de Massimo Teodori, Piero Ignazi y Angelo PanebiancoSUMARIO: La interpretación histórica del Partido Radical basada en la reconstrucción de las distintas fases de la cuestión radical desde 1955 hasta 1977.
INDICE GENERAL
"Introducción de los autores"
Primera parte
HISTORIA DEL PARTIDO RADICAL
I De los viejos a los nuevos radicales
1. El primer Partido radical (1955-1962)
2. El centro izquierda y el optimismo tecnocrático del bienestar
3. Las nuevas oposiciones en Europa
4. La herencia del movimiento goliardo
5. La izquierda radical
"Notas"
II La soledad de una minoría
1. La fatigosa reanudación del nuevo grupo
2. La "Agenzia Radicale" y sus batallas: Eni, asistencia socio-sanitaria y educación.
4. Los radicales ante las propuestas de unificación de la izquierda
5. El aislamiento de una cultura política distinta. Hacia el congreso de refundación (1964-1967)
"Notas"
III La campaña del divorcio
1. El nacimiento y el desarrollo del movimiento divorcista con la Lid
2 El movimiento popular y la acción de presión en el Parlamento
3 Del divorcio al referéndum
4 Los radicales en el movimiento divorcista. Significado político general
"Notas"
IV Un partido en busca de sí mismo. Desde el congreso de refundación (1967) al de reimpulso (1972)
1 A través del sesenta y ocho
2 Las nuevas iniciativas: justicia, sexualidad, Concordato, liberación de la mujer
3 Con antimilitarismo y objeción de conciencia una caracterizada presencia militar
4 Los radicales y el sistema político desde las elecciones del 68 hasta las del 72
5 Las dificultades del partido hacia el Congreso de reimpulso (Turín 1972)
"Notas"
V La oposición al régimen con los derechos civiles
1 Tras el reimpulso se multiplican las iniciativas con un partido bastante frágil
2 Los ocho referéndumes y el referéndum sobre el divorcio
3 El caluroso verano de 1974: la batalla por la información lleva a Pannella a la pequeña pantalla
4 Los radicales ante la "cuestión socialista"
"Notas"
VI En pro de una revolución democrática
1 Acción directa y acción popular para el aborto
2 El partido federal cobra forma a partir de los derechos civiles. La carta de las libertades
3. Los radicales en el Parlamento con las elecciones del 20 de junio de 1976
"Notas"
VII En Italia y en el Parlamento
1 Una minoría en el Parlamento
2 El proyecto referendario como proyecto alternativo
3 El conflicto entre comunistas y radicales
4 Los motivos de veinte años de historia radical
"Notas"
Segunda parte
ELECTORADO, MILITANTES Y MOVIMIENTO: UNA INTERPRETACION SOCIOLOGICA
I Los militantes radicales: composición social y actitudes políticas
1 Introducción
2 La composición social
3 Los radicales y el Partido
4 Actitudes políticas en general
5 El perfil socio-político
6 Conclusiones
"Notas"
II El voto de los radicales en las elecciones del 20 de junio de 1976
1 Las características generales del voto
2 Un consenso electoral urbano
3 Un voto de opinión
4 La mayoría prefiere a Pannella
5 Análisis de un caso: Toscana
6 Consideraciones conclusivas
"Notas"
III De la sociedad corporativa a los movimientos colectivos: naturaleza y papel del Partido Radical
1 Partido político, grupo de presión y movimiento: el carácter atípico del Pr
2 Normas, estructuras y carisma: las contradicciones
3 Agregaciones de los intereses, control social y movimientos espontáneos
4 Sistema político y sociedad corporativa
5 De la contratación al conflicto
"Notas"
APENDICES
I Estatuto del Partido Radical
II Los órganos centrales del Pr
III Cronología de los principales acontecimientos de los movimientos federados y de las ligas
IV Fuentes y orientación bibliográfica
("LOS NUEVOS RADICALES", Historia y sociología de un movimiento político - Massimo Teodori, Piero Ignazi y Angelo Panebianco - Arnoldo Mondadori Editore, octubre de 1977)
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UN PARTIDO EN BUSCA DE SI MISMO. DESDE EL CONGRESO DE REFUNDACION 81967) HASTA EL DE REIMPULSO (1972)
1. "A través del sesenta y ocho"
A lo largo de los cinco años que siguieron al 1967, Italia atravesó dos fases entrecruzadas, fruto del profundo cambio que se produjo en el escenario político y social, y determinadas por la oleada de protesta iniciada precisamente en dicho año. La primera está marcada por la ruptura de la relación - que hasta aquel entonces parecía inmutable - entre los movimientos sociales y el sistema político con la crisis de los partidos de la izquierda y de los sindicatos, los cuales, por primera vez desde la postguerra veían como las nuevas fuerzas que iban surgiendo ponían en duda su representatividad, y asistían al nacimiento de movimientos (extraparlamentarios y en parte extra-institucionales) en la izquierda. La segunda, que empieza aproximadamente con el final de 1969 (Piazza Fontana), se caracteriza por la reacción de las fuerzas moderadas y de la derecha subversiva ante la oleada de movimientos sociales y de nuevos comportamientos colectivos que hubiesen podido generar transformaciones radicales del país, tiend
e a devolver equilibrios políticos al centro y a la derecha. Impulso innovador y reacciones conservadoras se entremezclan configurando de esta manera el fondo y la trama sobre la que se escribe toda la política italiana a lo largo de los primeros años setenta.
Durante este período, los radicales que habían reconstruido formalmente el "nuevo" partido en el congreso de mayo de 1967 con la aprobación de un nuevo estatuto, estuvieron la mayoría de ellos comprometidos con la batalla a favor del divorcio (Véase capítulo III), y se hallaron implicados en los movimientos de por aquel entonces sólo de forma marginal. Por lo que se refiere al Pr, se hallaban, en el 68, ante fenómenos de carácter muy distinto: por una parte, el radical, representado por un pequeño grupo que tenía por objeto hallar soluciones a problemas específicos; por otro, un movimiento o movimientos colectivos espontáneos que en su base de masa en determinados ambientes sociales y objetivos eran más bien un movimiento de protesta general que no de soluciones particulares y concretas.
Ya en los años 66 y 67 el ambiente del Partido radical en Milán y en Roma había entrado en contacto con el primero de los nuevos movimientos, el de protesta cultural de los beats, provos y situacionistas. Y no era casualidad que entre la protesta neo-libertaria y la disensión radical se crease una convergencia práctica puesto que, a mediados de los años 60, los beats melenudos y provocadores significaban entre las nuevas generaciones una señal que se anticipaba a la oleada antiautoritaria que estalló en sus aspectos de masa durante el 68.
En Milán, desde noviembre de 1966, se habían constituido grupos anarquistas-provocadores que daban vida a pequeñas manifestaciones contra la represión y las hojas de ruta que daba la policía a los melenudos, (1) a favor de una revisión de la legislación para menores de edad, y contra el militarismo en general y a favor de la objeción de conciencia en particular. Con métodos nuevos inspirados en la no violencia provocadora, el mensaje ejemplar de tipo situacionista, los grupos que se remitían a "Onda Verde", a "Mondo Beat", y a Grupo "Provos-Milano 1", cuyos animadores eran Marco Maria Sigiani, Gianfranco Sanguinetti, Andrea Valcarenghi, Felice Accame y Aligi Taschera, se hallaban naturalmente junto a los radicales portavoces del antimilitarismo y más en general de la temática libertaria y de liberación sexual.
En Roma, sucedía tres cuartos de lo mismo y no pocas manifestaciones radicales se prepararon en común con grupos e individuos pertenecientes al mismo ambiente: así fue como la de mayo de 1967 ante la embajada de España con el anarquista Ponki y el radical-provo Luca Bracci inundados con las mangueras de la policía, y la de Plaza de San Pedro en Semana Santa de 1967 cuando se abrió la pancarta, ante el Papa mientras daba la bendición, en la que se leía: "Un millón de abortos al año... treinta mil mujeres mueren de aborto clandestino, quieren la píldora... sí al control de natalidad", y en el Altar de la Patria (Plaza Venecia) con motivo de un "teach-in" antimilitarista. Carlo Silvestro - que fue uno de los protagonistas de dicha época - recuerda: "Decidimos apoyarnos (nosotros los provos y los beats) en todos aquellos que, aunque solo fuese en una ocasión, pudiesen estar de acuerdo con nuestro tipo de provocaciones. Naturalmente, topábamos con los radicales o tal vez sería más correcto decir los pannelistas,
los hijos de este viejo goliardo con asignaturas pendientes en la universidad que ha sido siempre el único hombre político en Italia que ha comprendido qué es lo que quiere decir la expresión 'la imaginación al poder'". (3)
Pero la beatnik y la provo era en Italia una pequeña vanguardia anticipadora de un estado de ánimo colectivo, de la misma manera que lo habían sido los situacionistas y enfadados de Nanterre en Francia, los "hippies" en Estados Unidos, y la generación en torno a la música de los "Beatles" y al mundo psicodélico en Inglaterra. El movimiento estudiantil estalló en Italia - imprevisible y no previsto por nadie - a lo largo de 1967 planteándose no ya como hecho social de masa. Datos generacionales, contradicción universitaria específica y situación política general (4) contribuían de la misma manera a determinar lo que asumió las características de un movimiento de masa.
Los radicales - al igual que las demás fuerzas políticas, por pequeñas o grandes que fuesen - se hallaron en posición externa al movimiento, a pesar de que la existencia misma del grupo radical tenía su razón de ser precisamente en los dos nudos que se hallaban en la base del mismo movimiento: la necesidad de resquebrajar el anquilosado equilibrio político impulsando de nuevo una iniciativa subjetiva de la izquierda, y el rechazo de la forma burocrática de ocuparse de política recurriendo a la acción directa. Pero lo que los radicales anticipaban o deseaban con la intuición política de un grupo bastante restringido, lo consolidó el movimiento con la acción de masa, al margen del terreno específico universitario insurgente, protestas y movimientos que revelaban un nuevo aspecto del país.
No se puede hablar, así pues, ni de presencia radical en el movimiento del 68 ni de participación concreta. Interesa más bien referir cómo el grupo radical percibió subjetivamente el movimiento y la postura que adoptó, al tratarse - cabe aclararlo - de una relación de evaluación y no de un encuentro en la acción. De hecho aquella actitud política adoptada por aquel entonces es significativa por la relación posterior entre radicales y nueva izquierda marxista y extraparlamentarios de origen sesentayochesco.
Una primera evaluación concierne la ruptura de los equilibrios políticos; en una nota aparecida en "Noticias Radicales" de junio del 68 se leía: "Lo curioso desde un punto de vista político es que el movimiento se haya constituido reanudando, en Italia, en pocas semanas años de inercia burocrática de las organizaciones juveniles". (5) El nacimiento del movimiento estudiantil, y posteriormente el disentimiento católico y las nuevas manifestaciones de lucha del movimiento obrero parecían confirmar los análisis y las previsiones radicales, así como los métodos de "autogestión de las luchas en la universidad, la organización libertaria de los grupos espontáneos, y la mayor participación de la clase obrera... son el terreno positivo que impide la cristalización de pequeños grupos ideológicos o la consolidación de los mismos así como crear una dirección política unívoca". (6) Un documento del secretario nacional del Pr, Gianfranco Spadaccia, no ignoraba que los radicales habían permanecido ajenos al movimientos y
no se escondía el hecho de que "el partido ha acabado por asumir una actitud parecida a la de otros partidos de la izquierda, es decir la actitud de quien se siente sorprendido y agobiado por los acontecimientos, mucho más grave en una fuerza de minoría que no puede y no quiere contar con las resistencias de autoconservación propias de otras organizaciones". (7) Posteriormente, se analizaban los contenidos y los métodos del movimiento para evidenciar afinidades y contrastes: común a la acción radical y a la del movimiento de protesta se evaluaba el descubrimiento "del elemento subjetivo y de carácter voluntario en una acción que desee ser realmente revolucionaria", (8) y positivo el rechazo del economicismo y el carácter internacionalista. Al contrario, se advertía contra el peligro de recaer en los riesgos tradicionales de la izquierda italiana, es decir "la abstracción, el maximalismo, el revolucionismo verbal, el sectarismo y el dogmatismo"; (9) y, al mismo tiempo, se remitía a la diferencia entre la "luc
ha contra el régimen" (abrazando la consigna que había sido lanzada en el congreso de noviembre de 1967) y la lucha "contra el sistema" o "protesta global" que constituía la línea directiva de la protesta estudiantil: "nosotros debemos superar esta situación" concluía el documento "por lo que la izquierda, en sus elementos parlamentarios oficiales, no parece hallar otro objetivo que el de la lucha a una fórmula y a una programa de gobierno, y que en sus elementos nuevos y extraparlamentarios se halla el objetivo sugestivo pero abstracto de la lucha contra el sistema ... de esta manera debemos demoler la pretensión y la falsa alternativa entre la vía pacífica y la vía insurreccional a la revolución". (10
Próximos al movimiento del 68 pero imposibilitados para sumergirse por la dificultad de superar el salto entre grupo de minoría y movimiento de masa, los radicales comprendieron, sin embargo, el significado profundo de ese llamamiento. Y no es casualidad que fuesen dos radicales, Carlo Oliva y Aloisio Rendi, los que escribiesen un primer estudio, lúcido y documentado, sobre "el movimiento estudiantil y sus luchas" en el que podían, tal vez precisamente debido a sus experiencias políticas, plasmar el rasgo principal del movimiento: "el doble elemento de una conciencia contestataria antiautoritaria y de una acción directa con la que concretar la protesta misma, es el fundamento.... de una revolución del individuo, de su libertad y dignidad... en la reconquistada voz del individuo y del pequeño grupo, ante la opresión, aparentemente irreversible, de toda expresión discerniente en el conformismo de una sociedad autoritaria y de consumo". (11) Pero precisamente el año crucial en el que se confirmaba la sensibilid
ad política de los radicales, se cerraba para ellos con un congreso celebrado en Ravenna con la participación sólo de algunas decenas de militantes, confirmando lo limitadas que eran las energías con las que se podía contar para poder caminar las lúcidas interpretaciones del significado de aquella época.
El 68 en el momento en el que entraba en crisis el sistema político, se asomaba la hipótesis de recomponer las fuerzas como datos de movimiento no sólo en la realidad social sino en las salidas políticas. Nacía entonces la esperanza de una "nueva izquierda" a través de múltiples proyectos y a partir de distintas experiencias: el movimiento de los estudiantes; la disensión en los partidos tradicionales de las izquierdas; y la disensión política y la de los llamados "grupos espontáneos". Estos últimos, de origen sobre todo - aunque no solo - católico, intentaron desarrollarse en una organización flexible, asociativa, en torno a la perspectiva de una fuerza de nueva izquierda que renovase en los contenidos y en las formas de organización política el panorama de la izquierda italiana.
Un centenar de grupos se asociaron desde noviembre de 1967 reuniéndose en Rímini, 812) posteriormente en Bolonia, en febrero de 1968 en un convenio introducido por un informe de Wladimiro Dorigo sobre el tema "Creyentes y no creyentes para una nueva izquierda"; y por último en la "Asamblea de los grupos espontáneos de compromiso político cultural y por una nueva izquierda", que se celebró en Rímini del 1 al 4 de noviembre de 1968.
Los radicales observaron con gran interés el desarrollo de dicha agregación tanto por el proceso de laicización que nacía del disentimiento en el seno del mundo católico como por la forma de organización nueva hipotizada, que tendía a preservar las características de cada grupo de base conectado a través de vínculos federativos: ambos elementos presentaban afinidades y homología con lo que el Pr había representado en el mundo laico. De esta manera se asociaron a la Asamblea de los grupos espontáneos, (13) participaron localmente en iniciativas comunes y en la misma asamblea de Rímini de noviembre de 1968 en donde Massimo Teodori presentó una ponencia titulada "luchas contra el autoritarismo del aparato estatal" (14)
Pero esa generosa perspectiva que se remitía a un riguroso intelectual como Dorigo y al grupo "Questitalia" en torno a él, no consiguió cobrar forma, dejando el campo, sobre las cenizas del 68, a la definición de grupos de vanguardia y de estricto cumplimiento ideológico marxista o marxista-leninista.
Los radicales, que declaraban estar dispuestos a disolverse en un más amplio movimiento nuevo, en la forma de ocuparse de política así como en sus contenidos, como el que se había logrado entrever con los grupos espontáneos, persiguieron su solitario camino anclados en las luchas específicas que nunca se habían hartado de proponer una y otra vez incluso en los momentos en los que parecía no estar lejos un llamamiento procedente de los movimientos del 68.
2. "Las nuevas iniciativas: justicia, sexualidad, Concordato y liberación de la mujer"
El congreso de refundación de Bolonia de mayo de 1967 estuvo esencialmente dedicado a aprobar una nueva constitución formal - el estatuto del nuevo partido - que sin embargo durante muchos años sería más un manifiesto de orientación programática que una carta político-organizativa materialmente realizada.
El estatuto de 1967 configuraba una organización abierta del partido, de carácter federativo y libertario basado en entidades autónomas competentes como organizaciones regionales con normas y características de partido, formas asociativas libres, adhesiones individuales y colectivas incluso limitadas en el tiempo y con objetivos concretos; los congresos nacionales federativos deliberantes en pocos puntos considerados vinculantes para todos los inscritos si se votaban con mayoría cualificada de los tres cuartos de los presentes; ausencia de vínculo de los electos en asambleas legislativas y administrativas; elección directa de un responsable de la política financiera, el tesorero y los balances rigurosamente públicos.
El concepto en el que se basaba dicho estatuto era la presencia paralela, institucionalizada, de datos autónomos asociativos de base y el compromiso común unitario en pocas batallas, de manera que se eliminase todo motivo ideológico, sistemático y permanente de adhesión a la organización política. La autofinanciación significaba el rechazo del partido de los profesionales de la política y la relación entre batallas por llevar a cabo y el consentimiento materialmente expresado por parte de los ciudadanos implicados con la anticipación de la sucesiva postura contra la financiación pública bajo forma de dinero; la autonomía y la potenciación de la figura del tesorero con respecto a la de los partidos tradicionales subrayaba el valor de la política financiera estrechamente vinculada a las decisiones políticas y como presupuesto de las mismas; la autonomía de las asociaciones (y de las formas asociativas) recogidas en partidos regionales que a su vez se confederaban en un partido nacional (y no un partido naciona
l con organizaciones regionales) se contraponía a la estructura por provincias y piramidal sobre la que el resto de los partidos se moldeaban, y anticipaba la ordenación regional aun por aplicar.
El mecanismo institucional del partido, a través su forma estatutaria, pretendía de esta manera cobrar el valor de propuesta política en toda la izquierda, precisamente en un momento en el que las formas de organización tradicionales entraban en crisis por la pujanza de los nuevos movimientos sociales. "Ello es así porque" - tal y como se leía en una entrevista publicada en "L'Astrolabio" al día siguiente del congreso "un partido que sea en primer lugar laico no debe pretender dar una respuesta, común y obligatoria con respecto a todos los aspectos de la lucha política, sino sólo sobre aquellos que parezcan maduros y resueltos en la conciencia general de los militantes". (15)
Pero, para pasar de la constitución formal a la material se necesitaron muchos años y sólo mientras una serie de iniciativas fueron de importancia general y nacional (tras el 1974), y el partido iba pasando del grupo pequeño y compacto a la constelación de algunos miles de militantes, solo entonces la configuración libertaria empezó a hallar una aplicación concreta, no sin encontrar dificultades y contradicciones.
Sin embargo, a partir de ese momento, se desarrollaron intervenciones o iniciativas radicales sembrando una red temática de proyectos de derechos civiles y de luchas y campañas de libertad que iban a ser del dominio público. En abril de 1967, la sección romana del Pr organizaba junto con el Aied un debate sobre "Sexofobia y clericalismo", ponentes Luigi De Marchi y Fausto Antonini; (16) algunos meses más tarde, en enero de 1968, un convenio sobre "Represión sexual y opresión social" (17) desarrollaba más profundamente el argumento tratando temas aparentemente no políticos en el patrimonio de un grupo político. En el congreso de noviembre de 1967, un informe sobre los derechos civiles (18) englobaba bajo este título numerosos aspectos de la vida privada, de manera que en una moción final de dicho congreso, recogiendo las sugerencias, rezaba: "En Italia, la legislación basada en conceptos de honor y de familia es indisoluble, la ausencia de una política demográfica, la falta de una educación sexual, el envenen
amiento activo y diario del desarrollo natural de los niños, la persecución de una autoridad, son todos ellos fenómenos que revelan el carácter no sólo individual sino social del problema sexual". (19) De esta manera se anticipaba la noción de "lo privado es político", que caracterizó sucesivamente el movimiento feminista y a otros grupos de liberación existencial.
A principios de 1969, con motivo de la inauguración del año judicial, los radicales romanos organizaron en plaza Cavour ante el "Palacio de justicia" una contra-inauguración pública abierta no sólo a magistrados, abogados y cualquiera que trabajase en el campo de la justicia sino a todos aquellos ciudadanos dañados por el mal funcionamiento del aparato judicial: "El problema de la justicia en Italia" se leía en la invitación de la manifestación "no es un problema técnico, es el problema de los derechos civiles de los ciudadanos de segunda clase, un problema de estructuras del régimen que, en estos aparentes residuos de un antiguo retraso, tiene por objeto edificar los pilares de una sociedad paternalista particular, autoritaria, de consumo y clerical". (20) Poco después se constituía en el partido un grupo que se remitía a los abogados Giuseppe Ramadori y Mauro Mellini para la iniciativa de "Revuelta judicial" para unir a los interesados en "la lucha por el derecho civil a la justicia y por una relación dist
inta entre los ciudadanos y el Estado" (21).
La iniciativa de acción judicial combinada con una dimensión política y con una campaña periodística se concretó con la actitud de los radicales en el "caso Braibanti", un intelectual esquivo y marginado, procesado en 1968 y posteriormente condenado en enero de 1969 a nueve años por "capción" (lavado de cerebro), un delito hasta ese momento casi desconocido para la jurisdicción italiana. Era evidente el montaje forzado judicial para cargarse a un hombre que profesaba ideas anarquistas, la diversidad de costumbres en la vida privada y para criminalizar la singularidad de ideas civiles y políticas, casi como para dar ejemplo en un momento de creciente protesta. En un primer momento, Braibanti obtuvo la solidaridad y la atención de una parte de los ambientes culturales y posteriormente fue abandonado a su suerte: entonces los radicales empezaron una campaña pública con llamamientos, escritos y manifestaciones para decir la verdad sobre dicho "caso". Protestando por la decisión del juez por haber dictado sentenc
ia basándose en cuestiones jurídicas y científicas y acabando a su vez condenados en el tribunal por difamación como autores de artículos en "L'Astrolabio" y "Noticias Radicales," Pannella y otros radicales (22) llevaron a cabo durante tres años una labor de contrainformación transformando lo que podía parecer un caso privado en episodio públicamente sabido del "comportamiento violento" de la justicia.
Mientras se hallaba en curso la larga cuestión del divorcio, con el íter parlamentario interrumpido por las elecciones de mayo de 1968 y posteriormente reanudado con la nueva legislatura, los radicales intentaron sacar a relucir de nuevo en el escenario político la añeja cuestión del Concordato entre el Estado italiano y la Santa Sede y su abolición, sacando el argumento del campo meramente teórico. Ya en la moción del congreso de noviembre de 1968 había aparecido por vez primera la orientación de un referéndum abolitivo del Concordato "por iniciar inmediatamente después de la entrada en vigor de la ley que instituye el referéndum", (24) un compromiso adoptado por el congreso del año siguiente en el primer punto de la resolución operativa, (25) y subrayado posteriormente en noviembre de 1970, un mes antes de la definitiva aprobación de la ley Fortuna. (26)
Pasado el divorcio, los radicales consideraron que había llegado el momento a partir de ese éxito para llevar a cabo la campaña anticoncordataria como un consecuencia de la primera conquista laica. Dos nuevos elementos podían favorecer el despegue de la iniciativa radical: la aprobación de la ley institutiva del referéndum abolitivo, inmediatamente usado por las fuerzas clericales en la primavera de 1971 contra el divorcio, y la introducción en el orden del día de los trabajos parlamentarios de la cuestión del Concordato con propuestas revisionistas sostenidas tanto por el mundo católico como por las fuerzas laicas oficiales.
El 11 de febrero de 1971, se celebraron en Milán una serie de conferencias nacionales de minorías republicanas y liberales, de divorcistas y de creyentes, las cuales dieron vida a una única asamblea nacional común que deliberó la constitución de un organismo autónomo como la "Liga Italiana para la abolición del Concordato" (Liac).
En el parlamento, diputados y senadores de la Liac, o cercanos a ella, bajo el impulso radical, presentaron entre marzo y abril mociones y propuestas de leyes anticoncordatarias: en el Senado fue activo el independiente de izquierda de extracción católica Giammario Albani junto con Parri, Sinome Gatto y los socialistas Jannuzzi y Fenoaltea; en la Cámara firmaron las mociones algunos parlamentarios del Psiup y de "Il Manifiesto", los socialistas Scalfari, Fortuna, Missa-Ivaldi, el independiente de izquierda Basso y el Liberal Bonea. (27) Al mismo tiempo, la secretaría del Pr enviaba a todos los parlamentarios laicos un documento en el que se argumentaban las tesis abolicionistas en los contenidos y como puntos de partida necesarios incluso para los revisionistas: "Por otra parte, indicaba el documento "la revisión por la revisión y la preocupación de liquidar el movimiento anticoncordatario, debilitan a las fuerzas políticas en cualquier negociación privándoles de la única carta que podrían jugar válidamente
con respecto al Vaticano, la de un movimiento apremiante que se ciña a trastornar esas normas que la Santa Sede se obstina desde hace demasiado tiempo en defender y conservar". (28).
Ante la acción de presión en las fuerzas políticas que no hallaron en el parlamento ni tan siquiera el camino modificador de la revisión surgió una primera campaña de movilización que se articuló en 1971 en la recogida no oficial de algunos cientos de miles de firmas a favor de la abolición: una acto que pretendía representar tanto una primera respuesta al referéndum antidivorcio como una anticipación de la auténtica iniciativa referendaria.
En los años sucesivos, los radicales intentaron dos veces (29) recoger el medio millón de firmas necesario para proponer una solución a la cuestión concordataria que el parlamento no era capaz de dar, sin lograrlo hasta 1977 año en el que se recogieron las firmas necesarias para ese referéndum junto a otros siete.
A finales de 1969, se abrió otro frente radical con la introducción de una temática que en la onda de los movimientos antiautoritarios del 68 había aparecido ya en otros países occidentales, especialmente en Estados Unidos. Precisamente, a partir de la experiencia americana, en 1970 se organizó por iniciativa de un militante y un investigador radical que conocía muy bien el panorama al otro lado del charco, en primer lugar un informe sobre el movimiento de liberación de la mujer en la nueva izquierda americana y posteriormente un seminario de trabajo político. (30)
La iniciativa y los datos informativos propuestos en dichos encuentros caían en un terreno bastante receptivo, tanto en ambiente radical que, más en general, por la nueva sensibilidad que se había desarrollado con las luchas antiautoritarias. De ahí partía un grupo que se había constituido en "movimiento para la Liberación de la Mujer", (31) conectado federativamente al Pr, que proponía con un manifiesto algunos temas de lucha basados en la especificidad de la situación de la mujer en Italia: "la discriminación, la opresión y la explotación de la mujer y sobre la mujer" se declaraba en el manifiesto, "son de carácter específico con respecto a otros tipos de opresión del hombre sobre el hombre y se hallan en distintos momentos: económico, psicológico y sexual". (32) Los objetivos de lucha desde esa declaración inicial de intenciones, se articulaban de la siguiente manera: información sobre los medios anticonceptivos, liberalización y legalización del aborto, acción en la escuela y protesta contra los mitos in
stitucionales, socialización de los servicios y guarderías, protesta contra el derecho de familia, acción contra la relación autoritaria masculina. (33) En febrero de 1971, por iniciativa del Mld, se celebró la primera sesión nacional para la liberación de la mujer, e inmediatamente después, los grupos unidos por una relación federativa iniciaron acciones de ruptura. En mayo, el Mld propuso un proyecto de ley sobre la eliminación del Onmi y por la liberalización del aborto, desde el momento en el que precisamente este tema era elegido por el movimiento "como una batalla para acabar de una vez con la situación de subordinación social de la mujer" (34).
En Italia, se iban creando mientras tanto distintos grupos feministas, unidos por un sentimiento común colectivo de liberación, pero divididos de la relación con las fuerzas políticas por el problema de la participación masculina en las luchas femeninas, y por la necesidad o no de afrontar batallas de transformación institucional de las leyes. El Mld se hallaba, con respecto al aborto, a la cabeza de las iniciativas concretas: empezó en mayo de 1971, una militante, Matilde Maciocia, (35) seguida por una acción colectiva firmada por muchos cientos de mujeres sobre la línea de la desobediencia civil ya efectuada en Francia y en Alemania; (36) y contribuía con la agitación de la opinión pública a provocar iniciativas legislativas adoptadas en junio de 1971 en el Senado y en octubre en la Cámara por los parlamentarios socialistas. (37)
Durante 1972, la liberación femenina, y en particular el aborto, eran temas que ya no pertenecían simplemente a pequeños grupos sino que se convertían en objeto de cada vez más amplio trato incluso en la prensa. Y la acción de las radicales del Mdl que no eran las únicas en el seno de un movimiento que se iba ampliando como movimiento con raíces en la sensibilidad colectiva, representaba sin embargo, el ala concreta de la alineación. Las feministas radicales enviaron veinte mil firmas para el aborto al papa, determinando una reacción del mismísimo pontífice y del mundo católico, (38) y polemizaron con la posición moderada del Pci que frenaba la participación de la Udi en el frente feminista para el aborto. (39) A principios del 73, mientras la conferencia Episcopal Italiana se ocupaba de la cuestión subrayando la firme oposición a la legalización del aborto, Loris Fortuna, tal y como había hecho con el divorcio, presentó el 11 de febrero de 1973 un proyecto de ley de despenalización parcial del aborto, sobre
el que el Mdl se pronunciaba favorablemente declarándolo "un punto de partida útil para la batalla de liberalización". (40) La cuestión, una vez más por impulso sobre todo radical, se había convertido en una cuestión de interés nacional.
3. "Con antimilitarismo y objeción de conciencia una caracterizada presencia militante"
Ya desde su primera formación en calidad de postura política autónoma, la izquierda radical a principios de la década había planteado la hipótesis de analizar las sociedades industriales avanzadas europeas en las que junto con las del tercer mundo y de los países llamados socialistas, las estructuras militares se delineaban como vehículo de gobiernos autoritarios. También en ello se ponía de manifiesto la distancia del europeísmo y del occidentalismo del mundo laico por parte de los nuevos radicales que sin embargo tampoco se sumaban a las posturas neutrales de carácter y tradición socialistas planteadas desde un punto de vista nacional o nacionalista. El acento sobre el pacifismo activo como política, unía a los radicales - tal y como se había producido con la adhesión a la Confederación Internacional para la Paz y el desarme a principios e los años sesenta - con las minorías occidentales que se habían alineado contra el armamento nuclear y posteriormente a favor de una política de desarme unilateral (de ca
da uno de los países) y de la resistencia a las estructuras militares. En las mociones congresales desde la refundación en adelante se reanudaba constantemente el tema antimilitarista indicando cada vez de forma específica los objetivos de lucha: en 1967, la conversión de las estructuras militares en estructuras civiles y la salida de la OTAN; en 1961, el Pr se comprometía en promover un movimiento antimilitarista "capaz de determinar el desapego de las masas de las instituciones militares y de los mitos nacionales y nacionalistas a través de la lucha contra los organismos militares, sus conexiones internacionales, su lógica de expansión y de predominio con respecto a instituciones y exigencias civiles..."; (41) en 1969 así como para la marcha antimilitarista los radicales se comprometían a publicar un libro blanco sobre la militarización de Cerdeña; en 1970, se indicaba una conexión de la acción antimilitarista del Pr con las organizaciones internacionales y una aprobación inmediata de la ley sobre la objec
ión de conciencia, caracterizada por la detracción de los gastos para el servicio civil del balance del ministerio de defensa; en 1971, se afirmaba de nuevo la fecha del congreso antimilitarista; y en 1972 se establecía la transformación de la ley para la objeción de conciencia así como la promoción del referéndum abolitivo de los códigos militares y de las leyes institutivas de los tribunales y las cárceles militares como objetivos primordiales. (42) A la aplicación de esta temática en la que se insistía constantemente, correspondía tanto la acción directa con modalidades análogas como las usadas para otros temas, como la iniciativa para poner en práctica transformaciones legislativas. Ya hemos recordado como en Milán en 1966-67 el pequeño grupo radical halló conexión y consonancia con ambientes neo-anarquistas, beatnik y situacionistas en manifestaciones comunes de tipo antimilitarista. Giorgio Cavalli, Aligi Taschera y Andrea Valcarenghi fueron arrestados con motivo del desfile militar del 2 de junio de 1
967 por haber difundido octavillas iconoclastas sobre el ejército; y, algunos meses después, la objeción de conciencia política fue organizada en la sede radical de Roma.
Con el verano de 1967, empezó a desarrollarse la "Marcha antimilitarista" en el recorrido Milán-Vicenza, que fue posteriormente repetido siguiendo el mismo itinerario hasta el año 1972. La marcha ofrecía por primera vez en Italia un lugar y un espacio concretos de encuentro para militantes animados por sentimientos antimilitaristas procedentes de distintas experiencias y pertenecientes a distintas ideologías. La iniciativa itinerante reunía durante unos diez días a algunos miles de militantes en torno a debates, intercambio de experiencias, discusiones internas y labor de propaganda en las ciudades y los campos por los que iba pasando la variopinta manifestación.
Con las marchas, el pacifismo italiano, que contaba con una pequeña tradición tanto del tipo cristiano-evangélico como de tipo laico-gandhiano que se remitía a Aldo Capitini, (43) salía de la dimensión de pequeño grupo para proponerse como elemento político aglomerador. Las marchas, organizadas por los radicales con la participación de los anarquistas, pacifistas de distinta orientación, extraparlamentarios incluso de fe marxista o marxista-leninista, militantes de la izquierda en general, representaba un momento de acción y de reflexión colectiva al mismo tiempo.
Cuando en 1972, la marcha anual cambió de recorrido para celebrarse entre Trieste y Aviano en el Friuli para tocar puntos considerados sagrados por la retórica nacionalista y por los mitos insurreccionistas, la derecha con los diputados del Msi ex-militares, Birindelli y De Lorenzo, intentó sin éxito prohibir la manifestación. La elección de dicho lugar para la iniciativa, como algunos años antes lo fuere el Altar de la Patria en Roma, y los actos demostrativos constantemente efectuados cada año con motivo del 2 de junio y del 4 de noviembre, tendía a conseguir que la izquierda democrática y pacifista tuviese derecho a rendir homenaje a las víctimas de la guerra, y no dejar a las fuerzas herederas de responsabilidades pasadas el monopolio de dichas celebraciones.
A la postura antimilitarista radical contribuían elementos distintos: la aversión hacia los valores militares, soldadescos, y hacia el militarismo autoritario en contraposición con los de la no-violencia y el libertarismo; el análisis del peso de los grupos que se remitían al ejército y a los servicios secretos (como en la década 1964-1974), incluso en un país como Italia con escasa tradición y poco peso de las estructuras militares; la lucha contra la dimensión estructural de los armamentos de los países industriales, la adversión hacia el jacobinismo presente incluso en la izquierda con la fe en los mitos de la fuerza y del "pueblo en armas" como presunto hecho democrático; por último, la valoración del "nuevo pensamiento militar" como una de las importantes corrientes en expansión en la sociedad contemporánea. Este planteamiento fue bastante polémico no sólo con respecto a las fuerzas moderadas sino también con respecto al grupo existente. Y ello estuvo la mar de claro cuando, en septiembre de 1968, cuatr
o radicales en Europa del Este, Marco Pannella, Marcello Baraghini, Antonio Azzolini y Silvana Leonardi efectuaron la acción internacional protestando contra la invasión soviética de Praga de agosto. Dichos radicales se llegaron hasta la capital de Bulgaria, Sofía, y se pusieron pacíficamente a repartir octavillas en las que se condenaba la ocupación de Checoslovaquia por parte de las tropas del Pacto de Varsovia, una ocupación que reforzaba a la OTAN y reducía las posibilidades de poner punto final a la guerra de Vietnam. El eslógan "Basta con al guerra del Vietnam, basta con la OTAN, basta con la ocupación de Checoslovaquia" sintetizaba perfectamente la postura del pacifismo del disentimiento occidental que había promovido las manifestaciones en la Europa del Este a través de la organización internacional de los objetores, "War Resisters Internaional" (Wri), con sede en Londres.
El significado de las nuevas ideologías militares corrientes en Occidente se puntualizaba en el 1er congreso antimilitarista organizado en Milán en noviembre de 1969: "El nuevo pensamiento militar" rezaba en el informe de apertura "es el que teoriza la disolución del ejército y la militarización de la sociedad civil ... Puesto que la única hipótesis de guerra actualmente posible es la de una guerra que echa por los suelos el dato ficticio del estado nacional como dato predominante con respecto a cualquier otro interés o sentimiento comunitario, se organiza al ciudadano no en cuanto italiano o francés sino como productor y hombre de orden. No se pondrá en huelga porque debe defender el orden, porque existe el estado de guerra o de emergencia... En un momento de crisis, el nuevo pensamiento militar está preparándose para proporcionar instrumentos ideológicos y soluciones políticas e institucionales a las contradicciones de un capitalismo que asiste al menguarse de la dimensión imperialista tradicional, en la q
ue se basaba gran parte de su capacidad histórica de ser clase dominante. Las técnicas de explotación deben modernizarse para que siga existiendo y desarrollándose. Las contradicciones más graves deben resolverse e imponen a veces el ejercicio de la violencia en el seno de la alineación clasista". (44)
Si el antimilitarismo activo con el intento de esbozar análisis específicos de la influencia de las estructuras y de las ideologías militares ha nutrido en general a los radicales a lo largo de una década, la objeción de conciencia no sólo como actitud moral, ha supuesto la reforma específica que el Pr ha planteado como objetivo de acción delimitada, concreta y posible.
Hasta 1968, los objetores en Italia eran pocos, (45) la mayoría de ellos eran Testigos de Jehová y sólo había alguna que otra excepción por lo general de origen cristiano. Gracias a la acción radical y al clima general del país, con el 68 aumentaban las objeciones motivadas por razones políticas (46) de manera que la acción para que fuese reconocida fue uno de las batallas de los radicales.
A la promoción de la "Liga para el reconocimiento de la objeción de conciencia" durante el 1969 en Roma, (47) los radicales participaron junto a otros elementos; y en el momento de la asamblea constituyente, el 1 de febrero de 1970, hicieron que se incluyese, no sin gran resistencia por parte de la mayoría, el principio que la liga iba a defender que "se otorgase al servicio civil las sumas que el Estado atribuye al Ministerio de Defensa puesto que dicho Ministerio no tiene que afrontar dichos gastos mientras que el servicio civil debe suplir determinadas necesidades institucionales y funcionales". (48)
Al mantener esta postura, que consideraba la objeción de conciencia como un hecho político y no sólo como un hecho privado, mientras que paralelamente dilataba el significado al protestar por las estructuras militares, los radicales se hallaron en conflicto con respecto a otras dos posturas antimilitaristas. Por una parte, se hallaban los pacifistas moderados y legalistas y por otra la actitud de los extraparlamentarios, en particular de "Lucha Continua" que desde su constitución den 1969 dedicó especial atención a la cuestión militar con la formación del grupo "Proletarios de uniforme". Estos, aun no rechazando a priori la objeción en sí como instrumento de lucha, consideraban que la lucha para ser reconocida era insuficiente, en primer lugar "por ser subjetiva y porque objetivamente se limita a actuar fuera de los cuarteles", así como no deja de ser "un hecho ejemplar-demostrativo más que un hecho político". (49)
Mientras se iban multiplicando, organizadas, las objeciones de grupo con motivos políticos, se presentaron en 1970 algunas propuestas de ley (50) que sin embargo no fueron ni discutidos ni aprobados. Por ello la acción radical se concentró primordialmente, durante dos años, en acelerar los tiempos de la reforma e impedir que fuese aprobada una mala ley. La iniciativa utilizaba distintos instrumentos: la agitación de la opinión pública (ayunos de protesta, llamamientos); la presión en el parlamento (miles de postales enviadas a la comisión de defensa de la Cámara); la acción directa y la insistente presión por parte de los objetores y sus casos y procesos (manifestación con motivo del proceso a los objetores Mario Pizzola y Mateo Soccio en el tribunal militar de Turín en septiembre de 1971. (51) En marzo de 1972, Roberto Cicciomessere, ex secretario del Pr, continuaba la actividad antimilitarista que lo había caracterizado, entregándose a las autoridades militares junto a otros diez objetores, y continuando s
u lucha desde la cárcel de Peschiera con la denuncia pública de los tratos y de las condiciones que sufrían los objetores según las normas de los tribunales y de las cárceles militares. (52)
El 20 de septiembre se celebraba en Roma una manifestación pública en Piazza Navona en la que participaron junto a los radicales los socialistas Riccardo Lombardi y Loris Fortuna, el comunista Umberto Terracini, de "Lucha continua" y de "Il Manifesto", con el objetivo conjunto - dado el momento político - de sacar de la cárcel a "los prisioneros políticos" del momento (es decir Valpreda y los demás anarquistas acusados del siniestro de Piazza Fontana). El 1 de octubre inició una huelga de hambre colectiva de radicales, continuada posteriormente, tras el 18 de octubre, a ultranza por Pannella y por el radical-creyente Alberto Gardin, hasta que el presidente de la Cámara, Sandro Pertini, se interesó personalmente, el 4 de noviembre, para incluir en el orden del día de la Cámara la votación de la ley para los objetores que fue aprobada, bajo estas presiones, el 15 de diciembre. En enero de 1973, obtenida la reforma con el principio de la objeción, entró a formar parte de la ordenación jurídica, se constituyó la
"liga de los objetores de conciencia" (Loc) federada al Pr, (53) para afrontar los temas específicos que se derivaban de la nueva ley y para continuar con la agitación antimilitarista dentro y fuera del ejército.
4. "Los radicales y el sistema político desde las elecciones del 68 hasta las del 72".
Tras haber refundado formalmente el partido, los nuevos radicales se movían, tal y como hemos visto, a partir de iniciativas sobre temas diferenciados: divorcio, asistencia pública, sistema jurídico, sexualidad, concordato, antimilitarismo y liberación de la mujer. Cuál es la trama de fondo que mantenía unidas dichas acciones y qué tipo de relación existía con las fuerzas de la izquierda histórica?
En las columnas de "L'Astrolabio" en primavera de 1967, un comentador daba voz a los interrogantes que acompañan a menudo la acción radical: Por qué un partido?. El capital de energías que los jóvenes dirigentes del Pr emplean con generosidad admirable se aprovecha realmente en su totalidad?. Acaso no se utilizaría mejor de otra manera, en otros partidos?". (54)
En realidad, toda la acción del Pr en aquellos años tenía por objeto construir una postura política a partir de batallas específicas y de una relación con la izquierda histórica, exclusivamente a partir de la adhesión a los contenidos de dichas batallas.
La obstinada proposición de una presencia autónoma en la izquierda se explicaba a través de un método que podía ser paradójico en el panorama político italiano y que por ello era extraño a la cultura y a la práctica de las clases dirigentes de la izquierda; mientras tanto se confirmaba la voluntad unitaria hacia la izquierda y se ponían en marcha temas de lucha, propuestos como unitarios por los radicales, considerados excéntricos cuando no polémicos por gran parte de las corrientes mayoritarias del mundo comunista y socialista.
Incluso, desde el punto de vista electoral, se presentó un curso autónomo radical. En 1968, en polémica con el Pci sobre el divorcio y distante de un Psi totalmente gubernamental, la mayoría del partido aconsejaba votar en blanco, alegando que las fuerzas de la nueva izquierda no tenían ninguna posibilidad de estar presentes de forma eficaz en el juego electoral, y por el uso exclusivo por parte de los "partidos tradicionales representados en el parlamento de los instrumentos de formación e información de la opinión pública y en primer lugar de la Rai-Tv", (55) Apareció en esos momentos la polémica sobre la utilización de los medios de comunicación y sobre el papel que desempeñaban en el juego democrático para la creación de una opinión política. En realidad, la línea abstencionista suponía en ese momento reconocer el estado político-organizativo de una fuerza que se ocupaba de política mucho más de lo que sus fuerzas en realidad le permitían. Y el grupo milanés que no estaba de acuerdo con votar en blanco,
se presentó en la circunscripción Milán-Pavía, comprobando los escasos resultados electorales de transmisión del mensaje político radical y la inconsistencia de posturas de pequeños grupos.
A las elecciones regionales de 1970, la línea abstencionista electoral se interrumpió aconsejando que votasen al Psi, negociado un acuerdo político entre ambos partidos a partir de los tres compromisos socialistas con respecto a los radicales: un voto inmediato parlamentario a favor del divorcio, la discusión de un a ley para la objeción de conciencia, y el apoyo a la campaña para la recogida de las firmas necesarias para el referéndum anticoncordatario. (57)
No fue casualidad que la interrupción de la actitud electoral abstencionista anteriormente mencionada se produjese basándose en cuestiones específicas y no en convergencias genéricas; acercó a los radicales a un Psi que, salido de la escisión con los tanasianos, vivía en esa época la contradicción de partido paralelamente vinculado a una fórmula de gobierno y capaz de producir en su seno posturas y acciones dinámicas en conflicto con la alianza de centro-izquierda con la Democracia cristiana. Se leía en el artículo de fondo del periódico dedicado al acuerdo que "la verdad es que el Psi no es - todavía - del gobierno". (58) La esperanza radical en una transformación socialista se basa precisamente en la disponibilidad del Psi, o de parte de él, ante las propuestas radicales: "No se refuerzan ni exaltan objetivos concretos de liberación humana y civil sin llevar a cabo, aquí y ahora, un acuerdo con nosotros los radicales lo cual es realmente índice, más que factor determinante y consistente. Pero sostenemos qu
e este acuerdo... es precioso y unitario... para la lucha democrática en Italia". (59).
Tras la aprobación del divorcio y la constatada dificultad de lograr que proceda rápidamente la acción anticoncordataria, incluso la hipótesis de que pudiese ampliarse progresivamente el área de colaboración con el Psi iba disminuyendo rápidamente. La situación del país entre 1970 y 1971 se agravaba debido a la estrategia de la tensión con el consiguiente viraje hacia la derecha de los equilibrios políticos. Toda la acción por el divorcio cogió por sorpresa a la clase dirigente, inclusive a la de izquierdas, y no era fácil para los radicales repetir con éxito la acción combinada de guerrilla política y de presión sobre las fuerzas políticas institucionales. La estrategia que las luchas concretas sobrentendían empezaba a ser clara en los efectos y por lo tanto a suscitar reacciones. La tesis de fondo radical salía a flote: "Alternativa a la Dc, renovación y unidad de la izquierda, a través de una política radical de desarrollo de los derechos civiles, lucha sin compromisos entre "gran derecha" y "gran izquier
da". Esta es la única vía democrática y parlamentaria correcta y que se puede emprender". (60) Incluso la polémica contra los altos dirigentes laicos y de izquierdas contribuía a aislar a los radicales: Quién puede, actualmente, en pleno 1971, afirmar que estamos aislados y lejos de los sentimientos de las masas en vez de decir que lo estamos de los Berlinguer y de los De Martino, de los Malagodi y de los La Malfa?". (61)
El partido daba por descontado la presunción de querer marcar los temas de lucha en la izquierda incluso siendo representante de una pequeña minoría. Ese "partido laico" que los radicales veían en el país, como una tendencia que pasaba a través de las distintas fuerzas, acababa, en una situación de presión externa, por ser relegado. En el documento conclusivo del congreso anual de noviembre de 1971 se afirmaba: "El Partido Radical - no por que lo haya elegido - es la única hipótesis constitutiva y representativa de ese "partido laico" en el país que, si bien está compuesto por masas de ciudadanos independientes y por minorías consistentes de partidos tradicionales de la izquierda y de movimientos extraparlamentarios, no encuentra otra estructura adecuada" (62).
Cuando en mayo de 1972 se celebraron elecciones generales con la primera disolución anticipada de las Cámaras en la historia republicana, el Pr se hallaba, al igual que el resto de la izquierda tradicional y nueva, bajo el fuego de apremiantes presiones moderadas y reaccionarias. Advirtiendo todo ello, en polémica con las actitudes defensivas de los partidos históricos de la izquierda, los radicales intentaron lanzar para la prueba electoral un puente en dirección hacia aquellas fuerzas que representaban la herencia de los movimientos del 68 y que pretendían darle una salida político-parlamentaria.
Un grupo de exponentes radicales (Mellini, Pannella, Sircana, Spadaccia, Teodori) (63) en nombre del partido propuso a "Il Manifesto", que se estaba preparando electoralmente con la candidatura simbólica de Valpreda, formar listas de concentración de nuevas izquierdas abiertas a cuantos deseasen librar una batalla de oposición al régimen. De esta manera motivaban el significado de dicha propuesta: "En primer lugar, en este periodo se ha creado una situación en la que antes que las diferenciaciones verbales de línea... se impone la que distingue entre los que forman parte del fango político y los que no, entre los que determinan, aceptan, o sufren la porquería que actualmente se halla indisolublemente vinculada a la vida pública y los que mantienen una limpieza de fondo; entre quienes antes y más que el "sistema" forman parte de "régimen" y los que no. En segundo lugar, la conciencia de deber actuar para construir una nueva izquierda, sin perjuicio alguno con respecto a tradiciones distintas, es más la necesi
dad de contraponer a la pureza ideológica y a una aproximación teórica cerrada, ... el intento de plasmar un movimiento de lucha nuevo fecundado por experiencias y experimentos". (64) "Il Manifesto" rechazó tomar en consideración la iniciativa radical alegando la ausencia de una plataforma común anticapitalista y antirreformista como igualmente de posturas y experiencias comunes de base entre ambos grupos. Al faltar esta posibilidad de llevar a cabo una amplia campaña unitaria en las elecciones contra la manera misma en la que éstas habían sido convocadas y se desarrollaban, los radicales aconsejaron no votar, pasando del voto en blanco de 1958 a la abstención activa (quemando en público los certificados electorales en Roma) en señal de rechazo de la manera en la que se celebraban dichas elecciones. El agravarse de la oposición en el momento electoral indicaba una "acto de resistencia contra el régimen, de desobediencia civil a leyes que no responden a la conciencia de los demócratas, de no-cooperación con u
n gobierno que es ilegal". (65) El fracaso de las nuevas listas que habían querido celosamente conservar sus propias purezas - "Il Manifesto" el Mpl junto al del Psiup - dispersando todos juntos aproximadamente un millón de votos, junto con el notable retraso del Psi, contribuyeron a marcar, incluso electoralmente, un viraje hacia la derecha del país, como resultado de la contraofensiva que sucedió a los movimientos del 68 y 69 contra los que la izquierda en su totalidad no había logrado oponerse eficazmente.
5. "Las dificultades del partido hacia el Congreso de reimpulso (Turín 1972)"
No se puede comprender las dificultades del Partido Radical, en el partido y hacia el exterior, las discusiones internas, las opciones y las decisiones políticas y su naturaleza, si no se consideran todas ellas, especialmente en los cinco años que siguieron a la refundación pero también después en el marco de una gran exigüidad del organismo político-organizativo y de la ficción voluntaria de llamar "partido" a un grupo restringido: una ficción que sin embargo, fue capaz casi siempre de anticipar provocando las sucesivas conquistas de mayores capacidades de iniciativa política.
Entre 1967 y el varano de 1972 el Pr contó con un número de socios que osciló entre 150 y 250 (66) regularmente inscritos en todo el país. Aunque esta dimensión no es el único metro de evaluación de las energías globales de los radicales puesto que cabe considerar la zona de los simpatizantes y la de los llamados "simpatizantes no inscritos", es decir aquellos que contribuían financieramente al partido o a actividades concretas. Y sobre todo, hay que tener en cuenta a los ciudadanos y a los militantes que participaron en iniciativas específicas y, en el período en cuestión, dos ambientes específicos, especialmente el divorcista de la Lid y un poco menos el antimilitarista, que aseguraban una consistente presencia masiva. No obstante, el grupo radical poseía todas las características de un grupo restringido, homogéneo por procedencias personales y por historia colectiva. Ese elevado nivel de cohesión interna en parte suplía a la objetiva escasez cuantitativa, sin eliminar por ello la constante desproporción c
on respecto a tareas de fuerza autónoma que el grupo mismo se proponía. Puede ser interesante conocer a título de dimensión cuantitativa de referencia que todo el balance del partido en un año no superaba por aquel entonces los 10 millones de liras.
Bajo este punto de vista, cabe considerar las discrepancias maduradas durante 1968-69 entre el grupo milanés y el romano-nacional. De hecho, el partido en aquel tiempo estaba constituido por un bien avenido grupo romano de unas cien personas y de otro grupo con capacidad política autónoma, el milanés, que se había agregado entre 1969 y 1965 bajo el liderazgo de Lorenzo Strik Lievers y Carlo Oliva, grupo al que se sumó en 1967 Felice Accame y el regreso a la actividad del más veterano radical Luca Boneschi. (67) Los milaneses presentes en las elecciones políticas de 1968 abogaban por un mejor desarrollo de una línea política global que fuese más visible y principalmente orgánica con respecto al peso, dado y teorizado, del valor de las batallas concretas.
Carlo Oliva, líder durante cuatro años del grupo milanés, desentendiéndose de la actividad de partido en febrero de 1969 escribía: "Creo en el hecho de que una "lucha" concreta no puede detectar una estrategia política, sino que cabe buscarla sólo en la relación orgánica... entre distintas luchas y objetivos diferenciados. Por ello, ha llegado el momento de decidir los objetivos y su conexión ... es un momento básico y preliminar del planteamiento de las luchas en sí. No faltan hechos objetivos: ... la capacidad de movilización, la posibilidad de intervención... Pero el momento más importante sigue siendo trazar una estrategia (subjetiva y basada en el voluntariado) lo más global posible ... Creo que se ha decidido ... hacer lo contrario: partir de las luchas objetivamente posibles, constituir grupos al respecto, y en segunda instancia coordinar los resultados". (68) De esta manera, de hecho, en el congreso de Milán de noviembre de 1969, el grupo milanés al completo, excepto Strik Lievers, se desentendió bás
icamente del partido considerándolo inadecuado para afrontar las tareas del momento, tras haber tachado en el debate al Partido radical de pasar de lucha en lucha como una "teoría de la libélula". (69) Los tres animadores milaneses se orientaban hacia otras experiencias extraparlamentarias: Oliva con Lucha Continua, Accame con el Mpl y Boneschi haciendo las veces de asesor legal del movimiento estudiantil de Capanna.
Que las iniciativas concretas pudiesen parecer de por sí insuficientes para configurar una fuerza política, era una creencia difundida más allá del grupo milanés que la ponía de manifiesto. Pero la contradicción de la presencia radical no estribaba tanto en el considerar las batallas concretas como valor absoluto sino en la objetiva imposibilidad de actuar de forma distinta, puesto que era característica aceptada por el grupo al completo una actitud pragmática y no verbal de vincular siempre enunciaciones y posibilidad de acción, es decir medir los objetivos con la capacidad de afrontarlos. Las pocas energías, tal y como se ha dicho, condicionaban, así pues, a la política misma del partido.
No hay que sorprenderse de que el nudo de la insuficiencia subjetiva radical ante las exigencias políticas objetivas surgiese a la luz precisamente la mañana siguiente a la victoria del divorcio. Esta había sido en realidad una excepción en el curso político italiano, y los radicales se daban cuenta perfectamente de que la clase dominante, tras aquel accidente, iba a estar al quite con respecto a la guerrilla política que podía hacer que entrasen en crisis los grandes equilibrios del país. Mientras el grupo radical operaba al margen del escenario político nacional para consolidar una postura testimoniándola, habían logrado eficacia pocas decenas de personas muy concretas, pero en el nuevo contexto del post-divorcio y de la acentuación de una situación de régimen (confirmada electoralmente en 1972), la desproporción entre la voluntad subjetiva de los radicales de actuar en el centro del conflicto político y la posibilidad de lograrlo eficazmente se ampliaba de forma progresiva. La víspera del congreso de 1971
, Pannella, dando voz a esta cuestión, escribía: "Este ejemplo de resistencia y de fuerza que estamos dando o que hemos dado, no puede ser prolongada infinitamente, ni tan siquiera durante años o meses, sin nuevas aportaciones y nuevas adhesiones concretas al partido. De lo contrario, ideal, política, económica y organizativamente no podemos salir adelante". (70),
El congreso de Roma de noviembre de 1971, se inauguraba precisamente a partir del dilema basado en la posibilidad del partido de dar un salto cualitativo de carácter político-organizativo o de lo contrario disolverse. Esta última hipótesis presentada por Pannella, y adoptada por el ex-secretario Cicciomessere, no era compartida por gran parte de los congresistas, y en particular por Mellini, Teodori, Bandinelli a partir de los datos que declaraban las posibilidades objetivas externas del partido y no sólo de sus proyectos subjetivos. (71)
En ese mismo período, procedentes de distintos horizontes e incluso del seno del partido, se multiplicaban señales de ampliación política y una articulación del grupo. En otoño de 1971, se publicaba el primer número de "La Prueba Radical", una revista trimestral dirigida por Massimo Teodori (72) que suponía un primer intento político-electoral orgánico para ofrecer al público un instrumento no sólo de información sino de formación y reflexión que iba más allá de la prensa radical, que hasta ese momento se había ceñido a la necesidad y a la urgencia de la acción día a día. La revista, que se publicó durante tres años, contribuyó de forma determinante, con el tipo de material que publicaba y por los diez mil y pico de lectores que se granjeó, a lograr que el partido superase la crisis y a implantar su nueva dimensión política y organizativa que se fraguó en el congreso de reimpulso de noviembre de 1972.
El nudo de las energías disponibles seguía siendo el punto central del partido radical, de manera que, a lo largo de 1972, se estableció el objetivo de lograr mil inscritos como el umbral mínimo para iniciar una lucha política eficaz en una situación política del país que progresivamente se convertía en régimen. El llamamiento lanzado a los simpatizantes radicales para que entrasen en el organismo político radical y el dirigido a los militantes laicos de la izquierda que compartían las batallas concretas a sacarse "el carnet doble", sin tener en cuenta a qué grupo se pertenecía, fue recogido con gran dramatismo, considerándolo un símbolo del necesario salto de cantidad y por lo tanto de calidad.
El Congreso de Turín de noviembre de 1972 se celebró en un clima objetiva y subjetivamente dramático. Existía una concienciación generalizada de que el partido radical se hallaba ante un viraje. Se había lanzado un llamamiento a las fuerzas de la izquierda que exigía una respuesta sobre la utilidad o no, en la situación italiana, de la supervivencia de los radicales como grupo político activo. A sus militantes se les pedía, en particular, que se sacasen el carnet radical, demostrando de esta manera, con la doble afiliación, la imposibilidad de sustituir el dato radical junto a los elementos tradicionales. Con el ayuno que Gardin y Pannella llevaban a cabo a ultranza para que se incluyese en el orden del día de la objeción de conciencia en el parlamento, se marcaba simbólicamente el enfrentamiento con las instituciones para que funcionasen correctamente. Con el objetivo de decuplicar o casi la que había sido la consistencia de los militantes durante diez años, el grupo radical se lanzaba un desafío a sí mismo
: saber hallar los objetivos adecuados a la situación exterior, y aunque fuesen considerados imposibles, saberlos conseguir.
En Turín todos estos desafíos se afrontaron favorablemente. El Partido radical, refundado en 1967, se reimpulsaba con la afluencia de nuevas energías: se inscribieron liberales y republicanos, se sacaron el carnet doble socialistas y comunistas, se orientaron hacia el mundo radical libertarios y militantes desilusionados de la nueva izquierda. Se empezaba a delinear un partido distinto del que había actuado, con la presunción de llamarse así, desde 1962. Se delineaban nuevas realidades locales, entre las cuales la más importante era la milanesa a la que habían respondido al llamamiento un grupo competente de exponentes de la izquierda republicana como Franco Corleone y Mercedes Bressso que implantaron un nuevo centro político activo en la ciudad lombarda. El grupo histórico dirigente de los nuevos radicales que habían mantenido en pie la ación radical durante todos esos años (Pannella, Spadaccia, Teodori, Mellini, Bandinelli) se iba ampliando, constituyéndose en una dimensión más amplia en la que había lugar
para los de Milán, Turín, algunos romanos (entre los que destacaban Roberto Cicciomessere por el antimilitarismo y Marcello Baraghini por la contracultura), jóvenes destacados de otras ciudades como Giulio Ercolessi de Trieste y Giuseppe Calderisi de Pisa, y exponentes de movimientos específicos como Angelo Pezzana de Fuori de Turín.
asimismo, se planteaba el nuevo proyecto político para los años venideros: la estrategia referendaria para los derechos civiles con la que se elevaban los objetivos pues comportaba una compleja campaña de movilización popular, factible a partir de la nueva dimensión político-organizativa que se mencionaba en el documento conclusivo del congreso: "El congreso ha demostrado que, en sólo un mes, distintos compañeros procedentes de los más variopintos horizontes políticos democráticos, han decidido identificarse con el proyecto de refundación del partido laico para construir una sociedad socialista de izquierdas en Italia; existe una cohesión profunda y rica entre los más de 1300 inscritos que abarca casi todos los fermentos alternativos e la sociedad actual". (73)
"Notas"
1. Cfr. Andrea Valcarenghi, "Underground: con el puño cerrado", editorial Arcana, Roma, 1975, pp. 32-50.
2 "ibídem", p. 175
3 Carlo Sivestro "Provos e Beats a Roma nel 1966", en Valcarenghi, "cit.", p. 173.
4 Cfr., entre mucha literatura, una obra escrita por dos radicales: Carlo Oliva, Aloisio Rendi, "El movimiento estudiantil y sus luchas", Feltrinelli, Milán, 1969.
5 "Nota", »Noticias Radicales n. 30 del 8-6-1968.
6 Documentos del secretario del Pr Gianfranco Spadaccia: "El Partido Radical y el movimiento radical en Italia: una estrategia política para la nueva izquierda" I parte, publicado en »Noticias Radicales n. 51, ciclostilado, del 18-10-1968.
7 "Ibídem".
8 "Ibídem".
9 "Ibídem".
10 Ibídem".
11 Oliva, Rendi, "op. cit.", introducción, p. 8.
12 Primer convenio sobre el tema "La finalidad de la unidad política de los católicos, la socialdemocracia en el poder y las perspectivas de la izquierda italiana" (ponentes el socialista autónomo Luigi Anderlini, el director de »Questitalia Wladimiro Dorigo, el comunista Achille Occhetto y el socialproletario Franco Boiardi) Rímini, 25-26 noviembre 1967; segundo convenio nacional sobre el tema "Creyentes y no creyentes para una nueva izquierda", introducción de W. Dorigo, Bolonia, 25 de febrero de 1968; tercer convenio "Asamblea de los grupos espontáneos de compromiso político-cultural por una nueva izquierda", Rímini, 1-4 noviembre 1968.
13 Los radicales se asociaron a través de »Noticias Radicales .
14 En la asamblea de noviembre de 1968 de Rímini entre las ponencias figuraba una de Massimo Teodori sobre la lucha contra el autoritarismo del aparto estatal. Cfr. todo el material en "Los grupos espontáneos y el papel político de la protesta", Librería Feltrinelli, Milán, 1969, en particular pp. 47-55.
15 "Radicales: balance de un congreso", entrevista a Marco Pannella, »L'Astrolabio , 21 de mayo de 1967. pp. 15-16.
16 Parte del debate del convenio con las intervenciones de De Marchi y Antonini fue publicado en »Agencia Radical , publicación especial con motivo del Año Anticlerical, nº. 133, 1 de agosto de 1967.
17 "Represión sexual y opresión social", convenio en l teatro Parioli de Roma, febrero de 1968. Cfr. número especial de »Ar nº. 145 del 13-1-1968.
18 "Derechos civiles", informe de C. Oliva y L. Boneschi en el congreso del Pr, noviembre 1967, ciclostilado.
19 Moción aprobada en el congreso de noviembre de 1967 presentada por M. Mellini, Maria Ricciardi Ruocco, Gabriella Parca, Claudio Moffa y otros, en »Ar nº. 145, 13 de enero de 1968
20 Octavilla distribuida firmada por la sección romana del Pr, enero de 1969.
21 Cfr. »Noticias Radicales , nº.64, del 21-3-1969.
22 Fueron incriminados Marco Pannella, como redactor de artículos publicados »Noticias Radicales , Giuseppe Loteta, como redactor del artículo "Braibante, el demonio en el Tribunal de segunda instancia", publicado por »L'Astrolabio del 30-3-1969, y Mario Signorino, responsable de la revista.
23 Toda la documentación relacionada con dicho caso y con la batalla que se libró en favor de Braibanti, publicada de la siguiente manera: »"Caso Braibanti" . "Dosier-Proceso al proceso", con intervenciones de Marco Pannella, Giuseppe Loteta, Piergiorgio Bellocchio y Franco Fortini, »La prueba Radical , año I, n. 2, invierno de 1972, pp. 35-56.
24 Moción votada por el congreso Pr de noviembre 1968, posteriormente en "Las luchas de los radicales a través de los documentos congresales y el estatuto", elaborado por el Pr, Roma, III edición 1976, p. 16.
25 "Ibídem", p. 19.
26 "Ibídem", p. 25.
27 Cfr. "El dosier parlamentario sobre el Concordato", »La prueba Radical , año I, nº. 4, otoño de 1971, Pp. 192-198, en el que se recogen las actas (mociones, proyectos de ley, interpelaciones e interrogaciones presentadas a la Cámara y al Senado) que han expresado en el Parlamento posturas anticoncordatarias y laicas.
28 "Documento enviado por la secretaría del Pr a todos los parlamentarios", abril de 1971.
29 La recogida de las firmas para el referéndum anticoncordatario junto a otros referéndums se intentó sin éxito pues no se alcanzaron las 500.000 firmas necesarias en 1973-1974.
30 En enero de 1970, Massimo Teodori celebró una tertulia sobre el "Women's Lib" americano; ahí se fraguó el "Seminario de trabajo político sobre la liberación de la mujer" que se desarrolló a lo largo de los meses de febrero y marzo. Finalizado el mismo se constituyó el "Movimiento para la liberación de la mujer" que supuso la cuna de muchos grupos feministas nacidos, en Roma, de la separación del primer grupo del Mld.
31 "Documento para un movimiento de Liberación de la mujer (borrador) fue publicado por »Noticias Radicales nº. 92, 3 de junio 1970, posteriormente en el libro elaborado por Rosalba Spagnoletti "Los movimientos feministas en Italia", Samoná e Savelli, Roma 1971, pp. 61-70
32 Spagnoletti "cit.", p. 64.
33 "Ibídem", p. 68.
34 Cfr. Mld-Partido Radical, "Contra el aborto de clase", elaborado por Maria Adele Teodori, Savelli, Savelli, Roma, 1975, pp. 10-11.
35 "Autodenuncia de Matilde Maciocia", »La Prueba Radical , año I, nº. 2, invierno 1972, p. 184.
36 En Francia el "Manifiesto de las 343" divulgado por »Le Nouvel Observateur (" Un Appel de 343 femmes", »Notre ventre nous appartient ), 5 de abril de 1971.
37 Proyecto de ley presentado en junio de 1971 al Senato por Banfi, Caleffi y Fenoaltea (Ps) y propuesta de ley presentada en octubre de 1971 a la Cámara por Brizioli, Zappa, Ferrari, Bensi, Querci y Zaffanella (Psi). Publicado en »La Prueba Radical , año I, nº. 2, invierno de 1972, pp. 182-193.
38 Cfr. Maria Adele Teodori, "op. cit.", p. 14.
39 "Ibídem", p. 15.
40 "Ibídem", p. 16.
41 Moción conclusiva del V congreso nacional del Pr, Milán, noviembre de 1968, en "Las luchas radicales a través de .., op. cit.", p. 15.
42 Todos los textos de las mociones conclusivas de los congresos del Pr en "Las luchas radicales a través de ..., op. cit"
43 Aldo Capitini declaró durante muchos años, desde su actividad de oposición al fascismo, su trabajo de investigación u de acción en el pacifismo no violento. A principios de los años sesenta, Capitini promovió la primera manifestación pacifista italiana, la marcha de la paz Perusa-Asís (24 de septiembre de 1961) y posteriormente la Camucia-Cortona (julio de 1962). Por el panorama general del antimilitarismo y del pacifismo cfr. Angiolo Bandinelli, "Antimilitaristas: crónicas de 25 años", »La Prueba Radical , año 1 nº. 1, otoño de 1971, pp. 125-166.
44 Marco Pannella, ponencia en el I congreso antimilitarista, Milán, 4 de noviembre de 1969, ciclostilado; posteriormente reproducido por escrito por A. Bandinelli, cit., pp. 153-154.
45 Cfr. los documentos de la Liga para la objeción de conciencia, publicados por A. Bandinelli, cit., p. 145.
46 En 1965 tuvo lugar la objeción de los anarquistas Ivo della Savia y Mario Barbani y del valdense Caponetto; en 1967 de Valcarenghi, en 1968 del católico Enzo Bellettato, del antimilitarista Piercarlo Racca, y posteriormente muchos otros.
47 La »Liga para la objeción de conciencia fue promovida por el senador Luigi Anderlini, por el valdense Giorgio Peyrot, por el grupo interconfesional del Movimiento Internacional de Reconciliación y por los radicales.
48 Cfr. Bandinelli, cit., pp. 148-149.
49 Cfr. Redacción de »Proletarios de uniforme , "Desde la objeción de conciencia hasta la acción política en el ejército", »Cuadernos de Piacenza , año IX nº. 42, noviembre de 1970, pp. 71-75.
50 Los proyectos de ley en la Cámara y en el Senado fueron presentados respectivamente por Anderlini (independiente de izquierda) posteriormente retirado. Fracanzani (Dc) y Marcora (Dc), Albarello (Psiup): este último fue aprobado en diciembre de 1972.
51 Cfr. Bandinelli, cit., pp. 150-152.
52 Cfr. Roberto Cicciomessere, "Diario de recuerdos de Peschiera y alrededores", »La Prueba radical , año I nº. 4, verano de 1972 pp. 135-156. Cfr. y "El »caso Cicciomessere", »Noticias radicales , ciclostilado, nº. 158, del 1-5-1972.
53 La presidencia de la "Liga de los objetores de conciencia" (Loc) constituida el 21 de enero 1973 en Roma, estaba formada por: el senador Antonicelli, el diputado Servadei, el Padre Ernesto Balducci, Mario Sbaffi, de las iglesias evangélicas, Marco Pannella, Mauro Mellini, Beppe Marasso, Giuseppe Ramadori, Sandro Canestrini y Gustavo Comba.
54 Luigi Ghersi, "Radicales: huyendo hacia adelante", »L'Astrolabio , 21 de mayo de 1967, p. 14.
55 Moción aprobada por la dirección del Pr el 31-3-1968 y publicada en una circular ciclostilada con fecha del 4-4-1968, Partido Radical, sede central.
56 La lista con el símbolo »gorro frigio Pr presentada en la circunscripción Milán-Pavía a la Cámara obtuvo 1.531 votos.
57 Cfr. los documentos del acuerdo en »Noticias Radicales , nº. 89, del 22 de mayo de 1970, y »Noticias Radicales, nº. 92, del 3 de junio de 1970.
58 Mp., "Luchas y no »diálogos ", en »Nr , nº. 89, y »Nr nº. 92, cit.
59 "Ibídem".
60 Marco Pannella, "Ha llegado el momento de decidir con o sin el Partido Radicales", en »Noticias Radicales , ciclostilado del 23 de julio de 1971, posteriormente en »La Prueba radical , año I nº. 1, otoño de 1971, pp. 48-50.
61 "Ibídem".
62 "Las luchas radicales a través de ..., op. cit.", p. 27.
63 La carta enviada a "Il Manifesto"estaba firmada por Mellini, Pannella, Sircana, Gf. Spadaccia, Teodori, acompañada de un documento de la dirección del Pr firmado por los mismos dirigentes y por Bandinelli, secretario del Pr. Toda la documentación está publicada en »La Prueba Radical , año I nº. 3, primavera 1972, pp. 64-71.
N.d.T.
(1) Tragedia de "Piazza Fontana": 12-dic-69, estallaron varias bombas en Milán y en Roma. En la explosión en la "Banca Nazionale dell'Agricoltura" de Milán mueren 16 personas.
(2) AIED: Asociación italiana para la educación demográfica.
(3) ONMI: Obra nacional de maternidad e infancia.
(4) Mario Tanassi: (Ururi 1916) secretario del Partido Socialdemócrata Italiano (PSDI) (1963) y co-secretario del Partido Socialista Unificado (PSU) (66-69); ministro de defensa (68-69; 70; 70-72; 73-74), condenado por el tribunal constitucional por corrupción por el escándalo Lockheed (79).
(5) Berlinguer, Malagodi, la Malfa:
BERLINGUER Enrico: (Sassari 1922 - Padua, 1984). Secretario de la Federación Juvenil Comunista (1949 -56), diputado desde el 68, secretario general del Partido comunista italiano del 68 al 72. Artífice del eurocomunismo.
MALAGODI Giovanni: (Londres- 1904) político, hijo de Olindo, secretario nacional del Partido liberal (1954-72).
LA MALFA Giorgio: Diputado del Partido Republicano Italiano.