento de poder", a través de una serie de reglas que se habían convertido en clásicas: "1) la utilización para fines electorales, inflaccionándolos, los "subsidios una tantum"; 2) la estafa en la Onmi de sumas astronómicas para la concesión en negociaciones privadas de suministro a sociedades de exponentes e inscritos democristianos... de acuerdo con Amerigo Petrucci; 3) la inflación de las entidades religiosas a los que se les reconocían características de entidades asistenciales; 4) la omisión de los controles sobre las formas de asistencia y sobre las actividades patrimoniales; 5) el aumento de prestigio de los exponentes Dc con respecto al otro clero vaticano y a la curia romana". (12)
La campaña acabó, en junio de 1966 con una denuncia, decidida por la dirección del Pr, al gobernador de Roma, a partir de la cual se incriminó y se encarceló al alcalde Petrucci. Dicha acción tuvo eco en la prensa de la izquierda - "L'Espresso", "L'Astrolabio", "Il Paese", a parte de "ABC" que en aquel tiempo se había acercado a las iniciativas radicales - la cual por vez primera desde el inicio del nuevo curso, dio espacio a actividades radicales y por primera vez causó el efecto de sensibilizar a la opinión pública y de movilizar algunos elementos de la izquierda (por ejemplo, mediante interrogaciones a consejeros municipales de Roma) sobre las razones del desconcierto de la seguridad social.
En el sistema asistencial y social italiano, los radicales hallaban otro de los aspectos estructurales en los que se manifestaba el poder clerical, a cuyo análisis aportaban una original sensibilidad y una atención concreta a la izquierda. Lo habían escrito explícitamente al principio de la campaña de prensa, cuando "Ar" sostuvo: "las bases sociológicas, culturales, políticas sobre las que se ha basado esta situación son claras y los radicales las han observado siempre con particular lucidez y conciencia, tal vez han sido los únicos en toda la izquierda, porque poseen una visión global y realista del mundo católico italiano, de su partido único, de sus tenues y traicionadas relaciones con toda religiosidad auténtica, en todos sus elementos". (13)
3. "Unidad y autonomía: se configura el conflicto con la vieja izquierda
La relación con la política de horizontes autónomos representó desde un principio el rasgo característico de los nuevos radicales. La agencia de prensa, que al principio salía cada día y posteriormente de forma periódica de 1964 a 1967, fue uno de los instrumentos que resaltaba la primacía de la intervención política directa, pero no la única. Todo cuanto podía ser utilizado para dar forma a una parte política autónoma, para volver a consolidar o crear una postura que, aun estando presente en la tradición de la izquierda liberal y socialista italiana, se había ido aniquilando, el grupo radical lo experimentó en la primera mitad de los años sesenta. Este era, y lo iba a seguir siendo, el elemento singular de los nuevos radicales con respecto a otros muchos grupos que parecían ocupar posturas políticas semejantes; es decir la voluntad subjetiva decidida de constituir a todos los efectos una "parte política".
Una dirección semejante de marcha se expresaba con sintética precisión y conciencia histórica de relación con el patrimonio del pasado, en un editorial de "Ar" de agosto de 1964, en el que, casi como si fuese un manifiesto, abarcaba todo el sentido del desarrollo político de los nuevos radicales: "Toda una generación de accionistas, de demócratas, de radicales no ha querido, no lo ha intentado nunca efectivamente, no ha conseguido nunca dar forma y fuerza política a su propia oposición. Y cuando lo ha intentado, ha abandonado rápidamente el intento, tal y como sucedió en su día con el Partido de Acción, con Unidad popular, con los radicales de "Il Mondo" y de "L'Espresso" . De ahí el constante ostracismo, de ahí una actitud más negativa y de denuncia que constructiva, de ahí la constante tentación de sentirse "conciencia de la izquierda" sin constituirse en "parte política" de la izquierda. Lo que diferencia a esta generación de demócratas es precisamente el hecho de que nos hayamos constituido en "parte pol
ítica", reanudando con continuidad aquel intento de ruptura de la larga tradición conservadora de nuestro país que llevó a cabo el Partido de Acción en la postguerra y posteriormente interrumpido, y condenado al fracaso por las distintas opciones llevadas a cabo por la izquierda en su globalidad". (14)
La autonomía de la postura política que podía desde ese momento definirse para sus cotejos internacionales como de nueva izquierda, junto con la voluntad contextual de ser unitarios y de trabajar en organizaciones unitarias, caracteriza las iniciativas radicales de dichos años. La relación con las fuerzas de la izquierda institucional - Pci, Psi, Psiup - se modeló precisamente a partir de dichas bases: el grupo radical resultaba incómodo y anómalo con respecto a la costumbre predominante de la izquierda de sacrificar en el altar de la unidad las características peculiares, mientras que éstas entraban en contraste con las de las fuerzas mayores, y concretamente el Pci. Es lo que sucedió en todos los casos en los que los radicales participaron o dieron vida a organizaciones unitarias.
Desde 1962 se había constituido el "Comité para el Desarme Atómico y Convencional del área europea" (Cdacae) que se sumaba a la internacional pacifista fundada en Oxford en enero de 1963 ("International Confederation for Disarmament and Peace") y se relacionaba con los grupos activos por aquel entonces en Europa occidental y en Estados Unidos. A través de él los radicales participaron en la Consulta Italiana de la Paz, realizando una serie de iniciativas específicas como la marcha de la paz que se celebró en Roma en 1963 y otra por Vietnam en abril de 1965. En ambos casos, al igual que en una serie de episodios menores, los radicales del Cdacae se enfrentaron con las posturas del "Movimiento de la paz" que representaba la organización comunista y paracomunista inspirada en una paz genérica que no debía entrar en contraste con la política internacional y las posturas de equilibrio internacional sostenidas por la Unión Soviética. Mientras los "partisanos de la paz" (así se llamaban los militantes del Movimient
o de la paz) llevaban en el organismo unitario de la Consulta la línea comunista, tal y como se había afirmado en Italia e internacionalmente, los radicales proponían una postura de desarme que valiese con respecto a ambos bloques, y, en particular, una decidida oposición al rearme y a los ejércitos tanto atómicos como convencionales en todas las regiones del mundo.
La radical era en Italia una línea polémica no sólo con respecto a la llamada acción por la paz de los comunistas, sino también distinta de la posición neutral, puesto que se orientaba hacia las consecuencias en las estructuras nacionales que tendrían las cuestiones militares y no sólo hacia el papel de la neutralidad en el ámbito internacional. El antimilitarismo radical tenía como motivo básico y como objetivo la militarización de la vida civil y las consecuencias del militarismo en las estructuras nacionales, así como representar internacionalmente un rechazo racional de la proliferación atómica, tanto si estaba promovida por países capitalistas como por países socialistas. (15) Dicha postura y práctica entra en contraste tanto con la de los grupos comunistas y filo-comunistas como con las de los grupos pre-políticos y humanitarios que aceptaban una práctica unitaria basada en plataformas genéricas.
Con el pacifismo y el antimilitarismo, los radicales se desentendían netamente de la práctica de las posturas adoptadas por el resto de la izquierda. "El internacionalismo es absolutamente lucha contra el Estado nacional precisamente por las formas necesarias que adquiere". afirmaba una nota de "Ar" en febrero de 1966: "Ejército, policía, justicia no autónomas....industria de los armamentos, son las "formas" históricamente adoptadas en común por estados "socialistas" y estados "burgueses"... La lucha por la paz es lucha antimilitarista, es lucha por la conversión, aquí y ahora, en estructuras de servicio y de producción civil de las estructuras militares. Es extraño que las "vías socialistas dejen de ser "nacionales" sólo en este campo, sólo ante la lucha". (16) Afirmaciones de este tipo estaban acompañadas de iniciativas puntuales en conexión con cuanto la política del desarme iba expresando de forma realista en Europa. Cuando el senador socialdemócrata Hans Thirring presentó en Austria un proyecto de desar
me y desmilitarización de una zona de la Europa central, el Comité para el desarme de los radicales promovió el apoyo consiguiendo ganar a la propuesta de adhesión más de 400 consejos municipales italianos. (17).
Con estos temas, bien delineados desde 1961 y considerados cruciales para la construcción de una postura política original, los nuevos radicales empezaron a experimentar métodos de acción directa y no violenta que formaban parte de los contenidos mismos de la línea antimilitarista. Si en los organismos unitarios como la Consulta, la voluntad radical de iniciativas dinámicas estaba obstaculizada por la lógica de los equilibrios en ellos dominados, por el contrario con acciones directas, efectuadas por pequeños grupos, se empezó a imponer a la opinión pública una presencia radical singular no sólo en los objetivos sino en los métodos de ocuparse de política. El 4 de noviembre de 1965, con motivo del día de las fuerzas armadas, los estudiantes Lorenzo y Andrea Strik Lievers distribuyendo en Milán octavillas de la sección milanesa del Pr, no violentas y pacifistas en las que se solicitaba el derecho a sustituir el servicio militar con un servicio civil alternativo. (18) Algunos meses después, los dos jóvenes fue
ron arrestados y pasaron a ser de esta manera las primeras víctimas de la acción directa no violenta radical en campo antimilitarista, aunque fueron absueltos en el proceso.
Acciones directas, reparto de octavillas y sentadas se convirtieron en aquellos años en instrumentos habituales de acción política que hallaron un momento imaginativo de realización el 24 de mayo de 1967 mientras se celebró una manifestación dentro del Altar de la Patria de Roma junto con un teach-in sobre los problemas antimilitaristas, y se depositó una corona en la que rezaba: "Partido Radical - 1917, 1967: en Vietnam siguen asesinándote".
La manifestación tendía a reivindicar el derecho civil a considerar como patrimonio de todos los ciudadanos los lugares tradicionalmente oficiales, con la posibilidad, así pies, de dar una interpretación democrática de su simbolismo político y civil. (19) De toda una serie de manifestaciones tomó impulso, a partir del verano del mismo año, una marcha antimilitarista en las regiones nordorientales del país como búsqueda de un momento de movilización unitaria en el proceso.
Acciones directas, reparto de octavillas y sentadas se convirtieron en aquellos años en instrumentos habituales de acción política que hallaron un momento imaginativo de realización el 24 de mayo de 1967 mientras se celebró una manifestación dentro del Altar de la Patria de Roma junto con un teach-in sobre los problemas antimilitaristas, y se depositó una corona en la que rezaba: "Partido Radical - 1917, 1967: en Vietnam siguen asesinándote".
La manifestación tendía a reivindicar el derecho civil a considerar como patrimonio de todos los ciudadanos los lugares tradicionalmente oficiales, con la posibilidad, así pies, de dar una interpretación democrática de su simbolismo político y civil. (19) De toda una serie de manifestaciones tomó impulso, a partir del verano del mismo año, una marcha antimilitarista en las regiones nordorientales del país como búsqueda de un momento de movilización unitaria desde abajo que después se iba a convertir en una cita clásica anual del antimilitarismo italiano.
Incluso en el mundo de la enseñanza, en el que se empezaba a estar presente en el mismo periodo, autonomía y unidad hacían de la iniciativa de los grupos radicales fuente de discordia con el resto de la izquierda. En la asociación laica en pro de la defensa y el desarrollo de la escuela pública (Adesspi) de la que los radicales animaban en 1963 la sección romana, su dinamismo político entraba en conflicto con la práctica de las escuelas de los partidos laicos y de izquierdas, que se preocupaban más de los altos equilibrios que de la vida y la acción de una asociación autónoma de base. A lo largo de una toda una temporada en Roma, los radicales se hicieron promotores de un convenio "escuela y paz" (1963), de una "marcha de la escuela" con el recurso a la acción directa (1964), y de otras manifestaciones tanto en los barrios periféricos como en el centro de la ciudad con campañas de información sobre los abusos y las carencias de la escuela pública. De la misma manera, mientras el grupo promovía en 1964 un "Si
ndicato Nacional de la Escuela Pública" (20) con la adhesión de algunos cientos de profesores de distinta orientación de izquierda, la iniciativa no fue alentada por la central sindical Cgil de la que no obstante formaba parte,, sino que se contrapuso un sindicato escuela Cgil, emanación de las cumbres sindicales con la reproducción en su seno de dosis entre las corrientes partídica, típicas de los movimientos tradicionales unitarios de la izquierda. (21).
Análoga contraposición entre el concepto de momentos unitarios que nacieron en torno a una estructura autónoma - en la que eventualmente se confrontan discrepancias y unidades - y el concepto de cámaras de compensación de entidades partídicas que envían a sus propios delegados a una sede institucional común, se halla en el "Comité para la Unidad de la Izquierda Italiana" (Cusi) que los radicales promovieron en agosto de 1965 como respuesta al debate que en ese momento se estaba desarrollando en Italia. El Cusi, que pretendía ser "el grupo de presión e instrumento de comprobación y de debate de una perspectiva unitaria" (22) a partir de una valoración que "más allá de los tradicionales motivos de división del movimiento obrero existía un inmenso y todavía parcialmente inexplorado campo de investigación, de elaboración y de acción común", no logró nunca desarrollar actividades políticas, pues lo paralizaban las preocupaciones de equilibrios entre los distintos elementos partídicos y así como sus ritmos polític
os.
Igualmente, en las relaciones directas con las fuerzas de la izquierda, los nuevos radicales hallaron dificultades no menores que las que se encontraron en los organismos unitarios. El Pci, tras el nuevo curso había considerado con benevolencia el cambio de los nuevos radicales hacia la izquierda con respecto al viejo partido, tanto que se había ventilado en las elecciones de 1963 la idea de que los radicales podían incluirse en un grupo de independientes de izquierda bajo el liderazgo de Giulio Einaudi: una operación que no llegó a buen puerto y no interesó a los radicales. Sin embargo, a medida que iba quedando claro que el impulso unitario del Partido radical estaba acompañado de iniciativas nuevas tanto en los contenidos como en los métodos de lucha y que el nuevo partido "se resignaba a ser reconocido como interlocutor y como aliado en caso de consenso e ignorado o considerado inexistente en caso de disenso", (23) el Pci, en sus órganos oficiales, asumió una dura postura de cerrazón. Eso fue lo que suce
dió con la campaña "Eni" de 1963 en adelante; de esta manera las posturas antimilitaristas que contrastaban con el pacifismo genérico del Movimiento de la paz, hasta un ataque dirigido al líder Marco Pannella que había concedido una entrevista sobre los temas de la relación con los comunistas y de la política del Pci a la revista semanal de corte pacciardiano "Nuova Repubblica" (24).
Con respecto al Psiup, el partido que se formó a principios de 1964 fruto de la escisión de la izquierda socialista contraria al centro-izquierda, las relaciones con los radicales, hasta las elecciones de 1968, se plantearon por partida doble. Por una parte, la proximidad por razones de topografía política entre las fuerzas que se oponían a la Dc y al centro-izquierda de la misma manera, y por otra por el conflicto fruto del distinto planteamiento político entre quien se inspiraba fundamentalmente en líneas ideológicas y prácticas políticas típicas de la tradición de la izquierda socialista maximalista y frentista que, por el contrario, intentaba proponer una renovación temática de toda la izquierda.
En las elecciones administrativas de noviembre de 1964, en Pr aconsejó de forma prioritaria que se votase al Psiup basándose en la consideración de que "parecía constituir el partido de la izquierda que más que cualquier otro afirma la voluntad de contraponerse totalmente al mundo católico y conservador" (25) a pesar de que la deliberación de la dirección subrayase que "el frentismo sigue, lamentablemente, condicionando el comportamiento de los comunistas en su relación con las demás fuerzas democráticas y socialistas, tanto si se trata del Psiup, de la izquierda socialista, de los radicales o de los organismos unitarios de masa, viéndose obligados constantemente a seguir el ritmo de la evolución comunista y no el de las nuevas realidades objetivas que tiene ante sí". (26) El consejo de que votasen por el Psiup no fue óbice para que los nuevos radicales se pronunciasen, en diciembre de 64, tajantemente a favor, (es más, en un primer momento de intentar promover un comité de apoyo) de la elección de Giuseppe
Saragat a la presidencia de la república contra la candidatura de Fanfani que hallaba la izquierda alineada en favor del Psiup y del ala ingrayana(5bis) del Pci.
En la elección de Saragat, los radicales veían el resultado de una alineación unitaria de laicos y socialistas en alternativa a los católicos y la señal de movimiento del socialismo democrático ampliamente representativo entre las masas obreras europeas, hacia las que los radicales planteaban ya desde aquel entonces la necesidad de establecer "un contrario real, polémico, crítico, pero serio ... si se desea confiar en un auténtico progreso en la vía de la unidad de la alternativa socialista". (27).
En las elecciones generales siguientes de junio de 1966 en algunas grandes ciudades, tras negociaciones nada fáciles, entre la dirección del Psiup y del Pr se estipuló una alianza nacional para una lista común en Roma, en Génova y en otros centros menores, manteniendo la actitud común contra la Dc y el reconocimiento por parte radical de las razones de la resistencia socialproletaria con respecto a las posturas gubernamentales adoptadas por el Psi. "Desde luego, no nos hemos callado las discrepancias ni las diferencias: hemos considerado que era bueno administrar de esta manera, de forma unitaria y política nuestra diversidades de compañeros de lucha y nuestra responsabilidad general con respecto a los problemas de la izquierda" (28) escribía Pannella la mañana siguiente al acuerdo, sin esconder para nada las diferencias: "Los compañeros del Psiup están al corriente de nuestras dudas sobre una opción organizativa que parece implicar estructuras tradicionales, en definitiva con tendencias burocráticas...; con
ocen nuestra deliberada sordidez con respecto a las clasificaciones ideológicas que refieren la compleja crisis de la izquierda europea; conocen nuestra convicción sobre lo muy inadecuado que nos parecen los cambios que se están produciendo en la unión soviética con respecto a la motivación socialista; conocen que el pacifismo antimilitarista y unilarteralista, el laicismo anticlerical, la inspiración libertaria, el clasismo gobettiano(6bis), el respeto no moralista por el movimiento obrero y democrático occidental, la convicción federalista europea, luchas como la del divorcio, caracterizan totalmente al Pr". (29)
La lista Psiup-Pr de Roma, que mereció gracias a los radicales algunas declaraciones públicas de voto entre las que figuraban las del viejo ex parlamentario liberal y radical Bruno Villabruna y Ernesto Rossi (30) pocos meses después de la muerte que tuvo lugar en febrero de 1967, obtuvo resultados positivos para los candidatos radicales incluidos en las listas municipales y provinciales. (31).
Dicho éxito parcial de la primera prueba electoral del nuevo partido se concretó a pesar del hecho de que el mismísimo Psiup hiciese de todo a lo largo de la campaña para no valorar la aportación política radical. Se ponía de manifiesto de esta manera una dificultad más para un grupo dinámico como el de los nuevos radicales de actuar junto a estructuras de la izquierda tradicional que conservaban en los comportamientos, aún más que en la línea, una vieja manera de hacer política que entraría en crisis definitivamente en 1968.
4. "Los radicales ante la propuesta de unificación de la izquierda".
Precisamente en el período en el que el nuevo Pr intentaba dar forma política a una postura original que entraba en conflicto con las costumbres de la izquierda institucional, esta, en sus distintos elementos, se medía por posturas de gobierno o de oposición con el centro-izquierda. La nueva fórmula con los socialistas en el seno del gobierno nació al día siguiente de las elecciones políticas de la primavera de 1963; y en pocos años había provocado una serie de reacciones en la izquierda: una escisión en el Psi con el nacimiento del Psiup; una separación más de la mayoría socialista autonomista del ala lombardiana del partido contraria a la prosecución de la experiencia de gobierno; una crisis institucional en verano de 1964 que se centraba en el presidente de la república, Segni, y en los servicios secretos italianos; el deterioro de todos los programas de reformas previstos por el ala más dinámica del centro-izquierda; y el progresivo acercamiento del Psi al Psdi en la colaboración común gubernamental hast
a llegar naturalmente a la unificación socialista entre 1965 y 1966.
En es primera mitad de los años sesenta, la izquierda italiana, que se había puesto en movimiento tras el largo anquilosamiento de los años cincuenta y de la guerra fría, estaba registrando globalmente un fracaso tanto en el ala socialista que había creído hallar en la colaboración gubernamental con la Dc la solución a los problemas de modernización y de transformación del país como en la comunista cuyas relaciones internacionales soviéticas se encaminaban hacia el ocaso, de manera que el Pci no parecía capaz de salir de ese anquilosamiento.
Cuantos habían confiado en una política de moderado reformismo, impuesto por el resto de los efectos históricos del desarrollo del capitalismo italiano de los años 50, que se basase en las fuerzas socialistas y laicas de tipo europeo, tuvieron que perder progresivamente toda confianza ante los acontecimientos que eran constantemente dominados y controlados por la voluntad conservadora de la Dc. El viraje del verano de 1964, mientras los democristianos que rodeaban al presidente Segni impusieron el abandono de cualquier tipo de programa de reformas y la consiguiente resignación de los socialistas debilitados por la escisión a la izquierda, señaló el final de toda esperanza o ilusión de que se produjese un nuevo curso. El centro-izquierda se convirtió de esta manera en una solución obligada y de esta manera se creó la presión de los socialistas en el continuo intento, no logrado, de poder modificar el curso político desde el interior. Prueba de ello la carta enviada por Pietro Nenni al congreso del Psi de novi
embre de 1965 en el que el viejo líder explicaba el carácter irreversible de la fórmula ante la que no cabía más alternativa que una solución autoritaria de derecha, y por consiguiente el sentido necesario de la unificación con el Psdi sobre posturas moderadas. Nenni se proponía ennoblecer esa operación estudiando la situación racionalmente otorgándole el significado de amplia movilización: "La unificación tiene sentido si es fruto de un nuevo impulso del movimiento socialista, fruto de una movilización de espíritu y de fuerzas en todo el país, si se plantea como objetivo el de reivindicar el poder para transforma socialistamente la sociedad italiana, de la forma y de la manera apropiadas". (32).
Pero se trataba de una exhortación verbal sin apoyarse en ninguna iniciativa política. Se hacía intérprete de un sentimiento común a muchas personas que habían votado por el Psi en 1963, y de ambientes que no habían tenido prejuicios contrarios al experimento, Ernesto Rossi, con su habitual espíritu mordaz replicaba: "Nuevo impulso socialista.... movilización de espíritus... transformación de la sociedad italiana... la eterna cantinela totalmente vacía. Evidentemente ni tan siquiera el líder del Psi se da cuenta de lo hartos y requetehartos que están los italianos de las palabras vacías de sentido, con las que, desde hace veinte años, los dirigentes de los distintos partidos apelan a los sentimientos de los electores. Se cree, repitiendo eslóganes de este tipo ... que se va a convencer a la opinión democrática socialista que está fuera del partido, que se ha alejado, la única que puede dar fuerza y frescura a la iniciativa, puede igualmente ahorrarse la molestia de escribir. No sabemos que hacer con tantas p
alabras bonitas: hechos, y no palabras. Y los hechos son tales que no permiten dar crédito a los socialistas en el gobierno". (33).
La unificación socialista, que tuvo lugar entre julio y octubre de 1966, represento no el momento culminante de un proceso de implicación de la opinión pública basado en movimientos para las reformas, sino en una pura y simple operación de altos órganos de ambos partidos, Psi y Psdi, que se yuxtaponían en el Psi. No nacía en Italia ni tan siquiera una gran fuerza socialdemocrática de tipo europeo con la ambición estratégica de pasar de una colaboración con la Dc a una alternativa a la misma, por el mismo camino por el que iba en esos mismos años, la socialdemocracia alemana de Willy Brandt (en Alemania: gran coalición Spd-Cdu-Cssu, diciembre de 1966; coalición Spd-Fpd bajo la dirección de Brandt, octubre de 1969); sino que se trataba de una especie de operación de ambos partidos acomunados por la inerte presencia en el gobierno, sin apoyarse en ningún hecho social unificador y sin poner en marcha ningún tipo de dinámicas de desarrollo político. Los nuevos radicales siguieron sintiéndose ajenos a ese proceso
que les hubiese podido afectar al considerarse en el área de las fuerzas de inspiración y de práctica socialista y de tradición democrática no leninista. No se vieron implicados por dos motivos que se diferenciaban de la adversión de tipo doctrinal de los miembros del Psup. En primer lugar, se trataba de la postura política de la nueva fuerza que nacía precisamente con motivo de la colaboración común con la Dc, mientras el análisis radical se basaba en la necesidad de construir una alternativa de fuerzas a la izquierda de la Dc como única posibilidad de transformación democrática del país. En segundo lugar, la unificación se practicaba con aquellos métodos burocráticos de alianza entre aparatos que los radicales habían rechazado y que consideraban uno de los factores de la esclerosis de la izquierda, incapaz de comprometerse ni de suscitar movimientos sociales que apoyasen una estrategia reformadora. De esta manera, con la unificación, los caminos se separaron a pesar de que existiesen momentos de colaboraci
ón entre socialistas y radicales en aquellos sectores en los que, tanto dentro como fuera del centro-izquierda, algunos socialistas intentaban llevar a cabo una acción de carácter reformadora.
En un artículo publicado por "Corrispondenza socialista" en diciembre de 1966, Pannella, en nombre de la dirección del Pr, explicaba los motivos de que los radicales se mantuviesen extraños a la unificación. Subrayaba la cuestión de la participación directa en la política que advertían los radicales como una sensibilidad que se anticipaba al 68: "En definitiva, se trata de la política misma que emerge por vez primera, para millones de seres humanos, con toda su importancia, toda su inteligibilidad, toda su autonomía y su fuerza, buena o mala. nos hallamos, en general, ante un fenómeno nuevo de "participación" que busca y exige expresarse en formas institucionales que no se encuentran en este Estado, y tal vez aún menos en los partidos tradicionales tal y como se habían estructurado y seguían estructurándose. Y,. he aquí el quid de la cuestión, sin la realización de la "participación" del ciudadano en la vida pública no se tiene "consenso", no se cuenta con la fuerza "democrática"; sí, como mucho se podrán te
ner secuaces y súbditos, encuentros esporádicos....; pero a la larga rebelión y revuelta". (34).
Ante los acontecimientos d casa, los radicales miraban a Europa para acoger las indicaciones y las tendencias del futuro. En particular, prestaban especial atención a Francia, en donde en las elecciones presidenciales de diciembre de 1965, se había creado una alianza entre socialdemócratas y comunistas sobre el candidato común François Miterrand y reproducían en su agencia una relación de Guy Mollet en la que el líder socialdemócrata declaraba superados los motivos de la ruptura entre comunistas y socialistas con el fin del estalinismo. Ante los socialistas unificados italianos en el mismo período los radicales se quejaban de no poder hacer ni tan siquiera aquellas cosas que las depreciadas socialdemocracias llevaban a cabo y de no saber sacar hacia adelante las mismas reformas que los ministros de sanidad, Mariotti, de urbanística, Mancini y para el divorcio, el diputado Fortuna habían intentado. "He ahí por qué" escribía Pannella "no nos hemos dejado determinar, en calidad de radicales, en nuestra actitud
con respecto a la unificación de las evaluaciones manifestadas por el Psiup y en parte, por el Pci... Porque sabíamos que los dos partidos que se unificaban eran ambos, aunque de forma imperfecta, socialdemócratas de toda la vida.... Porque en la sociedad italiana, el modelo socialdemócrata, si se reanudaba mecánicamente....no deja de ser revolucionario con respecto al régimen que nos gobierna y supone una ruptura con el populismo y el autoritarismo electoral... Porque de la misma manera en la que se ha querido hacer nacer, así tan burocráticamente, constituyendo previamente tanto el programa que es un auténtico "vacío" programático de carácter típicamente transformista, como la clase dirigente, hace que sean vanas, por exceso, las pretensiones anti-unitarias y de apuntalamiento del centro izquierda de base clerical... Porque tal vez tengan razón por una parte el Psiup, y por la otra la opinión "qualunquista(7bis)" y moderada, al considerar que gran parte de la clase dirigente que se ha venido formando a lo
largo de estos años en el Psdi y en el Psi... no va mucho más allá de las posibilidades de lograr con la unificación mayores pretensiones contractuales de subgobierno con respecto a la Dc..." (35).
Socialistas y socialdemócratas intentaban con la yuxtaposición superar la crisis que el inmovilismo del centro-izquierda transfería entre las fuerzas progresistas. Los comunistas, por su parte, entre finales de 1964 y los primeros meses de 1966 discutieron sobre el llamado "partido único de la clase trabajadora", casi como si quisieran contraponer de forma especulativa a la propuesta unificadora hacia la derecha una propuesta unificadora hacia la izquierda a través de la cual salir del aislamiento. El diputado Giorgio Amendola con audacia había lanzado en el periódico comunista "Rinascita" de octubre de 1964 una especie de llamamiento a la unificación entre comunistas, socialistas y socialdemócratas, puesto que "ninguna de las soluciones planteadas en los últimos cincuenta años, la solución socialdemocrática y la solución comunista, ha demostrado ser hasta el momento actual válida para realizar una transformación socialista de la sociedad (36). El llamamiento a la discusión fue acogido favorablemente por los
radicales que compartían el diagnóstico del carácter inadecuado de las propuestas políticas de la izquierda histórica.
Pero, en realidad, la propuesta de Amendola en sus términos tan radicales acabó por dejar el campo a la invitación comunista " por una nueva mayoría demócrata", una fórmula tras la que se escondía el contraste que estaba teniendo lugar entre quienes como Pietro Ingrao, era favorable a una amplia democratización interna del partido y a una unidad de masa, con la colaboración en la base entre las fuerzas sociales comunistas y católicas (es decir, entre una forma de diálogo con los católicos) (37), y quienes, como Giorgio Amendola, veía favorablemente un proyecto de unificación o confederación entre socialistas y con partes de la izquierda laica en función contrapuesta al bloque que se remitía a la Dc.
Este debate suscitado por el Pci y reanudado por el Psiup que apoyaba en su primer congreso (diciembre de 1965) la necesidad de celebrar un encuentro entre las fuerzas de izquierda marxistas - Pci, Psiup e izquierda del Psi - en el terreno anti-capitalista de la transformación socialista, no halló soluciones que pudiesen interesar a los radicales puesto que veían en ellas simplemente viejas alquimias en vez de métodos de lucha nuevos en pro de objetivos de unidad y de restructuración de las izquierdas. En una resolución de la dirección del Pr de septiembre de 1965, subrayando que no eran ajenos al debate para la unificación y la unidad de la izquierda, se hacía observar que estas propuestas podían adquirir valor sólo si no eran fotografías de la situación existente sino que se basaban en factores de movimiento hacia una política nueva de alternativa de poder al régimen democristiano que implicase asimismo la transformación de los aparatos mismos de los partidos. El documento concluía de la siguiente manera:
"La unificación socialdemocrática, subrayando el carácter ahora ya ni tan siquiera reformista sino puramente renunciatario de la actual política del Psdi y del Psi, no se plantea ni tan siquiera el objetivo de reforzar los eventuales elementos progresistas en el seno de la alineación gubernamental. Por otra parte, la propuesta de unificación dirigida únicamente al Pci, al Psiup, ya a algunas minorías del Psi se plantea como antónimo de su postura y en un cierto sentido mecánica imitación de la unificación socialdemocrática, y esta no esclarece los hechos ni tampoco es un objetivo de tipo reformista, como ampliación hacia la izquierda de la actual fórmula de gobierno, ni tampoco un objetivo objetivamente revolucionario como una alternativa intransigente al régimen democristiano (38).
En otra declaración del mismo período se especificaba con más vigor la singularidad del experimento radical uy por los tanto la lejanía de los términos en los que se había planteado el debate unitario: "Nos quitamos de encima con mucho esfuerzo la herencia de las pretendidas "élites" burguesas actualmente asustadas de que se les haya hecho caer en tentaciones radicales, así como la sofocante hipoteca de los "independientes de la izquierda", categoría cutre de los auténticos "dependientes" frentistas... En lo que a nosotros se refiere, tenemos que tener en cuenta nuestro puntos de partida verdaderos que son los de un partido de extrema minoría; pero las estructuras y los métodos que nos hemos dado son tales que demuestran que no pretendemos complacernos en esta condición, tan fácilmente proclive a producir sectarismos e irresponsables abstracciones". (39) Se trataba, una vez más, de una afirmación explícita de la voluntad subjetiva de construir un recorrido político autónomo sin tener que hacer concesiones a
la facilidad de las tendencias predominantes del momento.
5. "El aislamiento de una cultura política distinta. Hacia el congreso de refundación (1964-1967)
Entre 1964 y 1966 la postura de los nuevos radicales empezaba a ser reconocida en su novedad; por lo menos por una parte e la clase dirigente política. Se abría camino la noción de que el nuevo Pr tenía como características políticas un anticlericalismo activo distinto de un laicismo inerte, un pacifismo y antimilitarismo en la línea del radicalismo occidental, y los derechos civiles: y, como todo método político de lucha, la concentración en temas específicos, a menudo acompañados de la acción directa no violenta.
Eran estas las características que hacían que fuese hostil el pequeño grupo militante para la mayor parte de los aparatos de la izquierda tradicional - comunistas, socialistas y también socialproletarios - puesto que sentían que la cultura política de los nuevos radicales tenía algo profundamente distinto y ajeno a las propias tradiciones y costumbres. Y la misma extrañeza la manifestaban los órganos de prensa y la predominante cultura de los ambientes intelectuales y periodísticos, puesto que los modos, el estilo político y las técnicas de intervención, junto a los nuevos contenidos radicales, estaban muy lejos de cualquier tradición legitimada en las predominantes prácticas políticas. Tal extrañeza pesó muchísimo en los años de la reconstrucción radical, y siguió pesando, determinando en los radicales un constante empleo de energías para romper el aislamiento.
La cultura de los nuevos radicales conjugaba elementos extraños a los módulos de cultura política existentes en el país; un subjetivismo de acción política que en cualquier caso podía hallar sus antecedentes en una cierta tradición demócrata-resurgimental reanudada por el antifascismo de Carlo Roselli y de "Giustizia e Libertá" y del accionismo; un método de intervención en el escenario político basado en pequeños grupos bien decididos a implicar a amplias secciones de ciudadanos que se remitía a la tradición anglosajona, en la que la confianza en la acción voluntaria de los ciudadanos hasta el uso de la desobediencia civil arraigaba en la costumbre un método que se podría llamar de inducción política en vez de deducción de grandes esquemas y sistemas ideológicos, que estaba también más relacionada con las tradiciones del radicalismo empírico anglosajón que con el de derivación francés o con las grandes esquematizaciones teóricas predominantes en el socialismo italiano. Así pues, los nuevos radicales tuviero
n que hacer cuentas con el aislamiento de su cultura política, para más inri transparente de la acción y no explícitamente enunciado, que no con el aislamiento político. De manera provocadora se negaban a entrar en el debate político-cultural, de hacer, por ejemplo, revistas, o de teorizar sobre lo que iban haciendo. Todo ello no sucedía ni tan siquiera en aquellas minorías que en el mismo período intentaban consolidar nuevos temas y posturas políticas heterodoxas: estas en general partían precisamente de la "batalla de ideas" y de la legitimación teórica ideológica de las propuestas políticas. Por otra parte, el ambiente que, en la prensa y en la cultura, í como en la política expresaba a los laicos y a los progresistas italianos, sentía extraño ese tipo de activismo político que tenía por objeto a toda costa construir una posición partisana, aunque los puntos de partida estaban representados por los mismos valores laicos. Esta es la razón por la que precisamente periódicos prestigiosos que habían sido radi
cales ("L'Espresso", "Il Mondo") tendían a ignorar la nueva experiencia, considerar agotada la expresión política radical y a negar cualquier legitimidad al nuevo grupo. Los comunistas, por su parte, no podían aceptar que posturas unitarias hacia la izquierda estuviesen acompañadas de motivos demasiado fuertes que caracterizasen las diversidades. La cultura de la nueva izquierda, que en esos años empezaba a transparentarse en las páginas de las revistas, no reconocía en los radicales a interlocutores válidos puesto que se movía predominantemente por líneas de reflexión teórica y de atención al movimiento obrero u obrerístico.
Los nuevos radicales, que se proponían con sus comportamientos como reformadores radicales con estilo revolucionario, estaban tan aislados tanto con respecto a los análisis sistemáticos de los nuevos revolucionarios, como a las costumbres cómodas de los nuevos reformistas. Por ello, en ese primer quinquenio de vida del nuevo partido, el aislamiento se manifestó con la escasísima atención de la prensa a los acontecimientos y a las propuestas radicales, infravaloradas incluso con respecto al peso que objetivamente podían tener , con se expresión de un grupo de extrema minoría. Los radicales tenían conciencia de la situación y escribían de sí mismos en mayo de 1966: "No somos capaces de hacer previsiones sobre lo que sucederá con nuestra iniciativa, ni pretendemos que nuestra experiencia sea de particular valor.Nos hallamos constantemente en grandes dificultades, y corremos el riesgo, con el éxito, también el fracaso, día a día. ". (40) Ante el creciente conflicto con la izquierda analizaban de esta manera su p
ropia condición: "En los últimos meses nos damos cuenta de que tal vez los adversarios adivinan el crecimiento de una rigurosa postura nueva y se vuelven más duros... Se está pasando de la conjura del silencio a la lucha abierta"; (41) y se había hecho explícito el sentido de una auténtica batalla preliminar: "gran parte de nuestros esfuerzos está concentrada en abrir brechas, dejarlas abiertas, en este muro de silencio"(42).
Junto a las iniciativas políticas, a la publicación de "Agencia radical" para asegurar una presencia en la clase política, el partido como tal en los años 1964-66 ni expandía su pequeña organización. Compuesto por no más de un centenar de socios, con una presencia a menudo de una persona en pocas ciudades, con un balance que en 1965 ascendía a 8 millones de liras italianas, todos ellos logrados con el autofinanciamiento y del que sólo el 25% eran contribuciones externas, (43) el partido se planteaba a lo largo de 1065 el problema de contar con una nueva estructura formal junto a los nuevos contenidos. De hecho, tras las elecciones de 1963, incluso lo poco que quedaba del viejo partido fue disuelto, o se disolvió. La hipótesis del grupo romano no era la agregación de un partidillo (es decir: hacer carnes, encerrarse en sí mismos, proselitismo, definición de un programa), sino más bien, llamamiento a la "Gente" para que se hiciese militante y participante de batallas radicales. Era, tal y como se ha dicho, una
cultura política ajena a las tradiciones del país y poco susceptible se ser captada incluso para aquellos que podían sentirse cerca de las instancias radicales. El único grupo que en este período se acercó al partido fue el milanés (Lorenzo Strik, Carlo Oliva) que, sin embargo, tenía sus raíces en experiencias distintas: eran un grupo laico de la izquierda estudiantil que se había agregado en torno al periódico "Libera crítica" (que salió en 1959-1961 y posteriormente en 1964-64). La diversidad de orígenes de los milaneses con respecto a los romanos se manifestaba en una distinta concepción del partido que correspondía a una distinta cultura política. Si bien para los romanos la hipótesis era de una fuerza animadora de los derechos civiles, para los milaneses el Partido Radical debía configurar la vanguardia laica y libertaria de la nueva izquierda, casi paralelamente a lo que el Psiup hacía con respecto a los socialistas.
El problema seguía siendo el de la refundación del nuevo partido. La secretaría nacional, que hubiese debido celebrar el congreso nacional por una nueva asamblea constituyente, presentó su dimisión, al no lograr convocarlo para noviembre de 1965. En una secretaría presidida por tres personas fue sucedida en 1966 por un secretario único, Marco Pannella, en ordinaria administración, y al mismo tiempo fue designada una comisión nacional para la preparación del congreso con la tarea de arreglar la cuestión de los nuevos contenidos del partido tal y como habían ido surgiendo en aquellos años, así como de formular un nuevo tipo de estatuto para el partido. (44).
Desde septiembre de 1966 hasta mayo de 1967, la comisión trabajó intensamente para proporcionar una elaboración común a ese centenar de militantes que se encontraban en el partido, o en torno a él. De hecho, si bien por una parte los socios formales del partido seguían siendo casi los mismos, por otra le Pr empezaba a representar un punto de referencia para algunos ambientes determinados que se identificaban con algunos temas de lucha específicos. Los antimilitaristas y los pacifistas de distinta procedencia hallaban en las iniciativas radicales el motivo agregador, tanto si procedían de viejos ambientes anarquistas o de nuevos ambientes juveniles, libertarios y jipis. Estos último, que habían hecho su aparición en Italia y especialmente en Milán a través de los grupos situacionistas y de "onda verde", veían en la política radical una afinidad a la que poderse unir. Mientras no cobraron forma los movimientos del 68, hijos de loas flores, jipis, melenudos y grupillos para la revolución cultural, junto a los a
narquistas y libertarios revitalizados por las propuestas de acción directa radical en campo antimilitarista y antiautoritario, hallaban acogida en las sedes radicales de Milán y de Roma. Paralelamente, empezaba a crearse un nuevo ambiente, el de los divorcistas, por regla general compuesto por la pequeña clase media, ajena al compromiso político, que se identificaba con la iniciativa radical sobre el divorcio iniciada a finales de 1965 con la contribución determinante de la revista semanal "ABC" en apoyo a la ley presentada en el parlamento por el socialista Loris Fortuna.
Estas realidades sociales, todas ellas ajenas a la política tradicional de los partidos, eran los primeros síntomas de nuevos ambientes sociales receptivos de las propuestas radicales y movilizados por ellas. En septiembre de 1966, en el primer número del boletín de preparación del congreso, se subrayaba la diversidad radical y la razón de la distancia de la izquierda tradicional. Si miramos hacia adelante, hacia el futuro próximo, vemos como aumenta el riesgo de que la izquierda se empobrezca aún más, hegemonizada por dos burocracias (la del nuevo partido unificado socialista y la del Pci) entre ellos en competencia, pero igualmente conservadores, igualmente incapaces ofrecer al país una alternativa. Si miramos a nuestro alrededor, las fuerzas políticas minoritarias que con nosotros deberían representar el elemento dinámico de la izquierda, vemos como aumenta el resquebrajamiento, la dispersión, la moral por los suelos, incluso por parte de aquellos que han restado valor a nuestra manera de hacer las cosas
tachándola de veleidosa y de puro fracaso, ante otras más "concretas" y "realistas", que - sin embargo - en estos momentos ellos mismos se ven obligados a desmentir". (45) Y explicitanto el papel de los nuevos radicales, se delineaban los motivos de censura con los viejos ambientes y los de apertura con respecto a los nuevos grupos que iban surgiendo: "Hemos conseguido hasta ahora frenar e invertir un proceso que, en las intenciones de la nueva clase dirigente que nos ha abandonado, hubiese debido finalizar con la disolución del partido; asegurando la continuidad, allá en donde hemos logrado estar presentes y ser activos, algo nuevo y diverso; nos hemos negado a ser fragmentos de una "cumbre" política y sabemos que podemos construir, actualmente, la organización autónoma "de base" de los mejores fermentos y de las nuevas exigencias de la izquierda italiana". (46).
Mientras tanto, los nuevos radicales vivían el congreso de reconstrucción con una serie de núcleos de nuevos ambientes sociales que dejaban bien sentado que eran conscientes de haber reaccionado "al fracaso de toda una clase dirigente laica". (47) Y no es superfluo destacar la significativa coincidencia de que en esa misma temporada estaban finalizando las publicaciones del periódico "Il Mondo" dirigido por Mario Pannunzio, que de aquella clase dirigente laica había representado, sin lugar a dudas, la parte más noble, pero igualmente la que más había encarnado la parábola del ciclo descendiente de la política de los laicos tradicionales. En el comité a los lectores, "Il Mondo" escribía amargamente: "Las opiniones de los partidos, de los grupos, de los hombres desinteresados parecen ser una especie de juego inútil de gente irresuelta... en Italia, el desinterés por la cosa pública y por los debates morales y culturales halla siempre un terreno de refugio y de fuga .... a menudo, durante estos largos años, nos
hemos preguntado: cómo puede ser que corrientes de inspiración liberal y democrática, fieles a una tradición de pensamiento de gran nobleza... han hallado y hallan de esta manera poca audiencia en nuestro país y junto a una tan unánime, aguerrida hostilidad que les asemeja a patrullas fronterizas distantes del tejido vital de la nación?". (48).
Los trabajos preparatorios del congreso se desarrollaron en cuatro centros temáticos que correspondían a otros momentos de iniciativa y de reflexión que se desarrollaban a principios de los años sesenta. El primero estaba relacionado con "la sociedad laica y los derechos civiles" en los que se ajustaron las propuestas sobre la reforma de la justicia, la escuela, el divorcio, la condición de la familia y de la mujer y la objeción de conciencia. El segundo estaba relacionado con instituciones y estructuras del estado".El tercero, que se ocupaba de la "sociedad laica y las relaciones internacionales", se ocupó de la manera en la que se podía realizar una "perspectiva internacionalista" a través de la "superación de las estructuras nacionales de la izquierda puesto que mitifican y son instrumento de integración en el sistema" (49) mediante la conexión con otras fuerzas de oposición no nacionalistas, en otros países, el rechazo del mito de la solidaridad nacional y de su variante hacia la izquierda del frente pop
ular, así como de la forma de la lucha pacifista y del federalismo europeo. El cuarto grupo, tenía por tema el "el partido lacio", la manera en la que la realización de los contenidos (socialismo y libertarismo) y en las estructuras estatutarias formales (federativas) podía concebirse un partido antitético a los modelos socialdemocráticos-burocráticos y leninista-vanguardista.
El 12 de mayo de 1967, se inauguraba en Bolonia el congreso de los nuevos radicales que asumía la numeración de "tercero" (los dos primeros habían sido celebrados por el primer partido, en 1958 y en 1961) bajo la insignia de "El Partido radical" en pro de la alternativa laica" especificando: "todos los trabajadores en pro de un civismo laico y pacifista, por una Europa liberada de las estructuras militares, monopolistas, autoritarias y clericales.
En la asamblea, participaron un centenar de militantes junto a invitados y observadores de otras fuerzas y grupos. En la convocatoria se subrayaba "la necesidad de llevar a cabo una lucha política centrada en batallas adecuadas a la motivación y a los objetivos radicales" y, de la misma manera, la necesidad de plantearse "el problema de las ocasiones de lucha a escoger y provocar". (50) El tercer congreso que aprobó un nuevo estatuto indicaba de esta manera el punto de llegada de una fase de refundación que por el momento concluía formalmente no sólo con la aprobación oficial de nuevos contenidos, sino con la indicación de nuevas estructuras formales y estatutarias que pretendían demostrar experimentalmente que existe otra manera de ser fuerza política.
"Notas"
1 Cfr: circular ciclostilada por el Pr, sede central del 12-3-1963; circular ciclostilada por el Pr, sede central del 27-4-1963 firmada por "la secretaría nacional" (Massimo Teodori): circular ciclostilada por el Pr, sede central del 30-5-1963 firmado por la "secretaría" (Massimo Teodori); circular ciclostilada del 3-6-1963 firmado por "la secretaría" (Marco Pannella).
2 Cfr: circular ciclostilada de febrero de 1963 dirigida a "todos los inscritos del Pr, a los simpatizantes y amigos", firmado por "la secretaría nacional" (Marco Pannella).
3. "ibídem".
4 Cfr. circular ciclostilada del 12 de marzo de 1963.
5. "Ibídem".
6. "El voto radical", elaborado pro Elio Vittorini, Marco Pannella y Luca Boneschi; respuestas de E. Vittorini, P.P. Pasolini, G.Gozzi, N.Risim, F.Leonetti, A.Rendi, E.N. Rogers, A.Sorrentino, R.Roversi, M. Cagli, M.Mila, S. Ceccato, A.Gaggero, M.Monteverdo, L.Sciascia, U.Eco, D.Baroncelli, M.Boneschi.
6. Cfr. circular ciclostilada del 3-6-1963 firmado por "las secretaría" (Marco Pannella).
8. Cfr. la colección de "Agencia Radical" a partir del nº 1, 15 de julio de 1963. Los fragmentos citados han sido extraídos de la síntesis efectuada en "el libro blanco sobre el Pr y las otras organizaciones de la izquierda", borradores de prensa, a cargo de A. Bandinielli, S. Pergameno, M.Teodori, octubre de 1967, ediciones radicales, pp. 35-42.
9. "Ibídem".
10 La apertura de un proceso con respeto a los máximos dirigentes del Eni fue realizado por los fiscales del tribunal de Roma, Saviotti y Bruno, en mayo de 1964.
11 "La peste clerical", "Agencia Radical", 10 de agosto de 1967, número especial "1967 - Año anticlerical".
12 De la exposición del secretario nacional del Pr al fiscal general de Roma de junio de 1966, reproducido en el "Libro blanco", p.55.
13 "Agencia Radical", nº 113, del 12 de junio de 1965.
14 "Agencia Radical", "nota", 23 de agosto de 1965.
15 Cfr. "Libro blanco" pp. 31-31.
16 "Agencia Radical", "nota", 26 de febrero de 1966.
17 Comité para el Desarme Atómico y Convencional del Area Europea, "llamamiento para una iniciativa de paz", 1964; posteriormente en "Libro blanco", pp. 44-46.
18 La prensa se ocupó del episodio bastante nuevo incluso en la crónica de la represión. Cfr. por ejemplo, "Il Giorno" 1-11-1966 y "Il Corriere della Sera", 26-3-1966.
19 Cfr. "Libro Blanco", p.31
20 Cfr. "Documento constitutivo del Comité promotor del Sindicato Nacional de la Escuela Pública", la prensa, suplemento del nº de diciembre de 1965 de "Libera Critica", Milán, director Lorenzo Strik Lievers.
21 Cfr "Libro Banco" pp. 51-52.
23 Cfr. Memorándum, "El Partido Radical", ciclostil elaborado colectivamente en mayo de 1966 y destinado a presentar el partido a la War Resisters International, organización internacional antimilitarista a la que el Pr solicitaba formalmente la adhesión.
24 Cfr. "El Pci elemento del sistema", entrevista a Marco Pannella, secretario nacional del Pr, por Gianni Accame, "Nuova Reppublica", nº 20, 31 de julio de 1966; "Un Pannella desmitizado". "L'Unitá", 24 de agosto de 1966.
25 Llamamiento de la dirección del PR publicado en el número especial de "Agencia Radical", nº 103, 16-11-1964 y firmado por M.Pannella (secretaría nacional), L. Balestreri (dirección), G. Spadaccia (dirección), M.Teodori (dirección), G.Rendi (dirección), A.Bandinelli (of. extr.), A.Rendi (of. prensa), A. Sabatini (of. educación), E. Mancuso (of.sindical).
26 "Ibídem"
27 "Agencia Radical", 27 de diciembre de 1964, posteriormente en "Libro blanco", p.86.
28 Marco Pannella, "No al "coloquio", lucha", en "Ar", nº 121, 31 de mayo de 1966.
29 "ibídem".
30 Ernesto Rossi: "Al Pr un voto anticlerical", en "Ar", 31 de mayo de 1966.
31 En las elecciones municipales romanas, el cabeza de lista Vecchietti (Psiup) obtuvo 4185 votos de preferencia, el segundo Maffioletti (Psiup) 1237, el tercero Pannella (Pr) con 1125 votos de preferencia. Los radicales calcularon que su aportación a la lista común fue de 6000-7000 los votos. Tras el desarrollo de la campaña electoral, los radicales enviaron al Psiup una carta en la que analizaban los comportamientos de ese partido (carta del 20 de junio de 1966 firmada, por la sección romana del Pr, Massimo Teodori, posteriormente en "Libro blanco", pp. 81-83.
32 Fragmentos de la carta reproducidos en "El récord del inmovilismo", de Ernesto Rossi, "L'Astrolabio", año III, nº 15, 7-15 de septiembre de 1965.
33 "Ibídem".
34 Marco Pannella, "Los problemas de la izquierda italiana", "Correspondencia Socialista", año VII, nº 10, octubre de 1966, pp. 505-512.
35 "Ibídem".
34 Giorgio Amendola, "Rinascita", 28 de noviembre de 1964.
37 Cfr. entrevista de Pietro Ingrao a "Rinascita", 26 de septiembre de 1964.
38 Resolución política de la dirección del Pr, ciclostilado en fecha del 22 de septiembre de 1965.
39 Declaración a la "Agencia de Montecitorio" de M.Pannella, 25 de septiembre de 1965.
40 fr. Memorándum para Wri, "El Partido Radical", cit.
41 "Ibídem".
42 "Ibídem".
43 Carta ciclostilada firmada por "el tesorero del Pr", Andrea Torelli en fecha del 27-12-1965.
44 Consejo nacional del Pr, reunido en fecha del 3 de julio de 1966 nombró una comisión para la preparación del II congreso nacional formada por Nina Fiore, Angiolo Bandinelli, Luigi Del Gatto, Roberto Pieraccini, Carlo Oliva, Piero Pozzoli, Claudio Lelli, Andrea Torelli, Gianfranco Spadaccia y presidida por Sergio Stanzani.
45 "Hacia el III Congreso", en "Información para el 3er Congreso", suplemento de "Ar", ciclostilado, nº 1,22 de septiembre de 1966.
46 "Ibídem".
47 "Ibídem.
48 "A los lectores", "Il Mondo", año XVIII, nº 10, 8 de marzo de 1966.
49 "Perspectivas de trabajo del centro de iniciativa sobre la sociedad laica y las relaciones internacionales", responsable Carlo Oliva, en "Informaciones para el 3er Congreso del Pr", elaborado por la Comisión para la preparación del 3er congreso. Véase asimismo "Ar", nº 130, 6 de abril de 1967.
50 Impreso, 3er Congreso del Pr. Véase igualmente "Ar", nº 130, 6 de abril de 1967.
N.d.T:
(1bis) ENI: sigla del Ente nacional de hidrocarburos, holding creado en 1953 para coordinar la política energética italiana.
(2bis) SIFAR: Servicio de información de las Fuerzas Armadas. Servicio de seguridad instituido en 1949 que depende del jefe de Estado mayor de la defensa. En 1966 se disolvió y fue sustituido por el SID (Servicio Información defensa), disuelto, a su vez, en 1977 y sustituido por el SISMI (Servicio para la información y la Seguridad del Estado).
(3bis) CONFINDUSTRIA: Confederación general de la Industria italiana, organización sindical de los empresarios italianos.
(4bis) INPS: sigla del instituto nacional de previsión social. Ente público fundado en 1933.
(5bis) INGRAO Pietro: (Lenola 1915), diputado comunista, Presidente de la Cámara de los diputados italiana (1976-79).
(6bis) GOBETTIANA: De Piero Gobetti (Turín), antifascista, murió a los 26 años en París víctima de las persecuciones por parte de las bandas fascistas. Autor del libro: "Revolución liberal".
(7bis) QUALUNQUISMO: movimiento político surgió en torno a la revista "L'Uomo qualunque", fundada por G.Giannini (1944). Sigue siendo término del lenguaje corriente para indicar posturas de desconfianza con respecto a la política.