de Massimo Teodori, Piero Ignazi y Angelo PanebiancoSUMARIO: La interpretación histórica del Partido Radical basada en la reconstrucción de las distintas fases de la cuestión radical desde 1955 hasta 1977.
INDICE GENERAL
"Introducción de los autores"
Primera parte
HISTORIA DEL PARTIDO RADICAL
I De los viejos a los nuevos radicales
1. El primer Partido radical (1955-1962)
2. El centro izquierda y el optimismo tecnocrático del bienestar
3. Las nuevas oposiciones en Europa
4. La herencia del movimiento goliardo
5. La izquierda radical
"Notas"
II La soledad de una minoría
1. La fatigosa reanudación del nuevo grupo
2. La "Agenzia Radicale" y sus batallas: Eni, asistencia socio-sanitaria y educación.
4. Los radicales ante las propuestas de unificación de la izquierda
5. El aislamiento de una cultura política distinta. Hacia el congreso de refundación (1964-1967)
"Notas"
III La campaña del divorcio
1. El nacimiento y el desarrollo del movimiento divorcista con la Lid
2 El movimiento popular y la acción de presión en el Parlamento
3 Del divorcio al referéndum
4 Los radicales en el movimiento divorcista. Significado político general
"Notas"
IV Un partido en busca de sí mismo. Desde el congreso de refundación (1967) al de reimpulso (1972)
1 A través del sesenta y ocho
2 Las nuevas iniciativas: justicia, sexualidad, Concordato, liberación de la mujer
3 Con antimilitarismo y objeción de conciencia una caracterizada presencia militar
4 Los radicales y el sistema político desde las elecciones del 68 hasta las del 72
5 Las dificultades del partido hacia el Congreso de reimpulso (Turín 1972)
"Notas"
V La oposición al régimen con los derechos civiles
1 Tras el reimpulso se multiplican las iniciativas con un partido bastante frágil
2 Los ocho referéndumes y el referéndum sobre el divorcio
3 El caluroso verano de 1974: la batalla por la información lleva a Pannella a la pequeña pantalla
4 Los radicales ante la "cuestión socialista"
"Notas"
VI En pro de una revolución democrática
1 Acción directa y acción popular para el aborto
2 El partido federal cobra forma a partir de los derechos civiles. La carta de las libertades
3. Los radicales en el Parlamento con las elecciones del 20 de junio de 1976
"Notas"
VII En Italia y en el Parlamento
1 Una minoría en el Parlamento
2 El proyecto referendario como proyecto alternativo
3 El conflicto entre comunistas y radicales
4 Los motivos de veinte años de historia radical
"Notas"
Segunda parte
ELECTORADO, MILITANTES Y MOVIMIENTO: UNA INTERPRETACION SOCIOLOGICA
I Los militantes radicales: composición social y actitudes políticas
1 Introducción
2 La composición social
3 Los radicales y el Partido
4 Actitudes políticas en general
5 El perfil socio-político
6 Conclusiones
"Notas"
II El voto de los radicales en las elecciones del 20 de junio de 1976
1 Las características generales del voto
2 Un consenso electoral urbano
3 Un voto de opinión
4 La mayoría prefiere a Pannella
5 Análisis de un caso: Toscana
6 Consideraciones conclusivas
"Notas"
III De la sociedad corporativa a los movimientos colectivos: naturaleza y papel del Partido Radical
1 Partido político, grupo de presión y movimiento: el carácter atípico del Pr
2 Normas, estructuras y carisma: las contradicciones
3 Agregaciones de los intereses, control social y movimientos espontáneos
4 Sistema político y sociedad corporativa
5 De la contratación al conflicto
"Notas"
APENDICES
I Estatuto del Partido Radical
II Los órganos centrales del Pr
III Cronología de los principales acontecimientos de los movimientos federados y de las ligas
IV Fuentes y orientación bibliográfica
("LOS NUEVOS RADICALES", Historia y sociología de un movimiento político - Massimo Teodori, Piero Ignazi y Angelo Panebianco - Arnoldo Mondadori Editore, octubre de 1977)
V CON LOS DERECHOS CIVILES LA OPOSICION AL REGIMEN
1. "Tras el reimpulso, se multiplican las iniciativas con un partido bastante frágil".
En el Congreso de Turín de noviembre de 1972 en el que se produjo el reimpulso del Pr superando el umbral de los mil inscritos, se dictaron los elementos de análisis y de estrategia que iban a constituir la base de la práctica radical de los años venideros. Se consideraba que en Italia existía una situación de auténtico "autoritarismo", con características corporativas: "El bloque histórico actualmente vencedor se ha formado, se ha constituido en régimen autoritario, uniendo grupos e intereses vinculados de forma distinta a la configuración clasista, de explotación, violenta, del "orden" social. La tutela de la lógica prioritaria del beneficio, de las rentas parasitarias, de las economías de robo, de la colonización de zonas de grupos sociales, no sólo no se obstaculiza sino que está favorecida por la llamada transición a la economía pública. Es decir, la línea de desarrollo entre el corporativismo fascista y el democristianao se ha desarrollado a través de las mismas siglas, y no es pura coincidencia, del
Iri(1bis) a las de las mutuas de previsión, a la gama inmensa de entes parasitarios y corporativos, a través de los mismos tipos de gestores de los distintos órganos del Estado y de la Iglesia, desde la policía hasta la magistratura, desde el ejército hasta el consejo de estado, desde el tribunal de cuentas hasta la conferencia episcopal, a las "órdenes" y "sociedades inmobiliarias" y "financieras", "religiosas" ante la ley pero mercantiles y capitalistas en la realidad y en la práctica". (1) Los matices del nuevo "orden" eran de tal intensidad que menoscababan en la sociedad los márgenes de la confrontación política y del juego democrático: "La atomización corporativa, la fragmentación social, la alineación de masa, el incentivo de sectores y de estructuras del robo que supone el consumo, la devastación del territorio y el deterioro del "tiempo libre", de la salud pública, así como el menoscabo de la honestidad y de la lealtad de toda institución, estructura y servicio del Estado,.... la corrupción que se p
ropaga por doquier, ... el caos y las crisis, ... son la expresión necesaria y rigurosa de los intereses y de la actividad de las fuerzas clerical-democristianas y clerical-fascistas". El nuevo grupo del país, con su carácter "interclasista, autoritario, clerical, violento y corrupto", se estaba formado por la Democracia Cristiana, en la que "aparecen en su unidad e identidad las dos caras tradicionales del poder político italiano: el estatal y el eclesiástico... afianzada cada vez más sólidamente, tal y como lo estuvo durante años el Partido Nacional Fascista". La drástica identificación entre la Dc de los años setenta y el Pnf de los años treinta se basaba, según los radicales, en el análisis estructural de la confusión entre poder y política, economía, burocracia y hacienda; en la cristalización del sistema político erradicando toda oposición considerada alternativa de gobierno y de poder; así como de las posibilidades de expresión del disenso y de las minorías: "Las mismísimas liturgias democráticas se h
an vuelto escandalosamente desleales y tacha de renegados de los grandes ideales burgueses a aquellos que las usan y declaran defenderlas y creer en ellas. Ya no queda rastro de auténtica democracia y de tensión laica ni tan siquiera en las organizaciones socialistas y liberales: el enfrentamiento de clase, actualmente, está más arraigado en los partidos de tradición obrera y proletaria, no como antes que se limitaba a rozarlos sin más". (2)
Para resistir y oponerse a una situación de semejante degeneración de la democracia italiana y hallar momentos de unidad en la base entre las fuerzas "demócratas, auténticamente socialistas, comunistas y liberales gobettianas"(2bis), se indicaba la política de los derechos civiles: "Este régimen tiene miedo de la libertad, de los derechos civiles, de la paz, de la democracia auténtica y de la vida civil". Por ello el antiautoritarismo, el antimilitarismo y el anticapitalismo están prohibidos y perseguidos... Por ello todas las fuerzas políticas tradicionales, incluso las de izquierdas, son neoconcordatarias, corporativas e interclasistas en su política concreta cotidiana". (3) La estrategia referendaria representaba por consiguiente el instrumento político concreto capaz, al mismo tiempo, con la fuerza del mecanismo constitucional, la línea de los derechos civiles en la izquierda y en la sociedad, la única considerada realmente como alternativa a la disgregación corporativa.
Así pues, los radicales - y las deliberaciones del congreso de Turín se centraron adrede en este tema - o lograban plantear y realizar una acción alternativa al curso político predominante, imponiendo la "resistencia del contraataque", y dando crédito con los derechos civiles a las "fuerzas de la disensión, las fuerzas libertarias de clase", o bien el régimen hubiese acabado por consolidar su poder y su carácter opresivo durante todo un período histórico.
A partir de dichos presupuestos, durante 1973, se multiplicaron en el Pr las luchas para consolidar ciertos derechos civiles, acentuando el enfrentamiento necesario con las instituciones. La resistencia a cambiar las leyes, a transformar comportamientos estatales o administrativos, y a instaurar praxis más democráticas, era el motivo por el que la acción radical - de tipo directo, de propuesta legislativa tramitada, o de simple presión en la opinión pública - se convertía inevitablemente en un conflicto con las distintas instituciones, la legislativa, la judiciaria y la militar.
En primer lugar, en este período los radicales se ocuparon de la defensa del divorcio. El referéndum solicitado en 1971, que no se celebró en dicho año debido a las elecciones generales y que no se pudo preparar para 1973 por disposiciones de ley, se cernía sobre la vida política italiana. Tal y como ya hemos dicho anteriormente, a lo largo del 73, los radicales, junto a los divorcistas de la Lid (Véase cap. III), ejercieron una presión continua sobre las fuerzas parlamentarias laicas y de la izquierda para que no se presentase una ley de revisión peyorativa y de compromiso que hubiese servido para evitar la prueba referendaria, tal y como pretendía la mayoría, y en particular el Pci. Incluso con respecto a la droga, los radicales adoptaron directamente iniciativas, inaugurando a principios del mismo año una campaña pública con una carta abierta al "Messaggero", (4) seguida de un debate público que duró varias semanas. Dese hacía algunos años, la cuestión de la droga se había convertido, incluso en Italia, e
n una cuestión de amplio interés social, tanto por la difusión del fenómeno, como por los efectos de la aplicación indiscriminada de la ley en vigor por aquel entonces que pagaban a caro precio los miles de jóvenes encarcelados. La consigna radical, "contra la droga del Estado y en pro de la liberalización de las drogas blandas", intentaba librar del arresto por droga que se cernía sobre miles de jóvenes a los que se pretendía castigar no sólo por el consumo de droga blanda sino también el comportamiento de aquellos que se alejaban de los valores predominantes. (5)
En positivo, los radicales proponían la aprobación de una nueva ley que, basándose en conocimientos científicos, en mecanismos psicológicos y de mercado, distinguiese la droga blanda de la dura, y delimitase las responsabilidades del simple fumador y las de los traficantes, instaurando contextualmente soluciones adecuadas para los toxicómanos sin criminalzarlos. "Más de cien siglos de cárcel" decía la carta enviada al "Messaggero" "conminados en cinco años: para nada... Seis mil personas, la mayor parte de ellos jóvenes, han acumulado condenas de como mínimo diez mil años de detención...". (6)
La campaña se basaba en el análisis detallado de la nueva ley propuesta por el consejo de ministros, juzgada de manera excesivamente negativa, (7) en el modo de desenmascarar con el que la prensa "bien" y la policía utilizaban la información antidroga, instrumento con el que se difundía una atmósfera de "caza de brujas", (con la denuncia por parte del secretario del Pr, junto a Stampa Alternativa y otros, por divulgar noticias falsas y tendenciosas del asesor de sanidad del Ayuntamiento de Roma), (8) y por profundizar sobre los aspectos científicos, psicológicos y jurídicos de la cuestión. La necesidad de adoptar una postura articulada y realista respondía a la urgencia de hacer frente a la creciente difusión de la heroína, denunciada en repetidas ocasiones por los radicales como el auténtico peligro del momento. El convenio "Libertad y droga", organizado en junio de 1973 por el Pr junto a Stampa Alternativa con la valiosa participación como ponentes de Daniele Bover. Adriano Buzzati-Traverso , Giancarlo Arn
ao, Guido Blumir y Luigi Cancrini, se dedicó al estudio y a la propuesta de soluciones. (9)
La campaña de aquella época, que contribuyó a que no se aprobase la ley represiva propuesta, se reanudó posteriormente. En la carta a dicho periódico romano, Pannella anunció que, si era menester, iban a recurrir a la desobediencia civil: "basta ya, los exponentes radicales fumarán hachís en público ". (10) Acción que el líder radical realizó el 2 de julio de 1975 (con el consiguiente arresto) provocando la aceleración de los trabajos parlamentarios hasta la aprobación de una nueva ley en diciembre del mismo año.
El tema de la liberación sexual se había merecido ya la atención de los radicales con convenios y encuentros que se celebraron a lo largo de la segunda mitad de los años sesenta. Cuando en abril de 1972, se constituyó el grupo del Fuori (Frente Unitario Homosexual Revolucionario Italiano) a partir de la protesta de las tesis del convenio de la Sociedad italiana de sexología de San Remo, parecía natural que un movimiento político que se definía de "liberación sexual" hallase puntos de convergencia con aquellos que, al igual que radicales, pretendían introducir en la política cuestiones que atañían a la esfera personal y apoyar los derechos de las diversidades y del poder ser, en cualquier campo, minoría.
De esta manera, durante tres años de actividad, los distintos grupos Fuori, que se habían ido constituyendo en las grandes ciudades italianas, acabaron no sólo por hallarse junto a los radicales, sino que hallaron en sus sedes los puntos de referencia naturales, por un lado absorbiendo los temas libertarios en general, y por otro sensibilizando a su vez a los militantes radicales sobre los problemas específicos de opresión de la minoría sexual.
Si bien los demás grupos habían nacido en torno a un sólo tema, el grupo radical se configuraba delineando objetivos específicos que se traducían en propuestas de reforma legislativa, con respecto a los homosexuales, sus actividades y la del partido, se configuraba más bien como un proceso de revolución cultural y de campaña de desacralización de comportamientos y actitudes determinadas y no sólo como acción para cambiar instituciones específicas o leyes materiales. "La señal más concreta del inicio del movimiento" declaraba Angelo Pezzana en "Noticias Radicales", ideador, cerebro y animador del Fuori a finales de 1974 "ha sido el redescubrimiento-construcción del gueto, es decir la posibilidad de lograr una identidad propia como homosexuales, identidad que nos había sido negada por el hecho de pertenecer a una minoría... La homosexualidad perdía su connotación personal y se convertía en un factor político, ya no a hurtadillas, sino vivido en una confrontación directa con los demás". (11) De esta manera, mie
ntras en el Pr aumentaba el número de gente así como su influencia, se transformaba en su seno, al estar en contacto con realidades específicas como la de los homosexuales; y, en el caso en concreto, acababa por ofrecer mediante su manera de presentarse una imagen desacralizada de sí mismo y por lo tanto un ejemplo para el tipo de sociedad que pretendía proponer al país y a la izquierda.
Asimismo, con respecto a la objeción de conciencia, a pesar de que se aprobase la ley a finales de 1972, la confrontación con las instituciones militares seguía en pie. No se interrumpían, al contrario aumentaban los procesos y las condenas de los objetores, entre ellas la del secretario de la Loc, Roberto Cicciomessere, condenado en abril de 1973 por el tribunal militar de La Spezia a varios meses de cárcel. Así pues, la Loc se vio obligada a afrontar dicha situación, y al mismo tiempo a plantearse como objetivo la rápida modificación de la ley con la creación de un servicio civil desmilitarizado efectivo, autogestionado y con la posibilidad para los objetores de poder escoger la entidad en la que prestar servicio (12).
Una vez más, a través de gran número de actos en las calles, plazas, aulas judiciarias y en las sedes legislativas, la acción radical en apoyo de la de los objetores experimentaba cuán difícil era la transformación de leyes, de normas y de comportamientos, y comprobaba, precisamente a partir de la objeción de conciencia, la dura resistencia de las instituciones a introducir praxis democráticas.
Todas estas acciones, junto a los innumerables procesos debidos a la desobediencia de leyes consideradas injustas, testimoniaban como el Pr - aun refundado y transformado en Turín - seguía siendo una minoría en los márgenes del sistema político y actuaba en el terreno extraparlamentario. El partido logró en noviembre de 1972 los 1300 inscritos (con otros 1100 adheridos), y contando algunos meses después con 13 (enero de 1973) y posteriormente 21 sedes (marzo de 1973). Su balance de aproximadamente 15 millones de liras italianas de 1972 pasó a aproximadamente 33 millones en 1973 y a aproximadamente 60 millones en 1974. Pasó del monogrupo romano a un embrión de constelaciones de grupos difundidos en el país, por lo general en centro-norte. El crecimiento aumentó, multiplicando las iniciativas específicas, todas ellas convergentes en un proyecto unitario de amplio alcance. En el fondo seguía estando la meta del proyecto referendario a partir del cual se medía a distancia, la capacidad de ampliación y movilizaci
ón del partido.
En julio de 1973, se convocó en Roma un congreso extraordinario para lanzar operativamente la campaña referendaria y para construir un frente de grupos políticos y de personalidades democráticas como base de partida del proyecto referendario. Algunos meses después, en septiembre, se publicó un periódico radical, "Liberación", que tenía por objeto preparar el terreno y apoyar el esfuerzo político y organizativo de la recogida de firmas que iba a iniciar en la primavera de 1974. Los radicales se debatían en torno a un nudo central: cómo crear las condiciones necesarias para poner en marcha un proyecto de tan amplio alcance como el paquete de referéndums establecido por el congreso de Turín. Se trataba de proponer al país, paralelamente, ocho referéndums abolitivos. A pesar de la ampliación cuantitativa, las energías del Pr seguían siendo escasas e insuficientes para hacer frente a los propósitos.
Giulio Ercolessi, que fue nombrado secretario nacional en el congreso de Verona de noviembre de 1973 (no sólo con sus 20 años, jovencísimo, sino el primer "homo novus" con respecto al grupo histórico de los nuevos radicales que asumía responsabilidades nacionales), escribía que a pesar de la existencia de las posibilidades de consolidación y crecimiento del movimiento laico y libertario, los radicales no eran capaces de "desarrollar con un partido aún más endeble e inexistente que en los años anteriores (y no es decir poco) del soportar el progresivo agotamiento de las energías del grupo "histórico" romano". (13).
Pannella por su parte anunció en dicho congreso su dimisión del Pr, motivándola diciendo: "Si ha llegado la hora de enfrentarnos, quiere decir que ha ahora más que nunca ha llegado el momento de luchar con rigor y confianza en nuestras ideas; de seguir la vía libertaria, sin líderes, sin tendencias centralistas, sin personajes carismáticos, sin banderas, sin nombres, sin símbolos, salvo los estrictamente funcionales y técnicos con respecto a las luchas". (14) Ese acto del líder histórico de los nuevos radicales podía ser interpretado según un doble significado conjunto, confirmado por otros actos posteriores. Por una parte pretendía permitir y favorecer el crecimiento de un grupo dirigente dotado de autonomía e iniciativa, y por otro dilatar la esfera de intervención de la política laica y libertaria actuando, en lo que le concernía en primera persona, liberado de los límites que consideraba angostos del Pr, a través de la creación de otras agregaciones de energías en torno a su persona, tal y como estaba ha
ciendo con respecto al periódico "Liberación": (15) una iniciativa editorial que sin embargo no logró durar más que algunos meses puesto que no le salió bien la campaña de autofinanciación.
Pero tanto el objetivo del partido de adecuarse a las circunstancias como el objetivo de Pannella de animar un más vasto movimiento en torno al proyecto de los ocho referéndums no fueron conseguidos en los primeros seis meses de 1974. Fueron los radicales los que propiciaron el referéndum sobre el divorcio, y a pesar de ello fueron totalmente excluidos de la campaña electoral. El resultado de aquella prueba popular había representado la confirmación de las hipótesis radicales asegurando un éxito de envergadura histórica a su política, pero el intento de hacer de aquella prueba una iniciativa más vasta del proyecto referendario no cuajó. El Partido radical como tal, no se benefició de la favorable respuesta del país, al que tan fuerte determinación había forjado - el enfrentamiento entre dos alineaciones - ni en lo que a mayores energías políticas se refiere, ni le sirvió para reforzar sus propias organizaciones. Por lo tanto, la mañana siguiente al 12 de mayo de 1974, precisamente los resultados del referénd
um contribuyeron a relegar al Pr hacia en el ostracismo, precisamente en el momento en el que quedaba clara la peligrosidad de la política radical debido a los equilibrios que se habían instaurado entre las fuerzas políticas.
También en el seno del partido se determinó un estado de crisis, debido al aislamiento exterior y, por consiguiente, a las disensiones internas y a las deficiencias organizativas. Los que habían considerado el proyecto de los ocho referéndums demasiado rígidamente, como una cuestión de vida o muerte de toda la presencia radical y se habían tomado al pie de la letra el nexo entre proyecto radical y esperanzas democráticas del país entraron en crisis: Roberto Cicciomessere casi abandona el partido para dedicarse sólo a la Loc, Giulio Ercolessi se desentendió de la secretaría nacional dejando un puesto vacante en el ejecutivo. En esta situación se introducía una acción de Pannella que usó todos los recursos personales y toda la capacidad política de la que disponía, con un ayuno a ultranza y con la movilización que subsiguió.
2. "Los ocho referéndums y el referéndum sobre el divorcio"
La decisión de proponer ocho referéndums abolitivos fue adoptada en el Congreso de Turín de 1972, profundizada y llevada a cabo en las dos asambleas nacionales radicales en 1973. Dos referéndums estaban relacionados con el concordato de 1929 entre Italia y la Santa Sede, dos con el tema antimilitarista (código militar de paz y ordenación jurídica militar), dos con la libertad de información (colegio de periodistas y ley de prensa), uno sobre la libertad de antena, y, el último, sobre los delitos políticos y sindicales de opinión contenidos en el código penal de las leyes relacionadas con el aborto.
El proyecto formulado de esta manera poseía para el Pr un complejo significado estratégico. (16) Ante la perduración de leyes de origen fascista que a lo largo de veinticinco años de vida democrática no habían sido transformadas y, paralelamente, en presencia de nuevas leyes que el régimen democristiano había obtenido de inspiración corporativa (colegio de periodistas, ley de prensa), los radicales pretendían proponer un complejo proyecto reformador que hiciese hincapié en las aboliciones y por lo tanto obligase a formular nuevas leyes. Los temas eran significativos de otros tantos sectores en los que se creía necesario ampliar los derechos civiles: las relaciones entre Estado e Iglesia, el complejo militar, la información y la justicia. La fórmula que acompañaba el paquete de propuestas era de por sí elocuente: "Por una república auténticamente constitucional" en oposición a los inertes llamamientos a la Constitución que no habían obtenido las consiguientes iniciativas legislativas. El camino del referéndum
, es decir el recurso directo a la votación popular, asumía por otra parte un valor que trascendía cada una de las propuestas abolitivas. Representaba un instrumento participativo y deliberativo (aunque fuese en negativo) a través del que los ciudadanos procedentes de distintos horizontes políticos e ideológicos podían converger y formar una alineación mayoritaria. No se trataba de sólo de una acción crítica y estimulante con respecto a los partidos que no habían conseguido poner en movimiento eficaces procesos reformadores, sino también de una forma de expresión y por lo tanto de agregación que pudiese pronunciarse con opiniones claras al margen de los esquemas y de los equilibrios que el juego partídico-parlamentario en un sistema pluralista como el italiano había expresado durante largo tiempo.
Los derechos civiles debían ser el terreno adecuado para nuevas agregaciones, destinadas, según los radicales, a resultar mayoritarias y vencedoras. De ahí también la otra dimensión estratégica del referéndum compendiada con la fórmula "por una alternativa democrática de clase". El voto polarizado en dos únicas elecciones, el "sí" y el "no", comportaba necesariamente una bipolarización del enfrentamiento político, es decir un impulso hacia la recomposición de las alineaciones en una parte progresista y en una parte conservadora que se remitiese a la Dc, considerada la auténtica derecha histórica del país.
Una última intención radical encerrada en la estrategia de los referéndumes relacionada con la función que podían tener las minorías al poner en movimiento procesos políticos relacionados con toda la población sin encerrarse en la política minoritaria del pequeño grupo. "En la historia de las últimas décadas" decía el volumen de presentación de los »Ocho referéndums contra el régimen , "en Italia no han existido movimientos del pueblo (de clase o de opinión) nacidos en la izquierda, al margen del sistema partídico, capaces de interpretar exigencias particulares de un determinado momento ... Quien rechaza las llamadas hipótesis leninistas de las vanguardias revolucionarias y quien no acepta el juego contaminado que el sistema de los partidos ofrece, no le queda más que contar con aquellos procesos que poseen minorías dinámicas, salveminianamente(3bis), poner en movimiento la ambición y el posible objetivo de construir movimientos de masa capaces de dar los primeros pasos hacia adelante en el país y en las ins
tituciones en pos de la renovación democrática y tal vez tendencialmente socialista". (17)
Los radicales atribuían a los ocho referéndums la tarea de romper los equilibrios estáticos del sistema político, y transformarlos a en ventaja de las fuerzas de izquierda. En la realidad ese fue el efecto que surgió el referéndum sobre el divorcio, propuesto tras haberse desvanecido todos los intentos realizados entre octubre de 1973 y febrero de 1974 para evitar la temida prueba.
Por lo tanto, en primavera de 1974, la propuesta del conjunto de referéndums en pro de una república auténticamente constitucional se unía a la campaña en defensa del divorcio; es más, esta última representó el centro del enfrentamiento político en el país, no sólo para los radicales sino para las demás fuerzas políticas. La respuesta del 13 de mayo (casi el 60 por ciento contra la abolición del divorcio), que cogió por sorpresa a las mismísimas fuerzas laicas, por lo menos en la medida de la victoria laica, daba explícitamente razón a las tesis radicales. Se confirmaba la intuición de que existía una amplia mayoría de la población a favor de la reforma específica, y se obtenía, precisamente a través de una prueba referendaria en materia de derechos civiles, un viraje del voto que se trasladaba del campo moderado al progresista con un efecto anticonservador y antidemocristiano que fragmentaba con dicha la prueba popular veinticinco años de hegemonía católica y democristiana. Se confirmaba igualmente la tesis
radical de que el clericalismo ya no representaba un sentimiento popular difundido sino que seguía siendo cemento de la estructura de poder: la campaña referendaria no había sacado a a las calles la tan temida "guerra de la religión", sino una confrontación civil específica y política general. Si bien no cabía la menor duda de que la victoria había sido obtenida por el compromiso masivo, en el momento de la votación, de las fuerzas de la izquierda histórica y en particular del Pci; pero los radicales debían reclamar la paternidad de dos elementos que eran la base del éxito divorcista. En primer lugar, el haber impuesto el divorcio como tema que tenía, en sus consecuencias, importancia política general; y el haber ejercido posteriormente presiones para la que el pulso deseado por los católicos conservadores se resolviese en el terreno de la votación popular y no con el compromiso entre los partidos.
Se iba a ver en las siguientes elecciones, en las de 1975 y 1976, que el referéndum había representado el momento de ruptura de equilibrio entre las fuerzas políticas prácticamente inmóviles desde 1948, con un neto viraje hacia la izquierda. Y que probablemente había sido precisamente la forma de votar con opciones simplificadas la que había permitido un cambio de votos. Cobraba consistencia, desde la verificación de los hechos, la tesis radical por la que los derechos civiles y la política institucional podían ser terreno de agregación de una alineación mayoritaria alternativa a la Dc más de lo que pudiese serlo en el terreno económico.
Si estos eran los resultados del referéndum y las valoraciones teóricas que se desprendían, las fuerzas de la izquierda no dieron, con las elecciones políticas posteriores, una interpretación de corte radical. Comunistas y socialistas se apresuraron a ofrecer a la Dc la posibilidad de considerar ese 13 de mayo un paréntesis y por lo tanto le permitieron volver a entablar antiguas relaciones de fuerza. Los radicales se hallaron más que nunca aislados y la recogida de firmas para los ocho referéndums que se emprendió en marzo, fue suspendida durante la campaña para el divorcio, reanudada sin demasiada convicción en junio, y definitivamente clausurada en septiembre. Se habían recogido aproximadamente unas 175.000 firmas y el comité atribuía el fracaso de la campaña a un conjunto de factores: la censura de la televisión, el hecho de que las fuerzas extraparlamentarias se desentendiesen totalmente (Lucha Continua, Pdup- Manifesto) a pesar de que en un principio se sumaran a la iniciativa, y la hostilidad de los p
artidos de la izquierda, así como las dificultades institucionales: "Una gran ocasión democrática no ha sido acogida" rezaba un comunicado final del comité: "El fracaso de hoy no es el fracaso del Partido radical sino de toda el ala democrática. La celebración de los referéndumes hubiese podido constituir un arma de presión popular insustituible para vencer las resistencias parlamentarias que se oponen a la realización de estas reformas legislativas". (18).
"El verano cálido de 1974:
la batalla en pro de la información lleva a Pannella a la Tv".
Los resultados del 13 de mayo habían creado el presupuesto para una mayor y más amplia credibilidad de las batallas radicales, pero tanto la situación política para las orientaciones de las mayores fuerzas de la izquierda, como las energías de las que disponía el Pr, obstaculizaban la realización del proyecto referendario, en particular y las posibilidades de crecimiento de la minoría, en general. En primer lugar se interponía la barrera del acceso a la radio-televisión estatal, cerrada a las fuerzas políticas no representadas en el Parlamento. Para conquistar dicho derecho, el 15 de abril, un mes antes del referéndum, un amplio grupo de militantes inició una huelga de hambre en apoyo de las peticiones presentadas por la Lid y el Pr al jefe del Estado, ayuno al que se unió, el 3 de mayo, Marco Pannella.
Pasado el referéndum seguía en pie la petición del acceso para las minorías para restablecer la "legalidad republicana" y, al no obtener respuesta, proseguía el largo ayuno de Pannella, ayudado, con periodos más breves, por grupos de radicales en Roma y en otras zonas de Italia. (19)
Con el paso de las semanas sin que el objetivo de una reconquista de la información se alcanzase, la acción de desobediencia civil se intensificó y se fue dramatizando al añadir al objetivo inicial otro que consistía en lograr que el Presidente de la República no ignorase a las minorías en sus consultas. La acción que se centraba en la persona de Pannella estaba acompañada de una intensa movilización política que analizaba la forma en la que el régimen solía cargarse cualquier expresión de libertad y discrepancia de las minorías.
En un documento aprobado por el Pr, Lid y otros movimientos en pro de los derechos civiles a principios de julio expresaban con dureza y agresividad las siguientes opiniones: "La acción de auténtico asesinato político de las minorías políticas y laicas, ... llevada a cabo con la violación cada vez más patente de los derechos fundamentales del ciudadano .. aparece hoy por hoy realizada con la violencia deliberada y rápida por una definitiva adquisición suya ... La disensión organizada, las diversidades religiosas, culturales, políticas, pasan a ser ilegales, son perseguidas y jurídicamente discriminadas, privadas de los derechos constitucionales e incitadas a la revuelta o la clandestinidad.... La asamblea declara aceptar la decisión de los compañeros que llevan a cabo la huelga de hambre colectiva y de continuarla a ultranza. El Régimen demuestra que quiere jugar a la masacre, que prefiere el asesinato político y personal, a cualquier rechazo o decisión de respeto de las legalidades y moralidades democrática
s y constitucionales" (20).
A mediados de julio, el ayuno de Pannella, superados los setenta días, se convertía con su excepcionalidad, en un hecho que periodistas, ambientes culturales y políticos e incluso los responsables institucionales no podían seguir ignorando. Entre la prensa, la revista semanal "Il Mondo" publicaba una gran entrevista de Pier Paolo Pasolini a Pannella, (21) e inmediatamente después "Il corriere della Sera" iniciaba un debate sobre el "caso" que duró un mes(22); revistas semanales y periódicos reanudaban el debate y las noticias dedicando espacio a los acontecimientos. El 18 de julio, el presidente de la República recibía a título personal al líder radical para demostrarle su atención por el valor de su acción, aun no reconociendo el derecho de consulta a representantes de minorías; y, paralelamente, ese mismo día Pannella apareció solo por vez primera en una intervención televisiva". 832).
El "caso" iba haciendo eco y aumentaban las intervenciones: intelectuales como Moravia y Sciascia 824) se decantaban a su favor; Dom Franzoni escribía una carta; 825) personalidades políticas (Lombardi, Terracini, Mancini, Parri y Branca) y culturales (Fortini, Elena Croce, Franco Rossi, Nicola Mateucci) escribían y participaban de alguna manera en solidaridad con la acción en pro de los derechos civiles.
La huelga de hambre, suspendida por Pannella el 18 de julio, fue reanudada el 25 del mismo mes durante dieciséis días más para conseguir toda una serie de objetivos. En esos mismos días, los militantes laicos y libertarios daban vida en Roma a las "diez jornadas contra la violencia" para ampliar el frente del debate y de movilización sobre los mismos objetivos: voto a los mayores de dieciocho años y nuevo derecho de familia antes de finales de año; debate inmediato sobre el aborto en el Parlamento; reconocimiento de los derechos de las minorías por parte del presidente de la República; restauración de una información democrática en la Rai-Tv; restauración de una honesta información sobre los derechos civiles en la prensa cotidiana, contra la contaminación del juego democrático por parte de los patrones públicos y privados; respeto de la ley de aplicación del derecho de iniciativa de referéndums populares, por una ley que afecte a los exportadores abusivos de capital; contra la abogacía parlamentaria de los p
rocesos por corrupción de préstamos. (26) El veinte de septiembre la acción en pro de la información tenía lugar con una marcha a la Rai y el encierro en algunos edificios, con el efecto de conquistar tres debates televisivos de un cuarto de hora cada uno para los movimientos en pro de los derechos civiles como resultado de una campaña de presión que duró seis meses. (27)
El instrumento (revolucionario-no violento) del ayuno en relación con los objetivos (demócrata-minimalistas) configuraba el motivo de fuerza de la batalla. Las peticiones eran todas básicamente democráticas: respetar los derechos de las minorías; estimular las fuerzas políticas para que se moviesen, se quitasen de encima tanta inercia e hiciesen ese tipo de cosas de las que siempre habían hecho apología. Al igual que anteriormente, con respeto a la objeción de conciencia, el objetivo no estaba relacionado con los contenidos sino con los tiempos: y como tal el ayuno no se configuraba como antiparlamentario o anti-partidos, no era un chantaje al parlamento, sino una instigación a hallar la energía para hacer lo que éstos habían declarado que querían hacer, pero no tenían ni tiempo ni rigor para hacerlo. Ni que decir tiene que el método era subversivo ante la "constitución material democristiana" basada en el aplazamiento; pero se presentaba como una contribución para revitalizar el parlamento y los partidos, p
ara ponerlos en sintonía con los sentimientos del país. Ello, unido a la dramaticidad de los medios, al escándalo por el hecho de que para objetivos semejantes fuese necesario un ayuno de tal envergadura, hacía que tuviese esa fuerza explosiva. De ahí también la fuerza personal y de grupo radical que, a través de un instrumento aparentemente tan individualista, logró, incluso en esa ocasión, establecer un diálogo con las fuerzas políticas, y en particular con la más reacia a aceptar presiones externas, la comunista.
La larga, intensa, dramática acción que se llevó a cabo desde mayo hasta septiembre de 1974 tuvo como protagonista principal a Marco Pannella que había logrado movilizar en torno a su persona las energías de militantes radicales: éstos, a su vez, habían permitido al líder, con su trabajo, multiplicar iniciativas, campañas de prensa, presiones y acciones directas.
Esa relación entre los dos elementos de la ecuación política radical - el jefe que por sus excepcionales capacidades de movilización cobra características carismáticas, y los militantes - se reforzó en dicho "verano caliente" con motivo de la recíproca necesidad entre ambos elementos y por lo tanto de su complementariedad. Por otra parte, la desobediencia civil y el ayuno representaban los instrumentos individuales (por ello fueron llevados a cabo hasta las últimas consecuencias) para suplir las carencias del cuerpo político colectivo radical al hacer frente a la situación de aislamiento, en presencia de la voluntad política de proponer con fuerza posturas minoritarias.
El debate provocado concernía al mismo tiempo los objetivos propuestos por los radicales, los métodos de su acción, y el individuo Pannella que los representaba y encarnaba no sólo simbólicamente. De esta manera, la cultura política de los nuevos radicales pasaba por una primera criba de la discusión tras más de una década de vida marginal debida a motivos de diversidad y singularidad con respecto a las mayores corrientes políticas y político-culturales hegemónicas de la sociedad civil y en la sociedad política italiana. Pier Paolo Pasolini abriendo desde las columnas de "Il Corriere" el debate sobre el "caso Pannella" subrayaba algunos aspectos de la singularidad radical: la no violencia moral y el rechazo del poder como hecho de realismo político en el contexto de la situación italiana ("los principios por así llamarlos "metapolíticos" de los radicales los han conducido a una praxis política de un realismo total"), así como la comprensión lúcida de cosas y hechos debida a la aplicación de principios metapo
líticos que permitían superar prejuicios y compromisos de la vida política, de lo que se desprendía el escándalo (28).
El republicano Adolfo Battaglia ponía en duda la validez de este aspecto de introducción en la política de elementos poco habituales, tachando de "utópicos" y de inapropiados con respecto a la gravedad del momento los instrumentos de la acción de conciencia. Contraponía el realismo de la política al "realismo" de la acción ejemplar: "el desmembramiento ... (como si) el modo de superarlo... consistiese realmente en afrontar como temas políticos, los temas de la utopía libertaria, como si los instrumentos y los contenidos de la misma pudiesen proporcionar los canales y los contenidos impuestos por las realidades urgentes de la historia del país". (29)
Pasolini, por el contrario, precisamente basándose en los mismos elementos, insistía en el respiro de la acción radical al tratarse de "un pensamiento y una voluntad de acción de alcance histórico y decisivo. Que coinciden con la concienciación sobre la nueva realidad de nuestro país y la nueva calidad de vida de las masas, que hasta el momento presente se les ha escapado de las manos tanto al poder como a la oposición". (30)
Wladimiro Dorigo, en el mismo debate, subrayaba que junto a dos filosofías de la crisis y su superación, la llamada tecnocrática y la expresada por Pci, Psi y sindicatos, existía una tercera, la de los "casos, acontecimientos, temas de lucha y contradicciones nuevas suscitadas desde la base" que dan vida a un patrimonio ideal minoritario que "no puede dejar de sentirse portador y suscitador de valores auténticos, elementales, imprescindibles no sólo como valores sino como instrumentos de libertad". Y a partir de esta sensibilidad creciente colectiva sostenía la razón de ser de la postura radical que no se resignaba a tener que pasar por el aro de las demás filosofías de la crisis: "He aquí" comentaba Dorigo "la raíz de la presunción de Marco Pannella y de sus compañeros libertarios". (31)
A las razones de comprensión del "nuevo" radical debido a factores objetivos replicaba Maurizio Ferrara, en nombre del Pci, con dos justificaciones típicas del patrimonio ideológico comunista: que no eran ni primordiales ni urgentes para la vida nacional los problemas específicos de los derechos civiles y el rechazo de acciones minoritarias como instrumentos políticos que en ningún caso debían sustituir la acción de las masas y de los partidos que las representaban. (32)
Junto a los temas de la utopía y del realismo, de la política y la no-política, la polémica de aquellas semanas se basaba en la ideología y en el patrimonio ideal de los radicales. Los laicos moderados subrayaban la completa ruptura de los nuevos radicales con la tradición del radicalismo anterior de los años cincuenta lanzando la nueva praxis radical en el campo de la espontaneidad: "El elemento libertario" escribía Spadolini (33) "ha predominado netamente sobre el liberal, incluso el liberal de izquierdas que constituyó el fermento vital del movimiento de "Il Mondo". El ramalazo de la protesta se ha superpuesto netamente al de reelaboración democrática que favoreció el estreno del centro-izquierda". (34) Desde el mismo campo ideal de observación, Nicola Matteucci, más atento a las acciones concretas llevadas a cabo, replicaba que "el núcleo teórico de la batalla de los radicales consistía en la defensa de los derechos civiles, viejos y nuevos ... Esta ha sido y es una batalla liberal, porque se basa en el
individuo y en la soberanía de su conciencia..." (35)
Si intelectuales y políticos pasaban por la criba la cultura política radical utilizando la información escrita analizando los distintos elementos que la hacían singular, el mensaje directamente político, en los contenidos y en la manera original de afrontar hombres y problemas, pasaba por primera vez por la información televisiva.
Y ello constituyó la gran novedad en la relación entre la política radical y la búsqueda de consensos. De los cientos de miles de ciudadanos que habían entrado en contacto con tal o cual episodio del mundo radical, se logró dicho verano, a través del acceso ganado a pulso por Pannella a la Rai-Tv para sí y para las minorías en general, comunicar con varios millones de personas.
El partido y la política radical dieron un salto de calidad en lo que a posibilidades de acción se refiere en el ámbito de una condición histórica de minoría. Los radicales lograron ampliar el número de personas que se enteraban de la problemática de los derechos civiles, un círculo que ya no se restringía a los que trabajaban en ello, sino que junto a ellos habían logrado que cobrase sentido la presencia de una fuerza política, considerablemente pequeña pero con la ambición de plantear y llevar a cabo luchas generales para el país.
4. "Los radicales ante la 'cuestión socialista'"
La fuerza política con la que el Partido radical había desde siempre mantenido sus relaciones más importantes era el Psi. Con los socialistas, los radicales compartían actitudes en un principio, aun a pesar de que existiesen muchos temas en los que se hallaban claramente divididos sobre todo en lo que se refiere a la política de colaboración con la Democracia Cristiana y el subpoder que ello suponía. Socialistas fueron la mayoría de los parlamentarios interesados en el divorcio, en el Concordato y otros derechos civiles, aunque a menudo desde posiciones aisladas en su mismo partido. Socialistas fueron la mayor parte de los interlocutores de base que los radicales hallaban en sus acciones militantes desde el momento en el que, en toda iniciativa, casi de forma mecánica, se producía la adhesión de individuos, grupos o secciones socialistas. El Psi había fue el partido apoyado en las elecciones regionales de 1970 a partir de compromisos determinados en algunos temas importantes: casi constantemente la interpret
ación o la mediación en el parlamento de acciones, peticiones e iniciativas del Pr que se habían apoyado en los socialistas. Así pues, el Psi representaba la fuerza de la izquierda histórica más afín a los radicales por partida doble: en primer lugar, porque en los hechos existía un hilo continuo de relaciones confiadas a muchos canales capilares de la base o de los exponentes, incluso cuando los oficiales se hacían difíciles cuando no imposibles; y porque los radicales no dejaban nunca de considerarse parte de la familia socialista, aun con sus rasgos libertarios y sus formas peculiares de acción. A ello contribuían asimismo las características históricas del Psi que en Italia, tras la desaparición del Partido de Acción y tras el periodo frentista(4bis), hicieron de él el heredero histórico de la "democracia radical" (no en vano, gran parte de los viejos radicales al igual que los "accionistas" y "Unidad Popular" de Parri y Calamandrei acabaron en el Psi).
La atención del Pr por los socialistas se articulaba en tres dimensiones distintas. Los radicales prestaban gran atención a las posturas que el Psi asumía en las decisiones políticas cotidianas y por lo tanto las criticaban constantemente; por otra parte intentaban ofrecer a los socialistas momentos de encuentro a partir de una política fortalecida, iniciativas y temas de lucha; y, por último, consideraban la manera en la que se podía desarrollar un proceso hacia una fuerza unitaria socialista renovada en la que poder disolver, y posteriormente potenciar, su propia experiencia minoritaria.
En el congreso radical de 1972, la moción conclusiva afirmaba la necesidad de reanudar la iniciativa en el área socialista: Es tarea de todo el partido movilizarse para que esta corriente de asociación y de libre y nueva organización de los laicos, de los libertarios, y de los socialistas no se interrumpa sino que prosiga y se amplíe... " (36) En el congreso de julio de 1973 para plantear los referéndumes participaron los diputados Vincenzo Balzamo y Fabrizio Chicchitto. Asimismo, Giacomo Mancini mandó un saludo al congreso. Estas participaciones se interpretaron como "una señal de la posibilidad de colaboración existente con amplios sectores socialistas, y no sólo de la base". (37)
Cuando salió el periódico "Liberación", siguió con asiduidad los avatares socialistas, aun a pesar de comentarlos de forma crítica sobre todo en lo que se refiere a su regreso al gobierno en verano de 1973 cuando con el II gobierno Rumor se volvió a crear un nuevo centro-izquierda. El periódico publicaba con estos titulares: "El Psi vuelve al calvario. Se vuelven a proponer, aunque peores, las condiciones del primer centro izquierda. El Psi escoge de nuevo, por cálculo o falacia, la vía de su calvario o de alguna vice-presidencia. El centro-izquierda ataca de nuevo". (38)
La polémica hacia la decisión gubernamental del Psi ("La Dc ya ha hegemonizado De Martino. Opongámosle el socialismo"; (39) "El Psi fluctúa en el vacío", (40) "El Psi en apuros neo-concordatarios" (41) acompañado de continuos, y explícitos reconocimientos del papel necesario de dicha fuerza: "El Psi sigue siendo" escribía en octubre "Liberación" "el partido central para toda esperanza de alternativa o incluso de cambio, lo que, en resumidas cuentas quiere decir que estas esperanzas son realmente problemáticas y difíciles". (42) "La Prueba radical" publicaba a su vez un dosier especial sobre "El movimiento socialista y la alternativa" con una larga conversación con Riccardo Lombardi con Massimo Teodori y Gianfranco Spadaccia. (43) Y, cuando tras el 12 de mayo de 1974, inició la larga lucha estiva con el ayuno colectivo, una vez más los radicales tuvieron por interlocutores a algunos socialistas del Psi. Pannella fue recibido por el secretario De Martino que había sido objeto de críticas por su gestión condesc
endiente; y algunos exponentes socialistas declaraban públicamente: "muchas de las instancias propias de la batalla política de los radicales de Pannella en materia de derechos civiles y de libertades son comunes a las tradiciones y a la utilización actual de lucha del Psi" 844) y "al Psi hay que reconocerle la seriedad de los objetivos planteados por Pannella y sus compañeros, independientemente del mérito de cada uno de los problemas sobre los que en algunos casos hemos discernido". (45)
Al margen de estos y otros episodios, estaba muy clara la cuestión de fondo: la necesidad de crear una gran fuerza socialista en el país como presupuesto para poder hablar de alternativa a la Dc. Sin embargo, no había aparecido todavía en el Partido Radical ningún signo que pudiese plantear la cuestión de la relación entre radicales y socialistas en términos de alianza tradicional o confluencia. Siempre había estado claro y seguía estándolo, incluso en los momentos de mayor proximidad sobre temas específicos, que toda convergencia entre la fuerza minoritaria y el partido socialista tenía que pasar a la fuerza por luchas comunes, es decir por momentos de unión desde la base. Las experiencias positivas del movimiento del divorcio habían sido de este tipo y la práctica referendaria en 1974 indicaba las modalidades de posibles procesos unitarios.
Por otra parte, en la época post-sesentayochesca todos los intentos en la nueva izquierda de constituir partidos nuevos con viejas fórmulas de agregación estaban fracasando. Tras las elecciones de 1972, el Movimiento Político de los trabajadores (nacido de un pequeño grupo de católicos que se habían decantado hacia la izquierda siguiendo al ex presidente del Acli, Livio Labor) que representaba el típico ejemplo de proceso no basado en luchas específicas, había desaparecido confluyendo en parte en el Psi. El mismísimo Psiup había decretado su final volviendo a los grandes cauces de la izquierda histórica: Pci y Psi. Il Manifesto, residuos del Psiup y del Mpl, buscaban con dificultad unificaciones en el Pdup recalcando agregaciones y separaciones poco relacionadas con nuevos movimientos en el país.
Los radicales seguían manteniéndose al margen de este tipo de acontecimientos no sólo y no tanto por la diversidad político-ideológica sino por el hecho de que el patrimonio más auténtico del partido consistía precisamente en la manera de poner en marcha movimientos de lucha a partir de temas, objetivos y contenidos políticos específicos. Y a partir de dicho patrimonio pretendían construir eventuales procesos de agregación en dirección socialista.
A finales de 1974, eran los hechos externos (el ocaso del inerte centro-izquierda en presencia de la crisis económica que se superponía a la política, moral e institucional) junto con los hechos internos del partido los que introducían con carácter de urgencia la "cuestión socialista" en el orden del día del Partido Radical. Los radicales habían llevado a cabo una serie de luchas específicas y eran conscientes de que interpretaban exigencias presentes en el país y que por lo tanto, aun a costa de duros enfrentamientos con las instituciones, era posible lograr éxitos específicos y concretos. Por otra parte, constataban cómo el panorama político se iba configurando con características concretas - cuando no formales - no-democráticas y por lo tanto era indispensable trasladar la atención de la suma de cada una de las luchas a la estrategia alternativa con respecto a la cual el panorama de las fuerzas políticas y el papel del de las de izquierdas adquiría un peso determinado. "La gravedad de la crisis general de
l país" tal y como indicaba un documento oficial del congreso de Milán de noviembre de 1974 "es tal que si una alternativa política y de gobierno no forma parte de las condiciones todavía realizables, no hay que postergarla a un futuro lejano sino empezar a prepararla desde ahora". (46)
En el congreso había surgido con pujanza la exigencia, por una parte, de constituir un organismo político adecuado a las tareas que la opinión pública atribuía a los radicales, y por otra, de la urgencia de desarrollar el potencial radical para la refundación socialista. Como conclusión del congreso, una doble exigencia de tal envergadura quedaba patente en la enunciación en la moción de la "cuestión socialista" como cuestión de fondo de la alternativa.
De esta manera, el partido, en pocos años, a medida que se iba ensanchando su campo de acción, ampliaba igualmente sus objetivos: desde ser un "partido laico" característica vagamente formulada en 1971 en términos de contenido y de lucha, se pasaba al objetivo concreto de una "nueva fuerza de socialistas" para conquistar el 20% del electorado. La desobediencia civil y cada una de las batallas ya no se consideraban suficientes para crear las condiciones necesarias para construir una alternativa, "si no se crea, con estas luchas, y con una perspectiva política general, un elemento socialista-libertario que sea capaz, requilibrándola, de reforzar toda la izquierda italiana. Si el elemento socialista y libertario no consigue conquistar y representar por lo menos un veinte por ciento del electorado, arrimándose y estableciendo una relación unitaria con el Pci, la polémica sobre el compromiso histórico... corre el riesgo para los laicos y los socialistas de ser la justificación de su impotencia y de sus fracasos.
Y la construcción de una gran fuerza socialista y libertaria es la condición necesaria para poder llevar a cabo una política alternativa, democrática y socialista". (47)
Que los radicales considerasen posible el inicio de un proceso de refundación socialista de la que pudiesen formar parte no estaba escrito sólo en los documentos oficiales del partido. Marco Pannella, prosiguiendo el camino de una multiplicación de iniciativas y movimientos que rompiesen los esquemas angostos de los partidos, aun sin dejar de ser fundamentalmente la guía de los radicales, declaraba querer actuar en calidad de socialista ("considero que mi lugar de militante es el Psi ... hace meses que se lo vengo diciendo a mis compañeros radicales, que lo entienden y lo comparten") y lanzaba algunos meses más tarde "el movimiento socialista en pro de los derechos y las libertades civiles - Liga XIII Mayo" que en su nombre resumía sus intenciones políticas. Otros radicales (Massimo Teodori, Mercedes Bresso, Franco Sircana, Lorenzo Strik Lievers, Enzo Belli Nicoletti) junto a los socialistas (Alberto Venzoni, Umberto Dragone, Gerardo Mombelli y Pierro Bizarri) y los independientes (Giorgio Galli, y Stefano R
odotá), constituyeron en enero de 1975 la asociación "Acción y Búsqueda en pro de la Alternativa" (Ara), con el objetivo de hacer de puente entre los particulares y los grupos, complementar la actividad de partido, en pro la refundación socialista y de la alternativa" (49)
"Notas"
1 Moción conclusiva del XI congreso del Pr, Turín, noviembre de 1972, en "Las luchas radicales a través de los documentos congresales y del estatuto", elaborado por el Pr, Roma, 1976, III edic., p. 29.
2 "Ibídem", p. 30.
3 "Ibídem", p. 31.
4 Carta de Marco Pannella al »Messaggero , 16 de enero de 1973, a la que siguió un debate alimentado por cartas publicadas por el periódico a finales de enero. Véase carta de Massimo Teodori, »Messaggero , 25 de enero de 1973.
5 Cfr. "La droga negra", elaborado por Prensa alternativa, en »La Prueba radical , año II, nº. 7-8-9, mayo-julio de 1973, pp. 106-111.
6 Cartas de M. Pannella, "cit".
7 Cfr. "Dosier Droga/2" elaborado por "Prensa alternativa" en »La Prueba Radical , año II nº. 5, marzo 1973, pp. 109-118, y »Noticias Radicales , año VII nº. 2, 23 enero de 1973.
8 Cfr. "La droga negra, cit".
9 Cfr. »Noticias Radicales publicado, nº. 176, año VII nº. 2, 23 de enero de 1973.
10 Carta de Marco Pannella, "cit".
11 Angelo Pezzana, "El 'Fuori' y el Partido", »Noticias Radicales nº. 307, 10 octubre 1974, p. 7.
12 Cfr. »Noticias Radicales , año VII, nº. 199-200, 20 de junio de 1973.
13 Giulio Ercolessi, " Cerrar el chiringuito?", »Liberación , año I n. 32, 25 octubre de 1973.
14 "El Pr ha decidido: ocho referéndumes", »Liberación , año I nº. 34, 9 de noviembre de 1973.
15 El periódico »Liberación se publicó cotidianamente del 8 de septiembre al 19 de octubre de 1973, después cada quince días hasta febrero de 1974. Dirigido por Marco Pannella, desde noviembre de 1973 figura como con-director Enzo Zeno.
16 "Ocho referéndums contra el régimen, promovidos por el Partido Radical", elaborado por Massimo Teodori, La nueva izquierda, ediciones Savelli, Roma, 1974.
17 Massimo Teodori, "El por qué de los referéndumes", en "Ocho referéndumes", "cit.", p. 20.
18 "Cómo no ha sido aprovechada una gran ocasión unitaria", »Noticias Radicales , nº 307, 10 octubre de 1974, p. 5.
19 "Ayuno colectivo: todo empezó el 15 de abril. En tres meses más de 100 militantes no violentos reanudan el arma del ayuno", »Noticias Radicales , nº. 289, 23 de julio de 1974.
20 "Manifiesto en pro de la defensa de las libertades civiles", »Noticias Radicales , ciclostilado, 8 de julio de 1973.
21 "Nosotros estamos locos de libertad": Pannella entrevistado por Pasolini, »Il Mondo , 25 de julio de 1976, Cfr. y la réplica: "Señores los locos son ustedes" de M. Pannella »Il Mondo , 8 de agosto de 1974.
22 Pier Paolo Pasolini, "Abramos un debate sobre el caso Pannella", »Corriere della Sera , 16 de julio de 1974.
23 Texto taquigrafiado de la intervención en televisión en »L'Espresso nº. 30, 28 de julio de 1974.
24 Cfr. "Pro y contra", »L'Espresso , 28 de julio de 1974.
25 Carta abierta de Dom Franzoni a Marco Pannella, »Aut , año III, nº. 24, 28 de julio de 1974, p. 13.
26 Cfr. »Noticias Radicales , nº. 289, 23 de julio de 1974.
27 "XX septiembre. Una brecha en Viale Mazzini", »Noticias Radicales n. 307, 10 de octubre de 1974.
28 P.P. Pasolini, »Corriere della Sera , "cit".
29 Adolfo Battaglia, »Corriere della Sera , 20 de julio de 1974.
30 P.P. Pasolini, »Corriere della Sera , "cit".
31 Wladimiro Dorigo, »Corriere della Sera , 10 de agosto de 1974.
32 Maurizio Ferrara, »Corriere della Sera , 18 de julio de 1974.
33 Giovanni Spadolini, »Corriere della Sera , 25 de julio de 1974.
34 "Ibídem".
35 Nicola Matteucci, "Una rabia liberal", »Il Mondo , 18 de julio de 1974.
36 "Las luchas radicales a través de ...", "cit.", p. 29.
37 "Ibídem", p. 34.
38 »Liberación , 15 de septiembre de 1973.
39 »Liberación , 22 de septiembre de 1973.
40 »Liberación , 27 de septiembre de 1973.
41 »Liberación , 11 de octubre de 1973.
42 »Liberación , 11 de octubre de 1973.
43 "Dosier: Movimiento socialista y alternativa", »La Prueba Radical , año II, nº. 7-8-9, mayo-julio, 1973 pp. 45-92.
44 Enrico Manca, »Aut , año III n. 24, 28 de julio de 1974.
45 Aldo Ajello, »Aut , año III n. 24, 28 de julio de 1974.
46 "Las luchas radicales a través de ...", "cit.", p. 39.
47 "Ibídem", p. 40.
48 Marco Pannella, "Jaque al régimen", »Aut , año III nº. 24, 28 de julio de 1974, p. 12.
49 "Ara" (»Azione e Ricerca per l'Alternativa , - Acción y búsqueda en pro de la Alternativa", asociación política), fundada en enero de 1975 por un grupo de personas pertenecientes al Pr y al Psi o pertenecientes a estructuras sindicales y periodísticas, tenía por objeto: a) la renovación de la fuerza socialista en la estructura organizativa, en la capacidad de elaboración ideológica y programática y en la estrategia; b) la alternativa de la izquierda a la Dc, en lo que a fuerzas sociales de contenido programático y alineación política se refiere. Promovió toda una serie de iniciativas, a saber: "Primer coloquio en pro de la alternativa" (abril de 1975); "Qué socialismo, qué Europa" (noviembre 1975); "Alternativa y elementos de socialismo en las comunidades locales" (septiembre de 1975): "La izquierda y la estrategia de los referéndumes" (octubre de 1975). Secretario general: Massimo Teodori; tesorero: Piero Bizzarri.
N.d.T.
(1bis) IRI: Sigla de Instituto para la reconstrucción industrial ente público constituido en 1933 para afrontar la crisis del sistema industrial y bancario italiano. Posee colosales intereses en el campo industrial, gestionado por las financieras Finsider (siderurgia), Finmeccanica (automóviles y mecánica) Fincantieri (obras públicas) Stet (alimentaria) , Italstat (infraestructuras civiles) etc. Forman parte del Iti varios bancos (Banca commerciale italiana, Credito italiano y Banco di Roma) Alitalia y la RAI.
(2bis) gobettiana: de Piero Gobbetti (Tuí 1901 - París 192). Ideólogo del liberalsocialismo. Perseguido por los fascistas en el 26 se fue a Francia.
(3bis) SALVEMINI Gaetano: (Molfetta 1873 - Sorrento 1957) historiador y político. Socialista desde 1983, meridionalista, se salió del PCI y fundó la revista semanal "L'Unità". En el 25, fundó en Florencia con los hermanos Rosselli, el periódico clandestino "Non Mollare" y posteriormente se refugió en el extranjero, se sumó a "Giustizia e Libertà" y llevò a cabo una gran campaña contra el fascismo.
(4bis) Frentismo: (it. frontismo): tendencia a crear fuerzas de izquierda basada en el PCI.