de Massimo Teodori, Piero Ignazi y Angelo PanebiancoSUMARIO: La interpretación histórica del Partido Radical basada en la reconstrucción de las distintas fases de la cuestión radical desde 1955 hasta 1977.
INDICE GENERAL
"Introducción de los autores"
Primera parte
HISTORIA DEL PARTIDO RADICAL
I De los viejos a los nuevos radicales
1. El primer Partido radical (1955-1962)
2. El centro izquierda y el optimismo tecnocrático del bienestar
3. Las nuevas oposiciones en Europa
4. La herencia del movimiento goliardo
5. La izquierda radical
"Notas"
II La soledad de una minoría
1. La fatigosa reanudación del nuevo grupo
2. La "Agenzia Radicale" y sus batallas: Eni, asistencia socio-sanitaria y educación.
4. Los radicales ante las propuestas de unificación de la izquierda
5. El aislamiento de una cultura política distinta. Hacia el congreso de refundación (1964-1967)
"Notas"
III La campaña del divorcio
1. El nacimiento y el desarrollo del movimiento divorcista con la Lid
2 El movimiento popular y la acción de presión en el Parlamento
3 Del divorcio al referéndum
4 Los radicales en el movimiento divorcista. Significado político general
"Notas"
IV Un partido en busca de sí mismo. Desde el congreso de refundación (1967) al de reimpulso (1972)
1 A través del sesenta y ocho
2 Las nuevas iniciativas: justicia, sexualidad, Concordato, liberación de la mujer
3 Con antimilitarismo y objeción de conciencia una caracterizada presencia militar
4 Los radicales y el sistema político desde las elecciones del 68 hasta las del 72
5 Las dificultades del partido hacia el Congreso de reimpulso (Turín 1972)
"Notas"
V La oposición al régimen con los derechos civiles
1 Tras el reimpulso se multiplican las iniciativas con un partido bastante frágil
2 Los ocho referéndumes y el referéndum sobre el divorcio
3 El caluroso verano de 1974: la batalla por la información lleva a Pannella a la pequeña pantalla
4 Los radicales ante la "cuestión socialista"
"Notas"
VI En pro de una revolución democrática
1 Acción directa y acción popular para el aborto
2 El partido federal cobra forma a partir de los derechos civiles. La carta de las libertades
3. Los radicales en el Parlamento con las elecciones del 20 de junio de 1976
"Notas"
VII En Italia y en el Parlamento
1 Una minoría en el Parlamento
2 El proyecto referendario como proyecto alternativo
3 El conflicto entre comunistas y radicales
4 Los motivos de veinte años de historia radical
"Notas"
Segunda parte
ELECTORADO, MILITANTES Y MOVIMIENTO: UNA INTERPRETACION SOCIOLOGICA
I Los militantes radicales: composición social y actitudes políticas
1 Introducción
2 La composición social
3 Los radicales y el Partido
4 Actitudes políticas en general
5 El perfil socio-político
6 Conclusiones
"Notas"
II El voto de los radicales en las elecciones del 20 de junio de 1976
1 Las características generales del voto
2 Un consenso electoral urbano
3 Un voto de opinión
4 La mayoría prefiere a Pannella
5 Análisis de un caso: Toscana
6 Consideraciones conclusivas
"Notas"
III De la sociedad corporativa a los movimientos colectivos: naturaleza y papel del Partido Radical
1 Partido político, grupo de presión y movimiento: el carácter atípico del Pr
2 Normas, estructuras y carisma: las contradicciones
3 Agregaciones de los intereses, control social y movimientos espontáneos
4 Sistema político y sociedad corporativa
5 De la contratación al conflicto
"Notas"
APENDICES
I Estatuto del Partido Radical
II Los órganos centrales del Pr
III Cronología de los principales acontecimientos de los movimientos federados y de las ligas
IV Fuentes y orientación bibliográfica
("LOS NUEVOS RADICALES", Historia y sociología de un movimiento político - Massimo Teodori, Piero Ignazi, Angelo Panebianco - Arnoldo Mondadori Editore, octubre de 1977)
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VI POR UNA REVOLUCION DEMOCRATICA
1. "La acción directa y la acción popular en pro del aborto"
El aborto se convirtió en 1973-74 en el tema central de acción y de batalla de los radicales. Al contrario que con el divorcio, a partir del nuevo tema se iba desarrollando espontáneamente un movimiento de lucha como parte del nuevo movimiento feminista. Para el divorcio, en 1966, se constituyó un movimiento organizado a posta con el núcleo radical que había promovido la presión popular como apoyo y estímulo de la acción parlamentaria. Con respecto al aborto, por el contrario, con la reconocida difusión del fenómeno (de uno a dos millones de casos ilegales al año, según los distintas fuentes), la cuestión adquiría el dramático carácter de "cuestión social" de masas con respecto a las mujeres, y a partir de él profundizaba en las raíces de todo el movimiento feminista, aun estando articulado y dividido en distintas posturas.
Las feministas cercanas al Partido Radical, con el Mld, representaban simplemente una parte del más amplio movimiento de carácter espontáneo y colectivo; y los radicales, a su vez, debían actuar teniendo en cuenta la relación directa con el Mld e indirecta con toda la alineación femenina y feminista. Y precisamente en este marco las acciones, los acontecimientos y los procesos representaban los datos objetivos exteriores de los radicales, que el Mld - antes Cisa -, junto con el Pr, promovieron tanto la acción popular como la directa de desobediencia civil a favor del "aborto libre, gratuito y autogestionado". Ese objetivo constituía la forma más clara y más claramente percibida entre las instancias del nuevo feminismo; y, como tal, era objeto de la acción radical específica, que pretendía, en general, hallar una salida institucional de las expectativas individuales o colectivas procedentes de la sociedad civil.
La presentación de la ley Fortuna en febrero de 1973 inauguró la larga serie de presiones que el país ejerció en el Parlamento. Las denuncias y los procesos que se instruían periódicamente contra mujeres que habían abortado, demostraban la creciente tensión que la situación ilegal de masa presentaba a los legisladores. Por ejemplo, el proceso contra la menor de edad Gigliola Pietrobon que tuvo lugar en Pádua en junio de 1973, fue transformado por las feministas en un proceso de las mujeres a la legislación represiva. O el caso de las 263 mujeres denunciadas masivamente en Trento en diciembre de 1973.
En otoño del mismo año fueron la expansión del movimiento feminista, el carácter dramático de los casos que de vez en cuando salían a flote, y las noticias procedentes del extranjero (nuevas leyes en Francia y en Estados Unidos, movilizaciones y autodenuncias en Alemania), las que provocaron la apertura de una campaña para la discusión en el Parlamento del proyecto de ley. Y los radicales estaban a la cabeza: "Liberación" publicó en septiembre una lista de autodenuncias, (1) y el Mld se echó a las calles, se plantó ante el parlamento para solicitar que se incluyese la discusión del problema en el orden del día.
Pero contra la liberalización del aborto se oponían las resistencias, manifiestas o tácitas, del abanico de las fuerzas políticas al completo, entre las que cabe destacar la postura adoptada por la representante del Pci que en dicha ocasión declaró: "las posturas, las justificaciones alegadas ... para la liberalización del aborto... acaban por proponer de nuevo, agravándolas, soluciones que no tienen nada que ver con los derechos humanos ni con la tutela de la salud de la mujer, de la pareja, de la prole...". (2) Sin embargo, desde el punto de vista legislativo no se avanzaba, a pesar de que en el país se intensificase la acción de las feministas que se echaban continuamente a las calles, y la información en la prensa propusiese cada vez con más fuerza el tema del aborto a la opinión pública.
En junio de 1974, tras el referéndum sobre el divorcio con todo lo que acarreaba, los radicales, ante la inercia parlamentaria, volvían a proponer la abolición de los artículos del código penal entre cinco referéndums que pedían; y, al mismo tiempo, con una acción directa, unas veinte personas pertenecientes al Mld se pusieron en huelga de hambre durante el "verano caliente del 74" no para "pretender todo inmediatamente con la aprobación del aborto" sino para provocar la discusión en el Parlamento, (3) apoyadas a su vez por una petición popular de 13.000 firmas recogidas en Piazza Navona en Roma, en sólo dos semanas. El aumento de interés para que se produjese un cambio legislativo determinado lo indicaba un sondeo demoscópico, que, en julio del mismo año indicó que dos tercios de los italianos estaban a favor de una discusión urgente en el parlamento, y que el 59% de las mujeres consideraban la cuestión como un hecho que atañía a su conciencia y no al Estado o a la Iglesia. (4)
Una decidida aceleración en la campaña a favor del aborto se debió una vez más a la organizada transgresión de la ley considerada injusta y a su adopción política por parte de los radicales como elemento de necesaria desobediencia civil. El 9 de enero de 1975, por indicación de los órganos y por denuncia de personas de derechas, se descubrió en Florencia una clínica para abortos organizada por el "Centro Italiano Esterilización y Aborto" (Cisa) y fue arrestado el médico Giorgio Conciani que la había organizado. Algunos días después era arrestado en Roma Gianfranco Spadaccia, secretario nacional del Partido Radical, que declaró que el Partido radical reivindicaba la paternidad de la iniciativa: "Desde ahora asumimos nuestras responsabilidades políticas y militantes. Las asumimos como Cisa que está federado al Partido Radical. Las asumimos como Partido radical que apoya y sostiene la actividad del Cisa. En calidad de secretario nacional del partido estoy a disposición del magistrado de Florencia, y, si lo cons
idera pertinente, de sus carabineros y agentes; tal y como lo está la secretaría y la dirección nacional del partido al completo" (5). Adele Faccio, que fundó en Milán el Cisa en septiembre de 1973, y organizó materialmente su actividad, se entregó a la policía el 25 de enero en el palco del teatro Adriano de Roma a lo largo de un gran mitin organizado adrede; Emma Bonino, que había sustituido como responsable de la actividad Cisa en Milán tras el arresto de Faccio, y contra la que se ordenó inmediatamente un mandato de captura, se entregó tras algunos meses el día de las elecciones, el 5 de junio en Bra (Piamonte), su ciudad natal, y fue desencarcelada inmediatamente. Marco Pannella reivindicaba también la responsabilidad del Cisa y también recibió el mandato de comparición, junto a los militantes radicales florentinos Giulia Montanelli, Andrea Ricci y Vincenzo Donvito.
El Cisa había surgido autónomamente gracias a la labor de algunas personas que trabajaban con el Aied (Asociación italiana para la educación demográfica) (a parte de Faccio- Guido Tanassari) en septiembre de 1973, y se apoyó materialmente en la sede radical de Milán. En un segundo momento, en el congreso radical de noviembre de 1974, Faccio, que animaba y organizaba la actividad del centro, solicitó y obtuvo la conexión federativa con el partido, dictado incluso por la moción conclusiva: "La lucha por la despenalización, la liberalización del aborto y la libre determinación de su vida y de su cuerpo por parte de las mujeres" indicaba la resolución - "será perseguida tanto proponiendo el referéndum como con la campaña de las autodenuncias, como aportando el trabajo militante, político, legal y de prensa a todas las víctimas de las actuales leyes y a todas aquellas organizaciones y personas que, públicamente, tal y como hace el Cisa, prestan asistencia a las mujeres que deben afrontar el drama de tener que abo
rtar ilegalmente y de forma clandestina". (6) Así pues, asumiendo la responsabilidad política de una actividad completamente separada del Pr - y de la que los dirigentes se habían enterado solo pocos meses antes - a principios de 1975, un trabajo de asistencia a las mujeres cobraba el relieve de desobediencia civil organizada, de la que se encargaba un partido entero a través de sus dirigentes. De esta manera, se solidificaban para los radicales los dos aspectos que desde hacía tiempo venía caracterizando el método de su intervención: por una parte la acción de movilización popular en pro de transformaciones legislativas propuestas directamente o en apoyo de propuestas de otros, y por otra parte, la acción directa, apoyada, si es necesario, por acciones de transgresión declarada de ciertas leyes consideradas injustas para provocar su rápida restructuración. Ni que decir tiene, iba a cobrar gran importancia en un proceso por una clínica clandestina, parte de una red que había organizado, declarándolo, aproxim
adamente seis mil abortos en Italia a los que cabía añadir otros mil efectuados por italianas en Inglaterra; pero la acusación de dirigentes políticos que abiertamente reivindicaban la razón de la ilegalidad adquirió un peso muy distinto. De hecho, el arresto del secretario del Pr causó el efecto de sensibilizar a la opinión pública sobre la "cuestión del aborto", y creó un frente progresivamente político: "Por primera vez desde 1946" - declaraba la secretaría del Pr - "es arrestado el secretario de un partido político por su actividad en el ejercicio de una iniciativa política que tiene por objeto promover la actividad legislativa y aplicar deliberaciones concretas de un congreso nacional..". (7)
A las incriminaciones y los arrestos cabía añadir nuevas autodenuncias por procurar el aborto, a parte de las ya recogidas desde hacía tiempo. Al cabo de un mes de iniciativas, el 20 de febrero se presentaban a la fiscalía del Tribunal de Casación algunos miles de autodenuncias por parte de una delegación del Pr y del Mld; además, algunos cientos de médicos formaron una declaración en favor de la inmediata despenalización del aborto, (8) publicándolas con motivo de la Conferencia nacional del aborto organizada el 24 y 25 de enero en Roma por el Pr y el Mld; (9) y este último proyectó el 12 de febrero, durante una rueda de prensa, una película sobre una intervención abortiva efectuada con el método Karman, para demostrar que las medidas represivas no podían permitir a las mujeres que no abortasen y que las nuevas técnicas lograban incluso que no sirviese para nada la acción del médico.
El estallido del "caso aborto" supuso la conquista del arma del referéndum abolitivo, que había sido deliberado nuevamente por los radicales como compromiso para la primavera de 1975, la revista semanal "L'Espresso". La relación con la prensa, en particular con las revistas semanales más leídas en los sectores laicos y progresistas del país ("L'Espresso" y "Panorama", y en menor medida, "Il Mondo") habían supuesto desde siempre un punto de apoyo importante y delicado para los radicales. Siempre habían ejercido presiones en las revistas semanales para que se convirtiesen en portavoces de las exigencias de derechos y libertades civiles que surgían en el país, y para que con una información adecuada y a tiempo, fuesen canales amplificadores de las propuestas que los radicales animaban y llevaban a cabo en distintos campos.
Anteriormente había quedado patente la importancia de una revista semanal como "ABC"(1bis) para que saliese vencedora la campaña sobre el divorcio. Y quedaba igualmente claro que las revistas semanales políticas ilustradas de masas habían desarrollado a lo largo del primer quinquenio de los sesenta una labor decisiva en la canalización de la opinión pública, cobrando vigor a su vez con la ampliación del campo de escucha, puesto que habían dado espacio, en los servicios y el la línea editorial a las exigencias de modernización, de laicización y de expresión directa de la sociedad civil más allá de la política tradicional. Fue así como el acuerdo entre "L'Espresso" y la "Liga XIII mayo" de Pannella para realizar conjuntamente la recogida de firmas para el referéndum abolitivo de las normas del código penal relacionado con el aborto marcó un viraje en la posibilidad de éxito de la iniciativa referendaria radical.
El 5 de febrero de 1975 se depositaba en el Tribunal de Casación la petición de que se celebrase el referéndum sobre el aborto; al cabo de algunas semanas, la Uil se sumó a la iniciativa y, en el mes de marzo, inició la movilización popular para la constitución de los comités locales. La campaña institucional se entrecruzaba y se superponía con la basada en la desobediencia civil. "L'Espresso" ponía cada semana una página a disposición de la "Liga XIII mayo", mientras entre febrero y abril, bajo el impulso de todas estas instigaciones, se presentaron en la Cámara de los diputados proyectos de ley por parte de todos los partidos, incluidos el Pci y la Dc. El 15 de abril inició en las calles la recogida de firmas por parte de los radicales, con el apoyo de prensa y financiero de "L'Espresso" y con la adhesión de muchas federaciones socialistas: tres meses después se entregaban las aproximadamente 750.000 firmas recogidas que ponían en marcha el mecanismo constitucional para llevar a cabo el referéndum en la pr
imavera de 1976.
2. "El partido federal cobra forma a partir de los derechos civiles. La carta de las libertades."
Tal y como se ha visto, 1975 es la temporada en la que la acción para el aborto ocupó, para los radicales, el puesto central. Pero, junto a ella, se hallaban activos los demás frentes de los derechos civiles. En abril, se celebraba en Nápoles el segundo convenio del Fuori(2bis) sobre el tema "Opresión sexual y liberación" que trasladaba la atención de los homosexuales radicales hacia el tema general de la liberación sexual.
La campaña sobre la droga proseguía con la elaboración de una propuesta de ley "sobre el consumo, posesión y tráfico de sustancias estupefacientes" por parte del comité nacional "droga y libertad", animado por Giancarlo Arnao: propuesta presentada a finales de junio a los miembros de la Comisión de sanidad del Senado. El 1 de julio, Pannella ponía de manifiesto, fumando hachís en público, la desobediencia civil "finalizada a la programación concordada entre las presidencias de la Cámara y del Senado de los trabajos para que antes - y no después - del mes de noviembre se garantizase la definitiva aprobación de una nueva ley". (10) Inmediatamente después, el Pr se comprometía a recoger 50.000 firmas para presentar un proyecto de ley de iniciativa popular; pero en los mese sucesivos, bajo el continuo estímulo de las presiones radicales, se discutía y aprobaba a finales de año una nueva ley considerada poco satisfactoria, aunque mejor con respecto a la ley en vigor. "Noticias radicales" comentaba: "La ley aproba
da no es buena; no es nuestra ley. La lucha que hemos llevado a cabo contra la heroína, contra la industria de la droga, contra el comportamiento del Estado con respecto a los toxicómanos no debe considerarse concluida. El principio de la no punibilidad del consumidor ha pasado. Ha pasado mal, pero ha pasado. El recrudecimiento de las condenas par los traficantes ha pasado... Sostener que estas conquistas con todos sus límites no existen, no creen condiciones de lucha más avanzadas ... sería estúpido". (11)
En primavera, las Cámaras aprobaron la ley para la mayoría de edad y el derecho al voto a los dieciocho años y el nuevo derecho de familia, que habían sido objeto de la presión radical en verano de 1974. Sin querer asumir la paternidad de dichas leyes, los radicales reivindicaban sin embargo el mérito de haber obtenido "el respeto de la legalidad republicana, es decir que las promesas de reforma se mantuviesen, respetando los reglamentos parlamentarios" y además de "haber iniciado, o reanudado, el enfrentamiento sobre estos temas que alguien pretendía olvidar en algún cajón" (12) Sobre las cuestiones militares y antimilitaristas se había abierto otro frente con las agitaciones de los suboficiales y la reivindicación de un movimiento democrático en los cuarteles que solicitaba los derechos políticos y sindicales de los ciudadanos de uniforme: una situación que daba fuerza y nueva legitimidad a la propuesta radical de abolir los tribunales y los códigos militares en tiempo de paz, sobre cuya abolición en el ve
rano de 1975 todavía se recogían firmas.
La campaña para las firmas para el referéndum sobre el aborto finalizó en julio de 1975 con gran éxito asegurado gracias al apoyo de "L'Espresso". El programa radical para los demás referéndums había sido suspendido en el mismo período para responder a las peticiones políticas de otros grupos, sobre todo socialistas y extraparlamentarios que no veían bien el conjunto de referéndums sino que deseaban concentrarse solamente en el del aborto que era considerado prioritario. Tras el éxito de dicho referéndum, el Pr reimpulsó la recogida de firmas para los otros cinco referéndums: el Concordato; los delitos sindicales y de opinión pública del código penal, con la adhesión ya deliberada de la Uil(3bis); la ordenación judiciaria y el código penal militar con el apoyo de la revista "ABC"; y la de la ley "Reale(4bis)" relacionada con el orden público (13) que había sido anteriormente aprobada.
La segunda fase de la campaña en las intenciones de los radicales, debía servir para completar el logro de la movilización popular en pro del aborto y aprovechar el éxito que las izquierdas habían obtenido el 15 de junio en las elecciones regionales. "Para influir en el cambio hacia la izquierda" indicaba un documento de la secretaría del Pr "y permitir la aceleración, las fuerzas alternativas no pueden contentarse con ejercer presión exterior en las fuerzas parlamentarias, sino que deben construir e imponer al país nuevos frentes políticos de lucha capaces de involucrar a todas las fuerzas políticas. La confrontación con la Dc hay que plantearla buscándole su talón de Aquiles para ver si entra aún más en crisis su política de alianzas". (14)
Sin embargo, a pesar del cambio hacia la izquierda, el clima que se había creado consiguientemente, el logro del nivel de firmas necesario no se alcanzó, puesto que faltaba el apoyo de un importante órgano de prensa y no se había producido en absoluto la activa movilización de los grupos extraparlamentarios a los que los radicales habían dirigido un llamamiento en particular junto al dirigido a los militantes del Psi. El desentendimiento de los grupos de la nueva izquierda marxista, con la única excepción parcial de Vanguardia Obrera, fue objeto de polémica (15) con la que los radicales tendían a poner de manifiesto la contradicción entre las declaraciones de la llamada oposición "de clase" y los comportamientos "sectarios y antiunitarios" de las mismas fuerzas mientras que se trataba de comprometerse con proyectos políticos concretos de enfrentamiento con el régimen.
En el congreso de Florencia de noviembre 1975 el Partido radical llegaba tras una época en la que, junto con las acciones específicas, podía registrar el primer éxito importante a nivel institucional conseguido directamente en el país con el logro de las condiciones necesarias para poner en movimiento el mecanismo referendario sobre el aborto. Incluso el Partido como organismo había crecido: se habían constituido a principios de año algunos partidos regionales en Lombardía, Piamonte, Véneto, Emilia y Lacio capaces de contar con una propia vida autónoma del centro romano; los inscritos efectivos superaban los tres mil; las presencias en el congreso, señal de un interés activo ascendían a 2670 de las cuales dos tercios eran observadores y sostenedores; (16) el balance anual alcanzaba los 187 millones de salidas y 160 millones de entradas de los cuales 60 millones procedían del Psi para la campaña en pro del aborto y referéndum. (17) Es más, el congreso se celebraba con la participación de un cierto número de e
xponentes políticos, sobre todo del Psi, (18) y con una considerable interés de la opinión pública con respecto a la nueva fuerza que había logrado alcanzar algunos limitados no por ello menos significativos objetivos con su acción y sus métodos de minoría activa.
Los trabajos del congreso resaltaban por primera vez la existencia de un amplio cuerpo político como resultado de al acumulación de un patrimonio de luchas sobre las que las del 1975 habían sido sólo el último capítulo. El debate se desarrollaba a partir de tres temas: la relación entre cada una da las luchas y su conjunto en un nuevo organismo político; la cuestión "socialista" y las relaciones con el Psi; la formulación de un proyecto global para proponérselo a la izquierda para una legislatura.
A todos quedaba claro que tras el deshielo del sistema político de 1974 (referéndum) y del 1975 (elecciones regionales), las luchas radicales en pro de los derechos civiles debían hallar un punto de aplicación y de integración en las alineaciones políticas y que - con una expresión usada en el congreso - el tiempo del bandolero radical y de la guerrilla se encamina hacia el ocaso en el momento en el que se empiezan a mover los grandes ejércitos regulares determinando las nuevas estrategias de la izquierda: "la aceleración de la crisis económica, política, institucional del régimen" según rezaba en la moción conclusiva "plantea a la izquierda responsabilidades que no se pueden ni eludir ni postergar. No se puede realizar un programa de reformas dejando la gestión en manos de la DC y de las fuerzas que son responsables de la crisis." (19) La ausencia de un "gran elemento socialista y libertario en el ámbito de la izquierda italiana" era considerado con preocupación y alarma, y por consiguiente se indicaban com
o temas centrales de la estrategia radical, junto con el programa de luchas, "el refuerzo, la renovación y la refundación" para garantizar que toda la izquierda italiana se consolidase "con contenidos no autoritarios, no centralistas, sino democráticos, libertarios y de autogestión". (20)
Al Psi, considerado como principal interlocutor de los radicales, se le solicitaba "que trabajase arduamente en la preparación y en la presentación al electorado y al país de una programa de gobierno de legislatura" como inicio de un programa común de izquierdas; por consiguiente se formulaba la solicitud de una relación federativa entre el Psi y el Pr que mantuviese las respectivas autonomías, las potencialidades y las experiencias de ambas fuerzas. Contextualmente, para subrayar la intención de colaborar con toda la izquierda, el congreso deliberaba proponer un pacto de consulta con los grupos extraparlamentarios del Pdup, Ao y Lc, y declaraba igualmente la voluntad de realizar una "confrontación franca y leal con el Pci". Por último, el congreso establecía que la base del diálogo con estas fuerzas y la propuesta de fondo al país en el que se compendiaban años de trabajo político, debía ser un gran proyecto constitucional compuesto por propuestas de ley de iniciativa popular y por referéndums abolitivos a
partir de los cuales recoger un millón de firmas para la "aplicación de la Constitución republicana en todo campo de la vida política, civil y social" para no perder otra ocasión histórica, tras la de la post guerra, de "interrumpir la continuidad con las estructuras y las leyes del Estado fascista que este régimen ha logrado garantizar". (21)
Tras el congreso, dichas exigencias, que desde hacía bastante tiempo los radicales sentían las ganas de llevar a cabo, un proyecto concreto global de la política de los derechos civiles cobraba forma con la redacción de una "Carta de las libertades". Al igual que en Francia, en donde las tres fuerzas del programa común de la izquierda (socialistas, comunistas y radicales de izquierdas) habían formulado capítulos institucionales de sus plataformas, en Italia los radicales proponían a la izquierda y al país un proyecto de ley ordinario sobre los derechos y las libertades de los ciudadanos junto a una propuesta de ley de revisión constitucional del artículo 7 de la Constitución sobre las relaciones entre Estado e Iglesia.
En la Carta de las libertades se analizaban múltiples problemáticas institucionales, proponiendo, junto a la abolición de una serie de leyes en vigor, nuevos principios y leyes, a saber: sobre los "poderes del Estado y las libertades del ciudadano" (responsabilidad de los parlamentarios, administración pública, justicia, seguridad pública y fuerzas armadas); sobre los "derechos del ciudadano en particular y como miembro de las comunidades voluntarias" (libertad personal, sindical y política, información, expresión y comunicación, asociaciones culturales, prensa); sobre los "derechos de los ciudadanos que se hallan en condiciones particulares de desigualdad o de marginación" (menores, mujeres, enfermos, ancianos, minorías sexuales y étnicas, exiliados y apátridas, gitanos, minusválidos y drogadictos); sobre "los derechos del ciudadano como miembro de comunidades voluntarias" (religión, partidos y sindicatos); sobre los "objetores de conciencia". (22). Dicho proyecto, que en el momento de su presentación en fe
brero de 1976 no tenía todavía características definitivas, era el intento de dar una base institucional de amplio alcance a la contribución más original que los radicales habían dado a la izquierda italiana en más de una década de intervenciones específicas. En la raíz se hallaba también la cuestión política, que progresivamente iban consolidando los radicales, es decir, que no podía existir una auténtica política innovadora sin los derechos civiles, y que estos afectaban a todo programa de innovación sustancial de la izquierda; "ningún programa de reformas económicas y sociales de los que se entreven las características concretas en general en la formulación de los planos, puede realizarse si no se tiene en cuanta un proyecto de libertades democráticas encuadradas en una visión socialista de las relaciones sociales". (23) Esto era lo que escribían los radicales en marzo de 1976 cuando tenían que haber empezado la recogida de ese millón de firmas necesarias para hacer de la "Carta" un gran proyecto popular
y para afianzar la acción de maduración política del país: pero la situación general evolucionaba rápidamente hacia nuevas elecciones, se disolvieron anticipadamente las cortes, por segunda vez en la historia de la Italia republicana.
3. "Con las elecciones el 20 de junio de 1976, los radicales en el Parlamento".
A finales de abril de 1976, se disolvieron las Cortes y se celebraron elecciones generales. Había influido decisivamente la voluntad de la mayoría de las fuerzas políticas de no celebrar el referéndum sobre el aborto solicitado bajo presentación de las firmas necesarias al año anterior: de manera que un voto conjunto Dc-Msi sobre la ley en discusión en la Cámara brindó el pretexto para acelerar la decisión de poner punto final a la sexta legislatura. Los radicales habían sido los únicos que desearon una disolución anticipada, sosteniendo que la composición del Parlamento no correspondía a la relación real entre las fuerzas políticas tras el referéndum del 12 de mayo de 1974 y las regionales del 15 de junio de 1975. Así pues, una vez convocados los mítines, el Pr se apresuró a afrontar por vez primera una prueba electoral general, siguiendo las deliberaciones del XV congreso del partido que se había pronunciado a favor de la preparación de listas para la Cámara y el Senado en todo el territorio nacional.
La voluntad de estar presentes en primera persona incluso en fase electoral, interrumpía una línea seguida durante más de una década. Durante todos esos años, los nuevos radicales o se habían abstenido de participar, con distintas formas de oposición ideológica a las citas electorales consideradas irrespetuosas del juego democrático (generales de 1968, municipales de 1971, generales de 1972) o habían apoyado a otros partidos de la izquierda (generales de 1963, cuando se aconsejaron todas las fuerzas de la izquierda; las regionales de 1970: voto al Psi con acuerdo; regionales de 1975: apoyo externo al Psi, al republicano Franco De Cataldo en Roma y a Vanguardia Obrera). En realidad, la decisión de 1976 de confrontarse directamente con el electorado hallaba sus raíces en la certeza del grupo de haber alcanzado suficiente fuerza y audiencia en el país como para poder correr el riesgo de presentarse a una prueba realmente difícil para las nuevas fuerzas, obstaculizadas a parte de los motivos de tradición, por la
s escasez de acceso a la televisión estatal.
Los radicales, al intervenir en el escenario electoral se hallaban ante las siguientes alternativas: presentarse directamente con listas propias o presentarse junto a los socialistas a partir de un acuerdo político. Esta segunda opción era la consecuencia obvia de la actividad de carácter general y sobre todo de la política de proximidad que se había ido desarrollando en la última época: en un primer momento, la colaboración en el referéndum sobre el aborto, posteriormente la propuesta de relación federativa suscitada en el congreso de noviembre de 1975, posteriormente el proyecto de aplicación constitucional a través de la "carta de las libertades" presentada en los pre-congresos socialistas entre finales de 1975 y principios de 1976.
En el congreso nacional del Psi de marzo de 1976, la secretaría radical mandó un cordial saludo: "la esperanza de que la alternativa se haga realidad se basa fundamentalmente en el deseo de que la fuerza socialista y libertaria vuelva a desempeñar un papel determinante en la izquierda italiana, en la construcción de su unidad, en sus decisiones políticas y en sus programas de gobierno .... Nos hallamos ante dos opciones: el socialismo burocrático, autoritario, necesariamente represivo, y el socialismo libertario y autogestionario... No en vano la polémica de gran parte de la prensa del régimen está dirigida a vosotros socialistas y a nosotros... Os rogamos acojáis la contribución de nuestras propuestas de iniciativa común,. Nosotros esperamos lograr una estrecha colaboración e integración de los socialistas y los radicales". (24) Además, Pannella, desde su postura externa formal cuando no sustancial al Pr, estaba intentando desempeñar un papel independiente como catalizador de una zona libertaria y por ello
había solicitado la inscripción al Psi, y la obtuvo a principios de 1976 entre controvertidas reacciones sobre su papel real en las distintas organizaciones ("Ahora que el Psi, unánime, se pronuncia en pro de la alternativa que desde 1960 es el objetivo explícito por el que me he movilizado siempre, es natural que este sea mi lugar"). (25)
Sin embargo, el acuerdo electoral no llegó a buen puerto, a pesar de que, desde el congreso socialista hubiese surgido una línea de aperturas con respecto a los radicales, y a pesar de las intenciones de algunos exponentes socialistas y los llamamientos de Pannella dirigidos al Psi y al Pr desde su posición autónoma. La no estipulación del acuerdo se debía sobre todo a la voluntad de los radicales de basarlo en cuestiones políticas específicas y en particular en el proyecto de aplicación constitucional: una intención que chocaba con la visión electoral del Psi. (26) Ni, sucesivamente, los grupos de la nueva izquierda marxista que se apresuraban a presentar el cártel de "Democracia Proletaria" (Pdup, Ao, y posteriormente Lc, Mls, y otros menores) aceptaban la propuesta radical de llevar a cabo una cuerdo técnico de hacer confluir todos los votos de los electorados respectivos en dos circunscripciones con respecto a una única lista, para garantizar que no se dispersasen los votos. De esta manera, tras el fraca
so de las distintas propuestas de acuerdo, los radicales se presentaron solos: la rosa en el puño, el nuevo símbolo del Pr que sustituyó en 1975 el gorro frigio, estaba presente en todas las circunscripciones de la Cámara salvo en el Friuli, y en casi todas las regiones para los senadores. (27)
Preparándose para presentarse a las elecciones, los radicales planteaban, una vez más, la cuestión de la información. El acceso al medio público había sido desde siempre considerado como el presupuesto esencial de la posibilidad de los ciudadanos de dar su opinión sobre los temas y las luchas radicales. No podía existir un auténtico juego democrático, según los radicales, si los ciudadanos no estaban al corriente de las posturas y de las propuestas de todas las fuerzas políticas, y por lo tanto también las de las minorías, a través del instrumento principal de comunicación de la sociedad moderna de masas.
La Rai-Tv y su utilización por parte de las fuerzas políticas y del gobierno había sido desde principios de los años sesenta el objetivo de las acciones radicales que habían logrado un éxito momentáneo en 1974 con el dramático ayuno de dicho verano. Y si, por lo general, no se podía concebir una democracia sin información, en particular no podían considerarse regulares las elecciones que se llevaban a cabo sin que los participantes pudiesen hablarle al país. La restricción del acceso a la televisión a las minorías no representadas en el Parlamento había sido precisamente el motivo de la no participación radical en las elecciones anteriores; y por lo tanto, en dicho año, había que afrontar el problema de nuevo, y con la necesaria carga dramática.
Una vez más, para conquistar el derecho a una información ecuánime para con las minorías en general, y al movimiento de los derechos civiles y al Partido Radical en particular, un grupo de radicales recurrió al instrumento del ayuno, en un principio colectivo y posteriormente individual por parte de Pannella que lo llevó a cabo bajo forma de huelga de hambre total pues ni comió ni ingirió ningún tipo de bebidas calóricas durante una semana del 25 de abril al 3 de mayo. "No ayunamos para protestar" sostenía el líder "o para sufrir, sino para lograr un objetivo. En general, el objetivo es inherente a la moralidad de los demás y no a la nuestra... No intentamos hacer aceptar nuestros principios ni nuestros planteamientos, exigimos lo mínimo, ... es decir que se respete la legalidad, la reintegración de las reglas violadas de la democracia. Es la única respuesta que podemos dar, más allá de la destrucción, a una ciudad que traiciona su propias leyes". (28) En ese caso, la traición de la democracia concierne no s
ólo los derechos políticos de las minorías sino "el derecho de la totalidad de los ciudadanos de conocer para escoger y deliberar" es decir "el fundamento mismo del sufragio universal, del poder del pueblo, de la democracia política, del pacto social". (219) La nueva dramática desobediencia civil acabó por surgir el efecto deseado. De manera que Pannella y los radicales lograron un reconocimiento parcial del derecho de acceso: en un primer momento con una transmisión dedicada al aborto y a los derechos civiles antes de que se abriese la campaña electoral; y posteriormente con la participación en las tribunas electorales. Para obtener dichas tribunas tuvieron que llevar a cabo otra huelga de hambre cuyo objetivo era lograr tiempos iguales para todos y no tiempos proporcionales a la dimensión de los representantes en el parlamento.
El mensaje político-electoral de los radicales, caracterizado por el tono relajado y por el lenguaje directo y desmitificador, que por vez primera se presentaba ante el amplio público en la pequeña pantalla, se basaba en algunos principios. En primer lugar se trataba toda la temática de los derechos civiles, poniendo de manifiesto como las luchas que se habían llevado a cabo por una minoría habían tenido en todo momento el carácter de luchas mayoritarias. Posteriormente, la alternativa deseada no concernía simplemente la posible alineación política de las izquierdas, sino la contraposición al régimen democristiano en términos de valores: "un régimen que ha llevado al país al borde de la bancarrota y del desastre moral, político, institucional así como económico y social". (30) Por lo tanto se insistía en la recapitulación de las fuerzas de la izquierda histórica para intentar a toda costa llevar a cabo acuerdos con la Dc: el Pci a través del compromiso histórico, y el Psi con sus continuas incertidumbres y s
u servilismo. Por último, cuajaba la idea de que era todo un estímulo el hecho de que un pequeño grupo de radicales pudiese desempeñar un cierto papel en el parlamento en beneficio de toda la izquierda, débil de su misma "grandeza" e incapaz de aprovecharla totalmente, es decir de colocar directamente la candidatura al poder.
El resultado de las listas radicales, que obtuvieron 394.439 votos en todo el territorio nacional (el 1,1 por ciento de los votos) y cuatro diputados electos a la Cámara (véase segunda parte del volumen), adquiría una relevancia particular. El éxito de la nueva formación no estribaba en la dimensión limitada del voto popular, sino en el hecho de que por vez primera desde 1948 una fuerza no parlamentaria y no nacida de escisiones, superase el umbral necesario para lograr una representación parlamentaria (cociente entero en un colegio para la Cámara y trescientos mil votos en todo el país). El resultado así pues, a pesar de ser bastante modesto en términos absolutos, poseía un significado cualitativo en lo que se refería a la relación entre movimiento e instituciones, y en demostrar la permeabilidad del sistema político, una vez verificadas determinadas condiciones, la primera de todas la de una información ecuánime.
Había contribuido la obtención del pequeño - aunque no por ello marginal - consenso electoral, en un sistema que medía los traslados en el orden de cualquier unidad en porcentaje, una serie compleja de razones, algunas de las cuales momentáneas y recientes y otras lejanas y profundas. Los contenidos de la política radical habían tenido un peso determinante en un momento en el que la orientación general del país se dirigía hacia el cambio y la renovación en vez de la conservación. Desde luego, dicho voto limitado era parte del viraje general hacia la izquierda registrado desde 1974 en adelante y confirmado por los mismos resultados globales del 20 de junio. Pero, junto a este cuadro global (viraje a la izquierda, movilidad electoral, petición de cambio con respecto al status quo), existían además razones estrechamente vinculadas al modo de presentarse de los radicales al electorado y a la función desempeñada en tiempos recientes y lejanos.
Una razón inmediata radicaba en el tono de la campaña electoral, obviamente entrecruzada con los contenidos que constituían las premisas. Ante el lenguaje estereotipado y uniforme de la clase política y su marco de referencia incluso verbal, la campaña radical había sido una campaña que había sabido hablarle a la gente independientemente de toda convención politiquera: ello había surgido efecto y se había granjeado parte del país fuertemente crítica para con la sociedad política.
En este ámbito, el espacio otorgado a las mujeres y a sus problemas a lo largo de la campaña electoral había pesado en lo que a votos se refiere. Las listas compuestas la mitad por mujeres, a las que se les reservaba puestos de cabeza de lista en todas las circunscripciones, junto a las temáticas de liberación de la mujer y del aborto, llegadas a la prensa gracias a las luchas radicales, probablemente habían hecho llegar a la "rosa en el puño", en medida superior a la esperada, no tanto los consensos de las vanguardias politizadas del feminismo organizado, sino las simpatías electorales de esa difundida sensibilidad femenina y feminista surgida en las últimas épocas.
Junto a ello, otro motivo que había influenciado probablemente los resultados electorales radicaba en la personalización de la imagen radical: en menor medida en las dos mujeres: Adele Faccio y Emma Bonino, que habían desempeñado un papel central en la cuestión de las clínicas para abortos y en su publicación a lo largo de 1975, y en medida mucho más relevante en Marco Pannella que con sus apariciones televisivas reforzaba el papel de jefe carismático.
Es del dominio público el peso que en las modernas elecciones confiadas a los medios de comunicación asumen las personalidades o los personajes (independientemente de su papel real), y la atracción emotiva que ejercen puesto que personifican, unifican y simbolizan una determinada imagen política, y por lo tanto hacen que pase a ser directa e inmediatamente comprensible más allá de toda mediación programática y escrita. La dos mujeres, cabezas de lista en Roma y en Milán, habían aparecido fotografiadas en las páginas de todos los periódicos: Bonino se había convertido en la imagen del feminismo combativo y algunos sondeos promovidos por las revistas semanales la colocaban en la lista de los quince "hombres políticos italianos más simpáticos y que merecen más confianza", (31) con el efecto de contribuir de esta manera a construir y difundir la imagen de personajes populares.
Pannella, por el contrario, se presentaba no sólo con la imagen del hombre público ampliamente conocido gracias a los medios de comunicación de masas sino también con las sustancia de un amplio y largo patrimonio de luchas políticas, reforzadas por eficaces apariciones televisivas. Podía ser captado como figura de un líder que en medida mucho mayor que cualquier otro líder italiano manifestaba globalmente los contenidos, el estilo y la sustancia de una fuerza nueva, pujante y dinámica. El Partido Radical se identificaba en el "partido Pannella": y ello no sin las consiguientes atracciones y apoyos que llovían en un país en la que la realidad y la imagen de los partidos correspondía a la de las luchas internas, la desavenencia y la fragmentación.
Una última razón, menos visible porque era la más lejana pero tal vez la más influyente, estaba relacionada con la acumulación del patrimonio de acciones por los derechos civiles. Durante más de una década habían estado relacionadas con muchos grupos, aunque no muy amplios, de ciudadanos, de manera que se había configurado una red relativamente difundida en todo el país de gente implicada ya desde el divorcio; una red que permitía en 1976 recoger los frutos de muchas épocas de trabajo político. Desde luego, cada una de las batallas no habían dado lugar a asentamientos sociales como los de los partidos y sindicatos tradicionales, debido a la manera en la que se habían desarrollado los nuevos movimientos de movilización, pero habían creado el presupuesto de conocer a los radicales. Y cuando ello se pudo presentar bajo forma de opción abierta a todo el electorado, y no sólo a áreas restringidas de participantes en intervenciones específicas, la difundida simpatía política acumulada con el tiempo se pudo transfo
rmar en específica aprobación con el voto.
"Notas"
1. "Aborto: nosotros somos todos culpables", "Liberazione", 16 de septiembre de 1973.
2 Declaración de la senadora Carmen Zanti Tondi, vice presidenta de la comisión de sanidad, a la agencia Asca, citada en "Contra el aborto de clase", elaborado por Maria Adele Teodori, Savelli, Roma, 1975, p. 20.
3 "Contra el aborto de clase", "cit." p. 21.
4 "Los italianos y el aborto", »Panorama , 8 de julio de 1974.
5 »Noticias Radicales , ciclostilado, 2 de enero de 1975.
6 "Moción del XIV Congreso nacional del Pr", Milán, noviembre de 1974, en "Las luchas radicales a través de los documentos congresales y el Estado", elaborado por el Pr, Roma, 1976, III edic., p. 40.
7 "Declaración de la secretaría del Pr", en »Noticias Radicales , ciclostilado, 13 de mayo de 1975; posteriormente en »Noticias Radicales , impreso, nº. 625, 18 de enero de 1975.
8 "200 médicos contra la ley criminal", en »Noticias Radicales , impreso, nº. 625, 18 de enero de 1975.
9 Las actas del convenio en "Contra el aborto de clase", cit.
10 "Contra la droga del régimen", »Noticias Radicales , impreso, nº. 37, 18 julio de 1975.
11 "Primera victoria sobre la droga", »Noticias Radicales , impreso, nº. 151-2-3-4-5, 28 de noviembre de 1975.
12 "Mayores de dieciocho años, derecho de familia: dos batallas vencidas", »Noticias Radicales , impreso, nº. 34, 26 de mayo de 1975.
13 "Circular ciclostilada de la secretaría nacional del Pr", junio de 1975.
14 "Ibídem."
15 "Extraparlamentarios: los compañeros no tienen tiempo", »Noticias Radicales , impreso nº. 37, 18 de julio de 1975.
16 Cfr. »Noticias Radicales , impreso nº. 46, 16 de noviembre de 1975.
17 cfr. »Noticias Radicales , impreso nº. 45, 1 de noviembre de 1975.
18 Intervención en el Congreso de Florencia de noviembre de 1975 los parlamentarios socialistas Michele Achilli, Luigi Mariotti, Tristano Codignola, Loris Fortuna, Mario Artali e Luigi Bertoldi.
19 Moción conclusiva del XV congreso del Pr, Florencia, noviembre de 1975, en "Las luchas radicales a través de ..., op. cit.", p. 42.
20 "Ibídem", p. 43.
21 "Ibídem", p. 44.
22 "Carta de las libertades, proyecto de ley de iniciativa popular para la aplicación de las libertades y garantías constitucionales" elaborado por el Pr, Roma, 1976. Colaboradores en la redacción del texto: Giuseppe Caputo, Pasquale Curatola, Ernesto Bettinelli, Federico Mancini, Gino Giugni, Gianfranco Amendola, Giuseppe Ramadori, Ferdinando Landi, Mario Bessone, Mauro Mellini, Stefano Rodotá, Alberto Mittone, Angiolo Bandinelli, Giancarlo Arnao, Mld, Fuori, Loc.
23 "Un millón de firmas", »Noticias radicales , impreso, nº. 4, nueva serie, 3 de marzo de 1976.
24 "El saludo del Pr al 40· congreso del Psi", »Noticias Radicales , impreso, nº. 4, nueva serie, 3 de marzo de 1976.
25 "En el Psi para decir no", entrevista a M. Pannella, »Panorama , 11 de diciembre de 1975.
26 Gianfranco Spadaccia, "Radicales y socialistas", »Prueba radical , suplemento de »Noticias Radicales , 1 de junio de 1976.
27 Las listas radicales con el número completo de candidatos presentes en las 31 circunscripciones de la Cámara salvo Friuli (Udine, Belluno, Gorizia, Pordenone) en donde los radicales habían aconsejado votar al Psi por la presencia del cabeza de lista Loris Fortuna; y en todos los colegios regionales del senado salvo el trentino-Alto Adige, Molise, Basilicata y Cerdeña.
28 "La prueba radical", entrevista a Marco Pannella, »Prueba radical , suplemento de »Noticias Radicales , junio de 1976, pp. 12-15.
29 M. Pannella, "Se jugó la vida para vivir", »Noticias Radicales , impreso, nº. 6, 16 de abril de 1976.
30 "No desperdicies tu voto", opúsculo electoral del Pr, 1976.
31 Cfr. "Sondeo, Sobre todo cambiar", »Panorama , 23 de octubre de 1976; el mismo tipo de sondeo repetido meses más tarde en la revista semanal »Tempo illustrato , 14 de marzo de 1976.
N.d.T. (1bis) ABC: revista semanal popular, semi-pornográfica, que patrocinó la batalla del divorcio. No confundir con el periódico español "ABC" de tendencia diametralmente opuesta.
(2bis) FUORI: Frente unitario homosexual revolucionario italiano.
(3bis) UIL: Unión italiana del trabajo (en it. Unione italiana del lavoro). Sindicato socialista.
(4bis) Ley "Reale": ley antiterrorista.